Las una y mil historias sobre...

By scarwriter

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Escritos cortos sobre la Goyuu Week organizada por Yonkou ;) Espero que los disfruten! More

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Cuando vio al tercer borracho de la noche regresar toda su cena, Gojo Satoru decidió que había tenido suficiente.

Sabía que nada en esa velada saldría bien, lo supo desde el momento que Shoko atravesó la puerta del dormitorio que compartía con su mejor amigo, Suguro Geto, mientras agitaba un panfleto entre sus dedos.

La estudiante de medicina había llegado con la mejor de sus sonrisas mientras parloteaba de la "fiesta del año". Según los rumores, en la fiesta habría de todo; desde el mejor alcohol hasta las mejores drogas para pasarla bien. No era que Satoru fuese un puritano quien tuviese un odio irracional hacía las actividades recreativas de la juventud, mas que nada, era el hecho de que odiaba cuando las personas no tenían control sobre ellos mismo.

Sus dedos ya no eran suficientes para contar las situaciones en las cuales, tenía que llevar arrastrando a Geto hasta su habitación por su mal consumo de alcohol.

Fue por ello, que al momento en que Shoko terminaba sus argumentos a favor de asistir, Satoru contesto un tajante "No". Y claro que su negativa se hubiera mantenido, si es que aquel chico de cabello negros que, ahora, se encontraba bailando en la mitad de la pista, no hubiese jugado chueco cobrándole el favor de hacía una semana.

"Maldito examen sorpresa y maldito Geto aplicado" Dijo para sus adentros.

Podía irse. Nadie lo detenía. Pero desde el día en que el albino tuvo una cita con una chica que lo drogo, aquella pareja singular nombrada SatoSugu, tenían un tipo de acuerdo no verbal en el cual, si uno acudía a una reunión social, el otro iría para acompañarlo.

No podía ni deseaba dejar a Geto solo, pero necesitaba respirar aire libre.

Tomo su celular y sin mas le envío un corto mensaje a Shoko. Sabía que la chica no tomaba por lo que sus sentidos estarían bien, siempre y cuando no fumara otra cosa que no fuera la nicotina.

Se levanto de aquel sillón blanco, y tomando su vaso medio lleno de refresco de cola, el primogénito de los Gojo se abrió paso entre la multitud de universitarios vestidos conforme a la temática de la fiesta. Durante su recorrido, no pudo evitar cruzar miradas con algunos de sus compañeros de universidad. Tal vez si Satoru fuese el chico que había sido durante su preparatoria, hubiese tomado a alguna chica vestida de súcubo e irse a una habitación vacía de aquella casa, pero aquellos tiempos habían pasado y era él quien debía de estar al pendiente de la situación mas no perderse en ella.

Abrió con fuerza la puerta principal y el aire frio lo recibió. Gojo tomo una gran bocana de aire y bajo los escalones faltantes. La calle estaba vacía, si bien, la vivienda se encontraba algo apartada de la zona urbana, aun se podían observar unas cuantas luces de fondo.

El exterior fue un alivio. A su alrededor un paisaje verdoso se extendía, si bien la música electrónica aun era audible, el chico de ojos azules aun podía escuchar el cantar de los grillos de manera clara. Fue alejándose cada vez mas de aquella zona llenada de luces neón para adentrarse al pequeño bosque que fungía como una zona de recreación.

Dio unos cuantos sorbos a su bebida y encontrando un prado abierto donde se sentó recostando su espalda con el tronco del árbol más cercando para terminar sentándose sobre el césped húmedo.

­                —Definitivamente no estoy hecho para las fiestas- Dijo en voz alta mientras se desabrochaba el listón que mantenía la capa de vampiro en su lugar. – Si es que vuelvo a venir, le diré a Shoko que nos diga con anticipación.

Satoru no era un grinch como la chica de cabello corto cobrizo lo hacía ver. En realidad, era una persona bastante cuidadosa cuando se traba de festividades. A su edad de veintiuno años, aun presionaba a su madre para decorar el hogar y él hacía lo propio dentro de su habitación de universitario. Aunque no lo dijera, también era competitivo y era por ello por lo que cada vez que había alguna actividad donde demostrar habilidades, el chico de estructura mediana siempre se apuntaba con el objetivo de ganar.

Era por ello por lo que se encontraba incomodo con su traje de esa noche. Por las prisas, solo atino a vestirse con un pantalón negro, una camisa blanca de manga larga y una capa negra que Shoko había traído tanto para él como para Geto.

Ni siquiera había podido lucirse en aquella fiesta.

         —Poder hacerlo mejor en la competencia de Artes. Solo tendré que decirle a Mei Mei que me dé más libertad creativa.

Dio un ultimo sorbo antes de botar el vaso en algún lugar de aquella arboleda.

Con un deje de pereza dejo caer poniendo sus brazos detrás de su nuca en un intento de almohada improvisada. Mantuvo su mirada sobre aquel manto estrellado que se extendía sobre él y con el pasar de los minutos, sintió como su vista se cansaba.

El sueño estaba poco a poco a ponderándose de su cuerpo y sin más se rindió ante el cansancio que su cuerpo le expresaba.

Satoru hubiera sido el hombre mas feliz si un invitado no deseado no hubiese interrumpido su sueño.

       — ¡Oh! ¡Este es un buen lugar para descansar!

Co n la bilis subiendo hasta su garganta, Gojo abrió sus ojos y dirigió su mirada hacía el núcleo de su molesta.

A su lado, se encontraba un chico de pie completamente vestido de blanco.

Desde su posición no era capaz de ver muchos rasgos de aquella persona, pero lo que si pudo observar era la singular cabellera rosada que poseía a aquel personaje.

"¿Sera teñido?" Pensó con curiosidad.

         — Tengo que avisarle a Sukuna que por fin encontré su lugar predilecto para irse a dormir.

Así como ese chico apareció de la nada, así fue como corrió hacia el centro del prado, ignorando completamente al chico albino quien le miraba entre molesto como consternado. Quiso decir algo, tal vez gritarle o darle entender que su interrupción había sido incomoda, pero viendo como aquel chico parecía dialogar consigo mismo, Satoru decidió que era mejor ignorarlo y tratar de retomar el sueño.

Volvió a tomar una posición cómoda y cerró sus ojos.

Concentro su audición en la danza de las hojas al chocar con el viento. Dio unos cuantos movimientos de cabeza para recuperar su sueño, pero no podía hacerlo. Sentía que había algo que debía de revisar antes, además de que podía sentir su cuerpo mas pesado. Como si estuviese a la defensiva de algo.

Gojo abrió sus ojos y vio como enfrente suyo, unos ojos color avellana, lo miraban inquisitivamente.

Paralizado por el miedo, Gojo no pudo emitir otro sonido más que un gemido.

      — ¡Hmp!

No quiso emitir algún movimiento. Aunque no quisiera expresarlo, aquel chico de rostro ovalado, labios delgados y mirada gatuna, le causaba un sentimiento extraño.

Como si de un instinto de supervivencia se tratase.

El extraño hablo sin más, alejándose un poco dando pequeños pasos en cuclillas para ver mejor a Satoru.

    — No sabía que había alguien más aquí. ¿Te moleste?

En alguna otra situación, el ojo celeste podría haber dicho que aquella voz era bastante dulce. Pero en su posición, mas que dulce le causaba un poco de extrañeza.

Tomando una posición más cómoda, Gojo recostó su espalda contra el tronco mientras cruzaba sus piernas a la par de sus brazos.

      — No. No te preocupes. - dijo tranquilo.

      — ¡Que alivio! Realmente me hubiese sentido mal si hubiese interrumpido algo importante.

Dijo el chico para tomar asiento a su lado. Estuvo tentado en correrlo, pero no creía que funcionara. Por lo que solo lo dejo estar.

Al pasar de los segundos, pudo sentir como su invitado indeseado le daba miradas discretas, a lo que suspiro y llamó su atención de manera tajante.

       — ¿Qué?

       — ¿Cómo te llamas?

"¿Qué demonios?" Dijo para sus adentros. fingió confusión y prosiguió a, de manera social, reafirmar lo que había escuchado.

       — ¿Disculpa?

        — Es normal que cuando conoces a alguien digas tu nombre para presentarte. - recito el peli rosado mientras hacía unas pequeñas presentaciones con sus manos-El mío es Itadori Yuji, y ¿El tuyo es...?

Gojo quería golpear al chico a su lado. No solo lo había despertado, si no que, ahora se encontraba en un tipo de ritual presentaciones sociales a las cuales ni siquiera había consentido. Podía dejarlo e irse, o golpearlo por ser entrometido, pero algo en aquella mirada inocente, le dio a entender que el chico no lo estaba haciendo con saña.

Fue por eso por lo que acepto a dar su nombre.

       — Gojo Satoru.

       — Es un nombre bastante singular. ¿Qué haces por aquí?

        —  Nada en particular, solo venía a descansar. - Sintiéndose algo extraño con la alegría del contrario, decidió que era tiempo de marcharse y tratar de regresa con sus amigos antes de que todo fuera más incómodo para él-Creo que ya es algo tarde, me voy yendo.

Hizo el ademan de levantarse, pero su manga fue jalada con desesperación. Gojo miro al chico quien, con una mirada avergonzada le pidió disculpas sin poder sostenerle la mirada mientras soltaba el pedazo de tela.

       — ¡Perdón! Lo siento, solo que no he platicado con alguien en bastante tiempo y que te haya encontrado aquí...- Corto su idea, y con mayor calma, y algo de tristeza, prosiguió-Solo quiero platicar con alguien. Entiendo si te molesta. Lo siento, es incómodo.

No entiendo el por qué, pero ver a aquel joven con un semblante solitario y hasta depresivo, le hizo realizar una acción no muy común en él.

Tomó asiento de nueva cuenta y trato de continuar con la charla.

      — ¿Y? ¿De qué quieres platicar?

El peli rosada lo miró sorprendido, y con una gran sonrisa en sus labios, coloco sus manos sobre el césped que los separaba.

     — De lo que tu quieras platicar estará bien para mí.

Gojo no tenía algo en que particular sobre lo que quisiera hablar. Reconocía que, si no tenía la suficiente confianza con alguien, era muy complicado para él conversar.

Tal vez era por eso por lo que Shoko decía que tenía fama de egocéntrico en su facultad.

      — Me llamo Gojo Satoru, veintiún años. Estudio diseño de modas, tengo un gato que vive con mis padres y vivo con mi mejor amigo. No tolero el alcohol y adoro los dulces. -dijo de manera cortante.

El adolescente imito su manera de descripción.

          — ¡Woah! ¡Tienes una buena vida! Yo soy Yuji Itadori, veinte años. Estudio para ser bombero. No tengo un gato, pero tengo un hermano gemelo que cuenta como uno. Adoro las películas de terror, pero detesto la oscuridad...- Al escuchar como la conversación, Gojo le miro de reojo - Me gusta ver a los demás, y me gusta ayudar como puedo... Tal vez fue por eso por lo que acabe así.

Satoru no pudo ignorar eso ultimo. En lo poco que tenia de conversar, es chico de nombre Itadori Yuji pasaba de ser una persona llena de vida a un hombre de ochenta años a punto de fallecer.

Aquel pensamiento se reafirmo cuando, al pasar de un tiempo corto, Yuji le hizo una pregunta mas que extraña para alguien de su edad.

       — Dime Satoru, tú ¿Crees en la vida después de la muerte?

Quiso contestar que no y así sacarse de esa conversación madura, pero decidió ser honesto. Mas que nada por que parecía que Itadori realmente le consternaba aquel tópico.

       — Creo que hay algo más. Sería muy imprudente de mi parte asegurar algo que no se.

Yuji por su parte quiso que aquella respuesta se quedara con él, pero era imposible. El necesitaba otra contestación que le diera paz a su atormentada cabeza. Miro sus manos, que ahora reposaban sobre sus muslos, y apretó el agarre sobre la tela del pantalón.

         — Yo quiero creer que sí. Debe de ser así... Debe de ser así.

Quienes conocían a Gojo Saturo, sabían que no había poder humano que lo hiciera sentir empatía por las personas. No era que fuese un psicópata, pero para él, la empatía era algo tan importante que solo se deja sentir cuanto la persona involucrada era alguien importante para él. Sin embargo, en el fondo de su corazón, aquel sentimiento surgió cuando noto la desesperación en la voz de Yuji.

Quería consolarlo de alguna manera para evitarle un trago amargo.

        — No te agobies por algo que no controlas. Cuando llegue el momento podrás saber la verdad, mientras solo enfócate en el presente.

El par de ojos avellanas se posaron sobre los suyos. Yuji le miraba con sorpresa, y Gojo solo le respondía con seguridad.

La lucha de miradas se mantuvo un poco más, hasta que algo dentro de Yuji le hizo sonreír mientras le sostenía la mirada a Gojo.

       — Eres bastante amable Satoru. - Dijo con cariño.

El sonrojo no tardo en hacerse presente en la piel nívea de Gojo. No era la primera vez que alguien le decía un halago, pero su cuerpo había reaccionado en automático a la sonrisa tierna de Yuji y a su voz profunda al momento de decirle aquello.

Con vergüenza, desvío la mirada y la fijo en un punto en el cielo.

      — Solo digo lo que es.

Yuji rio al notar la vergüenza ajena y le dedico una sonrisa cálida antes de ponerse de pie, llamando así la atención de Satoru.

     — Ya es el momento de irme. Gracias por escucharme- Sin separar sus ojos de los azules, Yuji suspiro y pronuncio con cariño-Espero que en mi próxima vida pueda cruzarme de nueva cuenta contigo Gojo Satoru.

El albino tuvo la necesidad de responder algo, pero sus palabras murieron en su boca cuando una voz conocida llamo su atención de entre los árboles.

       — ¡Satoru!

Dando grandes zancadas, Suguru Geto corría a velocidad hacia su dirección. Gojo por un momento pensó en como había logrado encontrarlo si nunca había dicho a donde iría, pero recordó que ambos tenían compartida la ubicación de sus celulares en todo momento para cualquier emergencia.

Gojo se puso de pie, pero no sin antes pedirle a Yuji que le esperara. Pero al momento de regresar su mirada hacia donde se encontraba Itadori, pudo notar que no había nadie ocupando ese lugar.

El celeste sintió como se quedaba clavado en el jardín.

      — ¿En dónde diablos te habías metido? – dijo Geto con enojo cuando llego. -No te encontramos en ningún lugar, pensamos que la loca había regresado por ti. Shoko estuvo a punto de llamar a la policía si no es que le digo de tu ubicación.

Confuso, Gojo trato de contestar seguro, fingiendo que la desaparición de Yuji no le había afectado demás.

      — Le dije a Shoko que iría a caminar.

Geto quiso gritarle de nueva cuenta, pero su amigo se encontraba en búsqueda de algo. Era extraño.

      — ¿Qué buscas?

       — A nadie. -oculto por completo su miedo- ¿Ya terminó la fiesta?

       — No, pero ya tuvimos suficiente por hoy. ¿Nos vamos?

Sintiéndose inseguro, Gojo no le quedo demás que afirmar lo dicho por su mejor amigo.

           — Si, vámonos.

Ambos universitarios se alejaron de la zona.

Mientras Geto le marcaba a Shoko para detenerla de llamar a una patrulla, Gojo no pudo evitar buscar por todo el lugar a Yuji. La oscuridad no le ayudaba en absoluto, así que opto mejor por buscar alguna red social de aquel chico, no entendía por que tenia esa necesidad de despedirse correctamente pero no pudo sacarse ese sentimiento durante todo el trayecto.

Cuando llego a su habitación, abrió su computadora y tecleo el nombre Itadori Yuji en el buscador.

En cuanto la primera búsqueda le marco una nota roja. Satoru sintió como sus piernas temblaban.

Con algo de miedo, abrió aquella pestaña y su sangre dejo su cuerpo cuando leyó el encabezado.

"Joven de veinte años fallece al salvar a un niño de un conductor imprudente"

"Debes estar jodiéndome" pensó.

Contino leyendo la nota.

"En la noche del día 27 de octubre, un joven de nombre Itadori Yuji saco del camino de un conductor negligente, a un niño de ocho años.

Testigos del accidente, comentan que el aspirante para bombero, no lo pensó dos veces para salvar al infante. Derivado de ello, el coche embistió al chico lanzando su cuerpo diez metros mas adelante, mientras su hermano Itadori Sukuna corría a auxiliarlo.

El apoyo de ambulancia llego diez minutos después del siniestro, pero el chico ya no contaba con signos vitales..."

Gojo no quiso seguir leyendo. Había imágenes del suceso, así como una foto de Yuji dentro de aquel escrito.

Quiso buscar alguna explicación lógica a todo, pero lo cierto era que no tenía ninguna.

Todo apuntaba a que había sostenido una conversación con un fantasma. Aunque, de cierta manera, sentía que algo no iba bien con aquel chico. Desde sus cambios de humor hasta su constante incertidumbre ante la muerte.

Quiso vomitar, pero resistió el impulso mientras tomaba una pastilla de menta.

Fue una noche pesada en la cual el sueño fue difícil de conciliar.

A la mañana siguiente, su celular marcaba la fecha 27 de octubre y Satoru no pudo evitar comprar unas flores después de la universidad y acudir de nueva cuenta al lugar donde había encontrado a Yuji. Si bien, sabía que el prado no había sido el lugar del accidente, Gojo sintió que era una mejor idea dejarle un presente en una zona más tranquila y menos traumática que en el lugar de su muerte.

No dijo palabras de despedida. Solo se quedó ahí, parado mientras venía aquel ramo de rosas blancas.

Gojo supo que su presente fue bien recibido cuando una brisa se posó sobre su cuerpo causándole un sobresalto. Sabía que debía haber sentido miedo, pero, en su lugar, sintió un calor extendiéndose sobre su pecho y hombros, como si alguien le estuviese abrazando.

Se quedo un rato ahí, hasta que aquel calor se esfumo.

Gojo se marcho al tiempo de aquel lugar no sin antes pronunciar al aire.

           — A mí también me gustaría cruzarme contigo en alguna otra vida, Yuji.

En los años posteriores, Gojo siempre acudió con un ramo de rosas blancas para su invitado no deseado Itadori Yuji.



Buenas buenas! Aqui reportandome con un pequeño escrito para la Goyuu Halloween Week. Espero estarlos leyendolos durante estos días, asi como espero leerlos en otras historias de la plataforma! Sin nada mas me despido y los leo pronto. ¡Los quiero lectores!



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