Como el agua y el aceite - Te...

By NoahRapComino

1K 96 0

Victoria y Andrés son mejores amigos, aunque todos los que los conocen, incluidos ellos mismos, esperan que s... More

NOTAS DE AUTOR
COMO EL AGUA Y EL ACEITE
CAPITULO UNO - A PESAR DE
CAPITULO DOS - ACUARELA
CAPITULO TRES - PUTO CABRÓN
CAPITULO CUATRO - SIN ESFORZARTE
CAPITULO CINCO - EL BESO
CAPITULO SEIS - EL COMIENZO DEL FIN
CAPITULO SIETE - MODO AVIÓN
CAPITULO OCHO - LA CALLE LEPANTO
CAPITULO NUEVE - INVITADA
CAPITULO DIEZ - PERDERTE
CAPITULO ONCE - SOBREVIVIRÉ
CAPITULO DOCE - NO SUFRIR SOLO
CAPITULO TRECE - PILLADO
CAPITULO CATORCE - VOY A PASARMELO BIEN
CAPITULO QUINCE - A CIENCIA CIERTA
CAPITULO DIECISEIS - LA GALA
CAPITULO DIECISIETE - INAUGURACION
CAPITULO DIECIOCHO - SOMETHING STUPID
CAPITULO DIECINUEVE - NO ES SUFICIENTE
CAPITULO VEINTE - RUMORES
CAPITULO VEINTIUNO - SEMANA BLANCA
CAPITULO VEINTIDOS - EDUCACIÓN
CAPITULO VEINTITRES - PARA LOS DOS
CAPITULO VEINTICUATRO - PODEIS HACERLO MEJOR
CAPITULO VEINTICINCO - SU CAUCE NATURAL
CAPITULO VEINTISEIS - ALGO ARRIESGADO
CAPITULO VEINTISIETE - INEVITABLE
CAPITULO VEINTIOCHO - NOCHE EN LLAMAS
CAPITULO VEINTINUEVE - KAYSERSBERG
CAPITULO TREINTA - ME VAS A VER
CAPITULO TREINTA Y UNO - EL SEÑOR MURNAU
CAPITULO TREINTA Y DOS - ESPERA, CHARLIE
CAPITULO TREINTA Y CUATRO - UN BAUTIZO
CAPITULO TREINTA Y CINCO - INDOMABLES
CAPITULO TREINTA Y SEIS - POR PRIMERA VEZ
CAPITULO TREINTA Y SIETE - CABIZBAJO
CAPITULO TREINTA Y OCHO - NUNCA ESTOY
CAPITULO TREINTA Y NUEVE - CONSECUENCIAS
CAPITULO CUARENTA - PERO NO QUE OLVIDES
CAPITULO CUARENTA Y UNO - NO ES MOMENTO DE HACER LOCURAS
CAPITULO CUARENTA Y DOS - NI EN UN MILLÓN DE AÑOS
CAPITULO CUARENTA Y TRES - ¿DONDE ESTA ANDRES?
CAPITULO CUARENTA Y CUATRO - TU FELICIDAD
CAPITULO CUARENTA Y CINCO - MEJOR QUE BIEN
SI TE APETECE VIVIR OTRA VIDA...

CAPITULO TREINTA Y TRES - MANTENER LA BOCA CERRADA

20 2 0
By NoahRapComino

Domingo, 15 de diciembre del 2019

El último mes la vida de Isidro ha dado un giro radical. Desde hace poco más de un año es normal que haya continuos cambios, pero esta vez se siente bien.

Hace más de un año que Victoria lo besó por primera vez, que él se atrevió a decir en voz alta que la quería desde hacía demasiado tiempo, luego eligió a Andrés y a él comenzó a irle bien en el instituto y empezó a trabajar con Manolo, se independizó de sus padres junto con su hermana, comenzó a llevarse mejor con Victoria, se hizo amigo de Julia y Celia, Andrés dejó de hablarle para hacerle la vida imposible, comenzó a salir con Felipe, Ricardo y David y en todo ese torbellino de relaciones, salió con Cristina, dejó de ser virgen, se fue a trabajar a Francia, participó en más proyectos de los que debería, vendió algunas ideas, patentó otras, pero lo más importante es que su padre, al final, se enteró de todo.

En cuanto el hijo del jefe de la policía local no tuvo secretos con su padre, la vida fue mucho más sencilla para ambos.

Carlos, a pesar de que no se siente cómodo con muchas cosas de las que hace su hijo, está orgulloso de que se haya valido por sí mismo para cuidar de su hermana y sus amigos, de ser siempre tan detallista con su madre y de malcriar de vez en cuando a sus sobrinas.

Por otro lado, a Isidro no le preocupa que nadie se entere de lo que está haciendo, porque la razón por la que debía mantener todo en secreto ha desaparecido. Además, a pesar de lo que al principio pudo pensar, sigue viviendo en su piso con Lucía, asistiendo a las clases en ambos institutos y trabajando con Manolo.

—¿Vas a ir con esas pintas al cumpleaños de Victoria? —le pregunta Lucía a su hermano cuando lo ve en pantalones de deporte, un suéter viejo y una chaqueta que antes era de Fran.

—Noelia me dijo que no iban a hacer ninguna fiesta, solo un almuerzo informal —se defiende Isidro.

—Aun así, deberías ponerte más guapo. Andrés seguro que aparece vestido de Armani.

—No voy a competir con él.

—¿Ni siquiera por una chica? —lo molesta Lucía.

—Él tiene novia y Victoria no tiene conmigo interés romántico alguno —le hace saber Isidro.

—Las malas lenguas dicen que está saliendo con esa chica de cuarto de la ESO porque Victoria no quiso volver a salir con él. Además, ahora que ella está enfadada con él, podrías intentar mover ficha —lo aconseja su hermana.

—No está enfadada, pero es normal que se haya molestado cuando se enteró de que Andrés y Daniel salían a ligar juntos cuando este último era aún el novio de Vicky. Lo que no es normal es que el idiota de Daniel se lo haya dicho a Vicky solo para fastidiarla. Era un mal trago que quería ahorrarle.

—Menudo bicho ese Daniel. Yo estaba presente el sábado pasado, cuando Victoria estaba hablando con Carlos y se acercó su ex y le contó todo, como si pasado más de un mes le interesase a alguien. Creo que Andrés no le hablará en la vida.

—Lo bueno de todo esto es que ya Andrés no puede exigirle a nadie que no me hable porque no respeté a Victoria, aunque ya algunos me han empezado a hablar después de que se chivara de lo de la piscina de espuma.

—Tu amigo puede ser muy cabrón cuando se lo propone —le responde Noelia y no le falta razón.

Isidro está un poco nervioso por el cumpleaños de Victoria. Desde que ella se enteró de lo que sucedió y que se inventó lo de los celos para encubrir a Daniel y ella nunca supiese lo que había pasado, se hablan, al menos por teléfono, todos los días.

Isidro estaba a la una de la mañana leyendo un libro sobre vehículos híbridos y la tecnología microhíbrida, semihíbrida e híbrida y en cuanto Victoria lo llamó llorando, apareció en el local donde se encontraban sus amigos, vestido con la ropa de estar por casa, una chaqueta y un gorro de lana, porque a esa hora hacía mucho frío.

Él intentó consolarla, no por Daniel, que es un idiota, sino porque su mejor amigo no la había cuidado como ella se merecía. Estuvieron hablando durante horas e incluso la acompañó a su casa. A nadie, incluido Andrés, se le ocurrió hacer comentario alguno al verlos juntos. Andrés no había estado a la altura como amigo y no tenía derecho a recriminar que se volviesen a llevar bien.

Desde ese día todo, excepto la amistad de Andrés e Isidro, ha vuelto a la normalidad entre los compañeros de Isidro y él. Alejandro habla con Isidro como si no lo hubiese dejado de hacer nunca, Victoria y Celia han almorzado dos días en el piso que comparte Isidro con su hermana y a Andrés no se le ha ocurrido decir ni esta boca es mía.

***

Los hermanos Estrada llegan los últimos a pesar de ser puntuales. No son muchos los invitados, solo Carlos, Celia, Julia y su nuevo novio, Alejandro, Andrés y su novia, Lucía e Isidro. Sin embargo, hacen mucho ruido, sobre todo cuando, después de almorzar, comienzan a repartir los regalos.

—Me encanta la pulsera, Andrés. No tenías por qué gastarte una millonada en mi regalo —le agradece Victoria, cuando ve la pulsera de Swarovski que contiene la cajita que le ofreció su amigo.

—Después de lo mal que me he comportado, es lo mínimo que puedo hacer —le responde Andrés, que no pierde la oportunidad para hacerle saber lo arrepentido que está.

—Este es el regalo de Isidro —le dice Noelia a su hermana después de quitarle el paquete envuelto en papel de regalo rosa palo de las manos a Isidro.

—¿Unos calcetines? —se sombra Victoria, al igual que casi todos los invitados que esperaban un regalo más acorde a los ingresos que últimamente ha recibido Isidro y que ya todos conocen.

—Son de frutas, ¿no te gustan? —le pregunta Isidro divertido.

—Me encantan y con el frío que está haciendo este año me vienen muy bien.

—Cuando vivías con nosotros en el piso, casi todos tus calcetines tenían algún agujero —le explica Isidro la razón de su elección.

—Como siempre, tu regalo es el más útil —bromea Noelia.

—Yo me esperaba un teléfono móvil de última generación o un viaje para dos personas a Canarias con todo incluido —se atreve a opinar Andrés que, las últimas veces que ha visto a Isidro, por lo menos, le ha dirigido la palabra.

—¿Y esto? —pregunta Victoria, cuando ve un sobre entre los calcetines de aguacates y los de piñas.

—Sé que te gusta James Arthur y deduje que te apetecería ir al concierto —responde Isidro sin darle la mayor importancia.

—¡Son nueve entradas! Pero si están agotadas desde hace mil años —exclama la cumpleañera al mismo tiempo que todos afirmaban a gritos que quieren ir, menos Andrés, que no sabe muy bien cómo comportarse.

—Tu hermana y Patrick tienen que acompañarte, Alevilla, se lo he prometido.

—Y a mí también —miente descaradamente Lucía.

—Al final no va a sobrar ninguna —dice Carlos haciendo cálculos.

—Yo me quedaré aquí con esta preciosidad para que sus padres puedan disfrutar del concierto —les informa Isidro con Isidora en sus brazos.

—¿No vas a venir? —se extraña Alejandro.

—El regalo incluye que pueda disfrutarlo con Noelia y Patrick, pero seguro que no nos aburriremos, ¿verdad, Dora? Es un martes por la noche y he reservado cuatro habitaciones en un hotel que está a diez minutos caminando de la sala Riviera. Una de las habitaciones es triple —les informa Isidro.

—Nos lo vamos a pasar genial —se alegra Noelia, que conoce desde hace tiempo el regalo que Isidro ha comprado para su hermana, puesto que él tuvo que preguntarle si le parecía bien que se quedase un día y una noche con su hija.

—Yo me puedo quedar aquí contigo —se ofrece Julia.

—¿Con él? Ni de coña —se atreve a decir el insensato de Ramón, el novio de Julia.

—Claro que puedo quedarme con él, es mi mejor amigo. Espero que entiendas que si no permito que mis padres me prohíban nada, menos aún lo haré por un tipo que acabo de conocer hace poco más de un mes —le responde Julia a su novio.

—Pero nosotros somos pareja —se defiende Ramón.

—Ni siquiera sé si el mes que viene seguiremos juntos, pero de lo que sí estoy totalmente segura es de que Isidro seguirá siendo mi amigo y nosotros no mezclamos la amistad con otras cosas —dice Julia mirando a Andrés, que agacha avergonzado la cabeza, ya que siempre Julia lo ha intimidado.

—No hace falta que me acompañes. Seguramente Victoria tendrá algunos de esos planazos suyos organizados. Os iréis desde que acaben las clases y volveréis al día siguiente por la noche. Además, prefiero que te quedes tú con ella en la habitación a que lo haga Andrés —bromea Isidro y Andrés se avergüenza tanto que se sonroja.

—Porque los novios no están permitidos a no ser que se tenga un niño en común —sentencia Noelia.

Después de que todos se alegren del futuro concierto y Vicky vuelva a agradecerle a Isidro el increíble regalo que le ha hecho, todos se van al salón menos Isidro y Patrick, que son los encargados de limpiar este día.

En cuanto salen al jardín a apagar las brazas y recoger todo lo que han utilizado para asar la carne, Isidro se queja.

—¿Cómo se te ha ocurrido hacer una barbacoa con el frío que hace? —le pregunta Isidro en español a Patrick después de que Noelia se molestara porque siempre están hablando en francés.

—Por lo menos no ha llovido. Además, me encanta esta barbacoa. Desde hace días quería hablar contigo sobre la casa, Isidro. Me he enterado de que la has comprado y creo que es justo pagarte un alquiler —cambia de tema Patrick con un marcado acento francés.

—Os dije que de la casa me ocupaba yo. Tienes que concentrarte en acabar este año tus estudios. ¿Cómo le va a Noelia en la facultad? —se interesa Isidro.

—Bien, ya se ha habituado, pero el primer mes quería dejarlo día sí y día también. Yo me he adaptado mucho más rápido.

—Me alegro, solo son cuatro años y he escuchado que la guardería abre desde las siete hasta las seis de la tarde y está a unos pocos metros de aquí.

—Sí, pero me molesta muchísimo tener que dejar a la niña tanto tiempo con unos extraños. Los viernes, cuando viene Vicky, siempre la va a buscar antes de venir a casa.

—A niña se le nota feliz, Patrick. El año que viene quizás podáis organizaros mejor. Cuando comiences a trabajar de enfermero, podrás dejar tu trabajo en el supermercado. Yo en unos meses podría pasarme algún día en tu casa con la niña —se ofrece Isidro.

—No, amigo, ya has hecho demasiado por nosotros. No creas que me he olvidado de que has comprado esta casa. En cuanto termine de estudiar, empezaré a pagarte el alquiler que te corresponde.

—No digas idioteces y cuéntame cómo están mis abuelos franceses —lo molesta Isidro, ya que cuando Patrick fue a presentarles a la niña, ellos le dijeron que Isidro era como un nieto.

—Bien, en principio pudieron hacerle frente a los pagos del banco. Ha sido un muy buen año y si añadimos que mis padres están trabajando los dos y ya no necesitan su ayuda económica, estamos casi seguros que en dos o tres años se habrán saldado las deudas. Siempre hablan de ti con mucho cariño.

—Me trataron como a un nieto.

—Te comportaste mejor que cualquier nieto, Isidro. Ahora dos chicos que viven cerca de la finca están ayudando a mejorar el campamento que organizaste para los trabajadores que vienen de otras zonas. Tienen dos novias españolas y a cambio de tres semanas de trabajo se han comprometido a llevar platos y cubiertos que han conseguido de manera gratuita y a hacer alguna mejora.

—¿Por qué tres semanas? —le pregunta Isidro.

—Porque normalmente trabajan solo tres o cuatro semanas en la vendimia, solo que la finca de los abuelos es demasiado grande y tardamos dos meses —le explica Patrick mientras se vuelven juntos al interior de la casa, ya que han acabado de limpiar y recoger todo.

Ni siquiera llegan al salón donde todos están hablando y bromeando cuando el teléfono de Isidro suena. Por la cara que pone, Patrick sabe que no puede ser nada bueno.

—Por favor, dile a todos que intentaré volver lo antes posible, pero me voy para pillar el autobús que sale en unos minutos —se despide Isidro saliendo rápidamente de la casa.

A Isidro le fastidia tener que irse del cumpleaños de Victoria sin despedirse, pero Sofía lo ha llamado llorando y está seguro de que no está bien y que necesita ayuda. Últimamente, está bastante triste y por eso le dio su número de teléfono hace unas semanas. Nunca antes lo había llamado, otra razón para preocuparse.

Isidro intenta llamar a Sofía en el autobús, pero no le contesta al teléfono. También le envía un mensaje a su hermana explicándole brevemente lo que está pasando y prometiéndole que la llamará en cuanto sepa que Sofía está bien. Sin embargo, cuando vuelve a llamar a Sofía, esta sigue sin responder.

—Buenas tardes, no sé si me reconocen, pero soy Isidro y trabajo con Manolo en el taller mecánico —se presenta Isidro ante un más que asombrado padre después de que abra la puerta de su casa.

—Sí, claro. ¿Pasó algo? —le pregunta la madre de Sofía que llega después de su marido hasta la puerta.

—Sofía me ha llamado hace poco menos de media hora y no estaba muy bien. He intentado llamarla y no me ha contestado al teléfono y me he preocupado un poco y por eso he venido —se explica Isidro.

La madre no le contesta, sino que corre hacia la habitación de su hija. El padre la sigue e Isidro, por inercia, hace lo mismo.

—Sofía, hija, tienes visita —grita la madre nerviosa después de darle tres golpes a la puerta y que su hija no conteste.

—Sofía, soy Isidro —grita él, cuando la madre le da permiso con la mirada para que diga algo.

—Isidro, ¿qué haces aquí? —pregunta incrédula Sofía a través de la puerta.

—Me has preocupado, Fetiche —le responde con dulzura con el apodo que un día le puso.

—Nadie me quiere, Isidro, no deberías de perder el tiempo conmigo. No tengo a nadie en mi vida —se compadece Sofía.

—Me tienes a mí —le recuerda él.

—Tú quieres a otra.

—Y tú quieres a otro, pero somos amigos —le responde Isidro sin que los padres se atrevan a interrumpir su conversación.

—Soy patética, nunca me va a querer un chico.

—Yo me considero un chico guapo, listo, simpático y tampoco me corresponde la persona que yo quiero. Sin embargo, no le doy más importancia de la que tiene, eso es solo una pequeña parte de mi vida, de resto soy feliz.

—Yo no tengo nada —comienza a sollozar Sofía.

—Claro que sí. ¿Por qué no me enseñas tu habitación, ya que he venido hasta aquí, y hablamos un rato? —le pide Isidro.

Diez segundos después, se abre la puerta del cuarto de Sofía. Sus padres se despiden de ella diciéndole que estarán en la planta de debajo e Isidro se sienta en la silla del escritorio.

El cuarto está lleno de dibujos y, bajo la mirada de los inexpertos ojos de Isidro, son muy buenos.

—Dibujas genial, Fetiche —le dice Isidro después de observar detenidamente los dos dibujos que están sobre la mesa.

—No eres el único que sabe hacer algo bien —lo molesta ella.

—Ni se te ocurra volver a darme un susto como el que me has dado hoy —le dice Isidro, serio.

—No era mi intención que te preocuparas, no debí llamarte.

—Por supuesto que tenías que llamarme, pero no puedes seguir así, Sofía. Necesitas ayuda y eso no es nada malo, todos la necesitamos alguna vez —le responde Isidro suavizando su tono de voz.

—No estoy loca —se molesta Sofía.

—Lo sé, pero también sé que lo estás pasando muy mal. No tiene nada de malo ir a un psicólogo a contarle tus cosas y que él intente ayudarte. Yo no sé cómo hacerlo.

—¿Vendrías conmigo? —le pregunta ella con lágrimas en los ojos.

—Pues claro y seguro que a tus padres también les gustaría ir.

—Seguro que están enfadados conmigo porque te he llamado —se preocupa.

—No lo creo. Solo están preocupados por ti. Debes de cuidarte más. Imagínate que te sucede algo y no puedo acompañarte a la fiesta a la que vas a llevarme el sábado por la noche. Puedo ver a todas esas chicas llorando porque no han podido verme bailar —bromea Isidro.

—Eres un idiota.

—Aun así, me preocupaste mucho, Fetiche —le dice antes de levantarse para ir hacia ella y abrazarla.

Cuando Lucía llama a su hermano para pasar a buscarlo porque ya todos se han ido de la casa de Noelia y Patrick, Isidro está todavía hablando con Sofía en su cuarto.

Victoria acompaña a la hermana de Isidro hasta la casa de Sofía y entran a saludarla, ya que se han visto varias veces en el taller. En cuanto las chicas se ponen a hablar de sus cosas, los padres le agradecen a Isidro que se preocupe por su hija e intercambian números de teléfono para organizar la primera sesión de Sofía con un psicólogo. Siempre se ha negado en rotundo a visitar a uno, por lo que los padres están más que aliviados de que haya accedido por fin.

—Todavía no son las ocho de la noche, Alevilla. ¿No te apetece hacer alguna locura por tu cumpleaños? En el próximo ya serás mayor de edad y, por lo tanto, deberás comportarte como una adulta —le dice Isidro, cuando están llegando al pueblo.

—Faltan cinco minutos para las ocho —le contesta Victoria divertida.

—Pues nada de desmelenarnos esta noche, pero ¿qué te parece una cena? —le pregunta mirando hacia la parte trasera del vehículo, que es donde está sentada su amiga.

—¿Una cena? —le pregunta Victoria que no entiende exactamente lo que su amigo le quiere decir.

—Me he perdido la mitad de tu cumpleaños y no podré acompañarte al concierto de James Arthur, creo que me merezco una cena. ¿Me acompañarías a cenar en el restaurante que está al lado del castillo? —lo intenta Isidro de nuevo mientras su hermana escucha sin decir nada con una sonrisa.

—Ese restaurante es muy caro, Freddy.

—No importa, Alevilla. Hoy es tu cumpleaños.

—Pero tengo que ir a cambiarme a mi casa. No puedo ir con estas pintas —le hace saber Victoria.

—No te preocupes, les dejaremos algo más de propina por obligarles a mirarte —la molesta Isidro.

—¡Tú tampoco estás vestido de gala! —se queja Victoria.

—Pero a mí me queda todo bien, Alevilla.

Lucía se compromete a dejar las cosas de Victoria en el piso de sus padres antes de dejar a la pareja por fuera del restaurante. No tiene estrellas Michelin, pero es lo más elegante que se puede encontrar en el pueblo.

Los dos hablan como hacía tiempo que no lo hacían, sin importar lo que opine Andrés o cualquier otra persona. Las risas no cesan ni siquiera en los diez minutos que tardan en llegar hasta la casa de Victoria cuando terminan de cenar.

Por supuesto que Isidro la besaría de buen grado si se dejase, pero, aunque no puede hacerlo, la velada ha sido increíble y se prometen mutuamente repetirla en cuanto tengan una oportunidad. 

Continue Reading

You'll Also Like

3K 354 36
Libro #3 de la Saga People 📚✅ La vida de Melanie Cross parece haber dado un giro enormemente drástico. Su fiesta de cumpleaños acabó en una tragedi...
1.4M 78.2K 73
-Soy una niña buena- susurro adormilada -claro que sí nena - dice daddy acurrucandonos más en la cama. - ahora toma tu biberón baby- escucho a papi...
67.9K 2.8K 74
¿Que pasará cuando se enteré?
39.5K 2.3K 17
Arodmy Darotski, no se enamora él se obsesiona. Su pensamiento siempre fue no perder el tiempo con crías menores que él, seres inexpertos como suele...