Pov. Yunho
Intentaba con todas mis fuerzas centrarme en los formularios, pero Jongho lo estaba haciendo todo demasiado complicado.
- ¿Que hay de este?- alcé la vista recorriendo desde el delgado marco de sus nuevos lentes de lectura, pasando por aquella camisa ajustada color azul cielo que parecía aferrarse a todos los lugares correctos, al igual que aquel pantalón que parecía ser algunas tallas más pequeñas que la suya, remarcando bastante bien uno de sus atributos más llamativos y del cual el estaba plenamente consiente, ya que no tardó en voltear enseñándome lo bien que parecía ajustarle aquella zona.
- Me parece perfecto- comenté viéndole fruncir el ceño.
- Eso has dicho de todos los demás.
- Es porque todos me parecen perfectos- aclaré- O tal vez solo seas tú quien hace que todo se vea bien.
- Como digas, ligón- mencionó de mala manera.
- Cualquiera creería que los alfas nacen siendo atrayentes de manera natural, pero eres el alfa más flojo y aburrido que he conocido.
- Ya te dije que me gusta lo que veo- me quité los lentes volviendo mi mirada en su dirección.
- Avísale a tu cara- se quejó- Creí que te había parecido lindo y por ello me querías como tu omega.
- Me pareces lindo, si- admití- Pero no fue esa la única razón que tuve para acercarme.
- ¿Porqué insistes en jugar a ser un alfa misterioso?- rodeó el escritorio sentándose sobre este justo frente a mi, sin importarle que tan importantes podrían ser los documentos que estaban sobre este.
- Un alfa misterioso para un omega misterioso- mencioné- Tendría que ser un idiota demasiado ciego para no notar lo hermoso que eres, pero si tuve mis razones para acercarme además de esa.
- No es que te falte demasiado- mencionó aturdido haciendo referencia a lo mal que parecía estar mi vista, quitándose mis lentes los cuales se había puesto con anterioridad en lugar de los suyos
- Quiero conocer esas razones.
- Prefiero guardarlas para mi.
- En realidad si sientes la necesidad de mencionarlo es porque esperas que te pregunte- respondió.
Me levanté de mi lugar intentando hacerle entender que no estaba cómodo y que debería continuar en lo que estaba para que yo continuara con lo mío, aunque lejos de entenderlo se aferró a mi torso acercando su rostro a mi cuello en donde le sentí aspirar por sobre mi piel y parte de mi camisa.
Suspiré cansado dándole espacio para su investigación, sintiendo sus manos tomar mis hombros.
- Tus hombros son enormes- mencionó lo obvio- ¿Te lo han dicho?
- Increíblemente no, pero lo sé- mencioné y el me miró incrédulo- La gente no suele decir lo que piensa cuando se trata de mi.
- ¿Necesitas un poco de sinceridad en tu vida?- preguntó interesado repasándome con la mirada- Como dije tus hombros son grandes y anchos pero están bastante bien- admitió.
Lo miré incrédulo entendiendo hacia donde se dirigía.
- Eres atractivo- comentó- Tus labios son tentadores, llenitos, provocan ganas de morder.
El parecía no poseer ninguna clase de filtro verbal a la hora de dejar escapar sus opiniones.- Tu culo es pequeño- dejó escapar y recién entonces noté sus manos sobre mis glúteos- No inexistente, pero está bastante bien- agregó convencido- Tienes lo suficiente como para tener a donde aferrarse en su momento- me guiñó divertido aún manoseando todo lo que estuviera a su alcance como si fuera un maniquí y no su alfa- Se ve que has trabajado bastante duro para mantenerte en forma- comentó está vez deslizando su mano por mi pecho hasta detenerla sobre mi abdomen- Eso está funcionando correctamente- me dió su aprobación aunque no la hubiese pedido.
- Gracias, supongo- me aclaré la garganta un tanto incómodo por su osadía a la hora de abordar a las personas, sin importar el nivel de confianza en que nos encontráramos.
- No agradezcas aún- mencionó viéndome divertido- Todavía falta.
Sentí uno de sus dedos anclarse a mi cinturón antes de tirar de este de manera descarada.Tragué saliva intentando permanecer estoico, a pesar de ser muy consiente de como mi cuerpo comenzaba a responder a sus descarados toques. Una de sus manos se deslizó sobre el bulto en mi pantalón sin demostrar la más mínima vergüenza. Le ví relamer sus labios considerando su siguiente comentario.
- Me lo quedo- mencionó- ¿Se puede para llevar?
Una sonrisa divertida tiró de sus labios contagiándome de esta sin poder evitarlo.
- ¿Jamás piensas las cosas antes de decirlas?- pregunté.
- Ya hay demasiado de lo mismo en el mundo- respondió- Es lo que me hace especial, o al menos eso dicen mis hermanos- se encogió de hombros.
Llevé mi rostro hasta su cuello sintiendo por segunda vez en el día su aroma directamente desde su fuente. No era demasiado dulce como el de un omega, incluso parecía más cercano al de un alfa pero demasiado débil y suave como para ser considerado como tal. Le sentí tirar de mi corbata aflojando los primeros botones de mi camisa con facilidad, para luego despeinar mi cabello.
- Te hace lucir más relajado- aclaró alejándose un poco para ver con claridad su obra- Creo que sé porque la gente teme un poco acercarse.
- Ilumíname- comenté sin apartarme.
- La primera vez que ti ví, parecías llevar una enorme varilla imaginaria en el culo por el gesto amargo y la cara de pocos amigos- mencionó haciéndome fruncir el ceño.
- Es mi manera de ser, no puedo cambiarlo.
- Si que puedes- respondió- Solo intenta relajarte de vez en cuando.
- Estoy relajado.
- Tu mandíbula sigue estando muy tensa y tu ceño fruncido- comentó deslizando uno de sus dedos por mi ceño como si pudiese aflojar de esta manera.
- ¿Así esta mejor?- pregunté antes de recibir una bofetada- Y eso ¿porqué?
- Estás demasiado pálido necesitas adquirir color en tus mejillas.
- Estoy seguro que hay otras maneras- mencioné antes de recibir nuevamente una en mi otra mejilla. Suspiré exasperado mientras el me veía con interés.
- Perfecto- mencionó abultando sus labios- Una perforación vendría bien- comentó acariciando el lóbulo de una de mis orejas.
Mi lobo prácticamente parecía ronronear como un gatito en apreciación a sus caricias.
- Voy a pedirle a mi hermano que lo haga- aclaró sacándome de mis pensamientos- Fue el quien hizo las mías.
- No necesito una perforación.
- Claro que si- asintió- Vamos a cambiar esa imagen de viejo agrio que llevas en ti, por una mucho más fresca y juvenil.
- No soy un viejo- me quejé.
- Y eso es lo que más me preocupa- negó- Si fueras uno estarías actuando como tal, pero eres demasiado joven para comportarte de esta manera.
- Soy el jefe en este lugar, no puedo darme el lujo de lucir como un universitario en práctica.
- Entonces vamos a convertirte en el jefe más sexy y caliente que cualquier empresa pudiese conseguir.
- ¿Cómo podría ser eso útil para nuestra imagen corporativa?- pregunté aturdido.
- No tengo las más mínima idea de que hablas- negó- Pero piensa en los omegas que podrías conseguir luciendo así- batió sus cejas de manera sugerente.
- No necesito conseguir omegas porque ya tengo uno.
- Lo sabía- chasqueó los dedos- Lo hacen aquí en la oficina ¿no? sucio degenerado- mordió su labio inferior ansioso por escuchar un poco más.
- Tu eres mi omega- aclaré- Y ya deja el tema de Yeosang, entre el y yo jamás a existido nada más que trabajo de por medio.
- No sé cuanto tiempo más pretendes estar en la negación- mencionó.
- No estoy en negación.
- Sigues pretendiendo que soy un omega.
- Es lo que dice en el contrato- aclaré.
- Cuando cerramos el acuerdo aún no lo sabías- insistió.
- ¿Estás buscando terminar con el?- fruncí el ceño.
- Claro que no- mencionó aturdido- Por como lo veo, quien sale más beneficiado en este acuerdo soy yo.
- Entonces ¿cuál es el problema?
- Necesito que no olvides que no soy un omega.
- ¿Y eso porqué?
- Porque si luego comienzas a sentirte más cómodo, tus dientes comenzarán a picar por morder y tu lobo querrá hacerme bebés a lo loco- mencionó- Y obviamente no es lo que queremos ¿verdad?
- Aunque no seas un omega, tengo entendido que podría hacer ambas perfectamente.
- ¿Entonces si has pensado en ello, no?- me miró desconfiado.
- Claro que no- admití de mala gana al escucharle hablar de esa manera- Pero sigues siendo mío aunque no seas un omega.
Su ceño se frunció de inmediato al oírme hablar de esa manera.
- No te equivoques- aclaró- Trabajo para ti pero no soy de tu propiedad.
- No eres quien determina eso- respondí y prácticamente pude verle enseñarme los dientes.
- Claro que lo soy- insistió- Si esperas que bese el suelo por donde caminas te estás equivocando conmigo, alfa.
- Lo mínimo que espero de ti es respeto- admití asumiendo que talvez sonó demasiado mal mi manera de demostrar mi interés por el- Y a lo que me refiero es que ahora me perteneces, tanto como yo te pertenezco al tener ya sellado este acuerdo.
El aún lucía desconfiado.
- No espero imponerme sobre ti- admití- Pero debes entender que ser posesivo es parte de mi, está en mi esencia.
- Eso no hará que me guste- admitió.
- No tiene que gustarte- reconocí- Solo basta con que aprendamos a lidiar con nuestras diferencias.
- Si intentas marcarme esto va a ponerse feo- amenazó. Obviamente no consiguió intimidarme en lo más mínimo, el era por mucho más débil que yo y aunque intentara marcarlo no había manera en el mundo en que el pudiera impedirlo, de todas maneras jamás marcaría a alguien en contra de su voluntad.
- En realidad de haber querido marcarte lo habría hecho desde un inicio, en lugar de gastar dinero firmando un contrato contigo.
- Supongo que tienes razón- admitió- ¿Con que no soy lo suficientemente bueno para ti, no?
Lo miré aturdido por algunos minutos intentando averiguar si solo bromeaba, ¿es que acaso no se cansaba de intentar buscar pelea?
- Yo no he dicho eso- respondí.
- Tampoco has intentando marcarme- se cruzó de brazos.
- Creí que no querías que lo hiciera.
- No quiero que lo hagas, pero mostrar interés tampoco va a matarte- mencionó- Eres el flojo más grande al tratarse de mantener contento a tu omega.
Acerqué nuevamente mi rostro a su cuello pero recibí una bofetada en desaprobación. Eran realmente demasiado sosas y débiles, no me hacían el más mínimo daño pero el parecía orgulloso de su manera de defenderse.
- Ya no quiero- se quejó luciendo muy similar a un niño pequeño- No te me acerques, alfa.
Sentía ganas de reír en su cara por su cambiante actitud, aunque probablemente eso solo lo haría estar aún más furioso. Nuevamente me lancé sobre el, mi lobo parecía demasiado divertido con jugar a cazar con aquel testarudo sigma y el hecho de que se resistiera solo lo hacía aún más tentador.Obviamente no pretendía propasarme con el, era solo por diversión.
- Hey- se quejó- No.
Sentí su respiración agitarse mientras intentaba empujarme lejos al sentir mi nariz y labios delinear su cuello. Tomé parte de su piel entre mis dientes dejando una suave mordida que ni siquiera dejaría una marca superficial. Sus uñas se clavaron en mis hombros por la presión que estaba ejerciendo. Al centrarme nuevamente en su rostro, su expresión desafiante permanecía intacta viéndome de manera retadora sin intención de bajar la mirada. El parecía no ser capaz de medir el peligro al provocar de manera premeditada a un alfa. Jamás le haría daño, pero no sería el último con quien el debería tratar, sentía un nudo en mi estómago solo al pensar en los problemas que encontraría con otros alfas si continuaba comportándose de esta manera.
- ¿Qué?- me miró de mala manera probablemente creyendo que estaba juzgándolo.
- ¿Cuando crees que podría tu hermano venir a hacerme esa perforación que tanto quieres?- pregunté.
- ¿Ahora la quieres? ¿buscas impresionar a alguien? ¿al omega sin gracia que tienes de secretario, quizás?
- No busco impresionar a nadie- aclaré- O talvez si, pero no es tu asunto.
- Es mi asunto si vas a engañarme- mencionó- Soy tu omega debes respetarme.
- Lo hago- asentí dándole la razón solo para dejar de discutir.
- Tienes razón fue muy desconsiderado de mi parte, fallo mío.
- Cualquiera se equivoca- se encogió de hombros despreocupado- Tampoco es para que te sientas mal.
Una sonrisa tiró de mis labios al notar que había dado resultado y que el ya no parecía estar a la defensiva.
- Tengo solo cinco minutos para llegar a recepción antes que tu secretario me bombardee con llamadas- suspiró exasperado.
- No es bueno siendo paciente- aclaré apartándome para permitirle bajar del mesón y tomar su bolso.
- Nos vemos mañana- se despidió al acompañarle hasta la puerta.
- Hasta mañana- antes de poder procesarlo, sentí sus suaves labios sobre los míos dejándome algo aturdido y sin conseguir reaccionar de manera apropiada, sino hasta verle irse con su desgastado bolso balanceando al correr en dirección al ascensor.
Sintiéndome demasiado abrumado solo me acerqué hasta mi escritorio, buscando retomar mi trabajo sin demasiado éxito al no conseguir apartarlo de mis pensamientos.
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