— Así que casada con Kayn, quien lo diría, mí mejor luchador
— ¿El sigue viniendo aquí?
— Vino la semana pasada a desquitarse, mató a varios peleadores — sobó su cabeza — Pero no pienses que te estoy echando culpas, fue una pelea limpia
— No es que me importe lo que Kayn haga o no — respondió de forma seca
Sett levanto una ceja con intriga y se acercó más a Akali
— Kal, ¿Todo bien entre ustedes?
— ¿Por qué? — respondió de forma agresiva
— Wow tranquila Kal... — se atajó, parecía que Akali se lo comería vivo
Ella solo hizo una mueca de desagrado, lo cual Sett notó, pero no quiso preguntarle porque cambiaba tan rápido de humor. Mejor cambiar el tema de conversación
— Supongo que has venido a pelear
— A hablar solamente contigo no creo — dijo con sarcasmo
— Bien, tenemos peleadores nuevos mí antigua campeona — dió un leve golpe en su hombro
— Visto y considerando que Kayn mató a muchos de tus luchadores puedo hacer lo mismo entonces
— Trata de no hacerlo, pero si mueren, a nadie le importa, total es gente que pelea sin ningún motivo — respondió despreocupado
— Me parece bien
La campana sonó indicando el final de la pelea, Sett se dirigió al palco real con Akali siguiéndolo de cerca, no era un hombre fácil de intimidar, pero Akali irradiaba un aura bastante cuestionable hasta para el, el mejor luchador de Jonia. Varios hombres entraron a la arena, Akali observó de lejos la situación
— Son tus oponentes — Sett los señaló tomándola del hombro con orgullo
— ¿Ellos 5 contra mí sola? ¿Acaso quieres que sufran?
Sett rió con ganas y luego habló
— Hoy tenemos casa llena, diviértete princesa — le dió un pequeño empujón y ella saltó como si nada del alto palco
Cómo si fuera una pluma sobre un río cayó en el medio de la arena, la gente presente empezó a gritar de la emoción, hacía 5 años la mujer no venía a pelear como antes. Sus 5 contrincantes la miraron confiados, solo veían a una mujer delgada y con poca musculatura, de baja estatura y físico pequeño, mientras que Akali veía a un par de tipos creídos reírse entre si, con sonrisas confiadas
— ¡Luchadores! — exclamó Sett desde su palco — ¡Démosle la bienvenida a la antigua campeona Akali quien volvió después de 5 años de inactividad a nuestra maravillosa arena!
El público enloqueció
— ¡Al sonar la campana empezaran!
Esperaron segundos, Akali cerró sus ojos pasivamente, luego la campana resonó en sus oídos y los gritos de los hombres corriendo hacia ella también. Nadie contaba con su agilidad ni habilidad en batalla, antes de que pudieran hacer algo sacó sus inmensas alas y los mandó a volar con una correntada de viento gigante, Sett con incredulidad de reclinó sobre su barandal al ver tal acto. La mujer plegó sus enormes alas pero no las guardó, sabía que serían útiles, aunque con una mirada ya habría ganado
— ¡Rodeenla! — ordenó uno de los luchadores
— Si quieren intentarlo... — musitó Akali sin moverse de su lugar en el medio de la arena
En cuanto trataron de rodearla dió un salto en el aire y logró impactar de forma rápida 5 púas en los hombres, los inmovilizó por un momento, y con destreza los golpeó dejándolos mal heridos. El público clamaba eufórico la victoria de la mujer, y aunque no los había matado, les dió una buena lección de vida
Luego de unos minutos Sett descendió a la arena con Akali, ella lo miraba con una expresión atemorizante, como si estuviera pensando en hacer algo trágico en ese mismo momento
— ¿Te sientes bien, Kal?
Simplemente no le respondió, estaba seria y con esa expresión de muerte, el muchacho tragó pesado. Akali suspiró y por segundos, parecía que le había vuelto el alma al cuerpo
— Estoy bien — respondió seca
— O-Ok... — pronunció Sett con duda — ¡Es la primera en vez en 5 años y ganó en cuestión de minutos! — alzó la mano de Akali, esta la miró con molestia de la nada
La mujer se quitó con furia, no entendía tal acto de bipolaridad, luego se marchó a paso acelerado de la arena dejando a todos en un incómodo silencio. A los minutos se encontraba de camino a casa, había sentido una horrible punzada en el pecho, quizás esté relacionado directamente con el Darkin, sus cuerpos estaban conectados, pero no podía verlo mediante su enlace, le resultó extraño que hubiera desaparecido así de fácil y sin que ella pudiera encontrarlo
Al llegar a la orden todos la areverenciaron, pero ella nodiquiera respondió, camino directo a la habitación donde dormía con su esposo en busca del mismo, entró dando un portazo
— ¿Donde esta, Kayn?
— ¿Hablas de Rhaast? Lo maté — dijo deliberadamente
— ¿¡Que hiciste que!? — se acercó rápidamente a el y lo tomó del cuello con mucha molestia — ¡Voy a matarte yo a ti!
— Ya sueltame — movió con facilidad su mano al vientre de la mujer, al instante su piel de erizó por el tacto de los dedos del joven contra su marca sombría — Es hora de que duermas un rato — pronunció al dejarla inconciente sobre el
Rhaast no estaba muerto, solo cautivo, iba a quitarle el enlace a su mujer cueste lo que cueste. Los calabozos estaban oscuros, el Darkin golpeaba con furia los barrotes de la celda donde estaba, maldiciendo a Kayn una y otra vez, luego lo ve bajar con Akali sobre su hombro inconciente
— ¿¡Que le has hecho!?
— Volverás a la guadaña
— ¡Ni loco!
Kayn lo miró con una sonrisa malévola
— No te di a elegir, aunque pensándolo bien, voy a matarte y a robarme tu poder
— ¡Si yo muero Akali también! — Kayn se detuvo antes de acercar el arma a el
— Si que sabes jugar sucio
Rhaast carcajeo con confianza
— Lástima que Zed me haya enseñado a deshacer vínculos — volvió a tomar la guadaña y subió las escaleras dejando al demonio solo
— ¡Bastardo!
Llevó a Akali a la habitación, podría esperar un día más, necesitaba meditar sobre todo esto. Seguiría siendo un sufrimiento para ambos mientras el Darkin esté vivo, pero debía encontrar un modo de sacarle todo ese poder sin quebrar su alma en el proceso, o aún peor, absorberla. Si eso ocurría solo quedaría un cuerpo vacío
Unas manos frías envolvieron su torso, era Akali, pero no le tomó importancia mayor, quizás estaba de buenas, pero de pronto, la mujer cubrió su boca con violencia y clavaron en sus costillas un puñal, haciendo que suelte un fuerte quejido de dolor
— Akali que...
— Te dije que no te interousieras entre Rhaast y yo, juntos arrancaremos cada raíz marchita de este lugar
— No...
Akali chasqueo sus dedos y la puerta de abrió, Rhaast estaba fuera de su celda y ahora se encontraba frente a ellos con una sonrisa
— Te tardaste en matarlo — Rhaast se acercó con malicia
— Ya no va a interponerse entre nosotros — dió dos pasos y lo alcanzó — Nuestro camino está libre, cariño
— Traidora... — pronunció con odio y dolor al ver cómo ambos unían sus labios en un beso — T-te... Odio...
Pronto el joven quedó plenamente inconsciente mientras Akali era sujetada en brazos del Darkin, ambos soltaron una carcajada maligna
— ¿Mami...? — su pequeña hija estaba presente aterrada — ¿Papi...?
— Otra presa — pronunció Akali acercándose lentamente a la niña
— ¿Akali...? — Rhaast dudó — ¿Que crees que haces?
— Voy a matarla ¿No es obvio?
Rhaast se quedó horrorizado, matar a Kayn no estaba mal, pero lastimar a sus hijos, ya no tenía cabeza, y eso que el era un demonio sin piedad ni misericordia
— No, detente — la tomó del brazo con fuerza
— Sueltame
Negó con la cabeza impidiendo que se moviera
— ¡Sueltame ya, Rhaast!
— ¡Corre niña!
La pequeña sin entender nada empezó a correr mientras lloraba, perdiéndose de la vista de su madre
— ¡Abuelo! — Rhae entró corriendo al gran salón llorando mucho
— ¿Rhae querida? — Zed se puso de pie serio, estaba sin su yelmo mientras venía una taza de té con su esposa — ¿Que te sucede?
— ¡Mami mató a papi! — lloró con fuerza
— ¿Que...? — Syndra se paró preocupada — Rhaeneya ¿Que hizo tu madre?
La pequeña niña no daba respuesta alguna, estaba llorando desconsoladamente en los brazos de su abuelo, corrieron a la habitación de los reyes, para encontrar a Kayn sin vida en su cama, una daga de luz se encontraba clavada entre sus costillas
— ¡Oh dios! — Syndra le arrebató a la pequeña de los brazos de Zed y cubrió sus ojos mientras lloraba
— ¡Kayn! — gritó con dolor el hombre, viendo a quien fue su hijo, muerto en la cama donde todos los días dormía
El no solía llorar, pero esta vez si, sus lágrimas de odio mojaron el rostro del joven fallecido quien yacía en los brazos de su padre
— Vaya vaya... — la voz de Akali a sus espaldas la alteró, cargaba la guadaña en sus manos, Rhaast había vuelto a ella y su cuerpo estaba cubierto de corrupción — Dejen a ese maldito cadáver, pronto me encargaré de hacerlo desaparecer
— ¡Tu! — Zed se puso de pie con furia en su mirada — ¡Confiamos en ti durante todos estos años! ¡Te entregué la orden junto con mí hijo! ¡Y mira lo que hiciste!
— Todo tiene un precio Zed — con normalidad lamió el filo de su arma, de dónde brotaba sangre — Ahora, si te mueres ya, ¡Me harías un enorme favor! — pronunció lanzando un golpe mortal con su arma, usa onda que hizo temblar todo su templo
— ¡Corre Syndra! ¡Mantén a salvo a mis nietos! — dió a luz sus dagas guardadas en sus antebrazos, llevaba su ligera armadura de batalla media
— ¡Pero Zed!
— ¡Vete!
La mujer corrió con la niña en brazos, Akali trató de seguirla pero estaba muy lejos y Zed la estaba atacando constantemente desde las sombras
— ¡Eres muy molesto! — lo intercepta sorpresivamente y lo revolea con furia fuera del templo, rompiendo paredes a su paso
Zed tras el golpe, quedó inmóvil y adolorido sobre escombros fuera del templo, mientras Akali se acercaba caminado, la guadaña arrastrada por el piso de tierra dejando una línea extensa de tierra, su caminar se detuvo al estar cuestionablemente cerca del hombre, lista para darle su golpe final
— Adiós Zed, eres inteligente, pero entrenaste a tu verdugo y ese fue tu peor error — elevó la guadaña sobre el, lista ahora sí para asesinarlo
— ¡Madre! — su hija Azura estaba a metros suyo, con sangre en su cabeza y abrazando a sus hermanos pequeños que lloraban desconsoladamente — Detente por favor...
Al ver a sus hijos presentes, clavó dos púas de su cola en el brazo derecho de Zed, impidiendo que pudiera moverse para detenerla
— Estás plagas... Debí matarlos a todos antes de que interfirieran en mí camino — volvió a alzar su arma para quitar así la vida de los niños, sin mostrar rastros de sentimientos — Adiós, molestias
Azura cerró los ojos esperando el golpe final que acabaría con su vida, abrazando con fuerza a sus hermanos, en cuanto a Akali, dispuesta a matar a sus hijos, se detuvo al escuchar un imponente rugido a sus espaldas. Un enorme dragón negro yacía sobre el tejado del gran templo, la miraba seriamente mientras rugía, tratando de alejarla de los niños
— Imposible, ya no quedan más alfas — aclaró al verlo
— ¡Mátalo! — ordenó la guadaña furiosa
— Claro — lentamente se transformó en dragón
— ¡Estúpida así no! ¡Nos vas a separar!
Akali lanzó la guadaña lejos de ella y terminó su transformación, salió su cabeza de adentro de sus alas verdes directamente a rufirle al otro dragón, quien respondió de igual manera, bajando del tejado para correr hacia ella, el fuego que emanaban eran distintos, el del dragón negro era azul y muy denso, haciendo que el de la reina quede atrás con facilidad
— ¿¡De dónde saliste!? — atacó con potentes mordidas, pero el otro dragón la esquivaba con facilidad
— Tu me creaste Akali — su voz era relativamente conocida a sus oídos — Creíste que podías deshacerte de mí con esa daga...
Akali retrocedió impactada por el coletazo que le dio el macho frente a ella, haciendo que pierda completamente el equilibrio, quedando tumbada sobre el suelo, el macho se acercó y con fuerza mordió su cuello, arrancando a la mujer dentro de el fuera del cuerpo de la criatura, luego la dejó en el piso con delicadeza, y se esfumó con lentitud, revelando así a su portador
— ¡Papá! — su hija mayor corrió a sus brazos junto a sus hermanos, los tres lloraban al verlo con vida
— ¡Estás vivo! — Syndra se acercó rápidamente tomando su rostro como si fuera su madre, lo besó tanto que sus ojos sangraban
— Tranquilos, me encuentro bien — abrazó a todos y les sonrió, para luego ver a Zed herido en un rincón — Mierda viejo, te reventó — se acercó a el y lo ayudó a levantarse, estaba muy golpeado
— No sabes cuánto me alegra verte vivo hijo mío — con pocas fuerzas lo abrazó, pero fue muy sincero — ¿Como conseguiste ese poder?
— Akali no puede usar los dos a la ves, el día que selló su vínculo con el Darkin, inconcientemente me transfirió su sangre y poder, cuando se transformó destruyó todo vínculo con el y volvió a estar tranquila, pero aún sigue bajo si control — explicó señalando a la guadaña quien aún compartía el aura maligna con Akali — La voy a destruir de una vez — se acercó a ella y la tomó entre sus manos, Rhaast trató de atraparlo pero no pudo, Kayn era protegido por una barrera de sombras que no le permitía tocarlo
— ¡Maldito¡ ¿¡Que es lo que te está defendiendo!?
— Kayn... — Akali despertó, sus manos brillaban en Azul oscuro, estaba débil — Lo siento mucho...
El muchacho la miró serio, pero aliviado, ya no estaba pálida y sus ojos volvieron a tener vida
— Permíteme destruirla, voy a darte su poder
— Soy el rey dragón Akali, ¿Que harás?
Akali sonrió cálidamente con los ojos cerrados
— Nada, ese poder te pertenece ahora — apoyo su mano en la guadaña y otra en el pecho de Kayn — Se acabó Rhaast, nunca cambias, ahora morirás por querer meterte con mí familia
Las palabras de Akali le dieron el final a la vida útil del arma darkin, con un grito de dolor desapareció, el cuerpo de Kayn comenzó a brillar en azul, reflejando las sombras que había logrado dominar gracias a su mujer
— Está hecho...
— No del todo — aún seguía consumiendo el poder, pero la abrazó con fuerza, impidiendo que se soltara
— ¿¡Que haces Kayn!?
— Los dos sufrimos mucho por esta maldita mierda, déjame compartir esto contigo — el vínculo se formó, las sombras se dividieron a la mitad, y entraron casa una en los cuerpos unidos de los jóvenes
Luego de eso, los dos se separaron, pero aún mantenían sus manos entrelazadas mientras una guadaña común y corriente caía al piso de color azul, ambos compartieron miradas de amor como solían hacerlo antes, luego se besaron con ternura
— Me hiciste mucha falta cariño
— Siento haberte dañado tanto — Akali apoyó su frente con la de Kayn
— Todo ya pasó, estamos a salvo ahora
— Si... — miró a todos, heridos pero felices — Todo acabó al fin... — dedico una sonrisa cálida a todos