Aquel día había dejado a Lucas con mis primos y había aprovechado para ir a comprarme algo de ropa.
Cuando llegué a casa coloqué las cosas y después de ducharme me vestí para salir con Sara.
Me puse un vestido corto y bajé para prepararme un sándwich.
Estaba terminando de hacérmelo cuando la puerta se abrió.
Vi a Gavi entrar por la puerta con el pelo revuelto y sudado y una camiseta de tirantes.
– Hey.– saludó dejando la bolsa y se acercó.– ¿Y Lucas?
– Está en casa de mi tía.
– ¿A dónde vas?– preguntó mirándome de arriba a abajo.
– Voy a salir con Sara.
– ¿Hoy? ¿Ahora?
– Sí, Pablo. Hoy. Ahora.
Le di una sonrisa y me acerqué a él para darle un beso en la comisura y después salir de casa.
Justo Sara llegó con el coche.
Me monté y me abroché el cinturón.
– Estoy sorprendida.– murmuró.
– ¿Por qué?
– Has salido de esa casa sin el vestido subido y con el pintalabios intacto.– dijo mirándome con una sonrisa.
Me reí y entonces llegamos a la discoteca.
Antes de nada le pregunté a mi tía qué tal estaba Lucas y me contestó diciéndome que estaba durmiendo con sus primos, así que me quedé más tranquila.
Me pedí un ron cola y después fui a la pista con Sara.
Estábamos bailando la mar de tranquilas cuando de repente me dijo que necesitaba ir al baño.
La acompañé y mientras ella entraba en el cubículo yo me miré en el espejo para ordenar un poco mi pelo.
Miré mi móvil y vi que tenía tres mensajes de Gavi.
Sonreí.
– Dios, necesitaba venir ya.– murmuró Sara saliendo y llegando hasta mí.
Me reí y entonces la vi abrir su bolso y empezar a buscar.
La vi sacar algo y entonces la miré.
– ¿Qué es eso?
– Es un porro, Ada.
– ¿Un qué?
– ¿Quieres?– dijo encendiéndolo.– Tranquila, solo voy a darle dos caladas y si tú no quieres lo tiro.
La miré fijamente.
Entonces se lo quité de las manos y le di una pequeña calada para después devolvérselo.
Con eso estaba segura de que iba a tener bastante.
Le dio la otra calada y tal y como me dijo, lo mojó y después lo tiró a la papelera.
Salimos para ir a por otra copa y después volvimos a la pista.
Llevaba un rato bailando y sentí como todo empezaba a darme vueltas.
Y de repente estaba de lo más contenta.
Y muy, pero que muy cachonda.
Me aparté de la pista y entonces busqué mi móvil.
Lo cogí y entonces lo llamé.
Lo cogió al primer tono.
– ¿Ada?
Joder. Era débil con su voz.
– Hola guapo.
– ¿Estás borracha?
– Puede.
– Voy para allá.– murmuró.
– No me cuelgues...
– Está bien, te pongo en altavoz.
Escuché ruidos desde la otra línea y me apoyé en una pared.
– Gavi, estoy muy cachonda.
– ¿Ada cuánto has bebido?
– No me cambies de tema, ¿sabes que me pones?
– Vaya, es bueno saberlo. ¿Dónde estás?
– No me acuerdo del nombre.
Le escuché soltar un suspiro y entonces intenté enfocar mi vista todo lo que pude en un pequeño letrero que había.
– Estoy en la discoteca "Night Club" creo.
– Vale. No te muevas de ahí.
– Vale papi.
– Ada...
Me eché a reír.
– ¿Por qué no me llamas "nena"? Me encanta cuando lo haces.
– ¿Te gusta huh?
Asentí sin saber que no podía verme.
– Nena, sal.
– Voy.
Estaba buscando a Sara y entonces vi que estaba bailando la mar de tranquila.
Se notaba que para ella dos caladas no eran nada.
Me despedí de ella y me dijo que cuando llegase a casa le avisara.
Acepté y después salí por la puerta tambaleándome un poco.
Vi a Gavi apoyado en su coche y casi me caigo de rodillas.
Llevaba un pantalón de chándal negro y una básica blanca.
Era lo más básico del mundo. Pero le quedaba bien. Como todo.
Me acerqué a él con una sonrisita y le di un abrazo.
Él me abrazó y acarició mi espalda suavemente.
– ¿Cuánto has bebido nena?
– Eh... dos. Pero le he dado una calada al porro de Sara y-
– ¿Que qué?
– ¿Eh?
– No vuelvas a hacer eso jamás.
– No voy tan mal, pero estoy cachonda.
Gavi me tapó la boca y le vi mirar a varias personas que nos miraban.
Después le pasé la lengua por todo el dorso de la mano.
– Joder Ada.
Apartó la mano y me llevó hasta el asiento del copiloto.
– Sé montarme sola. Y a ti también sé montarte.– dije viéndole abrocharme el cinturón.
– ¿Y si te callas?
– Acércate y cállame tú.
Le vi coger aire y después me miró fijamente.
Cerró la puerta y solté un suspiro.
Llegó hasta su asiento y tras abrocharse el cinturón arrancó para después salir de allí.
Estuve todo el camino mirándole. Admirando todo lo que tenía a la vista.
Vi que estábamos llegando a casa.
Miré que íbamos solos en carretera y entonces aproveché para desabrocharme el cinturón y sentarme encima.
Le vi dar un volantazo y acabamos en un descampado.
– Ada joder, nos podríamos haber matado.
– Ahá.– murmuré y fui hasta su cuello para besarlo.
Sentí sus manos apretar el volante y mordí su cuello.
Estaba resistiéndose.
– Ada, estás drogada, borracha y no creo que sea lo más coherente hacerlo así.
– Se me ha pasado casi todo.– respondí y entonces fui hasta su boca para reclamarla.
Correspondió mi beso y entonces agarré sus manos y las llevé hasta mi culo.
Entonces apretó este y sonreí.
Había ganado.
Gavi soltó un gruñido cuando le mordí el labio y entonces nos miramos a los ojos.
– Cuantos dedos ves.– dijo Gavi.
Le vi sacar tres dedos y sonreí.
– Son los tres que necesito que me metas, cariño.
– Joder.– murmuró y entonces atacó mis labios de nuevo.
Sus manos bajaron hasta mis muslos y sentí que el asiento se separaba un poco más del volante.
Sonreí y entonces bajé mis manos y las metí por dentro de su camiseta.
Le vi mirarme a los ojos y entonces supe que estaba perdida.
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Eh... que bueno todo.
Aviso: La muchacha ya es consciente de todo al 99,9%. Lo digo para que no me funéis al pobre Gavi por hacerlo mientras ella no es consciente ❤️