Thomas
Salgo de casa de Malena como toda una bestia, la sangre que recorre todo mi cuerpo se calienta y mi corazón latee de forma desenfrenada, cada parte de mi cuerpo me exige gritar, quiero hacerlo, pero no puedo, cuando comienzo a bajar las escaleras pequeños insultos comienzan a salir de mi boca.
Cuando estoy dentro del carro todo cambia, no me reprimo, me permito gritar y decir lo que quiero, básicamente hago lo que todos los humanos soñamos con hacer, pero nos cohibimos.
Toda mi vida me he sentido con poder, con el poder de hacer lo que quiera y desee, mi familia me brinda ese poder y me enseño a conseguirlo cuando no lo tengo, cada que pasaba algo que no me gustara o simplemente no fuera de mí agrado siempre lo podía cambiar y modificar a mi gusto, así me criaron, esto no implica que seamos malas personas, aunque tal vez si tengamos una moral un poco cuestionable.
Como todos aquí, la verdad.
El poder te vuelve cuestionable, porque actúas sin miedo, sin miedo a las consecuencias de tus actos, básicamente mi vida y carácter se basa en estos pensamientos.
Hoy me sentí sin ese poder que tanto cuido, una parte de mi alma se sintió domada y sometida por ese tal Dean, desde que entre en esa habitación lo reconocí, reconocí lo que quería, él deseaba poder.
Hay algo que ocurre cuando se juntan dos personas que quieren lo mismo, comienza una pelea de pocas palabras, una pelea de hechos donde se intenta herir el ego y lastimar la hombría del otro, eso ocurrió en la sala de Malena, no es la primera vez que veo que esto ocurre, donde me encuentro en una situación incómoda con otro hombre, pero es la primera vez que me hacen sentir domado.
Esas últimas palabras que salieron de su boca fueron como balde de agua helada, hicieron que me congelara, la verdad eso es algo que no quiero ni me interesa recordar, pero también es algo que ese joven no debería de saber, pero lo sabe.
...
Mi carro se detiene frente a una pequeña tienda vieja, su fachada es común, no parece un lugar caro o de buena calidad, en este momento me pregunto si realmente la economía de Malena esta tan mal como para caer en este tipo de lugares.
Los últimos rayos del sol se asoman, espero un poco a que la oscuridad se apropie de las calles, me bajo del auto y camino a paso firme hasta la tienda, tomo con fuerza una pequeña carpeta la cual es la culpable de mi visita a este lugar tan precario y pobre.
— Ya estamos cerrando — dice una voz masculina la cual apenas logro reconocer, ignoro su comentario de forma descarada y comienzo a caminar por los pasillos — disculpe, ya estamos cerrando — lo escucho decir, mientras tomo una de las bolsas más grandes de almendras y me acerco al mostrador, al estar un poco más cerca él logra reconocerme.
—Así no se trata a un cliente — le digo mientras tiro la bolsa de almendras en el mostrador, él no dice nada entonces vuelvo a hablar — sabes, me encantan las almendras, pero sabes que me gusta más — él levanta su rostro al escucharme hablar — los crímenes que quedan impunes.
—Hablas de los de tu familia — me responde con ese tono de autoridad que tanto odio que utilicen conmigo.
—No, hablo de la tuya — al parecer mi respuesta le resulta impactante porque sus ojos se abren de golpe, no digo nada más, le permito quedarse en silencio por un par de segundos.
—De que carajos hablas — me responde y por su cara sé que logre mi cometido.
Tiro la carpeta sobre el mostrador, él toma la carpeta enseguida y comienza a ojearla, mientras sus ojos viajan por ese par de papeles, yo comienzo a abrir la bolsa de almendras, disfrutando como la expresión de su cara cambia rápidamente y como de sus labios sale en casi un susurro la palabra.
''Tráfico de drogas''
Dejo escapar una pequeña sonrisa captando la atención de Dean, en sus ojos logro ver cierto fastidio, sé que quiere golpearme, lo noto en su mirada, pero no lo hará, no debe y él lo sabe, por eso comienzo a hablar.
—Fue muy fácil encontrar esta información, uno de los investigadores privados de mi familia lo hizo, el mismo que con un simple mensaje podría dar a conocer esta información — le digo en un tono calmado y lento, lo cual es obvio que le genera más molestias — sabes Dean, te metiste con la persona equivocada — le digo dejando caer la bolsa de almendra encima de la pequeña mesa que nos separa, llenando el lugar de ese fruto.
—Lárgate ahora — me dice haciendo una señal con su mano, en sus ojos se logra ver la furia, de esa furia que se desata cuando sabes que te dieron un poquito de tu propia medicina.
—Un gusto conocerte Dean, aunque — me detengo para volver a mirarlo — ya nos conocíamos.
Salgo de la tienda de forma lenta mientras lo escucho bufar a mis espaldas, aprovecho para tirar de forma descarada unos pequeños frascos de vidrio llenos de mermelada, cuando termino volteó a ver a Dean el cual me mira con tanto odio que no cabe en sus ojos , yo solo le regalo una sonrisa retadora y salgo del lugar.
Aprovecho para quedarme un par de segundos afuera de la tienda mientras veo como el muchacho pasa la cabeza por su mano para después tomar su teléfono y llamar a alguien, disfruto su desesperación, disfruto ver cómo le grita a la persona al otro lado de la línea y como después tira su teléfono contra el mostrador.
Ahora el que suena es mi teléfono, la voz nerviosa de Tiago me hace que mis pensamientos cambien de golpe, encienda el auto y me dirija de forma acelerada a la casa de Malena.
Al llegar a esos horribles apartamentos decidí llamar y en parte guarda silencio, decidió no hablar sobre el momento incómodo que ocurrió con su amigo en esta misma sala, al abrir la puerta veo como Tiago se encuentra pálido, mi preocupación aumenta cuando veo a Malena sentada en el piso mientras intenta que Erica la cual parece inconsciente beba un poco de agua.
— ¿Qué pasó hermano?
— Recuerdas a Indira — dice dejándome pasar mientras me guía de camino al baño.
— Claro que recuerdo a esa loca, casi hunde mi yate — le respondo y el recuerdo de esa fiesta viene a mí haciendo que una pequeña rabia que ya había dejado morir vuelva a renacer, esa noche fue un asco y fue uno de esos momentos donde quise matar a alguien.
— Quiere vengarse de Erica como lo hizo con Marcos — al escuchar las palabras de Tiago siento como mis ojos casi se salen de sus espacios designados.
— Lo que le hizo esa mujer a marcos le costó la única fuente de ingreso que tenía su familia Tiago, los dejó sin nada.
El recuerdo de lo que ocurrió se encuentra muy presente lastimosamente porque yo fui testigo de absolutamente todo, Indira era una persona difícil, ella era tonta y muy perezosa, básicamente la descripción perfecta de una persona con dinero y sin mayor interés en su vida que solo usarlo, considera por mucho tiempo que ella solo tenía aire en la cabeza o en su defecto algún trastorno, después me di cuenta que tal vez no era tan tonta en ciertos temas.
Por la misma razón que a mí siempre le caía un poco mal Marcos el cual presumía de sus grandes valores e inteligencia, no recuerdo Muy bien que fue el detonante de su odio así él.
Solo recuerdo el día de su primera entrega importante, ella debía de ser exponer y para desgracia de marcos él decidió opinar sobre su trabajo, de forma despectiva planteo lo tonta era y lo horrible que era su trabajo, recuerdo como el auditorio se río por los comentarios y como ella estalló en lágrimas, lágrimas que después se convirtieron en insultos, todo hubiera quedado en una tonta pelea de niños si no fuera porque al poco tiempo Marcos decidió dejar a Tiago de la forma más humillante que encontró.
No estoy muy seguro si la amistad de Indira con Tiago era tan leal o si solo estaba buscando algún motivo para poder joderle la vida a Marcos, pero después de eso comenzó una pequeña guerra, que tuvo como acto final la granja de los padres del chico vuelta cenizas.
Después lo hizo con Erica, extrañamente Erica creyó correcto volverse la mejor amiga de esa psicópata para después traicionarla con lo que al parecer ella más amaba, Román, un hombre guapo y narcisista, que amaba ser el centro de atención y al parecer lo logro, con ella la guerra fue diferente, fue lenta, pero dolorosa, vi como la melliza pasaba de humillaciones tras humillaciones hasta que por suerte Indira tuvo que irse.
Esa fue su salvación.
Y yo nunca hice nada para evitar esas guerras, porque no eran mías, pero yo si tenía mucho que perder, Indira sabía cosas, guardaba secretos los cuales afilaba como cuchillos para después poder soltarlos, así que tuve que decidir si salvar a alguien más o si cuidarme a mí y a mi familia.
Ahora creo que Indira no era tonta, solo fingía serlo y realmente era buena fingiendo, ella era mala, como si del diablo se tratase, así que solo decidí ignorar y protegerme de los vidrios.