¿Cómo demonios fue que las cosas cambiaron tan drásticamente en un maldito instante?
Verla feliz por varias horas, atenta, animada, entusiasta; y más tarde preocupada, temerosa, confundida y por último... ¡Por último no sabe qué demonios sucedió!
Ese gesto de dolor, esa mirada angustiante, suplicante... ¡Maldición!
Ya una vez se comportó como el peor desgraciado con esta criatura cuyo único error fue cruzarse casualmente en su camino.
La joven ha perdido el conocimiento y ahora se encuentra postrada en esa cama, con ese gesto de tristeza y sufrimiento, ¡No tiene una maldita idea de cómo describirlo! Sólo sabe que no quiere verla de esta manera.
Kirinmaru extiende su mano derecha y roza ligeramente su mejilla, pronunciando vanamente su nombre en un fallido intento por hacerla despertar.
Ella no está durmiendo, está inconsciente y lo sabe perfectamente.
¿Entonces por qué se porta como un estúpido?
El hombre retira su mano y frota su propio rostro un par de veces, como si de esa manera pudiese encontrar una solución a esto que está ocurriendo. Y mientras la observa no logra comprender como es que esta joven mujer puede causarle este temor.
Si ella llegase a permanecer inconsciente otro par de semanas... No, no está herida, pero esos recuerdos o lo que sea que haya ocurrido pareció haberle causado un dolor mayor que cualquier herida física.
Tiempo atrás, cientos de años atrás sintió alguna clase de temor que le heló la sangre, temor de la sonrisa de aquél Dios que le observaba pelear contra el General Inu no Taisho, simplemente esperando a que uno de los dos pereciera.
Cierto es que para un guardián, un hombre perteneciente a una élite guerrera, perecer en batalla, a manos de un enemigo poderoso con quien ha tenido una buena pelea, puede considerarse un verdadero honor; pero lo cierto es que al descubrir las intenciones del omnipotente Dite se negó a causarle el gusto de verle morir por mera diversión, por ello tras varios días de batalla simplemente posó sus pies en el suelo de Sora y se rindió.
Sintió temor en aquél momento de aquella mirada, esas pupilas dilatándose en esos ojos ámbar y la sonrisa siniestra que invadió su rostro... Sintió temor, está seguro de ello, pero entonces no tiene una maldita idea de qué es lo que siente ahora.
¿Miedo? ¿Angustia? ¿Tristeza?
Tanto la respiración como los latidos del corazón de la joven son inestables, parecen incluso dificultarse a cada instante.
¿Qué demonios recordó?
¿Será acaso que si vuelve a abrir sus ojos, girará su mirada en otra dirección y le dirá que desea marcharse de inmediato a Japón?
No la culpa, si él tiene coraje contra si mismo por tan bajo actuar, es de esperarse que el resentimiento se apodere de ella y el enojo y la decepción se vuelquen en contra suya.
Lo merece, lo sabe bien, pero no está seguro si podrá aceptarlo.
¡Mierda!
¿En qué momento creó ese extraño lazo afectivo con ella? Porque de eso se trata, está seguro, de lo contrario no se sentiría conflictuado, distraído y con añoranza de verla cerca suyo.
Pero da lo mismo, por ahora sólo quiere verla despertar y sonreír, para después aferrarse a él con ese poder sobrehumano, como si su existencia misma dependiera de aprisionarlo con todas sus fuerzas... Y jura que en este momento, si eso sucediera, podría corresponder enteramente a su abrazo.
—¡Jin!— la llama Kirinmaru una vez más, esta ocasión con un tono de voz más firme.
Pero al escucharlo el gesto en su rostro parece descomponerse más, como si el simple hecho de escucharlo le causara sufrimiento.
¿Será simple causalidad? ¿O es que realmente su voz, su presencia le causará disgusto o tristeza?
¡Con un demonio!
Odia no saber lo que está pasando ni qué demonios hacer.
Ella parece querer quejarse, pero ningún sonido emana de su boca, y Kirinmaru no puede sino imaginarse nuevamente el peor escenario: Jin embarcándose rumbo a Japón.
Si ella se va... Japón, Shengshan, Palacio Laozi, Tekkousen, incluso Egipto, Filipinas, o cualquier lugar desde este momento, nada será igual.
No tiene idea de cómo esta criatura logró escabullirse hasta formar parte de su día a día, de ser parte esencial y hasta prioritaria de sus rutinas. Lo cierto es que no es capaz de pensar ya este navío, un desembarco o un regreso a su reino sin ella.
El pecho del Rey Bestia se encoge una vez más al ver a esta muchacha de esta manera, sumado a los pensamientos que rondan por su mente.
Si supiese cuál fue el detonante de esta situación, podría entonces buscar alguna desesperada estrategia para enmendar al menos parte de su error. Pero no, no tiene ninguna maldita pista. ¿El plomo? ¿El conteo? ¿Las agrupaciones? ¿Alguna palabra en específico?
Nuevamente Kirinmaru extiende su mano para tocar su rostro a la vez que la llama vanamente una vez más, pero en esta ocasión algo ocurre.
Con su mano derecha hace a un lado el fleco en su rostro, teniendo acceso a esa cicatriz en su sien, la cual toca ligeramente, notando algo extraño.
¿Qué es esto?
La temperatura en esa pequeña zona es por mucho más alta que el resto de su cuerpo, e incluso él, que es un demonio y su piel es más resistente que la de un humano, siente que si mantiene su mano allí la cicatriz podría causarle alguna quemadura.
Eso no es todo, esa cicatriz que de por si le ha parecido extraña desde un principio, pues a diferencia de otras su color jamás se atenuó, parece palpitar.
No sabe si al ritmo del corazón de Jin o no, sólo puede percibir como si un órgano palpitante se encontrase allí dentro.
Con tantas cosas en mente y emociones en su pecho no puede centrarse en algo tan simple como hacer una comparación del latir de su corazón y el palpitar de esa cicatriz.
¿Es posible que esa cicatriz no sea "normal"?
Pero, ¿Por qué? Si la adquirió al caer de ese precipicio.
¡Maldita sea! No había nada extraño en aquél lugar, no había presencia alguna cerca en kilómetros a la redonda... Aunque cabe la posibilidad de que por haber estado enfocado en buscarla no pusiera tanta atención en otras cosas, como detectar el rastro de algún aroma desvaneciéndose, sólo recuerda que el suelo era un poco rocoso, ¿O no?
¡Es que ni siquiera está seguro de las coordenadas precisas donde la encontró!
Pero eso no importa ahora, tiene que hacer algo antes de que la temperatura invada su cuerpo o lo que sea que pudiera ocurrir.
Claro, ¿Y que demonios hará? Detesta no saber qué hacer cuando una especie humana se encuentra en esta situación, y probablemente los imbéciles que le acompañan tampoco, pero quizá algún tipo de información podría obtener.
—¡¡¡KYUKI!!! ¡¡¡KONTON!!!— grita el Emperador del Mar, siendo escuchado quizá en un extenso radio.
Al escucharle, los dos peligros que también viajan en la embarcación, y que por cierto se encontraban en lugares distintos, se apresuran en ir a atender el llamado de su Rey.
Son apenas unos segundos que para el Rey Bestia parecen eternos, y cuando ambos peligros acuden ante su presencia, lo primero que ellos pueden notar es esa expresión en su rostro, algo que nunca antes han visto.
¿Luce preocupado? ¿Angustiado? ¿Temeroso? ¿Cómo descifrar ese gesto?
Y bien, para Kyuki no es nuevo el ver a la muchacha humana ocupando el lecho de su Amo, pero para Konton si y su gesto de sorpresa no se hace esperar.
¿No era ese acaso un privilegio mayor que no se otorgaba a cualquiera?
Aunque no debería extrañarle, al parecer el amo tiene una afición extraña hacia esa mocosa. Ya ha sido tolerante ante sus faltas de respeto y no conforme con ello la tiene ocupando esa habitación en Palacio Laozi.
Si la verdadera dueña de esos aposentos supiera lo que el Amo hace en su ausencia...
Esa mirada curiosa de Konton le irrita a Kirinmaru y es por ello que les habla con severidad.
—Necesito información sobre la cicatriz de Jin.
Kyuki siente que le tiembla un ojo. ¿A cuál maldita cicatriz se refiere si la mocosa tiene millones?
Konton tiene cara de tonto y no entiende nada, ¿Cuál cicatriz?
Con su rostro agachado, seguros de que no obtendrán una respuesta certera para las dudas del Rey, ambos peligros ingresan al camarote.
—Ambos han adquirido antes heridas y posteriores cicatrices en batalla— habla seriamente Kirinmaru— hayan prevalecido en sus cuerpos o no, quiero que me digan si alguna de ellas es parecida a la que tiene Jin en el rostro.
Para mayor sorpresa de los peligros, su amo con la mayor sutileza posible hace a un lado el cabello de la muchacha para mostrar una marca rojiza sobre su ceja izquierda.
—No Alteza— responde Kyuki con toda seguridad, jamás le importó la especie humana y antes de que fuera obligada a servir a esta mocosa, la verdad es que lo único que sabía es que existían y su maldad no difería de las especies demoniacas. Además no es estúpida como para permitir a los enemigos herirla con severidad, y cuando es así cierran en cuestión de minutos u horas, poco sabe de cicatrices.
Konton observa a la joven, pensativo, más pensativo de lo normal, situación que enoja a Kirinmaru.
No sabe cómo demonios pero debe aprender a leer mentes, y si alguien tiene pensamientos inapropiados que a él no le parezcan correctos, lo asesinará en ese instante.
Konton no hace esto por la humana, sino por petición del Amo. Piensa y escarba en lo más profundo de su memoria.
A diferencia de Kyuki, Konton si ha interactuado de forma voluntaria con la especie, y si bien no es experto en las cosas que suceden con los humanos, cree posible tener una ligera idea de lo que ocurre.
—Alteza, no sé si este sea el motivo, pero tengo entendido que cuando una herida no cicatriza de forma adecuada es debido a que está infectada.
Una mirada inquisidora se posa sobre la fémina alada, haciéndola temer por un instante. Debido a que ella atendió a la mocosa sabe que el amo la culpará.
—¡No es mi culpa! Amo, usted estuvo presente todo el tiempo, cada día limpié su herida al igual que lo hice con otras.
Kirinmaru desvía su mirada hacia la joven. Si, él estuvo presente la mayor parte del tiempo, así que no puede culpar por esto a Kyuki.
¿Es posible que tras dejar de sangrar ocupase más atención? Quizá ese es el motivo por el cual no sanó debidamente.
—Konton, ¿A qué distancia estamos de Filipinas?— cuestiona el Rey Bestia.
Kyuki exhala con alivio al ver que el señor Kirinmaru ha cambiado la conversación. ¡Es que ella no tiene nada qué ver con el hecho de que esa cicatriz en el rostro de la mocosa no cerrara apropiadamente!
—Ah, eh...— hacía días que el amo estaba tan distraído con la humana que él tampoco estaba muy pendiente de las coordenadas —Alteza, probablemente al amanecer vislumbremos tierra— habla Konton con demasiada inseguridad, temiendo que la información proporcionada sea seguramente errada. Si no llegan a esa nación en unas horas es hombre muerto.
—Tekkousen se mantendrá a flote, en las cercanías— indica Kirinmaru a los peligros, quienes no entienden esta vez cuál será su proceder —Kyuki, Konton, ustedes se presentarán ante el gobernante de esa nación.
De reojo ambos bodrios se ven por un instante. Saben el motivo. Claro, era de esperarse que al tener a esa mocosa en la embarcación el amo se comportase de forma extraña, ya lo había hecho antes, en el trayecto de Japón a Shengshan... Pero, ¿Realmente era capaz de llegar al punto de hacer los asuntos políticos de lado para estar con ella aún inconsciente?
Suponen, no, probablemente con esto confirman que esto podría no tratarse de una simple aventura más.
Pero es muy pronto para hablar, realmente no tienen ni siquiera idea de por qué la muchacha se encuentra desmayada, ni si esto será temporal o permanente.
—Alteza— interviene Konton —el pueblo desea verlo a usted.
—¡Pues yo no deseo ver a nadie!— responde el Rey con enérgica voz y notoria molestia —Permaneceré en el bajel, Kyuki, vigilarás las cercanías, Konton te ocuparás de los acuerdos políticos.
—Alteza, permítame insistir, considero que...
Demasiado molesto, Kirinmaru lo interrumpe una vez más.
—Si acaso no te sientes capaz Konton, de desempeñar tan simple labor, es mejor saberlo ahora y designaré a alguien más.
¿Qué? ¡Maldición!
Esto no es más que una amenaza sin sentido, pues duda que encomiende específicamente esas labores a Kyuki.
Momento, si hay alguien más en la embarcación, además de ellos cuatro.
No puede ser esto posible, y no puede permitirlo porque de hacerlo sería la peor humillación vivida.
—Cumpliremos sus órdenes al pie de la letra, Amo— responde Kyuki, tratando de calmar la situación.
Pero para Kirinmaru la paz realmente no es una opción ahora.
Puede ser que tampoco para Konton, quien está a punto de replicar lo ordenado. ¿Cómo se atrevía esta pajarraca de cuarta a hablar por él?
Ni crea que le debe un favor o le retribuirá esto.
Konton gruñe para posteriormente hablar de muy mala gana.
—Prepararé los docume...— y nuevamente es interrumpido por el monarca.
—Kyuki deberás atender la fiebre de Jin, Konton tú buscarás entre los libros del estudio y reunirás toda la información disponible sobre heridas en el cuerpo humano.
—Alteza— protesta el subordinado una vez más —el encuentro político se llevará a cabo en unas pocas horas.
—¡¡DATE PRISA ENTONCES!— ordena el Rey con demasiado enojo.
¿Para qué abrió la bocota?
Konton se retira a buscar los textos solicitados por el amo, en tanto Kyuki comienza a buscar un recipiente para recolectar agua.
Las próximas horas se tornan realmente desesperantes, incluso parece que el tiempo transcurre con mayor lentitud.
Kyuki, atendiendo las órdenes del amo, coloca paños húmedos sobre la frente de la humana, dándose cuenta que esta fiebre realmente es extraña. La temperatura de su rostro se ha elevado, pero justo en esa cicatriz que tiene en el rostro parece aumentar aún más. Cabe mencionar también que el amo tiene razón, esa cicatriz es extraña, continúa teniendo un color rojizo que dista mucho de las otras cicatrices que ella tenía en el cuerpo, cuyo color rozado fue atenuándose hasta adquirir un tono incluso más claro que el de su piel.
No va a sacar ninguna conjetura, ni se detendrá a pensar si quiera un poco en la mínima explicación de por qué esto ha ocurrido, el amo es muy astuto y a veces cree que es incluso capaz de leer mentes, seguro la cuestionará y... ¡¡Con un demonio!! Accidentalmente desvió su mirada hacia él dándose cuenta que mantiene sus ojos fijos en ella.
¡El amo es excepcional! ¡Sin duda el ser más increíble del universo!
Cuando crezca quiere ser como él.
Kirinmaru desvía su mirada y con su poder mágico atrae hacia si un pequeño recipiente con agua el cual entrega a Kyuki, quien se encuentra demasiado aterrada al creer que probablemente si sea capaz de leer mentes.
¡Es el número uno!
Sin duda una maravilla de la creación.
Luego de dar de beber un poco de agua a la humana, Kyuki sale lo antes posible del camarote, sintiendo que se libera de un gran peso. A partir de hoy cada vez que esté en presencia del amo lo adulará en sus pensamientos a más no poder.
Tras algunas horas la temperatura en el cuerpo de Jin parece ceder, pero no la temperatura de esa cicatriz.
La noche cae, transcurre sigilosamente, y así como ha llegado sin murmullo se marcha dando paso a la claridad del nuevo día. Kirinmaru se pregunta si debería en este momento tomarla en brazos y llevarla a Shengshan, pero ¿A qué demonios? No hay un maldito médico allí, sólo cirujanos mediocres que mutilan y cauterizan cualquier parte del cuerpo.
Sin embargo, tal vez sea mejor que esté allá, probablemente alguna persona humana podría saber qué hacer.
Sabe que el precio a pagar por trasladarse desde aquí hasta la sede de su reino usando su poder mágico será alto, y verdaderamente no le importa, sólo quiere que ella pueda estar bien y volver a sonreír.
Kirinmaru se acerca, y sus brazos que han permanecido cruzados se extienden en dirección a la joven, está decidido a llevarla a Shengshan ahora mismo, pero un par de golpes en la puerta se lo impiden.
Es el imbécil de Konton.
Con su poder mágico Kirinmaru abre la puerta, viendo al Peligro con tres libros en sus manos. Vaya, pensó que el imbécil no haría nada.
—Alteza, reciba usted la información que he encontrado sobre lo que me ha solicitado, y si mi presencia no es requerida le pido me permita enfocarme en los asuntos políticos de Filipinas.
El Rey indica a su subordinado que deje los libros sobre el escritorio que tiene en ese lugar, y luego de varias horas aparta su mirada de Jin para ir a leer lo que sea que Konton haya encontrado, sólo espera que la información le sea útil.
En cada uno de los libros hay un separador, el cual indica a cuál página deberá dirigirse exactamente, allí hay una marca con tinta en los párrafos que Konton supuso, serían de interés.
"La infección de una herida ocurre cuando los gérmenes crecen dentro de la piel dañada de una herida. Los síntomas pueden incluir aumento de dolor, hinchazón y enrojecimiento. Las infecciones más graves pueden causar náuseas, escalofríos o fiebre."
"Si la herida se infecta, puede empeorar en lugar de mejorar. Cualquier dolor, enrojecimiento e hinchazón aumentará en intensidad. Las infecciones de heridas pueden provocar síntomas como: piel caliente alrededor de la herida, secreción amarilla o verde procedente de la herida, olor desagradable en la herida, vetas rojas en la piel alrededor de la herida, fiebre y escalofríos, malestar, dolor, náuseas, vómito."
"Una cicatriz sometida a un traumatismo repetido o a una presión y/o tracción excesivas tardará más tiempo en cicatrizar ya que se altera la estabilización del microambiente necesario para una correcta cicatrización."
Supone que la solución será prestar más atención a esa herida y extremar higiene en la zona.
Preocupado por el bienestar de su joven invitada, Kirinmaru no ha prestado atención a cuántas horas del día han transcurrido, no tiene idea de si Konton y Kyuki han acatado sus indicaciones o demorarán más.
Es al fin, luego de horas y horas de interminable angustia para Konton, temiendo que cada respiro sea el último para si, que al fin se vislumbra tierra firme. Bien, es momento de acudir en representación de su amo.
Lo anterior no es difícil, han transcurrido varias décadas desde que no visitan, en específico, esta nación; por tanto las personas no tienen idea de cómo luce realmente el Gran Omnipotente de los Mares.
Hacer uso de atuendos elegantes, utilizar una máscara más o menos similar a la del amo y hacer frente al montón de ilusos unos cuántos trucos de magia sencillos, es suficiente para que todos crean que se trata de él.
Bien, no puede quejarse y haría esto con gusto todas las veces que sean necesarias. Ni siquiera hace falta que el amo quiera recompensarlo por esto, la recompensa viene incluida en la usurpación.
Al amanecer del siguiente día, un muy alegre Konton vuelve a la embarcación. Con una extensa sonrisa, propia de quien ha disfrutado de un buen banquete y excelente compañía, el subordinado del Rey del Mar posa sus pies en la cubierta.
—Sabes que si descubre esto te asesinará, ¿cierto?— habla una muy molesta Kyuki, que no quiere que se le considere cómplice de tan aberrante farsa.
—No tiene por qué enterarse, los convenios se firmaron y esas seis embarcaciones están cargadas de riquezas. Sin duda soy un gran negociador— responde Konton de forma altanera.
Kyuki voltea a ver hacia el oriente, algo cegada por el resplandor del Astro Rey, divisando en efecto, seis pequeñas embarcaciones que se acercan a Tekkousen.
—¡Soy asombroso! ¿Cierto?— dice el hombre mientras se acerca a la fémina, colocando su codo izquierdo sobre el hombro derecho de la mujer —Dilo, sin temor.
Kyuki no tarda en hacer un desplante y apartarse.
—¡Claro! Al amo le encantará saber que lo hiciste ver como un ebrio, ambicioso y lujurioso. ¡Apestas a alcohol y a burdel! Al menos ten la decencia de sumergirte en el fondo del mar antes de presentarte ante él.
Konton se olfatea a si mismo, está ebrio, sus branquias no funcionan correctamente.
Pero seguro la estúpida alada exagera.
Envidiosa.
Es más o menos al medio día que todas las riquezas están resguardadas y a salvo en la embarcación. Konton cree que su amo estará infinitamente agradecido con él, pues hasta solicitó juguetes para la criaturilla que lleva consigo. ¿Seguirá viva?
Supone que si, de lo contrario el amo ya lo habría dado a saber causando tremendo alboroto.
Por cierto, ¿Qué será que pasó con ella? ¿Quedó inconsciente a causa de la cicatriz de su rostro? ¿O será acaso que al amo se le "pasó la mano" con ella?
¡Naaah! Aunque parezca increíble las humanas tienen una resistencia asombrosa, y eso lo puso a prueba la noche anterior.
Luego de tomar su parte del botín, Konton va a cambiarse de ropa y utiliza alguna fragancia agradable. ¡Claro! ¿Qué mejor que una de esas creadas por Jean Baptiste Grenouille?
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Desde hace un rato, Kirinmaru pudo percatarse de que Konton ha vuelto de esa reunión política. Espera no haya cometido alguna imprudencia o estupidez. Pero por ahora no le importa, el imbécil ni siquiera se ha presentado ante él para informarle de lo sucedido, y honestamente le da igual.
Han sido 43 horas las que ha permanecido de pie a un costado de la cama donde Jin se encuentra inconsciente aún.
No sabe, no tiene una maldita idea de qué demonios hacer para que ella despierte... Sólo sabe que ella no es la única cuyo ánimo se encuentra decaído. Al ver su rostro triste, y verla llorar en ese estado de inconsciencia, llamándola incontables veces sin resultado alguno, el pesar en su interior crece y crece.
¿Será acaso que llora por lo ocurrido en la costa?
¡Si supiera al menos qué recordó!
Aunque no puede estar 100% seguro de que se trata de eso, sabe que es lo más probable, el que ella haya recordado algo, pero quizá su llanto se deriva de algún dolor físico que podría atenuar con alguna hierba medicinal.
¿Cómo saberlo?
No quiere apartarse ni un instante de su lado, ni dejará de observarla, porque si al abrir sus ojos ella lo insulta de la peor manera, dejando ver su enojo y resentimiento contra él, y además le comunica su deseo de marcharse a Japón, sabe que poco o nada podrá hacer para redimir su terrible falta.
Realmente no le importa si antes otras personas sufrieron o perecieron por su culpa, si llegaron a insultarse u odiarle, nunca se sintió mal al respecto.
Kirinmaru exhala con frustración mientras frota su rostro una vez más. ¿Por qué siente temor de lo que Jin pueda hacer o decir al despertar?
Porque va a despertar...
Debe despertar.
Unos tenues golpes son audibles en la puerta del camarote, y usando su poder mágico, Kirinmaru retira obstáculos del acceso a la habitación.
Konton lo observa sin dar crédito a esto. El amo continúa en el mismo lugar que el día anterior.
—Sé lo más breve posible— ordena Kirinmaru a su subordinado.
Haciendo una reverencia ante su Rey, el de rango inferior resume su informe.
—Se dio lectura a los acuerdos políticos y se firmó una solicitud de protección y coalición. Además fue tanta la alegría del pueblo que ofrecieron un banquete y una festividad en su honor. Le fueron entregados seis botes llenos de riquezas, los cuáles ya están en el espacio de Tekkousen, destinado a ello, resguardados por una barrera mágica. Los documentos los he dejado en su estudio para que los revise en cuanto tenga oportunidad.
—Bien, ahora lárgate— ordena de nuevo el Rey.
El subalterno se retira, dándose cuenta de que el amo está de pésimo humor. Debió dejar a la humana en ese lugar e ir un rato a Filipinas, hubiese sido relajante y lo mejor para olvidarse del estrés que le causa esa molestia andante. De cualquier modo la humana ni cuenta se daría.
En fin, a ver cuánto le dura "el pasatiempo" esta vez.
Algunos minutos después de que Konton se retirase, Kyuki ingresa a limpiar nuevamente la cicatriz y a hidratar sus labios. Aunque el color en esa cicatriz sigue igual, la temperatura poco a poco ha ido descendiendo, y Kirinmaru supone que eso es buena señal.
Entonces, ¿Por qué no despierta?
Es luego de que Kyuki se retira, que Jin comienza a hacer algunos gestos en su rostro, como si estuviera a punto de romper en llanto, como ha ocurrido en repetidas ocasiones.
Kirinmaru piensa que esto no es sólo un desmayo "normal", es como si ella permaneciera en un sueño, o mejor dicho una pesadilla que se repite una y otra vez. Esos gestos de dolor, de tristeza, el llanto, han sido repetitivos desde las primeras horas.
Pero esta vez es distinto, cuando se acerca a ella para limpiar las lágrimas de su rostro y la llama, tratando de tranquilizarla, ella gira su rostro y un lamento de angustia escapa de su boca.
¿Va a despertar? ¿Qué debe hacer?
Guiado quizá por el temor de que ella le reproche apenas abra sus ojos, Kirinmaru retrocede un par de metros. Duda incluso si debería hablarle, pues si sus recuerdos son de la costa, seguramente el escuchar su voz podría resultar desagradable.
No quiere hacerle más daño.
Pensar que él es el culpable de que ella esté sufriendo en este momento lo hace sentir el peor miserable en la historia de la humanidad.
No está soportando.
Luego de que un fuerte alarido de angustia, como si estuviese ahogándose y buscara desesperadamente respirar, escapa del pecho de la joven, ésta al fin abre sus ojos.
Kirinmaru no sabe si debería hablarle.
Un gesto de dolor invade su rostro y lo primero que hace la joven es llevas sus manos a su cabeza a la vez que su respiración se torna jadeante e inestable, transformándose instantes después en un lamento que acompaña sus lágrimas.
Al verla de esta manera, Kirinmaru piensa en cuántas veces llegó a causar sufrimiento a otros seres vivos sin razón alguna. Sabe que es imposible remediarlo, pero con Jin, con ella y por ella está seguro de que haría cualquier cosa para que la joven pudiera, al menos, recordarlo alguna vez sin rencor.
Luego de algunos minutos Jin con dificultad se incorpora, quedando sentada en la cama, con su mirada fija hacia las sábanas que la cubren. Luce confundida, y parece que tiene cierta dificultad para aclarar su mirada.
Observa su mano derecha, pensativa, confundida.
De pronto, un alarido de sorpresa, de angustia, escapa de sus labios y lentamente, con un rostro repleto de confusión, da detenidamente un vistazo a la habitación, parece asustada.
¿Es que acaso...?
El gesto de confusión no desaparece, por tanto Kirinmaru siente la terrible necesidad de hablarle.
—¡Jin!
La joven se sobresalta y voltea en dirección haca donde ese hombre se encuentra y la sorpresa y el temor en su rostro no se hacen esperar.
Inhalando tanto aire como le es posible, Kirinmaru invade de oxígeno sus pulmones. Debe cuestionarla, aclarar sus dudas, y ese momento es justo ahora.
Pero Jin lo ve con un temor indescriptible que lo hace olvidar por completo el interrogatorio que tenía en mente.
¿Será que nuevamente se olvidó de él?
¡No puede ser!
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¡Hola de nuevo a todas y todos! Por aquí apareciendo de nuevo 🤧💖
Qué tal la imagen de portada? Horrible verdad?? 😅 Es que ya me gustó esto de no dar spoilers 😎😎
Por cierto, van a decir que cada vez hago los dibujos más sin ganas 😖 pero si no lo acababa rápido iban a pasar más días sin que pudiera actualizar 🥺
Aunque creo que para dos horas que tarde no está tan mal 🥺💖
Espero que les guste, allí va...
A la 1, a las 2, a las 3 🥺🎊
Si la ven despeinada es culpa de Kirinmaru 🥺 que está preocupado por ella
Y pues nada, la cama de Kirinmaru está bien grande, si pueden dormir los dos allí 😌
¿Creen que Jin se haya olvidado de todo otra vez? 😩
¿Kirinmaru la abrazará ahora sí?
¿Qué demonios sabe Konton? 🙃
¿Dónde está la ardilla? 🐿️
Espero poder actualizar pronto, perdón por la ausencia prolongada pero la vida de adulto es difícil 🤧
Bueno, me voy a dormir 3 horas que traigo un resfriado marca diablo 🤧
Bonito lunes!! Que tengan excelente día / tarde / noche 🥰