La nueva promesa

By Jyanzein

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[Takashi x Saeko] Lo que debería haber resultado en un amor infinito, resultó en una tragedia absoluta para T... More

Prologo.
Capítulo 2: ¡Relaciones florecen!
Capítulo 3: ¡La afición de Hirano!
Capítulo 4: Abriendo tu corazón.
FINAL DE ARCO-Capítulo 5: ¡La nueva promesa!
COMIENZO DE ARCO-Capítulo 6: ¡El evento de otoño!
Capítulo 7: ¡Sentimientos burbujeantes!
Capítulo 8: ¡Los últimos días!
FINAL DE ARCO - Capítulo 9: ¡Mi único deseo!
COMIENZO DE ARCO - Capítulo 10: ¡Bienvenido al apocalipsis!
Capítulo 11: ¡El final de la promesa!
Capítulo 12: ¡Escapando de la Academia!
Capítulo 13: ¡Cambio de planes!
Capítulo 14: Cielos mortíferos
Capítulo 15: ¡El calor de nuestro amor!
Capítulo 16: ¡Romance oculto!

INICIO DE ARCO-Capítulo 1: ¡Cambios indispensables!

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By Jyanzein


¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

Bueno, como fueron dos actualizaciones seguidas, sinceramente no tengo nada que agregar.

¡Espero que puedas disfrutar este capítulo!

La salida de la Academia Fujimi se convirtió en un bullicio controlado a medida que los alumnos abandonaban la institución entre diferentes charlas y risas.

Ajeno a todo esto, Takashi se dirigió en silencio entre toda la multitud. Su cuerpo estaba perfectamente cubierto gracias a la larga chamarra de cuero que habitualmente llevaba, aunque la capucha de su sudadera también ayudaba a ocultar mejor su rostro de toda la multitud.

Había dos maneras de sobrevivir en esta academia de mocosos malcriados sin que te molestaran.

Una de ellas era pasar completamente desapercibido y camuflarse entre la multitud o simplemente ocultarse. Algo que Takashi sabía hacer muy bien.

Sus pasos lentos y silenciosos reflejaban a la perfección su rostro sombreado, siendo completamente imposible saber que o en quien estaba pensando. Esa duda pareció responderse de una manera muy discreta cuando el adolescente captó como un hermoso cabello morado se esfumaba por detrás de la puerta enrejada, haciendo que se detuviera por un corto segundo.

"¡WWOOAAHH!"

Ese momento de reflexión fue cortado de raíz cuando escuchó un grito, y el sonido característico de cosas derrumbándose lo siguió poco después.

Takashi volteó su rostro en silencio, observando como una mochila y una figura yacía tirada en el suelo.

"¿Por qué no vez mejor por donde caminas, gordo idiota? ¿Acaso la grasa está afectando a tu visión también?" La voz retorcida y realmente molesta no se hizo esperar, y Takashi supo de inmediato de quien había sido la culpa de que esa persona se haya tropezado.

"Lo-lo siento, Eiji..." El gordito se disculpó como pudo cuando volvió a colocarse los lentes, ganándose una carcajada por parte del rubio alto y fornido.

"La próxima vez ten más cuidado, Hirano Kohta." Las palabras de Eiji sonaron relajadas, pero era evidente que, si no te insultaba, entonces buscaría otra manera de molestarte.

Eso se probó prácticamente al instante cuando el rubio oxigenado pateó la mochila para mandarla lejos, obligando al pobre Kohta a arrastrarse por el suelo para poder recuperarla.

Si...

Desafortunadamente, no todas las personas podían pasar desapercibidas como Takashi, ya que el físico marcaba una gran diferencia.

Después de todo, no sería una exageración pensar que ese alumno que se apellidaba Hirano era el único con problemas de peso en la Academia, omitiendo a ciertos profesores.

De hecho, ahora que lo pensaba, Takashi encontró curioso el factor de encontrar a una persona peor que él en esta Academia tan prestigiosa.

Eso solo significaba una cosa...

"¡Eiji-kun!" El grito de las hermanas Mitakashi obligó que Takashi dejara sus conclusiones para otro momento.

El adolescente se llevó ambas manos a la capucha para ajustarla aún más, asegurándose que Eiji ni las gemelas descubrieran quien era en realidad.

Takashi avanzó, restando importancia a la conversación que esos tres habían iniciado, ya que tenía un objetivo importante en mente, por lo que no tardó en salir de la Academia a pasos apresurados.

Pero antes de enfocarse por completo en dicho objetivo, sus ojos se dirigieron una última vez a ese hermoso cabello morado solitario que ya se encontraba en la esquina opuesta a la que él debía dirigirse.

Sin más, el joven volvió su mirada hacia el frente y retomó el rumbo hacia su hogar.

INICIO DE ARCO-CAPÍTULO 1: ¡CAMBIOS INDISPENSABLES!

180 días para la caída de Japón.

Takashi entró apresuradamente al patio delantero de su casa, y como era de esperarse, su objetivo inicial fue revelado al instante.

Allí se encontraban sus padres, parados en la entrada de la casa junto con unas maletas que indicaban su pronto viaje.

"¡Takashi!" La mujer recibió a su hijo con el típico amor que siempre demuestra una madre, haciendo que el joven se sintiera un poco incomodo ante la recepción excesiva de cariño, pero aun así no dudó en corresponder el abrazo.

"Temía que no podría llegar a tiempo. La Academia tardó un poco más de lo normal en abrir la salida." Comentó Takashi, quien después de compartir el abrazo, hizo todo lo posible de separarse de su madre cuando ella intentó darle muchos besos en su mejilla.

"Descuida. Te esperaríamos de todas formas." Aclaró su padre, quien tan solo le revolvió el cabello, dejando bien en claro quien era el más tranquilo de sus padres.

La charla fue interrumpida de forma abrupta cuando el sonido distintivo de una bocina resonó en el ambiente. Takashi y sus padres miraron hacia atrás, viendo que una limusina de color negro había llegado.

"Señora Komuro, señor Komuro." Un hombre calvo y de tez blanca con un traje formal salió de la limusina, ajustando sus gafas oscuras.

Los dos mencionados se pusieron serios de inmediato. Especialmente cuando enfocaron la mirada en su hijo, quien observaba al recién llegado con su típica carencia de emociones habitual.

"Bueno, es hora de irnos." Su padre colocó una mano sobre su hombro tras esas palabras, haciendo que el joven volviera su mirada a él.

"La comida ya está servida. Recuerda que si necesitas algo puedes comprarlo." La señora Komuro se mostró un tanto afligida, y lo demostró abiertamente frotando su hombro con incomodidad. "Ya sabes, realmente nos gustaría pasar más tiempo contigo. Pero no podemos abandonar nuestro trabajo."

"No te preocupes, mamá." Ambos padres se sorprendieron al ver como su hijo habitualmente inexpresivo les entregaba una sonrisa. "Estoy muy agradecido por el esfuerzo que siempre hacen."

"¡Takashiiii!" Su madre arrulló con lagrimas cómicas cuando lo abrazó con mucha fuerza.

"Cuídate, mocoso." Su padre le entregó una media sonrisa cuando le colocó una mano sobre su cabello como despedida.

Finalmente, Takashi observó en silencio como sus padres se marchaban a otro viaje de negocios.

"¿Lo ves? Te dije que no debías preocuparte por nada." Comentó el señor Komuro con una leve sonrisa cuando entró a la limusina junto con su mujer.

"¡Lo sé, pero...!" Esas fueron las últimas palabras que se escucharon de sus padres, ya que el chofer cerró la puerta.

El hombre calvo le dirigió una corta mirada a Takashi, dando un leve asentimiento como gesto de saludo, y Takashi le respondió de la misma manera.

El joven saludó a sus padres una última vez hasta que la limusina se perdió de vista.

Él entró a su casa, y el silencio del lugar era absoluto. Algo que era realmente habitual en su día a día, por lo que realmente ya se había acostumbrado.

Probablemente a eso se debía su actitud tan serena.

Takashi se sentó y dio lugar al almuerzo mientras encendía el televisor para ver las noticias en completo silencio.

Después de limpiar las cosas, el joven se fue directo al segundo piso para terminar en su dormitorio. Una vez que se recostó en su cama agarró la pelota de beisbol sobre su mostrador y comenzó a arrojarla y atraparla con una mirada perdida en su rostro.

Como siempre, se iba a detener para pensar y repensar todas las cosas que le han sucedido durante horas y horas.

Era su rutina de siempre.

Desayunar, ir a la Academia, almorzar, acostarse en su cama, cenar, e irse a dormir.

O en otras palabras...

Pensar sobre su pasado, pensar sobre sus errores, pensar en su pasado una vez más, pensar en sus errores otra vez, y por último lamentarse.

"Revolver el pasado no sirve de nada."

Una rutina tan arraigada a él que encontraría su final rotundo en este mismo día.

"Solo puedes hacer lo mejor en el presente para que el futuro sea brillante, por eso creo que no deberías perder el tiempo atormentándote por cosas que ya quedaron atrás."

Takashi atrapó la pelota por una última vez. Su mirada se endureció visiblemente tras recordar la charla que había tenido con Saeko.

Takashi se sentó sobre su cama y no pudo evitar hacer una pequeña mueca.

Después de todo, esas palabras lo habían golpeado mucho más de lo que hubiera imaginado.

Su mirada un tanto conflictiva se enfocó en su armario, haciendo que su expresión se tornara aún más conflictiva.

Finalmente, el joven tomó una decisión cuando se puso de pie y se acercó al mueble que guardaba uno de sus tesoros más valiosos.

Takashi abrió el armario y se agachó de inmediato para llevar su mano a un bolso. Acarició la superficie por un corto momento, para luego abrirlo.

Takashi sacó un hermoso bate de beisbol que poseía una firma bastante peculiar en su base, algo imposible de pasar por alto cuando los mismos ojos de su dueño reflejaron dicha firma.

Finalmente, el adolescente amante del beisbol salió de su pequeño transe y enserio su mirada de inmediato.

"Quizás debería jugar un poco para distraerme..."

De esa manera fue como el hijo de los Komuro salió al patio trasero de su casa para divertirse un poco, y que, a simple vista muchos podrían decir que era una mala idea.

Y razón no les falta.

La ventana de su dormitorio se rompió en mil pedazos.

"Mierda, estoy muy oxidado..." Fue lo único que se le ocurrió decir en esta situación embarazosa al mismo tiempo que se frotaba el cabello y observaba el enorme boquete en la ventana.

"...Creo que sería mejor idea ir al parque."

Así fue como Takashi Komuro tomó la inteligente decisión para abandonar su casa e iniciar su camino hacia el parque más cercano.

Definitivamente nunca hubiera imaginado que ese pequeño accidente le permitiría conocer a cierto gordito que se convertiría en su mejor amigo y hermano.

De hecho, fue bastante curioso que ambos terminaran ocasionando otro accidente cuando los dos chocaron fuertemente en el momento que Takashi dobló en una esquina.

"¡Duele...!" Kohta se frotó el rostro con dolor cuando cayó al suelo producto del golpe, al igual que Takashi. "¿Te encuentras bien? Realmente lo siento." Él se disculpó al instante cuando tomó el bate de beisbol que había rodado hasta su posición.

"No te preocupes, yo tampoco estaba muy atento." Takashi aceptó sus disculpas sin muchos problemas, inclinando el libro que se le había caído.

En ese momento Takashi se dio cuenta de algo curioso, ya que la portada del libro poseía un rifle de asalto muy llamativo. Lo mismo fue para Kohta, quien observó la firma del bate con más claridad una vez que recuperó sus lentes.

"Oh, gracias." Ese pequeño momento quedó en la nada cuando Kohta aceptó la ayuda de su compañero, al igual que Takashi.

"Un momento..." Una vez que volvió a estar de pie, Takashi lo miró con más detenimiento y de inmediato lo reconoció. "¿Eres Hirano Kohta?"

"¡Y tu eres el que siempre sale de las clases en los primeros 5 minutos!" Exclamó el gordito con gran sorpresa cuando lo señaló.

A pesar de que el gesto de su compañero había sido algo grosero, la atención de Takashi fue dirigida a otro punto mucho más importante.

"¿Estamos en la misma clase?" Takashi inclinó un poco su rostro hacia un lado, haciendo que Kohta se sintiera ligeramente desanimado.

"¿Acaso tan poco llamo la atención para que incluso tú ni siquiera sepas que estamos en la misma clase?"

"No lo tomes personal." Takashi alzó su mano rápidamente para defender sus argumentos. "Es como tú lo dijiste. Apenas estoy 5 minutos en la clase y realmente nunca me he fijado en mis compañeros."

"Hum, supongo que tiene sentido." Kohta ajustó sus lentes tras pensar en la respuesta. "De todos modos, ¿por qué siempre abandonas las clases? No tienes que decirme si no quieres." Kohta agregó lo último como una ocurrencia tardía, sabiendo que quizás no era una pregunta que debería haber hecho.

"Digamos que es un asunto complicado. Prefiero no hablar de eso..." Comentó Takashi con cierto recelo, haciendo que el gordito se pusiera un poco nervioso por el cambio de actitud tan repentino.

Lo que él no sabía es que esa era la actitud habitual de Takashi en estos días.

"Lamento haberte molestado. Todo el mundo tenemos nuestros problemas." Kohta hizo una leve reverencia para disculparse, algo que Takashi recibió a su manera cuando agitó su mano con desdén.

"Olvídalo." Fue lo único que dijo, para luego mirar mejor la vestimenta que llevaba puesta. "¿Estabas haciendo ejercicio?"

"¡Si, quiero perder peso!" Exclamó Kohta con orgullo tras sus palabras, aunque volvió a su actitud relajada y nerviosa de siempre cuando dijo las siguientes palabras. "Aunque hace un tiempo que estoy trabajando en esto y todavía no obtengo ningún resultado..."

Esa conclusión hizo que Takashi sintiera un poco de lastima por él.

Es cierto que el protagonista se había convertido en alguien muy reservado e introvertido a causa de las vivencias pasadas. Pero ciertamente Kohta Hirano era un hombre que tuvo aún más mala suerte que él según su punto de vista, por lo que era imposible no sentir algo de empatía.

Quizás se debía a que Takashi nunca dejó de ser alguien empático y de buen corazón, solamente que él pensaba que ya no lo era.

"¿Quieres jugar?" Kohta alzó su mirada con genuina sorpresa al ver como Takashi inclinaba la bola de beisbol hacia él con una leve sonrisa. "No tengo ningún compañero y es difícil hacerlo solo. Además, seguirás moviéndote, por lo que nos beneficiará a ambos." El rostro del gordito se iluminó de una manera bastante peculiar ante lo escuchado, aunque no tardó casi nada en volver a su expresión melancólica.

"Pero, no sé nada sobre beisbol." Comentó con claro desaliento.

"No tienes que saber." Esas palabras hicieron que alzara su mirada, ensanchando un poco sus ojos al ver como Takashi le sonreía. "¡Solo seremos dos, por lo que nada más tienes que preocuparte en lanzar la pelota y batear!" Exclamó con una sonrisa dentuda, haciendo que el espíritu de Kohta se sintiera renovado.

"¡Entonces hagámoslo!" Kotha compartió el entusiasmo de su compañero cuando aceptó la pelota y le devolvió la sonrisa.

El aire soplaba con completa libertad en el parque.

Las aves cantaban y había diferentes parejas pasando un buen rato juntos.

Los niños se divertían en los diferentes juegos mientras que otras personas buscaban la sombra de uno de los arboles para poder leer con la tranquilidad que brindaba la naturaleza.

En el caso de nuestro protagonista, él se encontraba en medio del gran parque disfrutando de un momento que hace mucho tiempo había olvidado.

Había olvidado esa gratificante sensación que trasmitían sus manos cuando se aferraba con fuerza a un bate.

En el otro extremo se encontraba Kohta. Su mirada se encontraba más seria que nunca mientras lanzaba y atrapaba la bola, estudiando una posible trayectoria perfecta con sus ojos.

Finalmente, la bola salió a una gran velocidad, y como era de esperar, Takashi no pudo pegarle.

"Estoy mucho más oxidado de lo que pensaba." Takashi no pudo evitar chasquear la lengua al ver como lo bola se introducía en uno de los arbustos cercanos.

"Tómatelo con calma. Dijiste que no habías entrenado en mucho tiempo." Comentó Kohta con una sonrisa condescendiente mientras se quitaba el sudor de la frente.

"Tienes razón, pero es molesto no haber acertado ni siquiera un bateo. Con este ya llevo 18 strikes seguidos." La molestia de Takashi fue más que fundamentada tras lo dicho. "Pero no es solamente eso. No conozco a ningún pitcher que sea tan preciso como tú." La molestia de Takashi pasó a segundo plano cuando demostró una gran curiosidad. "¿Estás seguro que nunca has jugado al beisbol antes?" Takashi le arrojó la pelota, siendo atrapada por su compañero con clara dificultad.

"Mi puntería se debe a otra cosa." Fue la corta respuesta del gordito que encendió la curiosidad de Takashi aún más.

"¿Practicabas algún otro tipo de deporte en la que necesites puntería?" Le preguntó con mucha curiosidad, sin poder evitar fruncir el ceño cuando recibió otro strike.

"Hmmm, ¿quizás sí? No estoy seguro que pueda considerarse como un deporte." Comentó Kohta con cierto nerviosismo, algo que Takashi captó con facilidad.

"Es gracias a eso que lograste ingresar a la Academia Fujimi, ¿estoy en lo cierto?" Esa conclusión llamó mucho la atención de Kohta, quien apenas pudo ser capaz de atrapar la pelota. "No me mires así. Es obvio que necesitas ser muy destacado en algo para poder entrar a esa academia. Yo era un gran bateador antes de que comenzara a dejarlo, por lo que me consideraron un deportista con buen potencial." Kohta no pudo evitar dudar un poco de esas palabras al ver como Takashi obtuvo su strike numero 20.

"Si, es gracias a eso. Pero, me es difícil creer que hayas ingresado solo por tu alto nivel deportivo." Kohta intentó ser lo más condescendiente posible con sus palabras para no molestar a Takashi.

"Ahora que lo mencionas, lo más probable es que estaré en grandes problemas si sigo actuando de esta manera." Declaró Takashi, sin poder evitar ponerse un poco nervioso al recordar que su rendimiento del año pasado no fue muy sobresaliente, y este año ni siquiera a asistido a las clases.

"Sé que no es de mi incumbencia, pero creo que por lo menos deberías asistir a las clases en las que debes demostrar tu potencial. De otra manera, corres grandes riesgos de que te expulsen cuando cierre este año." Comentó el gordito con cierta timidez, ya que nunca fue bueno para darle sermones a alguien.

"Lo sé. Supongo que no tengo otra opción más que soportarlos, aunque sea durante ese momento." Takashi le devolvió la pelota, entrando en postura una vez más.

Kohta entendió de inmediato la insinuación implícita. Ahora sabía que su falta de responsabilidad se debía principalmente por culpa de otras personas, aunque no sabía de quienes se trataba.

Pero como dijo antes, eso no era de su incumbencia, así que no iba a preguntar a menos que Takashi quisiera contárselo por su cuenta.

"Estamos en la misma clase. Sé que quizás no sea un gran ejemplo de fortaleza, pero puedes hablar conmigo si necesitas distraerte." Declaró el gordito, preparado para arrojar lo que sería el siguiente strike para Takashi.

O por lo menos, era lo que él pensaba.

"Lo tendré en cuenta." Takashi golpeó la pelota con tanta fuerza que asombró no solo a Kohta, sino a todos los que se encontraban cerca del impacto.

Después de todo, la pelota voló tan lejos y alto que era imposible saber en que parte del gran parque había caído.

"Pues, al final si que eras bueno..." Pensó Kohta en voz alta sin poder ocultar su sorpresa, ya que incluso había perdido de vista la pelota casi ni bien inició su trayectoria.

"Fue un buen golpe." Declaró Takashi con una sonrisa cuando colocó el bate sobre su hombro.

"Hum, incluso creo que es un peligro jugar en un lugar con tanta gente. Ahora que lo pienso, será casi imposible encontrar la pelota." Agregó Kohta mientras se frotaba el cabello.

"No te preocupes." Takashi abrió su mochila, revelando una gran cantidad de pelotas. "Tengo muchas más en casa."

Esas últimas palabras terminaron de convencer a Kohta, y ahora si creía que Takashi era un gran aficionado al beisbol.

"De acuerdo, pero trata de no pegarle con tanta fuerza." Comentó Kohta con un poco de nerviosismo al pensar que Takashi podría sacarle el ojo a alguien por accidente.

"No te preocupes, tendré más cuidado." El castaño volvió a su postura, siéndole imposible ocultar su felicidad después de conseguir su primer posible home run en tanto tiempo. "Para ser justos, la próxima vez que nos reunamos nos divertiremos con tu hobby." El rostro de Kohta se iluminó como nunca antes en mucho tiempo tras escuchar esas palabras.

"¡¿Lo dices en serio?! ¡¿Eso significa que somos amigos?!" Takashi no pudo ocultar su sorpresa tras escuchar las palabras de Kohta.

Después de todo, nunca había tenido más amigos que Rei, Hisashi y Saya. Ahora ni siquiera consideraba a Rei y Hisashi como sus amigos, y tampoco estaba en muy buenos términos con Saya debido a la actitud chocante de ambos.

Por lo tanto, le fue imposible ocultar su sonrisa tras haber hecho un nuevo amigo.

"El Gordo y el inútil de la Academia Fujimi. Eso suena jodidamente bien." Takashi le entregó una sonrisa dentuda, y Kohta compartió su gesto de manera inmediata.

Ambos se quedaron practicando por varias horas, charlando sobre diferentes temas no muy interesantes hasta que llegó el atardecer.

Takashi volvió a su hogar, y una vez que estuvo en la cama, debió admitir que, por primera vez en mucho tiempo, la sensación de tener a Rei en su mente no le afectaba demasiado.

Por lo tanto, pudo conciliar el sueño mucho más rápido.

Takashi comenzó el siguiente día sin mucho rodeo, optando por un desayuno rápido. Lo único que realmente cambió fue cuando tomó su mochila. Él se había mostrado muy apurado en salir, pero se detuvo en la puerta del dormitorio para darle una mirada al bate de beisbol.

Finalmente, Takashi llegó a la Academia Fujimi con su típica vestimenta, aunque había un agregado muy importante a su figura. Ese agregado se trataba del bolso que acompañaba a su mochila.

Como era de esperarse, Takashi no pudo soportar ver la cara de Rei y Hisashi una vez que ingresó al aula, así que ni siquiera esperó a que el profesor de esa clase llegara para tomar asistencia.

En esta ocasión, los ojos curiosos de Kohta lo siguió junto con la mirada triste y enojada de Saya.

Takashi recostó su cuerpo sobre la barandilla a la que siempre iba mientras observaba en completo silencio el sonido bullicioso que provenía del gimnasio, que no se encontraba muy lejos de su posición actual.

"Si no me equivoqué en los horarios, será en la próxima ahora, por lo que debo ser rápido." Pensó Takashi con el ceño fruncido mientras observaba el edificio, dejando en claro que estaba planeando algo.

"Oye, idiota." La voz quejumbrosa muy reconocible de cierta adolescente lo sacó de sus pensamientos.

"¿Vas a venir a sermonearme de nuevo, Saya?" Takashi ni siquiera la miró, su mirada continuó enfocada en el gimnasio.

"Esta vez no vine aquí para soportar tus idioteces. Vendrás conmigo te guste o no." Aclaró Saya con un bufido de molestia cuando se cruzó de brazos.

"Solo dame unos días."

No era la respuesta que ella esperaba, pero aun así la sorprendió por completo.

"No fue fácil para mí. Él era mi mejor amigo, y sabía desde siempre que la quería. Y en cuanto a ella... Aunque no quiera hacerlo, todavía la amo, la amo mucho." Takashi volteó su cuerpo para enfrentarla cara a cara después de tanto tiempo. "Pero sé que no puedo seguir así. Por mí, por mis padres..." Takashi aferró sus manos con fuerza sobre la barandilla, optando por un rostro que dejaba ver lo afectado que se encontraba.

Era la primera vez que él se abría por completo desde que "eso" sucedió.

"Por eso, solo te pido unos días."

Saya se quedó en silencio tras escuchar las últimas palabras de Takashi. Aunque su expresión lucía tan solemne como siempre, el hecho de que sus brazos se apretaran con fuerza indicaba que lo entendía más de lo que él pensaba.

"Takashi..." Saya pareció salir de su pequeño estupor una vez que mencionó el nombre de su amigo, para luego dar un gran suspiro. "Muy bien, te dejaré en paz por unos días." Sus hombros cayeron en derrota tras decir esas palabras.

"Pero si me estás mintiendo..." La mirada de Saya volvió a endurecerse y sus ojos brillaron peligrosamente cuando ajustó sus gafas.

"Prometo que estoy siendo sincero." Takashi alzó sus manos en defensa al instante al ver que su amiga quería matarlo con la mirada.

"Muy bien, confiaré en ti." Saya asintió con su típica seriedad, para luego comenzar a marcharse sin siquiera despedirse.

"Oye."

Aun así, el llamado de Takashi hizo que se detenga.

Ella volteó su rostro para ver como el joven le entregaba una leve sonrisa.

Saya ya se había olvidado de cómo eran sus sonrisas hace mucho tiempo.

Hasta ahora...

"Gracias por preocuparte todo este tiempo, y lamento haber sido un idiota." Takashi no pudo evitar frotarse el cabello con ligera timidez tras decir esas palabras.

"¡Hmp!" Saya bufó con disgusto mientras volteaba el rostro. "¡Por lo menos reconoces que te has comportado como un idiota!"

"Si..." Fue lo único que pudo decir Takashi, sin poder evitar poner los ojos en blanco ante la actitud cortante de su amiga.

Aun así, él estaba feliz.

Después de todo, sabía que así era la forma de ser de Saya.

La joven se marchó en rumbo a su aula, aunque a diferencia de ayer, que se sintió triste y enojada, ahora se marchaba con una sonrisa en su rostro.

La hora del receso no tardó en llegar, y los planes de Takashi tampoco lo hicieron.

Antes se había dicho que una forma de evitar los problemas en la Academia era camuflarse entre los estudiantes y pasar desapercibido.

Takashi ingresó al gimnasio por una ventana trasera con su capucha bien puesta después de asegurarse que el profesor y los estudiantes de primer año habían abandonado el lugar.

La otra forma de evitar problemas era completamente lo contrario, siempre y cuando nadie sepa quién eres en realidad.

Takashi cerró la puerta con cuidado, y una vez que se aseguró de estar completamente solo, el joven se quitó la capucha y observó el espacioso lugar completamente vacío. Acto seguido abrió su bolso y sacó su bate de beisbol.

El joven no perdió más tiempo y fue al almacén para retirar una de las tantas maquinas lanzadoras del lugar.

Los siguientes 15 minutos del receso estuvo practicando sin autorización dentro del gimnasio, dejando un gran desastre de bolas esparcidas por doquier.

Ni bien la alarma se hizo escuchar, Takashi actuó rápidamente y llevó el bate a su bolso y salió del gimnasio por una de las ventanas traseras para que nadie se diera cuenta.

"Mierda, tengo que mejorar mis caídas..." Pensó para si mismo mientras se frotaba el trasero con dolor.

Takashi corrió como pudo hasta llegar a su aula. La irrupción fue tan repentina que todos miraron al joven con cierto asombro cuando entró golpeando la puerta.

"Oh, joven Komuro. Pensé que ya no quería venir más a mis clases." Declaró el profesor en el momento de mirar la lista. "Supongo que decidiste replantearte las cosas de mejor manera." Concluyó con un leve inclinar de hombros cuando agregó su nombre a la lista.

Takashi no dijo nada, lo único que hizo fue ir a su asiento. Y, como era habitual, Eiji aprovechó la mínima oportunidad para molestarlo, poniendo su pie en el medio para que se cayera, haciendo que gran parte del salón se rieran en silencio, a excepción de Saya y Kohta.

"Como saben, hoy íbamos a tener una participación especial con los de tercero, por lo que la actividad deportiva de hoy se verá dividida en dos deportes." El profesor comenzó con su explicación, ignorando por completo lo que acababa de suceder, como era habitual en todos los días.

Aunque esto a Takashi no le importó.

Después de todo, prestó mucha más atención a sus palabras.

"¿Con los de tercero? Eso significa que..." La memoria de ese cabello morado asaltó su mente prácticamente al instante.

"Oye, ¿qué estuviste haciendo?" Kohta lo golpeó disimuladamente, haciendo que Takashi saliera de sus pensamientos.

"Lo sabrás cuando vayamos al gimnasio." El susurro de Takashi fue incluso más bajo de lo normal para asegurarse que nadie lo escuchara.

Esa respuesta hizo que las dudas de Kohta se transformaran en una curiosidad absoluta.

"Hmmm..." El profesor se llevó ambas manos a su cintura con una mirada relajada.

"¡¿ALGUIEN ME PUEDE DECIR QUE DEMONIOS SUCEDIÓ AQUÍ?!" La tranquilidad del hombre se esfumó por completo mientras todos los alumnos de segundo observaban con cierto asombro como el gimnasio estaba hecho un desorden absoluto con pelotas de beisbol en todos los sitios.

"No-no me digas que..." Kohta mencionó con los ojos en blanco, aunque Takashi actuó rápidamente cuando le cubrió la boca para asegurarse que no siguiera hablando.

Saya vio esto y no pudo evitar alzar una ceja ante la actitud tan sospechosa de ambos hombres.

Aunque había algo que llamó mucho más su atención.

"¿Desde cuando esos dos se hablan?" Pensó con los ojos entrecerrados.

"¡Lamentamos la tardanza, profe!" La voz de una mujer hizo que todos voltearan, y de inmediato la reconocieron.

"¡Yuki-chan! ¿Cómo has estado?" Eiji no tardó nada en acercarse a ella para saludarla con una sonrisa muy amistosa, siendo respondido por esta.

"¡Oh! ¡Eiji-kun!" Exclamó la joven con mucha alegría cuando abrazó al hombre con mucho amor.

Los mormullos de los alumnos de segundo no tardaron en comenzar. Incluso las gemelas Mitakashi parecían mostrar algo de respeto cuando se hablaba de Yuki Miku, la autoproclamada estudiante más bella de la Academia Fujimi.

Era natural, ya que tenía un cuerpo muy bien dotado y su actitud amable y alegre le ayudaba a resaltar mucho entre los chicos. Su cabello corto naranja y la diadema negra que llevaba en su cabello también la hacía lucir muy bien.

Pero, si prestaste atención, ciertamente hay algo raro.

Después de todo, para una buena cantidad de alumnos en la Academia ella era muy bonita, pero tres de cada cuatro hombres en la institución siempre dirán que el primer puesto es para otra mujer.

Aunque Yuki se autoproclamara la más bonita, en su interior sabía que eso no era cierto.

Y era evidente a quien pertenecía ese primer puesto...

Todos los murmullos se silenciaron de inmediato cuando Saeko se abrió paso entre los de tercero. Todos los hombres, incluido el mismo Eiji, la miraron con una cantidad de respeto absoluto.

Yuki no pudo evitar apretar los dientes al ver como la atención de todos se desviaba a esa mujer.

Después de todo, no solo era mucho más bonita que ella, sino que la actitud fría y el gran poder que poseía Saeko la hacia ver como una mujer inalcanzable.

Incluso el mismo Eiji no se atrevía a mirarla por muchos segundos sin voltear su mirada.

Si Yuki se había autoproclamado como la más bonita, entonces Saeko podría autoproclamarse como una Diosa y nadie podría decirle nada al respecto.

"¿Qué sucedió en el gimnasio?" Saeko se detuvo en la entrada al ver el gran desorden que había adentro, algo que sirvió para que todos los hombres dejaran de actuar como idiotas.

Aunque en el caso de Takashi, él la siguió mirando sin despegar sus ojos de ella.

Después de todo, le era prácticamente imposible olvidar toda la conversación que habían tenido ayer.

Kohta pareció darse cuenta de esto, por lo que comenzó a mirarlo con confusión.

"Eso es lo que intentamos averiguar..." Comentó el profesor con un leve suspiro de cansancio. "No podemos perder mucho tiempo con esto, así que..."

El profesor continuó hablando, pero Saeko ya no lo escuchaba.

¿La razón?

Era simple.

Sus ojos habían captado a cierto castaño entre la multitud, por lo que no pudo evitar seguir mirándolo.

La mirada de Takashi y Saeko permanecieron conectadas por una gran cantidad de segundos sin que nadie se diera cuenta.

Era extraño.

Ambos se sentían extraños.

No podían comprender por qué una simple conversación había sembrado una marca tan fuerte en ellos que no les permitía ni siquiera apartar la mirada.

Una mirada que indicaba solamente una cosa:

"ven y sigue hablando conmigo"

No lo comprendían. Simplemente sucedía, y de alguna forma ese raro sentimiento les gustaba.

Saeko quería conocer mejor a Takashi.

Takashi quería tener la oportunidad de compartir sus pensamientos con Saeko una vez más.

Esa sensación...

Parecía imposible que saliera de sus cuerpos...

Hasta que una pregunta clave del profesor les hizo salir del ensoñamiento.

"¿Qué dicen si practicamos un poco de beisbol?"

¡FINAL DEL CAPÍTULO!

¡Espero que lo hayan disfrutado!

Ahora que la mayoría de personajes importantes por fin se han presentado, me gustaría comenzar a construir y afianzar la relación entre Kohta, Saya, y, sobre todo, con Saeko.

Estoy muy emocionado de poder crear uno de mis emparejamientos favoritos con una de mis waifus favoritas, así que realmente estoy muy ansioso de continuar con este proyecto.

Espero y nos veamos con un nuevo capítulo dentro de unos días.

¡Muchas gracias por leer, y muchas gracias a todos aquellos que se tomaron la molestia de votar!

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