Hanna
- No voy a dejar que vallas sola - gruñe furioso por mi petición de dejarme ir sola a la casa de Massimo.
- Papi por favor, no quiero problemas y por lo tanto debo ir sola - explico con calma.
Aparta la mirada, totalmente ofendido.
- Ya veo que no te gusta mi compañía, seguro ya te aburrí - dramatiza.
Me carcajeo divertida.
- Dramatico - me burlo.
- Cría cuervos... y terminaran sacando tus ojos - bromea.
Me envuelve en sus brazos con amor.
- Llegaremos juntos a Sicilia, una camioneta te llevara al punto de encuentro con la gente de Massimo y los vigilaremos a una distancia prudente.
Lo miro asintiendo.
- Esta bien, pero siento que estas siendo algo paranoico con el tema - comento.
Su rostro cambia totalmente, su expresion dura.
- ¿Como quieres que no lo sea? - su voz tiembla con furia y puedo sentir la tristeza que reprime - Has sufrido demasiado, no puedo permitir que te sigan dañando. Así que si quieres llamarme paranoico, pues hazlo, pero prefiero ser un paranoico que protege a su hija de todo el mal que nos rodea.
- Papi... - susurro, mi voz suena como un pequeño sollozo.
- Ve a terminar de prepararte, yo iré a ver que todo este bien con el jet - me corta, se acerca y deja un beso en mi frente antes de irse a paso apresurado, el sentimiento de culpa me invade. Soy una malagradecida.
Mi papa ha hecho tanto por mi, y yo acabo de rebajar su esfuerzo como si no fuese nada.
Claro que lo es.
El es la única persona que confió en mi, que me protegió y fue quien me regalo lo que siempre soñé, una familia.
Y me la dio justo en el momento que mas la necesitaba.
Nunca me va a alcanzar la vida para pagarle todo lo que ha hecho por mi, y aunque el nunca me ha exigido nada, siento que debo agradecerle de alguna manera, y es por eso que cada día le demuestro lo mucho que lo amo.
Termino de recoger un par de cosas y corro escaleras abajo escuchando las advertencias de los guardias, los ignoro y corro mas fuerte, debo parecer una loca pero no me importa, solo quiero llegar a el, así que apresuro el paso saliendo del palacio. Afuera hay un montón de guardias recibiendo ordenes de papa mientras terminan de verificar que todo valla bien con las camionetas que nos llevaran a la pista privada.
Todos están firmes frente al Boss que parece muy enojado, esta mas que enojado, lo se, así que sin detener mi carrera me apresuro a llegar a el, a penas le da tiempo de reaccionar y sujetarme cuando me le lanzo encima, enrollando mis piernas en su estomago.
Le lleno la cara de besos.
- Te amo, te amo, te amo - repito tras cada beso.
Lo escucho reír, como también escucho algunas exclamaciones de sorpresa e incredulidad, los pasos de los guardias que venían con mis cosas y la voz de Irina.
- Oh dios mio, vienen los viejos rusos, bájate niña - me dice asustada.
No se que sucede, pero oigo el quejido de dolor que suelta la esclava principal.
- A la hija del Boss no se le habla, no se toca, no se mira y no se molesta - gruñe un guardia.
Me separo mirando a la mujer que se soba la nuca con una mueca de dolor.
- Yo...
- Silencio Irina - la calla papa sin dejar que me baje - Nadie te dio autorización de hablar.
- Lo siento, mi boss, solo estaba preocupada por ellos - susurra señalando el vehículo que se estaciona a unos metros de nosotros.
Me tenso cuando los veo bajar con una expresion desaprobatoria en el rostro.
- Mi Boss - dicen sin una pizca de humor - ¿Que esta escena?
Mi papa alza una ceja sin intención de bajarme.
- ¿En que le afecta? - cuestiona con furia.
El viejo lo mira con pena.
- En nada, pero...
- Entonces no te entrometas donde claramente nadie a pedido tu maldita opinión - escupe con desdén, caminando conmigo encima. La mirada que me dedican es tan fulminante que no resisto las ganas de sonreírles triunfalmente ganándome miradas ofendidas y de indignación.
- Моя прекрасная итальянская принцесса, я люблю тебя, как идиота - susurra besando mi frente mientras me deja en mi asiento.
- ¿No estas enojado conmigo, papi? - pregunto mimada sabiendo que el nunca se enojaría conmigo.
- Nunca.
El viaje no es para nada tenso, por el contrario, papa se encarga de hacerme olvidar todos los problemas, haciéndome reír y dándome cariño.
A veces me sorprende que un hombre como el, tan frió, déspota y cruel, pueda llegar a ser tan amoroso, pero solo es así conmigo.
Eso por una parte me indigna pues debería querer a todos sus hijos y tratarlos igual, pero mi lado egoísta y caprichoso disfruta de ese amor solo para mi.
Se que no esta bien el sentimiento que me invade cuando papa pasa mucho tiempo con otras personas, mas que todo sus esclavas, pero no puedo evitar los celos que me invaden al pensar en que tal vez una de ellos lo puede enamorar locamente y hacer que huyan juntos a otro lado. Se que es loco que me sienta así, pero me da miedo de que alguien me quite su amor, ese amor que siempre había anhelado en mi vida y ahora que lo tengo no quiero perderlo por nada del mundo. Recuerdo una vez que iba a el despacho de papa extrañada porque no había ido a verme en mi practica, ya que el casi nunca se las pierde, cuando entre sin tocar, encontré una escena que me hizo sentir triste y desechada.
Vera, mi hermana mayor, estaba con el, no se que había pasado pero el la abrazo y le daba palmaditas en la espalda mientras ella lloraba en sus brazos, en ese momento no pensé en la razón por la que mi hermana estaba llorando, solo pensé en que papa no había ido a verme porque estaba con ella, con su hija a la cual había visto crecer, yo sentía que era obvio que la iba a querer mas que a mi. Así que sin hacer el mínimo ruido me fui hacia mi habitación sintiendo el corazón roto, mis guardias me seguían pero no entendían por que me había puesto de esa manera, solo se limitaron a seguirme en silencio, pase toda esa tarde llorando, hasta que sentí esos brazos rodearme, ese calor y ese aroma tan conocido para mi.
- Mi niña, ¿Que pasa mi amor? - pregunta preocupado, recuerdo la escena que vi, haciéndome sollozar con mas fuerza - ¿Te duele algo?
Quisiera decirle que me duele el corazón, pero solo niego sin dejar de llorar escandalosamente.
- Amor mio, háblame - pide desesperado mientras me carga llevándome a la cama.
- T-Tu y..ya no me amas - balbuceo.
- ¿Que?
No puedo verlo, pero por su tono de voz puedo imaginar la cara que puso.
- Hanna - gruñe furioso, toma mi rostro entre sus manos dejándome ver su expresion asesina - ¿Quien te dijo eso?
- Nadie - sollozo sin querer mirarlo pero me sigue sosteniendo con firmeza - Y-Yo te vi.
Frunce el ceño hasta que el reconocimiento reluce en sus ojos.
- Escúchame bien porque no lo pienso repetir - advierte con dureza, me encojo ante su tono y mirada - Tu, Hanna Valeria Korsakova, eres mi hija, mi único amor. Eso no va a cambiar porque abrace a una niña, porque recuerda, mientras tu eres mi hija, solo mía, esos niños son del imperio, no míos. Tu eres la única hija de Andrei Korsakov, que te quede claro, y nadie te va a quitar el lugar como dueña de mi corazón porque no existe ningún ser humano que me haga dejar de amarte o que me haga hacerte a un lado, eres mi prioridad, siempre, así que nunca dudes de eso y te prohíbo pensar que no te amo, porque malditamente eres el puto aire que respiro y eso sera siempre.
Sonrio ante el recuerdo de sus palabras, esas palabras que siempre me repito cuando siento celos hacia el.
- ¿Bajamos? - cuestiona parado a mi lado mientras me extiende la mano, la tomo con una sonrisita que lo hace entrecerrar los ojos cuando me levanto - ¿En que piensas?
Me rio ante su tono de sospecha.
- Nada en particular - respondo encogiéndome de hombros.
Bajamos del jet tomados de la mano, y el sol de Sicilia es lo que nos recibe. Es raro para mi, pues ya me había acostumbrado al frió de Rusia.
En la pista hay varias camionetas que nos esperan con hombres rodeando la zona.
- Esas son las camionetas que te llevaran a la casa de Massimo - señala las dos camionetas que están mas cerca de nosotros - Te seguiremos lo mas cerca posible, pero siempre hay un momento en el que le perdemos el rastro y nunca hemos podido dar con la casa del imbécil, entonces estarás prácticamente sola, ¿Recuerdas todo lo que te he enseñado?
Asiento.
- Bien, hagamos esto entonces - me besa la frente antes de llevarme hacia los vehículos, uno de ellos se abre y de el sale un hombre alto, castaño, de ojos café que me mira serio.
Mis ojos se llenan de lagrimas y los de el igual.
- Valeria.
Esa palabra es la que me impulsa a soltar la mano de papa para correr hacia el y abrazarlo.
- ¡Bruno! - chillo feliz de verlo nuevamente.
- Te extrañe tanto - murmura sin soltarme.
- También te extrañe - respondo en el mismo tono.
No queremos soltarnos y se nota por la manera en la que nos abrazamos, pero nos vemos obligados a hacerlo cuando papa carraspea ruidosamente.
- Boss - saluda Bruno dándole la mano.
- Consigliere - contesta mirándolo de arriba a abajo con el ceño fruncido.
- Me encargare personalmente de llevar a Hanna, puede estar tranquilo, la llevare y traeré en perfecto estado.
- Eso espero.
Ante la incomoda tension que se formo en el ambiente, me veo en la obligación de hablar.
- Nos vemos luego papi, te amo.
- Esta bien, te amo - me lanza un beso.
- Vamos Valeria - Bruno me señala la camioneta de la que se bajo y subo con el corazón latiendo a mil - ¿Es muy lejos?
- Dos horas - responde subiendo a mi lado, en cuanto cierra la puerta, el chófer arranca.
Me remuevo nerviosa mientras observo por la ventana.
- Te veo inquieta - comenta en voz baja.
Me acomodo mejor mirándolo con pena.
- Estoy nerviosa, es decir, se que no soy grata en la casa de Massimo.
Frunce el ceño con diversion.
- ¿Como que no grata?
- Por lo que paso con Kaleb, el clan me debe estar odiándome por eso.
- Si supieras - rie.
- ¿Si supiera que?
- Nada - niega con una sonrisa extraña.
- ¿Como han estado las cosas? - pregunte queriendo sacar conversación para olvidarme de mis nervios.
- Dentro de lo que cabe... bien.
Su respuesta esquiva me hace desistir de preguntarle mas.
- Tengo que ponerte esto - me dice después de un buen rato, enseñándome una venda.
Lo miro con confusión.
- ¿Por que, o para que?
- Reglas de seguridad, falta una hora de camino - avisa antes de taparme los ojos.
Imagino que este es el momento en el que papa nos perderá de vista.
Estoy asustada, no lo niego, pero estando con Bruno me siento un poco a salvo.
- ¿No me van a matar, o si?
Su carcajada me hace sonreír.
- No, Valeria - su tono de voz se escucha raro, un poco mas grave o ronco, pero no le presto atención.
- ¿Vere a Ethan también?
- Si, en realidad todos están en casa así que lo mas probable es que te encuentres con todos.
Con sus palabras me acuerdo de algo importante.
- ¿Estara la novia de Massimo?
Silencio, es la respuesta. Después de unos segundos estoy por decirle que no tiene que responder pero entonces, el habla.
- Si, ella también estara.
Traducciones:
Моя прекрасная итальянская принцесса, я люблю тебя, как идиота: Mi bella princesa italiana, te amo como un idiota.