Rhys Mitchell: El sabor del r...

By LianaTheQueen

5.1K 410 293

Todas mis noches han sido negras sin ella. Blake no ha vuelto a casa y yo tampoco lo he hecho. Después de aqu... More

RHYS MITCHELL: EL SABOR DEL RECUERDO [II]
♪LISTA DE REPRODUCCIÓN♪
Sinopsis
Prefacio
1. Oscuridad
2. Problemas
3. Monstruo
4. Rotos
5. Droga
6. Traición
7. Planes
8. Destrucción
9. Pecados
10. Psicópata
11. Silencio
12. Debilidad
13. Onomástico
14. Tiroteos
15. Arrepentido
16. Juega
17. Pasos
18. Glorioso
19. Tentación
20. Cautiverio
21. Dolor
22. Inevitable
23. Corazón
24. El sabor del recuerdo
25. Azul
26. Nudo
27. Curiosidad
28. Vínculo
29. Desafío
30. Estola
31. Pasado
32. Agonía
33. Inminente
34. Herida
35. Lecciones
36. Sacrificio
37. Consistencia (1° Acto)
39. Consistencia (3° ACTO FINAL)
Epílogo

38. Consistencia (2° Acto)

58 6 0
By LianaTheQueen

Hi Guys!

Siento mucho hacerlos esperar.

En serio, me siento muy, muy feliz de ya poder decirles que este vendría hacer el penúltimo capítulo. A su vez compartirles la gran noticia que "Cenizas del Edén" otra de mis novelas que lo pueden encontrar en mi cuenta oficial está en la Lista Corta de los Premios Watty 2023.

Ahhhhh ¡Qué emoción!

Nos vemos la siguiente semana.

Besos.

ADVERTENCIA: 

Esta parte duele y prepárense para lo que viene ;(

Intro: Alone - Extreme Music

★━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━★

Capítulo (38)

CONSISTENCIA

SEGUNDO ACTO



Estoy aquí recibiendo la ayuda de los doctores y enfermeras del centro médico. La golpiza no se me ha quitado, pero en algo he ido mejorando. Inhalo un perfume atrayente, el que está a mi lado. El de Blake. La manera con la que me está mirando. Su consistencia. La necesidad de estar a mi lado.

No sé cuánto tiempo ha pasado. No me he podido percatar. Hay moretones en todas partes del cuerpo y aun me duelen las costillas. No sé ni como pude resistirlo. Papá no ha sentido ni un poco de pena por mí. No lo he visto llorar. A veces me pregunto que he sido yo para él. Era nada. No signifiqué nada para él.

Le debo mucho a Blake que no se haya rendido. No después de mentirle. De estafarla y engañarla. Es increíble el amor que me tiene. Pues yo ya tengo varias razones para amarla.

—Tenía miedo de perderte.

—Eso no va a pasar —le digo con una sonrisa débil pero que, brilla de felicidad por alguna extraña razón.

—Es un alivio saberlo.

Saborea sus saladas y doloridas lágrimas que le caen en toda la cara. La veo no de la misma forma debido a todos esos fuertes entumecimientos. Pero sé que a los pocos minutos podré sostenerme de donde sea y ya no habrá nadie que me impida verla. Es la imagen de su perfecto semblante con la que deseo quedarme. Su toque, su tamaño y su fisionomía.

Paso saliva y reclamo un poco de su calor. Con el que he soñado todas las noches. Me tiene desvivido.

¿Cómo alguien puede cambiarte la vida de cierta manera?

Pues Blake ha sido todo lo que no era capaz de darme cuenta hasta que, la vi con ese extraño color de cabello y se lo volvió a teñir porque, yo ensombrecí la poca felicidad que nos unía.

—Ya es hora de que volvamos a casa.

Saco fuerzas de donde sea para alivianar la tensión. Sé por lo que tuvo que pasar. Quizás yo debía continuar.

—¿A casa?

Levanta la mirada hacia lo alto.

—Sí, el lugar en donde nos estamos quedando.

—Yo ya estoy en casa —me pone las manos al rostro—. Te tengo a ti.

—Verás que... todo será diferente.

Le beso su pequeña mano. Se ve indefensa pero a su vez empoderada. Con la que busco quedarme por el resto de mi vida. Con la que encuentro mi propia tranquilidad, mi despertar, mi incentivo. Será porque no la quiero perder de vista. Vale, en el fondo pensé que no la vería más. Eso sería devastador, para los dos.

—Se acabó.

—Vivamos la vida al máximo. Solo tú y yo.

Alcanzo para tomarle la cara con un extraño dolor en los huesos. Acorto la distancia y saboreo el deseo puro. El amor verdadero que nos tenemos. Sus labios, los que ya antes había probado. Los quería volverlo hacer. En vista de que le tengo unas ganas infinitas. No solo quiero abrirle las piernas, sino sostener su alma con el mío. Los malheridos del momento. Los que se visten de color cálido y neutro.

—Tú y yo.

—Ya nada podrá separarnos.

Pasado un día vuelvo a verla tumbada a mi lado tomándome el cuerpo. Se ha quedado dormida. No se ha ido. Prometió que se quedaría a mi lado hasta que me recupere. Duele todavía. Le debo mucho por eso. Le sostengo la mirada solo por unos instantes. Dije que verla dormir es lo más bonito que he visto. Algo con el que me puedo quedar horas y horas contemplándola.

Según los estudios clínicos, tengo hematomas y lesiones musculares. Raspones y un enorme chichón en el cráneo por el impacto del golpe. Sangrado en la piel y tumefacciones en el ojo. El doctor que me asiste me ha dado dos días de descanso médico y me ha prohibido hacer algún movimiento en falso. Algo que me cuesta seguir los pasos. Me urge hacer algo. Pero mi hermana me ha estado cuidando desde que salimos del hospital. Ya en casa pasa por mi lado sin dejar de mirarme. La tengo así durante un rato. En algún punto de la sala siento otros pasos más, muy aparte de los nuestros y resulta que no es la única que va a cuidarme.

—Rhys, nos acabas de matar de un susto.

Narel viene a mí con esos ojos brillosos que, de seguro, estuvo llorando. Ya me he sentido bastante mal por ello. Por pensar que estuve a punto de morir. Por dejar que sigan alimentándose de mi odio. Algo que con el tiempo ha sido inevitable quitármelo. Ya les he causado muchos problemas.

—Ya me encuentro mejor de lo que esperaba —aclaro con un tono suave.

—¡Acuéstate!

Me traen de los brazos dejándome caer a un lado del sofá. Apenas y me doy cuenta de lo bien que me siento. Son muchas atenciones que me hacen sentir un completo inútil. A pesar de todo las tengo a las dos y, no, no me siento solo. Por muy malo que he sido, todavía me queda gente que me quiera. Que me permite entablar una conversación. Recargar mi cabeza sobre su hombro y dejar que no caiga.

—No necesito que me sostengan, aun puedo caminar.

Hago un gruñido.

—Solo si dejas que nosotras te cuidemos.

Blake me pone una mirada severa. Sabe que si no dejo que me cuiden, podría empeorar. Tal vez sea lo más sensato. Son muy pocas personas en las que puedo confiar y, eso porque, con el tiempo aprendí no hacerlo y me alejé de lo que más me lastimaba. Encima hice todo para satisfacerlo, el hombre que ya debe estar en este momento entre las rejas. Posterior a ello, será procesado e iré para cuando tenga que verle a la cara, le diré todo lo que debería saber. Mi repulsión hacia él.

—Entonces la recuperación será mucho más rápida.

Narel y Blake parece que se han puesto de acuerdo.

—Deja que coloque esto aquí —Mi adorable hermana toma el cojín y lo coloca detrás de mí para sentir la comodidad con la que me está poniendo las manos sobre los hombros con mucho, mucho cuidado de no lastimarme.

A los pocos minutos, la puerta se abre de golpe y Fred está al frente mirándome con lástima. Algo que todo este tiempo he odiado que me miren de esa manera. Pero, esta vez se lo dejo pasar. Creo que no debería enfadarme con él. Total, estoy en casa, con los que más quiero. Sintiendo la luz alumbrarme la piel.

—Rhys, enhorabuena te encuentras bien, aunque esa golpiza debió haberte dolido tanto.

—Ya sanaré, así que todavía soy resistente.

Levanto la vista hacia la suya, sonriente.

—Eso ya lo sabemos.

Corean muy felices de verme ya mejor de lo que estaba.

—Lo bueno es que ya todo se terminó —Narel resopla y se percata que no ha sido la mejor respuesta del día, así que voltea la mirada hacia ella—. Blake, lo siento. No lo digo solo por tu padre.

—No, está bien.

Se entristece pero de todos modos se mantiene fuerte.

—Entonces, ¿qué hay que hacer en este momento? —Fred pone una de esas muecas libertinas, se ve incluso mucho más radiante.

—Deberíamos celebrarlo.

Narel se pasea concediéndome una de esas sonrisas.

—Nada de eso.

Salgo a decir tratando de moverme solo un poco.

—No te esfuerces demasiado —Blake apoya las manos en mis hombros y hace todo para que no me lastime. Es muy protectora. Demasiado diría yo.

—Vale, no haré nada que tú no quieras. Olvidaba lo mandón que eras —dice el chico que hace un extraño ruido con los labios.

—Fred, mejor ve hacer algo bueno.

—Chicos, os agradezco mucho la acogida, pero quiero que nos dejen solos por unos instantes —sugiero derivando mi emoción hacia la suya.

—Bien, entonces iré a preparar la comida.

Narel nos ve con una sonrisa cómplice y nos echa la mano de llevarse a Fred de aquí. Claro que para eso lo trae como a una de sus mascotas.

—Te acompaño.

Tomando de su brazo, le hace un gesto con la mirada.

—Andando.

Al tiempo que nos quedamos solos. Tengo suficiente tiempo para analizar la situación en la que estamos. Que por supuesto Blake es lo único que me queda. La mujer con la quiero pasar todas mis noches a su lado. Que por más que digan que eso está mal, yo entonces diré que... no es malo que la ame.

Antes de que me ponga a decir algo, me tomo de los bolsillos de los pantalones. Ya sé que puede parecer complicado. Desde luego las saco de ahí y las tengo sobre mi regazo. Podría haber necesitado más oxígeno del que estoy suspendiendo.

—Tus amigos son muy buenas personas.

Blake me arropa y deja caer la cabeza sobre mi hombro. La calidez que me transmite es purificante.

—Los tuyos también.

—Si lo dices por Claire y Angus, sí. Pero Summer ha sido la excepción. Todo este tiempo nos estuvo mintiendo. Se ha portado muy mal conmigo. Me ha hecho creer algo que no era. En concreto, me ha utilizado.

—Sobre eso quería contarte.

—¿Qué ha pasado?

—He averiguado algo que, a lo mejor, deberías saberlo.

—¿Saber qué? —Se le hunden las cejas y sus labios se abren con ligereza—. Rhys, no me asustes.

Debo hacerlo. Necesito que lo sepa, me dará motivos si hacerlo o no. Es en ella en quien puedo confiar. En cuestiones así debería ponerla al tanto. Ya no tengo por qué ocultarle. Sin secretos, ¿no? Es eso o llenarme de más misterios, por los que ya me siento completamente familiarizado. No pinta nada bien cuando me pongo en ese plan. Soy de los que se ha tragado su orgullo para dañar a los de su propio entorno.

—No es nada malo.

—¿Entonces?

Se acomoda la chaqueta que acaba de ponerse. Ya en medio del misterio, junta las manos y cruza las piernas para concretar el mensaje. En un intervalo de tiempo reúno el valor necesario que hay en mí para diferir las palabras de mi interior. Si eso es a lo que voy. Ya de una manera insospechada, despego.

—Ya sé porque Summer tuvo ese comportamiento —intento explicarme, no del todo, pero al menos, hago lo que sea para ventilar con lo que me acabo de encontrar antes del incidente.

—¿Ahora estás de su lado?

Vocaliza irritante por lo que le acabo de soltar y me pone los ojos en blanco.

—No me mires así.

Intuyo su enojo. Su descargo.

—Entonces, ¿cómo quieres que te mire? —Se hace a un lado debiéndose a como ha tomado mis palabras.

—¿Primero me dejas terminar? —procuro hacerla entender. Sé que no se lo ha tomado nada bien. Me he liado con la que era su mejor amiga para luego dar su peor versión y dárselas de maldita traidora. Vale, todos en algún momento lo hemos sido.

—Vale, adelante.

Le salen fuego por los ojos.

—No tienes porqué enfadarte conmigo, mi pequeña blanquita.

Muevo mi cuerpo hacia el suyo y pongo una de esas miradas del perro arrepentido. Sí lo estoy. Con Blake se lo he tenido que demostrar, sincerarme. Hago que todo lo que tenga que pasar salga bien. Es todo lo que puedo darle. Seguro que es lo que los dos queremos, que funcione. Que prevalezca por un largo tiempo.

—Continúa.

—Los de la Alianza Negra, lo tuvieron aquí no sé por cuanto tiempo.

—¿A quién? —Su cara cambia para bien, aunque hay una chispa de misterio en ella.

—Su papá. El papá de Summer.

Dilucido con un ademán. Sé que al hacerlo dirá que, eso en parte estuvo bien. Por ahora, no estoy en condición de hacerla incomodar, pero no me pude resistir al ponerme a decir tal cosa. La tomo por sorpresa. Su diminuto cuerpo se inmoviliza y sus mejillas se han puesto de un color rojo. En resumen, el ambiente se vuelve tenso por haber conocido mis palabras.

—¿Cómo así? Ella nos dijo que su papá era un exitoso empresario que paraba viajando por todo Europa —Su voz se ahonda y, para cuando se da cuenta, resopla y hace un leve asentimiento de cabeza—. Ah, eso más nos estuvo mintiendo.

—Es un hecho —digo contemplándola—. Tú eras el objetivo, pero cuando lo encontramos malherido, lo tuvimos que sacar de ahí.

—Hiciste bien.

—Fue idea de Fred —aclaro.

—¿Y tú no pensabas ayudarlo? —me escruta con esos ojazos cenicientos con los que quedé eternamente enamorado.

—Yo solo pensaba en ti. Quería sacarte de ahí.

Eso es verdad, yo no podía dejarla ahí dentro sabiendo que papá estaba dispuesto hacer lo que sea para separarme de su lado. Yo la quiero solo para mí. Puede que no sea del todo cuerdo. En síntesis, soy algo insano. Un sentimiento oscuro que me zambulle la sangre, la que me circula por todo el cuerpo.

—Ya estoy aquí.

—Y no sabes lo feliz que estoy porque estemos juntos.

—Seguro —Se frota la cara con las palmas de sus suaves manos y, entretanto, voltea a verme—. Y bien, ¿sé lo dirás?

—¿A Summer? —Calculo la celeridad con la que ya toca enfrentarme. Si bien, no es todo con lo que tengo que lidiar.

—Sí.

—¿Debería saberlo?

Inquiero como si no fuera suficiente con hacerlo. Ya he tenido problemas al no decirle nada de lo que sé, por eso lo hago. Contra todo pronóstico hoy he vuelto a sacar lo único bueno de mí. O lo poco que queda.

—No la soporto, pero, es su padre —La muestra de sensatez y madurez se plasma en ella.

—Ya lo veremos.

Una sonrisa suave pero avisada tira de mis labios.

—¿Y eso? —me cuestiona.

—Antes, necesito saber más de él —digo como corresponde.

—Vale, lo dejo en tus manos.

Suaviza la voz.

—Puedes confiar en mí —le vuelvo a sonreír como si fuera lo único que viera en toda su vida.

—Lo hago.

Vuelve al lugar al que estaba, sintiendo como me respira el cuello. La siento bastante bien. La calidez con la que me está embriagando. Me calienta la piel. Está grabada en mi cerebro. No puedo borrarla así no más. Trae de vuelta todas esas emociones. Me tiene acorralado. Soy solo suyo. Lo soy aun pensando que es familia. Con la que quiero volverme a encontrar.

Paso saliva y tomo una respiración profunda. Sus latidos son como escuchar una canción de cuna. Entonces, busco a tientas su pelo para pasarle con los dedos. Los dejo caer donde están. Le susurro al oído y, antes de depositarle un beso, levanto una ceja.

—Oye.

—¿Qué?

—¿Y tú no irás a ver a tu mamá? —pregunto para sacarle toda esa tristeza que trae dentro, aunque, veo que al hacerlo, todavía le entran ganas de llorar y se pierde un poco en lo que va mirándome la cara.

—Ah, eso.

—Ey, vamos. Le llamaré para decirle que estás aquí.

—No lo hagas —me detiene viendo como las manos le tiemblan—. Yo lo haré.

—Buena chica.

★━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━★




En las siguientes horas le he oído hablar con Claire. Sobre el estado situacional en la que se ha preguntado qué sería de mí. Sabía lo que iba a tocarme, pero por el momento, eso está en discusión. Como dicen no hay crimen sin una ley. Por ahora no puedo salir hacia el exterior. Fuera del país.

Ya me he quitado la venda de las manos. Aun puedo moverlas. Me esfuerzo incluso para que consiga caminar con total normalidad. Me he torcido un poco el tobillo, pero con un poco de hielo el dolor disminuye. No puedo estar aquí sin hacer nada. Necesito estar de pie y tener la capacidad de moverme.

¡A la mierda las recomendaciones del doctor!

Salgo hacia el vestíbulo a como dé lugar y Blake al verme me sostiene. De verdad que ya me siento mejor. Intento no ser un grosero después de todo lo que ha hecho por mí. Pero ya que está aquí, quiero ir adónde quiera que vaya, porque no cabe duda de que lo hará.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, yo lo haré. Tú tienes que descansar. —Se pasa el bolso por encima de la cabeza.

—Insisto, deja que te acompañe.

Me detengo detrás de Blake. Sé que si voy con ella se armará de valor y no tendrá por qué ocultarse, menos sentir pena por no haberla elegido. Pero, estando conmigo, sé lo bien que le hará.

—Uf, bien. Si no lo hago, seguro que saldrás de casa e irás detrás de mí.

—Ya me conoces.

Bajo la cabeza y le sonrío dejándome llevar por lo que está a punto de hacer. Claro que yo he sido el de la idea.

—Te conozco bastante bien, Rhys Mitchell.

Me pone una mirada hogareña. Es ahí donde pertenezco.

—Es porque somos... Familia.

Desato la locura que nos envuelve tomándole las manos. Me acerco solo un poco, bastante bien para los dos. Cautivos y desesperadamente incorrectos. Conectados por el mismo latido que resuena al unísono.

—Amantes.

Da otro paso.

—Y una hermosa pareja fraternal —Mis labios adoran los suyos, sumidos de un tono rojo que me arrebata. Que me hacen sentir más vivo de lo que estoy. Una luz con fondo azul nos rodea y el amor que crece es un arma, nuestro rayo de luz.

—Me gusta como lo dices.

Saca el aire para luego volverse a meter dentro. Nuestros labios se mueven deseosos, apasionados y musicalmente. Desde ya sigo contemplándola con el alma entera y respirándola. Su sabor, su elixir, su locura, su emblema. El arte de amar. El que crees tenerlo todo sin recibir nada a cambio. La tengo y ya no tengo otro deseo que... ELLA.

—Pequeña.

—Ay, ya vamos si no quieres que te deje —Se adelanta dando saltos como toda una niña pequeña y entra dentro el auto. Seguido, hago acto de presencia y me sorprende el lugar en el que está. Puede que su fortaleza la trajo hasta aquí, ya no tiene por qué temerle a lo que tanto temía con todo su ser (la velocidad maximizada en un velocímetro). Pero, yo aún me preocupo por ella y no podría dejarla manejar cuando nunca antes lo ha hecho, más que no sea una simple bicicleta de dos ruedas y dos manijas donde sostenerse.

—No te atreverías.

—Esta vez deja que te lleve —me guiña un ojo.

—¿Lo dices en serio?

—Ya estoy en posición. ¡Ahora las llaves!

Me obliga a que lo haga. No pienso dejar que se ponga a manejar uno de estos, pero ya que no puedo moverme con la debida facultad, ella tiene la libertad de hacerlo. Es muy hábil cuando lo intenta. Le entrego las llaves y me devuelve el gesto.

Cuando está en marcha, me sostengo fuerte y, parabién, ya no le teme más a la velocidad con la que ha estado teniendo pesadillas. Puede lidiar con ella. Sentir que la otra Blake de antes quedó en el pasado.

La distancia se acorta y sé lo nerviosa que está. No hace falta que me lo diga porque lo sé. Como si saberlo hace que me ponga de parte de ella. De mi pequeña hermana molestosa. Con la que he pasado la mayor parte del tiempo. A la única persona que le he dicho "te amo". No habido nadie de la que me he enamorado. No cuentan los polvos de una noche.

Llegando, la tensión brota. Es aquí donde han decidido reunirse. Donde ha dejado que la conozca. Salimos del auto y nos volvemos hacia el pavimento principal. Al verla se le forma un nudo en la garganta. Es algo con el que ha soñado toda su vida.

—Hola.

Se entumece.

—Hola.

—Elspeth, ahí la tienes. Abraza a tu hija.

Procuro ser el intermediario.

—Blake, mi querida hija —La rodea con toda la fuerza que está dispuesta a descubrir y se le salen las lágrimas de los ojos. La necesidad con la que antes le hacía falta. La tiene cerca y, entonces, le dará la vida que Blake se merece.

—¿Puedo llamarte... mamá?

De solo verla se le salen todas esas emociones, de ver a la persona que tanto amaba. Con la que podía hablar y sentir el afecto del que por años le ha costado. Ya no es un impedimento. Ahí la tiene. Puede llorar, gritar y ponerse de rodillas. Pero, ya no hay nada de qué preocuparte. Tenía que pasar para darse cuenta de que... es la que menos culpa tiene.

—Claro que puedes.

—Siento mucho no haberte elegido —Es un retrato con la que solo te puedes topar una vez en toda tu vida. Con la que anhelas, pero no puedes tener algo que ya perdiste. Una pérdida dolorosa, un odio irreversible y una tendencia homicida.

—Solo estabas confundida, pero te prometo que ya nada podrá separarnos.

—Me hiciste mucha falta.

Se oyen sollozos. 

Continue Reading

You'll Also Like

17.6K 2.7K 61
✝ Saga Vampire Darks ✝ Libro #3 Un nuevo renacer. Un inesperado cambio. La vida de Aylin y Ana Liz cambia por completo después de ese despertar. Una...
2.6K 163 24
Emma James aquella chica a la cual su pasado atormenta cada vez que esta cerca de la felicidad, tendrá que enfrentarlo para ser feliz de una vez por...
1.2K 39 2
ALANA BACKER Es una chica de 17 años que vive en Madrid junto a Carmen Smith su madre , Alicia su hermana y su padrastro Gonzalo Smith . La chica si...
783 101 46
En una ciudad desconocida, cinco hermanas luchan por sobrevivir y regresar a su hogar. Sin embargo, el camino no será sencillo, ya que cinco individu...