Jungkook.
Se sentó en el taburete a mi lado en la barra, no hacía falta que me girara para ver quién era para saberlo, su idiotez emanaba una fragancia especial, repugnante.
—¿Qué haces aquí? —El trago de vodka me quemó la laringe.
—Mi mujer está de guardia y me envió a mí.
—Voy a tener que explicarle que clavar el visto en un mensaje es de muy mala educación. —dije con sorna.
—Está cansada, Jungkooj. Está vez has sobrepasado todos los límites. ¿Hasta cuándo Jisoo tiene que ser quién cubra tus infidelidades?. ¿No te parece injusto en la posición que pones a tu hermana? —dijo el idiota. Me llevé el vaso a los labios y le di otro trago. —Barman, una cerveza Guiness, por favor. —me miró—. Mejor que sean dos.
El barman asintió, en menos de un minuto nos había dejado dos botellas frente a nosotros.
Tomó la botella y señaló la mía. —¿Tregua de "Brothers in Law"? —entrecerré los ojos.
—Nunca. —miré hacia la puerta del bar, con la esperanza de que venga ella, su marido se rió a mi lado.
—Te dije, está de guardia, no vendrá. —se volvió a reír—. No puedes disimular tu odio hacia mí.
—No te odio, solo pienso que mi hermana pudo hacerlo mejor. —No lo odiaba en absoluto, solo me era más fácil ignorarlo.
—¡Auch, eso dolió!. —tomó un trago de su botella. —¿Quieres hablar o vas a estar insultándome toda la noche?
—Quiero hablar con mi hermana.
Tomé el teléfono y le envié un mensaje a su director para corroborar lo de la guardia, algo me sonaba raro. Ella nunca enviaba al idiota del marido.
—Pues, eso no será posible amigo, y después de todo ella me cuenta todo a mí. —Traidora—. No sé en qué cambia que sea yo el que te preste la oreja por esta noche, total no es como si hubiese tenido un día agradable en el hospital, terminar mi noche hablando contigo sería el broche de oro para un día de mierda.
Eso me causó gracia y me reí por lo eones que hacía que no me reía con ganas.
—¡Lo veo y no lo creo! Sabes reírte, ¿te duele la mandíbula?
—¿Me estás tomando el pelo? —Asintió mientras bebía. Me puse serio—. Lo terminé, Namjoon.
—Ya era hora. —Lo miré de reojo—. ¿Qué?. Ya era insostenible está situación para todos. Esto de andar cubriéndote y mintiendo por ti no era nada agradable. Además, Jisoo sufría por esa niña.
—No es una niña.
—Si que lo es, no seas negador, ni siquiera terminó la preparatoria. ¿Tan siquiera es legal?
—Si, ¿por quién me tomas?
—¿Perdón?, ¡tú te pones el gorro solito! Solo reproduzco tu charla de borracho.
Terminé el vodka y agarré la botella de cerveza. Golpeé con el pico la suya.
—Touché.
—Jungkook, ¿quieres que te hable con sinceridad? ¿Quieres mi opinión?
—No.
—Entonces te la daré igual. ¿Cuánto hace que te casaste? ¿cuatro, cinco años?
—seis.
—seis, entonces te casaste a los veintidos años. ¿En serio? —asentí—. Según lo que Jisoo cuenta nadie te obligó a hacerlo, fuiste tú quién un día anunció casamiento, como querías donde querías y en plena carrera, ni siquiera estabas recibido de médico. ¿Por qué mierda lo hiciste?
—Porque quise y punto, ¿Cuál es el problema?.
—Si fue porque quisiste ¿por qué continuamente estás saliendo con otras mujeres? ¿Alguna vez le fuiste fiel?
—Tal vez, el primer mes de casados.
El meneó la cabeza negando indignado.
—¿Podemos hablar en serio?
Suspiré resignado.
—Jisoo no me cuestiona nunca nada, solo me escucha.
—Porque para ella eres su hermanito y hace todo lo que piensa que te hace feliz, pero las artimañas que has creado alrededor de esta niña es algo con lo que no estuvo nunca de acuerdo.
—Te dije que no es una niña, su nombre es Lisa.
—En algún momento te pusiste a pensar en el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra. No tiene a nadie, es extremadamente pobre, un padre que seamos sinceros está más tocando el arpa que en esta tierra, pasando las mil y unas necesidades y encima tener que entregarse a un tipo a cambio de un tratamiento.
—Jisoo te lo contó todo, entonces, ¿eh?.
—No, lo último me lo inventé porque lo imaginé. Más abajo no pudiste haber caído, si la plaza en Corea la hubiese obtenido Jisoo porque tú padre no le dice que no a nada ¿qué hubieses hecho?. Entonces, ¿no crees que te aprovechaste de ella?.
—Lo haces ver horrible —me agarré la cabeza.—No, no lo creo.
—Es que, realmente es horrible Jungkook. —me agarró del antebrazo y apretó para suavizar sus palabras— Cuando Jisoo me hablaba de ella con esa angustia y después cuando estuvo internada en la clínica y pude conocerla, no podía entender porque te encaprichaste con esta niña.
—En serio, ¿la has visto? Primero no es una niña y segundo es la puta obsesión de cualquier hombre.
—En fin, nunca vamos a ponernos de acuerdo. Cuéntame ¿qué le has dicho? ¿Por qué terminaron?
Cuando estaba por contarle sonó mi teléfono sobre la barra, salvado por la campana, el nombre de un mal mucho peor aparecía con su foto de fondo.
—¿Voldemort? Wow, sabe que ese es su nuevo nombre.
Atendí, si no lo hacía me volvería loco.
—Jie-un.
—Hola amor, ¿dónde estás? —siempre la misma pregunta.
—En el bar con Namjoon, tomando una cerveza.
—¡Oh! Dile a Nam ¡Hola! de mi parte.
—Ella dice: Hola. —mi cuñado me miró y ladeó la cabeza, ni se molestó en saludar.
—¿Vienes a casa a cenar?
—Si, en una hora estoy allí.
—Ok, te espero, no tardes.
—No. —apreté el botón rojo.
Mientras estaba hablando llegó la respuesta del director del hospital: La Dra. Kim no está de guardia está noche.
Algo había pasado.
Me tomé otro trago de cerveza.
—¿Cómo se siente?
—¿El qué?
—Decir la verdad por una vez.
—Terriblemente mal.
—Entonces…
—Solo te diré una sola cosa y aquí se termina el tema. Ella dijo que… me ama, y yo le contesté que las cosas se habían terminado, que rompió las reglas involucrando los sentimientos. —tomé otro trago de cerveza hasta que la terminé.
—Jungkook, esa chica no era una más que podías usar y desechar, sabías dónde te estabas metiendo.
—Lo se, pero sabes que si quiero algo, lo obtengo.
—¿Porqué a mi mujer no le hablas de tus verdaderos sentimientos?, solo le hablas de las cagadas que te mandas y como te puede ayudar a taparlas con mentiras. ¿A quien le muestras tu verdadero rostro?.
—No tengo doble personalidad, es la única que tengo, me gusta, no me gusta, me sirve, no me sirve. Está chica cruzó la línea, ya no me interesa follar con ella, así de simple.
—Por eso le compraste a su padre todo para la internación domiciliaria, conseguiste plaza en la clínica de tu padre, la internaste en el Newham solo para que Jisoo y yo pudieramos atenderla 24/7, no fui muy feliz mintiendole sobre que tú no tuviste nada que ver, y ni hablemos de toda la instalación de gas, la reparación del techo, ah y me olvidaba, ir antes de que salga el sol a sacarle la nieve de la entrada… —hizo un gesto pensativo—, seguro que me estoy olvidando de algo más.
—¿A dónde quieres llegar? —me estaba tocando las pelotas y no me gustaba que se metan en mis asuntos.
—Estás tratando de expiar tus pecados, y tú no eres así, siempre te valieron tus amantes y si ahora estás a punto de llorar porque terminaste una relación que no tenía futuro, no me estás diciendo toda la verdad, Jungkook.
—¿Estas drogado con morfina? No estoy a punto de llorar, infeliz.
—Bueno, para que me gasto, si ni borracho vas a reconocer nada.
—No, fin del tema. Ahora dime: ¿Por qué carajos no vino Jisoo? Es mentira, no está de guardia.
—Averiguaste hijo de puta, no tienes un poco de consideración por tu hermana, ¿tan siquiera la quieres, tan siquiera le preguntas cómo está?. —se levantó del taburete y lo tiró al piso, me gritaba cara a cara enojado.
—Sino se calma señor llamaré a la policía. —dijo el barman.
—Lo siento. —dijo Namjoon, levantó el taburete y se volvió a sentar—. Dos cervezas más por favor.
—Escupé, ya. Antes de que te muela a palos por esta escenita. —¿qué carajos le pasaba a este imbécil?
—¡Jisoo va a matarme por contarte!. —se agarró la cabeza y empezó a llorar como un chico.
Después de lo que me pareció mil años y las ciento un hipótesis que me rondaban en la cabeza del porqué lloraba, me contó todo lo que les sucedía y yo no tenía ni puta idea.
—Hace meses que estamos intentando tener un bebé, y no llega. El mes pasado nos hicimos todos los estudios y llegaron está tarde. Mi recuentos de espermas está bien, pero Jisoo tiene los ovarios como una mujer de cincuenta años, es casi imposible que alguna vez podamos tener hijos. —comenzó a llorar otra vez—. Estamos destruidos, Jungkook.
—¿Por qué estás conmigo y no con ella?
Me miró entre lágrimas.
—Porque aunque está noticia la desgarro, cuando tú llamaste se preocupó por ti y me envió a mí para poder oírte a ti. Te priorizó antes que a ella. Porque incluso a veces estás antes que yo y ella misma. Y tú eres un maldito egoísta, que no piensa más que con la polla.
—Lo siento Namjoon. —me levanté de mi asiento y lo abracé. Lloró mucho tiempo contra mi hombro. Tomé respiraciones profundas para no llorar también.
—Vamos a tu casa Namjoon, vamos a acompañar a Jisoo.
Le tiré unos billetes al barman y salí del bar con Namjoon casi llevándolo a cuestas.
No pensaba llamar a Jie-un, que me espere toda la noche si quería, me importaba una mierda, primero estaba mi hermana.