La tradición de la noche de películas cada domingo en casa de Dustin nació hace un año, pocos meses después de que Will se acercara a Dustin, Max y Lucas. Usualmente el filme a ver es decidido mediante piedra, papel y tijeras. Will gana la mayoría de las veces, lo cuál causa un mínimo fastidio por parte de los demás, pero profundamente disfrutan cualquier película que Will escoja. Como la mayor parte del tiempo, la victoria en piedra papel o tijeras el día de hoy la obtuvo Will. Max comienza a sospechar que está haciendo trampa, pero Will lo niega, riéndo.
-Los Juegos Del Hambre- lee Will, en voz alta. El televisor de la sala de estar en casa de Dustin es increíblemente grande, fue un regalo por parte de su madre quien sabía lo mucho que Dustin querría jugar videojuegos en él. -No recuerdo la última vez que la vimos.
-Yo sí - dice Max, acomodándose en el sofá beige, junto a Will. Una de sus manos sostiene un bowl lleno de palomitas de maíz, la otra una lata de Sprite. Will arruga la nariz al notar la extraña combinación. -Algo diferente, por favor.
-Okay. - Presiona nuevamente los botones del control remoto, con sus ojos desplazándose entre la pantalla. Titanic sería una buena opción, si Will tuviese ganas de hundirse en un sofá durante cuatro horas y estar al borde de quedarse dormido, cosa que Lucas siempre le reprocha cuando sucede. Cualquier película de Marvel ni siquiera es opción. Will las odia.
-¿American psycho?- ofrece Lucas, señalando la pantalla con el dedo índice mientras toma asiento junto a la pelirroja. Su brazo se desliza encima de los hombros de ella, abrazándola.
-No gracias. - Will niega con la cabeza.
-Se supone que Will es quien tiene que elegir- ya que el sofá está lleno con Lucas, Max y Will, alguien siempre debe sentarse en el suelo. Esta vez le toca a Dustin .
-¡Orgullo y prejuicio!
Max parece considerarlo durante un breve momento antes de hundirse de hombros.
-Supongo que está bien- dice, sonriendo.
Dustin ofrece apagar las luces, lo cuál tiene poco sentido porque es de día e igualmente la luz solar entraría a la casa por las ventanas. Aparece la primera escena en la pantalla frente a Will, y eso hace que se dé cuenta de que probablemente, en algún momento de su época asocial durante la cual no tenía ni un solo amigo y lo único que hacía era ver tres películas por día (las mismas tres, la mayoría del tiempo), la película quedó grabada en su mente. Y no en sentido figurado. Durante cada escena, Will sabe cuál será la próxima y, básicamente puede predecir cada diálogo de los personajes. Así de patético fue un punto en su vida.
Luego de la película, durante la cual Will se mantuvo extrañamente silencioso (no dijo ningún dato sobre Keira Knightley en las dos horas y siete minutos que dura la película) Dustin ofrece que vayan a su habitación. De ese modo, Max está en la cama de Dustin mirando al techo a la izquierda de Will, quien está leyendo un artículo de Wikipedia sobre Jane Austen. Lucas recorre con la mirada el estante de cómics que tiene Dustin en su habitación, mientras este último relata la trama de cada cómic brevemente, en caso de que Lucas quisiera leer uno.
-A veces desearía haber nacido en el siglo diecinueve - dice Will, recostado con una mano en su nuca. Los demás se giran para mirarlo.
-Nos asesinarían a todos- ríe Lucas. Su risa se mezcla con la playlist de Dustin de fondo, la cual contiene en su mayoría Rock de los 80s. -Yo soy negro. Tú eres gay y Max es pelirroja. Dustin es el único que se salva.
-Fuera de broma- Max interviene. -Me pregunto como sería vivir en esa época. La vestimenta, la gente, los bailes.
Lucas alza las cejas, herido. El baile de regreso a clases es a finales de octubre, y Lucas ha insistido cada día que Max lo acompañe. Desde la vuelta a clases, la cuál fue hace solamente una semana, Lucas ha navegado en un sinfin de métodos de invitaciones al baile. Desde un simple "¿Quieres ir al baile conmigo?" hasta interrumpir su almuerzo en la cafetería, y bailar hip-hop en frente de toda la escuela sosteniendo un cartel de un metro que la invita a ser su cita para el baile.
-Podrías ir al baile, pero decidiste rechazarme.
-Nunca en mi vida, sin importar cuan bajo caiga, voy a tener tan poca dignidad como para ir a un baile escolar.
Will siente la necesidad de recordarle que ya lo hizo anteriormente, al menos dos veces. Pero aún así, no dice nada.
Dustin interviene.
-Si yo fuera tú...
-Pero no lo eres, Dustin.
-Si yo fuera tú, aceptaría. ¿Tienes idea de lo que es tener una relación a distancia? Pagaría por tener la oportunidad de que Suzie me lleve a un baile.
Will ríe. -O de que tu la lleves a ella, más bien.
-Si, si. Como sea. - Dustin se hunde de hombros. -El punto es que deben aprovechar estas oportunidades que se presentan. Porque, cuando no te das cuenta, lo pierdes todo.
-Wow, qué emotivo- Lucas finge limpiarse una lágrima.
-Oye- llama Will.
-¿Si?
-¿Cómo hacen tú y Suzie para seguir juntos después de todo? - pregunta lo que siempre ha querido saber. Cómo es posible que sigan juntos después de haberse conocido a los trece años en un campamento de verano, con los padres de ella siendo prácticamente puritanos y su único contacto siendo llamadas telefónicas porque, hasta los quince años, sus padres no le permitieron tener un teléfono celular.
Dustin parece reflexionar durante un tiempo, toma asiento en la cama junto a Will y comienza a explicar.
-Supongo que ella es la "indicada" para mí, o algo así - sus dedos forman comillas en el aire al decir la palabra indicada. -Quiero estar con ella. Quiero ser su novio. No siento que seguimos juntos por obligación o algo así. Es como si nos hubiéramos conocido ayer y no hace cuatro años.
-Tiene sentido.
-Es verdad- Lucas toma un cómic para ojear la portada rápidamente antes de ponerlo otra vez en su lugar. -Así se siente con Max.
Will los observa durante breves segundos. Max y Lucas sonríen, sus ojos están puestos en los del otro como si fuera la primera vez que se ven. Dustin, cuyo teléfono vibró hace un momento, teclea rápidamente y luego lo guarda en su bolsillo.
-Andrew es un desastre- dice, con los ojos en blanco. -Acaba de preguntarme si podemos sobornar al señor Alan y Nguyen para que nos den la postura del debate a favor, así no tiene que prepararse en caso de que nos toque en contra.
El debate. Will lo había olvidado. Quizás sería más útil si las notificaciones del calendario llegaran una semana antes en lugar de un día. El miércoles es el debate, y Will no sólo tiene que adquirir tanta información sobre el uso de animales en investigación científica como pueda, sino que todavía no termina la primera actividad de arte, el martes va a trabajar en el proyecto de ciencias con Wheeler y su ensayo para la universidad es, hasta ahora, una hoja en blanco. A este punto, Will debería estar agradecido de que siquiera tiene tiempo para respirar. Y, aún así, está perdiendo el tiempo en la casa de Dustin, lo cual, no importa cuánto disfrute pasar tiempo con sus amistades, envía una sensación de culpa a su pecho.
Toma su teléfono, el cuál no ha usado en las últimas ocho horas, y busca los tres contactos que necesita para crear un grupo.
Debate club de ciencias
Hola, recuerden que el debate es este miércoles.
Una respuesta llega casi al instante.
Michael Wheeler de la escuela:
si
ya estudie
Wes Smith:
Holaa
Justamente estaba estudiando para el debate
💪👍
Toni Ruiz:
Lo olvidé. ¿Encontraron algún video en YouTube?
Sí.
https://youtu.be/hNr36xB4wo?si=_OLuhpn8m4gTpyBL
Toni Ruiz:
Gracias
Durante los siguientes cincuenta minutos que pasan sumergidos en conversaciones consideradas poco relevantes por Will, lo único que siente es deseos de irse a casa y dejar de perder el tiempo. Aunque suene egoísta, es la realidad. No significa que Will no les tenga cariño a sus amigos. Significa que tiene prioridades y quizás demasiada autoexigencia.
Es por eso que, al finalmente llegar a casa, Will prácticamente se entierra en la silla junto a su escritorio con la computadora en manos y comienza a teclear. Lo hace una, y otra, y otra vez. Comienza a volverse tedioso, pero a Will no le importa demasiado. Le importaría si no hubiera algo que le molesta más. Porque, al igual que ayer, cada pequeño texto que logra escribir es borrado solo unos segundos más tarde. Y no es porque Will es demasiado exigente en esta situación (ahora mismo, se conformaría con escribir cualquier cosa minimamente parecida a un ensayo) sino que todo lo que logra escribir suena a comercial de autos o cuento para niños. Cierra la laptop, exhalando fuertemente, y decide rendirse. Hoy no es el día. Quizás mañana.
Las veces que Will ha hecho caso omiso a un profesor son tan pocas que pueden contarse con los dedos de una mano. Más bien, con dos dedos de una mano. La primera fue en primer grado, donde la cual un Will Byers de seis años desobedeció a la maestra Reagan luego de que ésta le indicara que no respondiera todas las preguntas que ella hacía en clase, y dejara a los otros participar. Will mentiría si dijera que no sigue guardándole rencor a esa mujer, que no sólo mató su habilidad de participar en clase sin ponerse nervioso (aunque parezca imposible de creer) sino que también hizo que la pizca de extroversión que Will solía tener fuera remplazada por un 100% de introversión.
La segunda vez fue cuando el señor Nguyen, en primer año de secundaria, dijo que uno de los ítems de la tarea no era necesario, y que no lo hicieran. Will no pudo con esto.
Y, ahora mismo, están a punto de ser tres veces. Aunque un patético sentimiento de culpa aparece en su estómago, Will no lo haría si no fuese extremadamente necesario. Y, terminar la actividad de arte es, ahora, extremadamente necesario. Y extremadamente imposible de lograr sin la ayuda del internet. Will está actualmente corto de inspiración, y la música a todo volumen viniendo de la habitación de Jane no ayuda.
Está claro que, al googlear ¿Quién soy? el internet no va a dar una biografía de Will con cada ínfimo detalle de su personalidad. Cómo describirme a mí mismo suena como una mejor opción de búsqueda.
La mayoría de resultados son sitios que buscan ayudar a personas a describir su personalidad en una entrevista de trabajo, lo cuál no se compara con la situación de Will, que es una simple actividad de secundaria.
Adjetivos para describir su personalidad suena bien.
Ambicioso, porque cada día tiene una nueva meta que alcanzar.
Inteligente no necesita mucha explicación.
Altruista, se preocupa más por el bienestar de los demás que el suyo mismo. Lo cual puede significar un problema, o puede significar una solución. Esto varía en un cincuenta cincuenta.
Autoexigente, porque nunca es suficiente para él. Cada meta que persigue luego se convierte en un logro y pierde relevancia. Cuando estás acostumbrado a triunfar, los logros ya no se sienten como logros sino como responsabilidades.
Inseguro. Will no recuerda cuando esa palabra apareció en su autodescripcion. Quizás siempre ha estado allí. Inseguro porque tiene miedo. Tiene miedo de que sus amigos se den cuenta de que no es una persona interesante y lo dejen. Tiene miedo de que las cosas que planeó para su vida no resulten de la forma que quiere. Tiene miedo de que, en veinte años, en su miserable hipotética vida, mirará hacia atrás y se arrepentirá de cada decisión que ha tomado. Tiene miedo a fallar. Tiene miedo al fracaso.
Habiendo comprendido esto, le resulta mucho más fácil visualizar una ejemplificación para su descripción de si mismo.
Y la imagen aparece en su cabeza solamente unos segundos después. Una bomba. Bueno, no una bomba en sí. No el tipo de bomba que está graficada como una esfera negra con algún tipo de cuerda a punto de estallar. Una verdadera bomba, del tipo que aparecería en una película de acción donde están por volar un banco. No solo la bomba aparece en su mente, ya que, aunque la bomba es lo que más destaca en la imagen, el elemento clave es una persona que está intentando desactivarla. Tiene pinzas en sus manos, las cuáles están intentando decidir qué cables debe cortar con precisión, porque si no lo hace, si no tiene el mayor cuidado y delicadeza, la bomba va a explotar. Eso es prácticamente una buena descripción para lo que siente Will que sucederá si falla en algo, sin importar lo pequeño que sea.
Aunque el dibujo que finalmente queda retratado en la hoja de papel luego de dos horas de arduo trabajo no es la exacta imagen que Will tenía en su cabeza, se queda bastante satisfecho con el resultado, lo cuál es más de lo que puede pedir.
Ni siquiera se molesta en realizar una queja mental de la música a alto volumen que se oye atravesar las paredes, ni a recordarle a Jane que mañana es lunes y probablemente no ha hecho la tarea. Aunque aún queda el ensayo, el debate, el proyecto, y dios sabe qué más, lo de arte ya está terminado. Una cosa menos.