Caminé sin rumbo, o al menos eso creía, en cada paso que daba sentía que dejaba en pedazos mi alma, no podía dejar de llorar al recordar cada momento lindo a su lado.
Recordar a veces no es bueno, creo que hubiera preferido seguir creyendo que ella era un imposible para mí y que nunca iba a tener algo con ella.
Caminé tanto y sin darme cuenta había vuelto al lugar donde la había visto por última vez, y cuando aún era mi novia.
Con razón una parte de mi cuerpo y mi mente recordaba con tanta perfección el camino, estaba de nuevo en ese bosque y frente a ese río cristalino, ya había estado aquí en muchas más ocasiones, y siempre acompañada de ella.
Me senté en una de esas rocas frente al río, sonreí en medio del llanto, porque recordé que ella me abrazaba cuando veníamos a este lugar, simplemente se sentaba atrás de mí y rodeaba mi cintura, mientras besaba mi mejilla, mi cuello y escuchaba sus te amo.
Mi mente estaba confundida, porque recordaba a la persona que era como mi novia y la que conozco ahora. Mi pasado la ama con locura y mi presente la odia.
Recuerdo cuando la ví por primera vez, y el como la conocí, me enamoré de ella al instante que la ví entrar por esa puerta.
*Pasado*
Estaba en el trabajo.
Tenía un trabajo!!!
Era la cheff de un restaurante casi de cinco estrellas, y en lo que estaba preparando uno de los platillos, sin darme cuenta me había cortado el dedo, intenté de muchas maneras hacer que se detuviera y que dejará de sangrar pero no pude.
Y el dueño del restaurante me obligó a ir al hospital, sin poder negarme tuve que ir.
Ya ahí tuve que esperar sentada en una camilla.
Creí que me habían olvidado, porque nadie llegaba a atenderme, y las vendas que tenía y retenían la sangre ya había traspasado.
En cuestión de segundo esto va a empezar a gotear, asi que tuve que buscar un recipiente para no manchar el piso.
Justo adelante de mí había un recipiente de metal, ni siquiera me bajé de la camilla solo me estiré y jale esa pequeña mesita con ruedas y la acerqué a mí.
Coloqué mi mano sobre éste y esperé a desangrarme.
Y fue ahí cuando la ví entrar con su bata médica, apenas pude ver su rostro, ella fue directo a mi mano, que estaba sobre ese recipiente de metal.
Su cabello era castaño liso, su perfume, dios que rico huele, que ganas de acercarme más a ella y oler su piel.
Cuando se alejó un poco para tomar no sé que de unos de los estantes de vidrio que tienen pegado a la pared, pude ver qué en su pecho derecho y de la bolsa de su bata colgaba algo plastico rectangular y que protegía un pedazo de papel donde decía su nombre.
Dr. Aidy Pirsson
-Aidy...- Susurré en silencio, me gusta su nombre también, me parece un nombre único y lo mejor era que ahora ya sabía cuál era.
-Tendré que colocarte unos puntos.- escuché al fin su voz, era tan sueve y delicada como ella. Habrá algo que no tenga bonito me pregunto.
Cuando me habló tampoco me miró ni por accidente, al menos tenía la esperanza de poder ver sus hermoso ojos, que apuesto que son preciosos como ella.
Su mano es tan suave, ella tiene mi mano sobre la de ella. Mientras me colocaba un líquido, imagino que es anestesia. No la necesito con verla y tenerla a ella en frente estoy más que anestesiada.
Y podría besarte mientras me suturas? Le preguntaba mi cabeza. Pero ella no me escuchaba ni leía mis pensamientos.
Su cabello cubría parte de su rostro mientras hacía si trabajo, aún así podía admirarla. No podía dejar de imaginar que ella me besé en este lugar y ahora, que me quite las ganas que le tengo al verla con esa bata de médico.
-Listo. Vuelve dentro de siete o diez días para que te quiten los puntos.- dice y está vez me ve por unos segundos y me pierdo en su mirada.
Definitivamente ella es el amor de mi vida, la quiero para mí.
Pero ella rápidamente aparta su vista y comienza a limpiar lo que utilizo.
-Tanto tiempo?- pregunto, cuando yo quería volver a verla de nuevo mañana, pasado y al día siguiente y al siguiente y así hasta el resto de mis días. Quería verla toda mi vida.
-Tienes algún problema con eso?- pregunta mientras tira algunas cosas a la basura.
-Puedo venir mañana para que lo revises cómo va?- le pregunto aunque ya sabía la respuesta. Ella deja de hacer lo que estaba haciendo y me ve con mala cara.
-Crees que no tenemos nada que hacer y que eres la única que atendemos en toda la semana!!- dice de mal humos y sale de la habitación.
-La verdad quisiera ser la única a quien atiendas.- digo a las cuatro paredes porque ella ya se había ido.
Volví al trabajo y tuve más cuidado, y me molestaba ser muy lenta para entregar los pedidos. Ahora me faltaba un dedo y no era igual trabajar así.
Por más trabajo que tenía en todo el día, ella no salía de mi cabeza. Quería volver a verla, quería tener una excusa para volver a verla.
Pasaron dos días y estaba muriendo por verla de nuevo, por mi mente pasó el cortarme otro dedo, lo intente y no me atreví, no es lo mismo el que te cortes sin querés a que quieras hacerlo.
Intenté trabajar más rápido y así cortarme sin querer pero no sucedía. Al día siguiente una de mis compañeras y amiga del trabajo se quemó con aceite caliente en el brazo.
Sé que estaba mal, lo sé pero agradecí ese echo, agradecí que se hubiese quemado.
Fue una quemadura de tercer grado, era algo que si necesitaba ir a ver un médico. Lo bueno es que era tipo tres de la tarde ya no había mucha gente en el restaurante.
Le dije que la iba a acompañar al hospital, como yo tenía caro. (Wow tengo un carro)
No le acepté ninguna excusa y la llevé. Estuvimos en la sala de espera por unos minutos hasta que la llamaron para atenderla, yo también me puse de pie, pero una de las enfermeras me vio con mala cara.
-Usted también se quemó!!- dice y creo que no estaba preguntando.
Yo no digo nada solo me vuelvo a sentar.
Ansiaba verla, y me molestaba que mi amiga si la viera y yo no, quería una excusa para entrar a esa habitación.
Resignada la esperé, pero se me formó una gran sonrisa en mi rostro cuando la ví llegar a recepción y hablarle a la que estaba ahí.
Me alegraba saber que no estaba a solas con mi amiga.
Tomó unas carpetas y mientras las revisaba platicaba y sonreía con la señora de recepción. Que envidia le tenía, quería ser yo con quién estuviera platicando y le regale esas sonrisas hermosas.
Me armé de valor y me puse de pie, caminé a recepción, y me coloqué frente a esa doctora hermosa y perfecta, quería que ella me viera y me reconociera o no se, solo se que quería que sus ojos me vieran por al menos unos segundos.
-Si que necesita?- me pregunta la señora, mientras que Aidy toma un par de carpetas y se va sin siquiera mirarme ni segundo.
Eso me hizo sentir muy mal, ni siquiera me vio.
-Ah... No sabe si mi amiga ya va as salir?- le pregunto pero ella se queda viéndome raro, y como no, si no sabía ni quién era mi amiga.
-No sé preocupe ya vine, gracias!- le digo mientras veo que se acerca mi amiga.
Faltaba un día para los siete días que Aidy me había dicho y yo ya estaba en la sala de espera de nuevo para que me quitarán los puntos.
Estaba nerviosa porque la iba a ver de nuevo. Al fin me llamaron para que me atendieran.
Volví a entrar a esa habitación y la esperé.
Para mí mala suerte está vez fue un doctor el que entró. Estaba decepcionada totalmente, que tan difícil es volver a verla.
Cuando él intento tomar mi mano yo brinqué, y la verdad hice lo que fuera para que el no me quitara los puntos.
-Perdón, es solo que estoy muy nerviosa, que posibilidad hay de que la doctora Aidy que fue la que me suturó me quite los puntos. Con ella si estaba mas calmada.- le invento.
-Pero ella está atendiendo a un paciente ahora!- dice y no me gusta su respuesta.
-Pero si espera, voy a ver si se desocupa.- Dice y a mí se me forma una gran sonrisa en el rostro.
-Si claro yo espero!- respondo rápidamente.
Lo veo salir y después de como quince minutos o más la veo entrar, mi corazón late a mil, con solo verla y saber que iba a tenerla solo para mí.
Nuevamente no me ve ni me habla, como la primera vez, pero no me importaba.
Solo toma mi mano y sin cuidado comienza a cortar los nudos.
-Auch!!- grito cuando apenas me había rozado la piel y la veo sobre saltarse.
-Tienes que estar tranquila!- me pide molesta.
-No puedo, tu no tienes cuidado!- le digo.
Y ella vuelve a tomar mi mano con brusquedad y sigue cortando. -Ay!- vuelvo a gritar.
Y ella me ve mucho más molesta. -Perdón, pero en serio me dolió.- le digo y tomo una de sus manos y la coloco serca de mi pecho Para que sintiera los latidos de mi corazón.
Pero los latidos no eran de dolor, eran de felicidad y emoción, más en este momento que estoy tocando su mano y que la de ella está tocando casi mi pecho.
Ella me ve intensamente por unos segundos, después aparta su mano con brusquedad y continua con su trabajo. Termina de cortar los nudos y después tira del hilo sin compasión alguna por mí. Eso sí me había dolido. Creo que era su venganza.
-Mmmmhh!- digo y lo bueno es que la tenía cerca coloqué mi cabeza sobre su cuerpo, casi serca de su hombro, aproveché la situación para tenerla más cerca.
Pero ella me apartó con brusquedad cuando apenas me había acercado.
-Siempre atiendes así a tus pacientes?- le pregunto por su forma de tratarme.
-No! Solo a los que me caen mal.- dice y recoge sus cosas.
-Pero yo porqué te caigo mal?- le pregunto pero ella ya no me responde es más sale y me deja sola nuevamente.
Resignada y aceptando mi derrota, salí, pero es que era obvio también, es muy linda como para que se fije en mí, ella es una gran doctora en un hospital muy prestigioso y yo apenas soy cheff de una restaurante de cuatro estrellas.
Antes de salir del hospital veo una hoja de papel donde decía que necesitaban donadores de sangre.
Obvio que quería ser una donadora voluntaria.
Al día siguiente ya estaba en la sala de espera para hacer mi donación.
Y le rogaba a todos los dioses del universo que Aidy fuera mi doctora y la afortunada de que me sacará sangre.
Al fin fue mi turno, me indicaron dónde pasar y por suerte la única que estaba haciendo ese trabajo era Aidy, asi que no tenía escapatoria de mí.
-Otra vez tú!!- dice ni bien me ve.
-Lo siento si nos volvemos a ver, pero yo quería donar, pero si no puedes hacerlo tú, puedes llamar a alguien más para que haga tu trabajo.- le digo y rogaba por que no se fuera.
Ella solo gira los ojos decepcionada y molesta, pero me prepara para sacarme sangre. La verdad estaba un poco nerviosa.
-Estás segura que quieres donar sangre, si ayer estabas gritando solo porque te quitaba los puntos?- pregunta mientras me preparaba.
-Si, sí. Por supuesto!- respondo nerviosa.
-Y si mejor me invitas a cenar y nos dejamos de estás estupideces!- dice y yo quedo en shock, con los ojos y la boca abierta.
*Presente*
Escuché unas ramas quebrarse y su perfume llegó con rapidez hasta donde yo estaba. Ya se había tardado o en verdad consideró en darme mi espacio.
-Odio este lugar!- la escucho decir ni bien se acerca lo suficiente, la veo de reojo y tiene los brazos cruzados viendo al río, en la misma dirrección que yo veía.
Yo no le respondo, solo araño con mi dedo pulgar esa cicatriz en mi dedo índice, si no me hubiera cortado, nunca la hubiera conocido, creo que esto tampoco estubiera pasando.
-Aquí fue donde te tenía en mis brazos y recibiste ese mensaje de ese hombre.- dice y las imágenes comienzan a venir a mi mente de ese día.
Estaba tan molesta que no quise hablarte, me dolió que me engañarás, que me utilizarás y que jugaras conmigo de es manera.- dice y su voz se quiebra.
A estas alturas de mi vida, mi corazón estaba más duro que una piedra. No sentía compasión por ella, así como ella no lo tuvo todo este tiempo que e vivido con ella.
No había pasado ni una semana cuando llegaste de emergencia al hospital, te ví y me dolió verte así, pero después me fijé en tú vestido de bodas que llevabas. Y me enojé mucho mas contigo.
Y agradecí que no me pidieron a mí que te atendiera.
Pero no pude quedarme así, el odio, el dolor y el rencor me dominaron, que comencé a investigar con quién te ibas a casar.
Era con un señor millonario!- dice esto último casi entre dientes.
-Solo me pregunto, que tenía él que no tenía yo!!! Más dinero? Y caso yo no podía darte todo lo que quisieras? O porqué él si tenía un malditos p!!- dice y no puede terminar la palabra.
Y está vez se gira en mi dirección. Yo aún no la veo mi vista seguía en ese río con mis ojos cubiertos de lágrimas.
Imagino que ella estaba esperando a que le respondiera, pero yo no podía articular alguna palabra.
Y ella al ver que yo no respondía nada continúo.
-Mi manera de desquitarme y desahogarme fue vengarme de tí.
En una ocasión escuché a tú padre. Que por cierto no sabía que tenías.- dice y está vez vuelve a ver al río.
-Estaba discutiendo con alguien por dinero y te estaba ofreciendo a ti a cambio, no lo pensé ni un segundo y le pregunté cuánto quería por tí. No fue tanto como lo imaginé.
Fue entonces que mi plan fue hacerte sufrir de todas las maneras posibles, hasta sentirme satisfecha.- dice y yo quedo sorprendida.
Mi yo del pasado no creería que ella fuera capaz de eso, de tener tanto odio y haceme tanto daño.
-Y que quede claro que no son unas disculpas!- dice y fue la última apuñalada a mi corazón.
-Tampoco quiero que me las pidas!- le respondo al fin en algo y me pongo de pie, me acerco a ella y la veo.
-Y te felicito tu plan salió perfecto!- le digo con los ojos cristalinos.
-Ahora sí me disculpas tengo una propuesta de matrimonio que preparar!- le digo y me doy la vuelta, ya me daba igual si era una sopresa para ella o no.
Pero su mano toma mi brazo con brusquedad y me hace verla de nuevo.
-Respóndeme!! Porque razón lo elegiste a él? Por la primera o por la segunda razón?- pregunta enfurecida.
Ya a pasado casi dos años y veo que aún no se a desahogado, que no a sacado todo el odio que lleva dentro, aún lo dice con tanto dolor.
Ella tiene solo dos respuesta y en ninguna está la mía, pero ella quiera que responda a una.
Ella ya tiene su versión y al parecer no quiere escuchar la mía, y tampoco se la quiero decir, que siga pensado que así fueron las cosas.
-Quizá por ambas razones, pero un poco más porque él si tiene un maldito pene.- termino la palabra que ella no pudo ni pronunciar.
El cambio en su rostro fue lo mejor que pude a ver visto en toda mi vida, quizá fue una venganza por haber tenido sexo con Jared aún yo estando cerca.
Yo también ya me había vengado de ella y no tuve que esperar tanto.
-No tienes ni idea de lo increíble que es tener sexo con él y de lo gran.- no me dejó continuar cuando veo su mano levantarse, fui rápida y detuve esa cachetada que casi tocaba mi mejilla
-Ni se te ocurra volverme a poner una mano encina, y mucho menos ahora que recuerdo quien soy para tí.
Porque creeme que te golpearía hasta matarte y después tiraría tu cuerpo al río.
Y ganas no me faltan, así que no me provoques!- le digo con seguridad y veo que su rostro ahora cambia a una sorprendida. Creo que no se lo esperaba de mi parte.
Me di la vuelta y la dejé ahí, no escuché sus pasos tras de mí y lo agradecí.
Nota:
Para mis personitas que votan y comentan, y también para quienes no lo hacen.
Aquí va un segundo capítulo antes de que termine la semana. Espera les calme la ansiedad