Narra Daniel:
Por más cansado y dormido que estaba, cuando escuché el estruendo que realizó el cristal al caer contra el suelo, supe que había rato mucho más que eso.
La desilusión se abría paso en los ojos de Esmeray, quien en un simple parpadeo desapareció por la puerta, llevándose con ella una parte de mi.
Me apresuré al salir de la cama para intentar alcanzarla, pero los cristales clavándose en la planta de mis pies me detuvieron.
—Daniel, estas sangrando
Mencionó Amellie quien al parecer intentaba incorporarse de la cama para unirse a mi lado. Mis ojos que habían quedado perdidos en la puerta se desviaron hacia el suelo, en el cual se podía notar como la sangre comenzaba a cubrirlo poco a poco.
—Daniel quítate de ahí, me duele de solo verlo — agregó un tanto alterada.
—Este dolor no se compara en nada con el de mi corazón
Mi boca soltó aquellas palabras, en tanto mi cuerpo perdía la fuerza para mantenerlo en pie, y sin más me dejé caer, provocando que mis rodillas también se lastimaran.
—Todo esto es mi culpa
Agregué para cortar con el silencio sepulcral que se había formado en la habitación, mientras veía como mis lágrimas caían y tomaban contacto con la sangre sin poder mezclarse con éxito.
Y ahí en esa escena tan triste, pude ver ante mis ojos como se resumía mi vida, nuestra vida. La transparencia e inocencia de Esmeray, y mi deseo más pasional nunca iban a ser una buena combinación.
—Lo estás haciendo por ella, cuando le cuentes de seguro te escuchará y te entenderá, Esmeray es muy comprensiva
—Aún intento comprender lo que pasó anoche
—También yo
*Inicio del flashback*
*En llamada telefónica*
—Rubia lo estuve pensando y la verdad es que prefiero hacerlo solo
—Daniel, no voy a dejarte ir a ese lugar solo
—¿Lando que dirá de esto? — pregunté a lo ella hizo una breve pero notoria pausa.
—Lo mismo que Esmeray, un amigo me necesita y no voy a dejarte ir solo, es mi forma de devolver todo lo que me has dado
—No tienes que devolverme nada
—Lo sé, pero aun así no voy a dejarte solo, te espero afuera
*Fin de la llamada telefónica*
Corte el teléfono y sin dudarlo camine de forma silenciosa hacia la habitación en donde se estaba quedando Esmeray.
Recé para que la puerta hiciera el menor ruido, y desde el marco observé como dormía. Su respiración era calmada y sus facciones estaba relajadas, parecía que nada le preocupaba.
Luego de haberme quedado unos segundos, giré los pies sobre si mismos para comenzar la locura, pero no podía irme sin despedirme, más bien necesitaba despedirme.
Me acerqué lentamente hacia la cama, y con delicadeza apoyé mi mano sobre el colchón, el cual chilló haciéndome alarmar, aunque más alarmante fue el apretón de dedos que Esmeray realizó, uniendo los suyos con los míos.
Un pequeño sobresalto se generó en mí, haciendo que mis ojos se abrieran de la sorpresa, pero todo en mi se tranquilizó al notar de que ella aún seguía dormida, por lo que deposité un suave beso en su mejilla libre y con mucha paciencia liberé mi mano, esa que al parecer Esmeray se negaba a soltar.
Al salir del departamento todos los movimientos comenzaron a ser rápidos y bruscos, no había tiempo que perder, por lo que tomé mi auto y me dirigí hacia la casa de Lando, lugar donde Amellie me esperaba en forma encubierta.
—Al fin llegas me estaba entumeciendo toda — refunfuñó.
—Toda no, pues las piernas ya las tienes entumecidas
Bromeé a lo que Amellie se estalló en risas, ya que era un tanto común hacer ese tipo de chistes entre nosotros.
—Ya conduce quieres
El auto comenzó a moverse en dirección al bar, pero lo que avanzaba más rápido que el coche eran los nervios que ambos sentíamos, y que al parecer decidimos canalizarlos con más chistes tontos.
—Daniel podrías ir más rápido, a esta velocidad hasta un Hass te ganaría
—Lo siento, necesito que lleguemos íntegros sin morir en el intento, sino nuestras parejas nos van a matar
—Si estamos muertos no creo que sea posible que nos maten .... ¿A caso dijiste nuestras parejas?
—Ay sabía que no lo ibas a pasar por alto, perdón fue mi inconsciente hablando
—Pronto se va a dar el momento, mira todo lo que estás haciendo por ella, cualquier mujer mataría por tener a alguien como tú a su lado
— O a un Lando — agregué, haciendole recordar todo lo que él había hecho por ella.
—O a mi Lunarcitos, de verdad si esto sale bien, prométeme que va a quedar entre nosotros
—Lo prometo
Una simple mirada en la oscuridad bastó para sellar el pacto de hermandad, para luego adentrarnos a una aventura desconocida.
—Creo que hemos llegado
—"La perla" - esbozó Amellie- vaya nombre ¿Seguro nunca viniste aquí?
—Nunca lo hice
—¿Por qué?
—¿Tu conoces a los Bianchi? — ella asintió— bueno digamos que este es el lado oscuro de la familia, y nunca nadie quiere conocer ese lado
—Supongo que no, pero hay veces que no te queda otra opción
—Como a nosotros ahora
Ingresamos a paso lento, y digo lento ya que a Amellie se le estaba dificultando avanzar con sus muletas, debido a que las mismas parecían frenarse con la alfombra roja que nos guiaba hasta la gran puerta.
—¿Estas lista?
—Claro que lo estoy
Pero a decir verdad ninguno de los dos estaba listo para enfrentar todo lo que había del otro lado de la puerta.
La música parecía estar elevada a niveles exorbitantes, pero más exorbitantes eran la cantidad de mujeres que había en el lugar. Algunas semi desnudas, otras con ropa y peinados extravagantes, que sin dudas llamaban la atención de todos los hombres.
Todas bailaban de forma sensual, de manera tal que te invitaban o más bien te terminaban enredando en su juego, pero yo no podía dejarme vencer, tenía un objetivo, encontrar a Cornelius. Pero lo que no sabía era que en el proceso mi atención se iba a desviar.
Una mujer morena me observaba con ojos penetrantes que juré que me atravesarían, sino fuera porque la figura de Amellie se interpuso en medio de nuestro contacto visual.
—Por dios Daniel ¿Qué es este lugar? Las mujeres te están desnudando con solo una mirada
—Lo sé — dije atontado mirando la figura de esa chica.
—¿Cómo que lo sabes? Quieres reaccionar por favor — agregó mientras me daba una palmada en mi cabeza.
—Ey! ¡Eso dolió!
—Más te va a doler la patada que te va a pegar Esmeray si se entera que viniste a enfrentar a ese tal Cornelius sin ella
—¿Y que se supone que va a decir Lando cuando...
Traté de hablar, pero la voz de una mujer nos interrumpió haciendo que toda nuestra atención se centrara en ella.
—Hola bombón, te interesaría invitarme una copa a cambio de...
—Lo siento, no estoy interesado, tengo esposa— mentí.
—Mucha esposa, pero poco anillo — agregó observándome de arriba abajo haciéndome sentir incómodo — No soy celosa cariño...
—Pero yo sí, soy su esposa mucho gusto - agregó Amellie uniéndose a la conversación siguiéndome la mentira.
—Pero que tenemos aquí — dijo la mujer rodeando a Amellie — sangre latina, me gusta, sin dudas podrías unirte a nosotros
—No quiero ser grosero, pero no estamos interesados en ningún tipo de... servicio
—¿Y se puede saber que hacen aquí?
—Buscamos a Cornelius Bianchi ¿Sabes dónde está?
—Ja! Suerte con eso chicos, por cierto, la casa invita
Agregó dándonos un vaso de bebidas blanca a cada uno, para luego retirarse, haciendo que la tensión que sentía en ese momento se disipara, aunque Amellie prefirió adelantarse y hacer que el alcohol hiciera ese tipo de efecto.
—Amellie, estas loca ¿Cómo vas a tomarte el trago de un sorbo?
— En primer lugar, es la primera vez que me ofrecen hacer un trío, y en segundo comparado de dónde vengo, para mí esto es agua pura, pero de mejor calidad
—Oh por dios, ahora me va a costar el doble que te muevas, vamos hacia allá — dije señalando el lugar oscuro a donde había visto asomarse a esa mujer.
— ¿Porque allí?
—Solo camina quieres
Continuamos a paso lento, avanzando hacia aquella puerta que se encontraba en un pequeño recoveco. Amellie iba delante mío, mientras que yo la cuidaba por detrás, ya que las personas del lugar no medían movimiento alguno. Y después de un gran esfuerzo llegamos a aquella puerta escondida, sin esperar que la misma se abriría ante nosotros.
—¡Te dije que te largues!
Gritó aquella muchacha ojos color negro, al mismo tiempo que empujaba a un hombre, el cual intentaba acomodarse su ropa con algo de furia.
— ¡Devuélveme el dinero zorra! — gritó, provocando que mi cuerpo se tensara al escuchar dichas palabras.
— Hey! Te dijo que te largues
Gritó Amellie con fuerza, al mismo tiempo que lo empujaba con su muleta, logrando lo separar de aquella chica.
—Que seas la protegida de Cornelius no significa que siempre te vas a salvar, algún día vas a ser mía
Habló aquel sujeto, al mismo tiempo que se volvía a acercar para escupir dichas palabras asquerosas tomándola de la barbilla, obligándola a que ella lo mirara de forma inexpresiva como si estuviera acostumbrada a ese tipo de trato.
—¿A caso no escuchaste? LARGATE!
—Vaya pero que tenemos aquí, Daniel Ricciardo, siempre supe que te conocería en un nido de gatos como este
Agregó en tono de burla, lo que provocó que mis puños se apretaran preparándose para darle una golpiza. Pero la muchacha fue más rápida y se interpuso entre nosotros, obligándolo a irse de forma definitiva.
—Si Cornelius se entera de esto sos hombre muerto, así que largo! —esbozó.
Un gran nudo se formó en mi garganta al escuchar la frialdad de sus palabras, y al mismo tiempo la liviandad con la que hablaba, lo que provocó que me costará tragar saliva y buscar de forma inmediata los ojos de Amellie, los cuales reflejaban el miedo que yo mismo estaba sintiendo.
—Ustedes no deberían estar aquí, es mejor que se vayan
— ¿Estas bien? ¿Te hizo daño? — preguntó Amellie preocupada al ver que la chica actuaba como si nada hubiese pasado.
—Si, gracias por preocuparse, pero estoy acostumbrada, ahora lárguense antes de que...
—¿Antes de qué...?
Una voz varonil y rasposa por el tabaco se abrió paso detrás de nosotros obligándonos a girar, para así poder observar su porte. Un chico de ojos claros, alto y robusto se encontraba justo detrás de nosotros, con la mirada fría y calculadora nos observó de arriba hacia abajo para luego dirigirse a la muchacha, quien intentaba ocultarse detrás de la puerta.
—¿Qué tanto hablaste con ellos?
Y al ver que la morena no contestaba, un solo golpe seco a la puerta bastó para que sus palabras temblorosas salieran de su boca.
—Nada yo.... yo
—Ella no tiene la culpa, fuimos nosotros que nos equivocamos de lugar, simplemente intentaba ayudarnos
Soltó Amellie, provocando que la mirada del matón se dirigiera hacia ella. Pero tan solo fueron unos cuantos segundos cuando su atención regresó al objetivo principal.
—¿A caso no sabes que tienes un numérito que hacer? Ya cámbiate, y ustedes será mejor que busquen la salida
—¡No! No nos iremos sin antes hablar con Cornelius Bianchi
— Al fin hablas Ricciardo, pensé que te habían comido la lengua los ratones, así así es a él quien buscan
Ambos asentimos bajo su atenta mirada, la cual provocaba que el miedo que sentíamos se elevara a otros niveles. La palabra síganme salió de su boca de forma rápida y cortante, al igual que la mirada que intercambié con la morena justo antes de que ella cerrará la puerta en frente nuestro.
Avanzamos por varios pasillos, los cuales a diferencia de los anteriores se encontraban mucho más vacíos, y a medida que nos alejábamos del caos, la música se disipaba, pero el miedo y el estado de alerta seguían intactos.
Una pesada y gran puerta se presentó por segunda vez en la noche ante nosotros, ocultando lo desconocido, provocando que mi corazón volviera a latir con más fuerza.
—Sus deseos son órdenes
La misma se abrió y con ella salió una gran cantidad de humo que de forma inmediata, atravesó mis fosas nasales obligándonos a toser debido al rechazo que el mismo generaba en nuestro cuerpo.
La antigua habitación parecía vacía a simple vista, pero una voz ronca interrumpió el silencio que en ella se había formado, para que el gran sillón que se encontraba detrás del escritorio girará, dejándonos de cara ante el mismísimo Cornelius Bianchi.
—Nunca pensé que iba a recibir a cualquier otro piloto antes que mi sobrino, supongo que él no está preparado para afrontar todo esto
Habló al mismo tiempo que se acomodaba para dar una calada al havanno, y luego largar el aire mientras se reflejaba en su rostro el disfrute, no sólo del mismo sino de toda la situación.
Mi pierna se comenzó a mover de forma impaciente a medida que mis ojos observaban cada uno de sus movimientos, pero a diferencia de Amellie yo si sabía controlar mis instintos, esos que ellos mismos estaban obligándonos a sacar a flote.
—¿Quién es Luna? ¿A caso es ella?
Habló con rapidez, al mismo tiempo que le enseñaba una foto de Esmeray en su celular, lo que generó que mi cuerpo se girara en su dirección observándola con los ojos demasiado abiertos.
Su mano temblorosa parecía no querer quedarse quieta, si no fuera porque el joven se lo arrebato de las manos entregándoselo y acercándoselo a Cornelius para que pudiera ver mejor.
—Amellie, deberías juntarte un poco más con mi sobrino, así le contagiarías un poco más de ese coraje que te caracteriza
Agregó haciendo mención una vez más a Charles, y dando énfasis en las diferencias que había entre él y su persona.
—¿Cómo sabe que me llamo Amellie?
—Yo conozco a todos los que entran a mi bar, pero debo decir que un gran amigo me habló mucho de ti... Conoces a Michael ¿Verdad?
Añadió en forma de burla provocando que Amellie se paralizara al escuchar su nombre, mientras que yo liberaba todo eso que tenía contenido.
—Basta ya de juegos y responde la maldita pregunta —escupí con rabia.
El más joven se acercó hacia mí para darme una paliza, pero una simple señal de Cornelius bastó para que él se detuviera.
—Alexander, hijo detente, si tanto quieren saber de la luna, pues será mejor que les mostremos
Ambos se miraron de forma cómplice y el tal Alexander que resultó ser su hijo nos obligó a avanzar saliendo de aquella habitación.
Viéndolo desde afuera nunca hubiera podido imaginar que este lugar tuviera tantos pasillos, y que al recorrerlos mi mente se perdía más y más, provocando que la misma no pudiera recordar el camino de regreso. Pero al parecer el mismo estaba a una puerta de distancia, cuando la misma se abrió y todos terminamos en la calle oscura.
—¿Dónde estamos? — pregunté con rapidez.
—Querían conocer la luna, pues aquí está, brillando como todas las noches, dándonos el mayor de los espectáculos
Agregó riéndose, a lo que Alexander se sumó aún sin saber a qué hacían referencia con exactitud las palabras de su padre, ya que las mismas a mi parecer tenían un mensaje oculto.
—Tiene que ser una broma — Habló Amellie después de un largo tiempo intentando conectar palabras.
—El punto es, que estaba va a ser la primera y última vez que ingresen a mi bar. Dejen de meterse en mis asuntos y olvídense de Luna... ella ya está muerta... y no, no soy un hombre al que le gustan hacer bromas
La puerta se cerró sin más, dejando allí dentro un montón de respuestas a todas las interrogantes que teníamos.
—Maldito idiota, todo fue en vano — habló Amellie arrastrando un poco las palabras, mientras parecía que perdía la fuerza para sostenerse.
Yo me adelanté y la sostuve evitando que cayera y se golpeara, mientras que mi mente acelerada buscaba lo positivo a todo lo que acababa de pasar.
—No todo fue en vano Ame
— Claro que sí, este cabrón dijo puras palabras, pero ninguna respuesta
—Tal vez sin querer se les escaparon algunas
—Creo que no debí tomar ese trago porque no entiendo nada de lo que estas hablando
—Una sola respuesta nos dijo, que Luna si existió y que definitivamente él tuvo que ver con su desaparición
— Cuando quieres eres inteligente castaño — dijo mientras se tambaleaba entre mis brazos, para luego devolver toda la comida que tenía en su estómago.
—Y vos muy floja, pequeña borracha
♡
Buenas ¿Cómo están?
Yo muy emocionada porque las historias de Daniel y de Charles se comenzaron a cruzar.
Ojalá hayan disfrutado de este capítulo como yo escribirlo.
Agradezco a todas las personas que me leen y me ayudan a seguir creciendo.
Nos vemos en el próximo capítulo.
PD: Por cierto, sino viste la historia de Charles, la podés encontrar en mi perfil, pronto publicaré el prólogo.
Gracias por leer.