ROSE MECLEK DE STARK
DUQUESA STARK-
DUCADO STARK—
AL DÍA SIGUIENTE—
Como un pequeño filete de pechuga de pollo mientras observo a Solia peinar el pelaje enredado de duquesa que sinceramente parece de esos gatos que siempre e visto en la bahía, está muy sucia que parece verse como un gato con pelaje gris en vez de un pelaje blanco, viene hecha toda un desastres que me dan las ganas de cerrar las ventanas para que ya no se vuelva escapar y salir cuando yo necesite de su compañía, pero, eso sería no darle la libertad que se merece, sería como si tuviera una prisionera en vez de una fiel acompañante.
Mientras mis sentimientos vagan en mi mente, una de las criadas entra y con una reverencia simple se acerca a mi mientras yo sigo comiendo.
—Mi duquesa—me saluda de forma educada— volteo a verla y con indiferencia levanto una ceja y la miro.
—Dime—ordenó siendo indiferente con ella— la criada voltea a verme como si fuera a comérmela en estos momentos, tal vez sea por mi apariencia que no está mejorada del todo o el por que hablo con tanta seriedad este día, la verdad no tengo ni ánimos de sentirme feliz ya que anoche no pude dormir a gusto por el enorme frío que hubo que me tocó pedirle a Solia que prendiera la chimenea para que no me muriera del frío, creo que él no dormir a gusto hoy, hizo que me despertara con este humor poco agradable. Tocó el tenedor y cortó un pequeño pedazo del filete y me lo llevo en la boca mientras sigo esperando lo que me tiene que decir la criada.
—Mi señora...—menciona tartamudeando tocándose la orilla de sus dedos con timidez— —El duque me ordeno que empacara sus cosas junto a su dama de compañía— me comenta con mucha pena mientras tiene un ojo para mi y el otro para Solia— me quedo confundida al escucharla, «¿empacar para que? A donde iremos hoy?».
Volteo a verla y confundida la miro mientras Solía hace la misma expresión.
—¿Empacar?—repito algo confundida mientras la observo—
—Si mi señora...—confirma— —El duque me ordeno a que empacara la ropa de nuestra duquesa ahora mismo...—me vuelve a repetir mientras me sigue observando pero ahora con menos timidez—
Me quedo pensativa por un momento observando a Solia quien tiene la mirada clavada en mi al igual que duquesa quien observa a la criada con desconfianza, parece que viajaremos a un lugar pero, por que a última hora, el duque no me dijo nada ayer ni siquiera aquel día que nos reencontramos en el jardín, no me dijo nada ni siquiera las criadas que deberían a verme informado ayer si el duque ya tenía planeado salir, ¿pero a donde iremos?.
Doy una pequeña sonrisa amortiguada y me dirijo a la criada quien sigue parada esperando mi orden.
—Esta bien..—digo algo desconfiada— —Puedes empezar a empacar, Solia ayúdala—ordeno bajando el tenedor y poniéndolo a la esquina de mi plato— Solia se levanta y me hace una pequeña reverencia.
—Esta bien mi duquesa—comenta obedeciendo mis órdenes— la criada y Solia se dirigen a mi armario donde empiezan a ordenar todo, duquesa y yo nos miramos fijamente mientras mi mente vaga por completo.
Esta orden me tomó por sorpresa, no sabía que tenía que empacar para salir, es raro que a última hora el duque me lo dijo, las veces que hemos salido me a dicho dos o tres dias antes para poder arreglar todo, ¿A donde iremos? ¿En donde estaremos?.
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DUQUE STARK
ELIAS STARK BLACK
Derek empaca los papeleos que tendré que ver más al rato, algunas criadas empacan mi equipaje y el Sastre toma las medidas para empezar hacerme trajes nuevos para estos días donde el frío consume cada vez los lugares, estos días e tenido pensado en pasar en otro lugar los días de frío en una pequeña posada a los adentros de la frontera del sur donde el frío para estas épocas es menor que el frío que se desatara aquí, estamos a tiempo a que la tormenta de nieve no nos consuma y para que...No nos pueda atrapar.
Las criadas son apresuradas por Derek quien aplaude para que ellas sean más eficaces y hagan su trabajo de la mejor manera posible y rápida.
—¡Lleven las cosas del duque al carruaje ahora mismo!—ordeno hostilmente mientras las criadas son apuradas— aunque debería estar apurado, buscando la manera de salir rápido del ducado en estos momentos, me siento muy tranquilo, ya que se muy bien que la tormenta no nos tomará por sorpresa ya que muchas cosas surgen a su debido tiempo.
«Pero aun así, no debo de confiarme tanto..»
—Mi duque, e terminado—comenta el sastre anotando las medidas en una pequeña libreta- me arreglo los dobladillos de la camisa y camino hacia mi escritorio donde todo está ordenado y solo hay un par de libros y mis lentes, observo los libros y me afinó la garganta.
—Muchas gracias Señor Roberth—agradezco levantando la cabeza y observo el reloj que está encima de mi escritorio—. —Derek acompaña al Señor Roberth a la salida del ducado por favor—doy una orden observando la hora en el reloj— Derek rápidamente obedece y con una reverencia simple se va al igual que él sastre que hace lo mismo, me quedo solo en la habitación mirando todo ordenado y limpio como siempre.
Las ventanas abiertas que transpira aire a la habitación y las sábanas nuevos que tiene un olor aromático, estoy satisfecho ya que todo está en su lugar y limpio como siempre, no hay ningún inconveniente ni menos un problema que pueda pasar hoy.
«Ni siquiera las palabras de un sabio me harán cambiar de opinión hoy...»
Este día no solo debo ser cuidadoso si no, que astuto y inteligente para que nada suceda, debo estar volviéndome loco, pensado que esta es una decisión arriesgada pero, debo de protegerla, nadie debe tocarla ni menos verla estos días, el invierno se acerca y también se acercan situaciones donde la supervivencia es cualquier cosa para sobrevivir aunque sea buena o mala, esta es una buena decisión para que ambos...Estemos juntos para siempre...
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RICHARD SOMMERS WHITE
BAHÍA DEL OESTE—
Saco el pescado de las redes de pesca, el pescado se mueve y parece que pierden el conocimiento rápido al estar fuera del mar, varios hombres sacan más pescados hasta llenar unas enormes cubetas, mientras veo el pescado sufriendo las leyes de la naturaleza de que no debe estar en lo que es la vida terrestre, mientras veo el pescado empiezo a recordar lo de ayer.
Lizbeth anoche actuó de una manera rara que nos dejó a todos sorprendidos de la manera en cómo suplicaba y lloraba, incluso mi madre me dijo que ella se quedara a dormir con nosotros, ya que en ese estado no era seguro que ella se fuera, podía desviarse o perderse ya que parecía estar asustada por algo o corriendo de algo, intente preguntarle por que estaba así, pero ella solo buscaba el calor de mis brazos. Al final su madre la fue a buscar en nuestra casa, preocupada y apenada se fue de allí con Lizbeth que parecía hacer un berrinche por que empezó a llorar de nuevo, ahora que tengo los pies en la tierra pienso que ella hizo eso para llamar la atención y para estar un momento a solas conmigo.
«Lizbeth siempre busca la manera de llamar la atención todo el tiempo.»
Con abstinencia voy por una cubeta a sacar el pescado con ella, pronto el invierno nos consumirá a todos como dijo mi tío, los nobles se irán de gira a lugares donde el frío no se vea tan terrible como en otros lugares qué hay decenas de tormentas de nieve en esta temporada, en especial en esos lugares donde está la capital de Lanns donde...Está Rose allí.
Me preocupo demasiado en ella, ella no está acostumbrada al frío de la capital, puede enfermarse o incluso puede darle una infección o neumonía por el enorme frío que haya, no quiero imaginarme lo que tendrá que soportar mi Rose en ese lugar, estoy asustado por eso, no quiero que ella sufra del frío allí, incluso para este tiempo cuando estaba aquí, se retorcía de las fiebres que la consumían todo el tiempo, la señora Meclek lloraba muchas veces al ver a su hija con ese dolor y temía de lo peor, en muchas ocasiones mi madre ayudaba a la Señora Meclek con trapos calientes y remedios naturales.
Y hubo una vez que casi pensé que la perderíamos por completo, su fiebre estaba demasiada alta que temblaba tanto y estaba entrando en agonía, la señora Meclek estaba llorando suplicándole a su esposo que hiciera algo, mi madre estaba rezando por ella y Lizbeth estaba con ella en todo momento dándole mantas y agua para que no se deshidratara, todo era un caos, pero por suerte el señor Joil trajo un médico que rápidamente atendió a Rose, era muy joven y alto. Recuerdo que al ver a Rose la tomo en sus brazos y la cargo mientras temblaba de frío, después de eso él nos pidió que todos saliéramos y minutos después Rose estaba curada, fue un milagro que ella sobreviviera.
«Espero que Rose no se enferme como aquella vez»
Tomó la cubeta llena de pescados y empiezo a caminar hacia las habitaciones, debo de llevar más de cuatro cubetas de pescado ya que con el agua fría es difícil de pescar después y se hace una pequeña capa de hielo en la superficie, así que debo de apurarme en entrar el pescado ahora para después descansar un poco, todo lo que me a sucedido en estos días me a dejado con un profundo pensamiento que no me deja tranquilo, es de preocupación y de decepción que me consume cada vez más. Mientras llego a las habitaciones veo una estampida de personas que rodean una de las habitaciones del barco, varios murmullan y otros lloran, pareciera que algo a sucedido ahora.
La verdad no me importa lo que haiga pasado, solo quiero terminar mi trabajo, eso llevo en mente desde la mañana, me dispongo a irme ignorando a la gente hasta que de repente escucho unos pasos que van hacia mi, y me obligo a dar la vuelta y veo a Fabrid, un amigo mío quien corre hacia mi asustado y casi pálido.
—¡Richard!—grita asustado mientras toma un bocado de aire— él se mira agitado y su cuerpo tiembla de miedo, bajo la cubeta de pescado y me acerco a él con algo de desconfianza, es raro que ahora mis amigos me hablen después del suceso qué pasó entre Rose y yo que incluye también a Lizbeth, soy la principal atracción en estos días para estar en boca en boca de varias personas que se creen perfectos ante ellos mismos.
Pongo los ojos en blanco y de mala gana doy un suspiro.
—¿Por que corres y que hace esa estampida de gente allí?—preguntó con indiferencia mientras me mantengo firme y serio ante el—Fabrid pone su mano en su pecho y empieza a tranquilizar su respiración mientras busca las fuerza para hablar correctamente.
—¡Mierda!— exclama maldeciendo— Fabrid intenta hablar pero parece que los nervios lo dominan cada vez más, es raro verlo así, ¿por que la gente está rodeada de esa manera?, solo lo hacen cuando algo les llama la atención o cuando un tonto hace el ridiculo, solo la gente se reúne pero no es para ayudar si no, para burlarse más de él. Incluso cuando Rose confesó algo que no era cierto, toda la gente se reunión alrededor solo para escucharla hablar, aquí todos son unos entrometidos y bueno, tampoco lo voy a negar que yo también soy como ellos pero, ahora que tengo asuntos más importantes no me importa los chismes de los demás.
—¿Que sucede Fabrid? ¿Acaso son los borrachos de nuevo?—cuestiono curioso manteniendo una postura dominante — ayer por la noche también avisaron que los borrachos o mejor dicho lunáticos de aquel día estaban vagando por todo el barco como todos unos locos buscando algo, y es por esa razón también que mi madre no dejó a Lizbeth salir en la noche ya que temía que esos hombres le podrían hacer algo.
—¡Acaso no lo sabes!—exclama él con horror—
—¡Richard, hoy en la mañana encontraron un cuerpo tendido en el suelo a la mitad!—grita el liberando aquella sensación de horror— al escucharlo me quedó paralizado y dudo lo que dice y lo miro con miedo, e escuchado mal??
—¿De que estás hablando?—le preguntó confundido— —¿Un cuerpo tendido en el suelo a la mitad?—le repito para saber si es cierto lo que escuche—
Fabrid afirma con la cabeza y con los ojos temblorosos respira y me mira directamente a los ojos sintiendo una sensación extraña ahora que ya no me hace dudar de él.
—Si..—me confirma nuevamente— —Es el Señor de aquel día Richard...—
—¡El que decía que las sirenas nos matarían!—