14 de febrero de 2018
El frío de la noche era algo que para [Tn] había pasado a la historia, y todo gracias a su sangre bullendo en sus venas. No era capaz de ver a Law a la cara y tenía ganas de estrangular a Mia.
—Venga, no es para que te avergüences querida hermanita —dijo Mia, soltando el brazo de Matt para acercarse a [Tn], sobre cuyos hombros colocó las manos a manera de tranquilizarla—. No es nada malo. Has recibido tu primer beso a los siete años, y ya está. Solo que... has tenido una suerte de locos. Mira que te lo ha dado nada mas y nada menos que... —se volvió hacia Law—, un chico que se convirtió en un hombre muy guapo.
Matt frunció los labios, mientras que Law se sonrojaba.
«¿Soy guapo?» Se preguntó Law, en su interior.
Nunca se había planteado nada parecido. Cielos, si era muy extraño que se fijase en los rasgos de los seres humanos, ¿cómo iba a interesarse en los propios si él ni siquiera era uno de ellos?
Y de repente, recordó que cuando [Tn] se había peleado con Mia hacía muchos años; ella dijo que los fantasmas eran mejores que las hadas. Fue en aquel Halloween, cuando la niña había hecho dos agujeros a una sábana blanca.
«¡Ha dicho que los fantasmas son feos, y tú no eres feo!»
Entonces, ¿[Tn] siempre lo había considerado... «guapo»?
Vaya, no tardó mucho en darse cuenta; tan solo una década y un tanto más.
«Creo que me he pasado un poco», se dijo Mia. Se dio cuenta de que en su afán por dar un pequeño empujón a su hermana, olvidó que ésta no era extrovertida como ella; que siempre tendía a decir lo que pensaba.
Con los brazos flexionados frente al pecho en forma de cruz, [Tn] se aferraba a las solapas de la gabardina negra que Law le había colocado sobre los hombros para protegerla del frío.
El cruzar miradas con los ojos grises hizo que ella bajara el rostro sintiendo que las mejillas le ardían. Pero qué vergüenza. ¿Qué iba a pensar Law?
Matt, que se estaba limitando a permanecer callado después de que (por su afirmación) causase que [Tn] se avergonzara, notó que Law se ponía de pie luciendo un poco sonrosado. Se dijo que quizá se debía al frío, porque..., era un hombre, ¿no? ¿Por qué habría de sonrojarse entonces por descubrir que él había sido el primer beso de [Tn]?
Después de un risueño y suave chillido de alegría, Mia exclamó:
—¡Qué linda luces sonrojada! —Abrazó a [Tn], y en español le dijo al oído—. No te enojes, no lo he hecho por fastidiarte. Es solo que... ¿Ves que sí te gusta Law?
Law, que había aguzado el oído y prestado especial atención, por poco dejó caer la mandíbula debido a lo que Matt no alcanzó a oír.
Lo que Mia no sabía, era que no existía idioma alguno que el ángel de la muerte no comprendiera.
«Que yo ¿qué?» Pensó Law.
No podía ser. ¿De verdad [Tn] gustaba de él? Pero ¿por qué?
—Mia... —murmuró Matt, acercándose a cogerla del brazo.
Casi rogando porque la tierra se la tragase, y sin tener a dónde huir, [Tn] evadió la mano de Mia antes de que llegase a la suya y se apresuró a meterse a la cabina de fotos. Se sentó en el sillón de piel roja, y miró su rostro en la pantalla. Contuvo la respiración. No podía estar mas sonrojada.
—¿La he incomodado? —inquirió Law, que no sabía qué decir, qué hacer, o cómo actuar mientras Mia entraba a la cabina con [Tn].
—No, solo se ha avergonzado porque Mia hubiese divulgado que tú fuiste su primer beso —dijo Matt, por lo bajo.
—¿Tan malo es eso para ella? —murmuró Law, sin dejar de ver la cortina roja detrás de la cual las chicas se encontraban dentro de la cabina. La cuestión, era mas bien para sí mismo y no para Matt.
Matt, por su parte, frunció el ceño ladeando la cara. Su semblante pensativo pasó a una mueca de intriga.
—Creo que los dos sabemos que si se comportó de ese modo, es porque ella es una chica inexperta y porque le gustas —dijo—, ¿no?
«¿Yo le gusto?» Pensó Law.
—Ey... —murmuró Matt, colocando la mano sobre el hombro de Law, cosa que lo hizo ganarse la atención de éste—. No sé desde cuando se conozcan tú, y [Tn]. Tampoco sé de qué va todo esto, solo escuché que la salvaste de morir ahogada y que le diste respiración de boca a boca. Lo que sé, es que si ella no te gusta, tienes que decírselo.
—Pero la conozco desde que era una bebé... ¿Cómo podría gustar de mí?
Matt rio.
—Oye, tío, no es nada del otro mundo. No es como si la diferencia de edades fuese mucha.
«No tienes idea», Pensó Law. ¿Cuántos siglos eran? Mmn... quizá la brecha alcanzaba el milenio.
—Escucha, no es mi intención entrometerme, pero si el sentimiento no es recíproco, te ruego que no alientes sus ilusiones. Pero por favor, ten un poco de tacto, ¿vale? —veía a Law con fijeza. Eran pocos los centímetros de diferencia entre las estaturas de ambos—. Conozco a Mia y [Tn] desde que éramos niños, y le guardo mucho aprecio. No vayas a lastimarla. Eso arruinaría la poca confianza que ella tiene en sí misma.
—¿De verdad crees que yo le gusto?
Matt asintió.
—Me sorprende que no te hayas dado cuenta de eso.
Y mientras Matt le hablaba de lo buena chica que era [Tn], y de lo mucho que él la apreciaba, Law aguzó el oído para escuchar lo que Mia y [Tn] conversaban, pero fue muy tarde, Mia ya se asomaba por la cortina roja con una sonrisa refrescante en el rostro.
—Law, disculpa mis tontos comentarios, no creí que a mi hermana fuese a incomodarle.
—¿La he incomodado? —inquirió consternado.
—No, tonto —dijo risueña—. Fui yo quien la hizo avergonzarse porque... —se acercó a él, y ahuecando la mano a un lado de su mejilla, se puso de puntillas en tanto Law se inclinaba para escuchar lo que ella le diría cerca del oído—. [Tn] no había querido admitirlo pero creo que incluso para ti ha sido obvio.
—¿Qué cosa? —inquirió, esperando que no fuese nada de lo que Matt (que rodó los ojos llevándose las manos a los bolsillos del pantalón) le había dicho.
—Pues que le gustas, tonto —le dio un suave empujón en el hombro—. Y de qué vale que ahora yo quiera negarlo y decir que se trataba de otra cosa. Lo hecho, hecho está. Le gustas, y sé que ella te gusta también.
Los labios de Law se separaron.
—Mia, deja de meterte en los asuntos de tu hermana —dijo Matt. Recibió una sonrisa cómplice en respuesta.
—Ve, ella te espera —dijo Mia, estirando la mano para coger la de Matt.
Petrificado, Law miró a Mia alejándose con el susodicho.
La mente de Law era un caos. No conseguía asimilar nada y tampoco lograba ordenar sus ideas.
Siempre temió porque un chico le rompiera el corazón a su niña misteriosa, ¿y resultó que sería él quien hiciera tal acto imperdonable?
¿Y si se largaba? No. Podría afectar la poca confianza que [Tn] tenía en sí misma, justo como Matt (que parecía mas maduro que él en esos temas) se lo había dicho.
Y mientras Law se debatía entre una cosa y la otra, [Tn] sentía el corazón bombeándole en los oídos.
La joven no paraba de pensar en todo lo que Mia acababa de decirle, acerca de dejar de ser tan cobarde y aceptar los hechos; porque el negar las cosas, no haría que estas desaparecieran o que fuesen distintas.
«Además, ¿te diste cuenta de cómo te miraba cuando bajábamos por las escaleras durante la presentación?» Le había dicho Mia.
[Tn] contrapuso que exageraba, aunque muy dentro, deseaba que eso fuese verdad.
«No ha dejado de mirarte toda la noche. Lo he visto, desde la distancia. Le gustas. No seas tonta. Le gustas», había insistido Mia, cuando [Tn] se quedó mirándola sin poder decir nada.
«Por una vez en tu vida... arriésgate y aprovecha la ocasión. ¡Es tu cumpleaños! Y que sepas que Law ha venido desde America por ti. No ha sido por mí, sino por ti».
[Tn] se miraba los dedos de las manos entrelazados sobre las piernas juntas. Las puntas de sus botines blancos se frotaban entre sí, como reflejo de su nerviosismo.
Mia también le había recordado, que cada vez que chateaba con Law, él siempre preguntaba por «[Tn]».
¿De verdad Law le gustaba? Porque, sino era así, ¿por qué siempre se descubría a sí misma sonriendo cada vez que lo dibujaba? Y sobre todo..., ¿por qué lo dibujaba casi a diario? ¿Por qué adoraba entrar a sus fotografías de Facebook cuando se encontraba sola? ¿Por qué le trazaba la boca con el índice cuando ampliaba las imágenes en su iPad?
Sacudió la cabeza irguiendo la espalda.
—Solo quería ver los detalles en sus facciones para dibujarlo. Es todo —murmuró.
Todo valor se fue al diablo cuando Law apareció por la cortina.
—Hola —dijo luciendo un poco sereno.
—Ho-Hola...
—¿Puedo sentarme? —inquirió señalando el sillón de manera agraciada con los cuatro dedos de la mano.
—Eh, sí, claro... —respondió [Tn], haciendo un poco mas de espacio para él.
Law tomó asiento.
—Escucha, [Tn]
—Siento mucho los
—... no quiero que te sientas mal por nada.
—... comentarios de Mia
Los dos habían hablado a la vez, cosa que los hizo regalarse una sonrisa.
—Tú primero —murmuró Law.
[Tn] retuvo el aire en sus pulmones. En ese momento, mientras él le daba toda su atención, admitió que era verdad. Law le gustaba. Y mucho.
Tal como Mia se lo había dicho, el negar las cosas no harían que éstas desaparecieran o que fueran distintas. Cuanto le gustaría ser un poco más como ella, al menos en ese momento.
—Siento mucho que te hayas visto envuelto en tonterías de niñatas —notó que Law fruncía el ceño mientras sonreía ligeramente a la vez que ladeaba la cara. Era como si él desease discrepar, pero a la vez, como si prefiriera dejarla terminar de hablar—, y... —bajó la mirada. «Deja de ser cobarde». «Por una vez en tu vida... arriésgate»..., le resonaba en la cabeza—, la verdad, Law..., es que... —lo miró a los ojos—. Mia tiene razón. Me gustas.
Un sinfín de recuerdos pasaban por la mente de Law, mientras procesaba lo que acababa de escuchar.
«Cuando sea grande me casaré contigo, Gris», era lo que [Tn] le había dicho una vez estando en el jardín de niños, mientras lo dibujaba durante el receso.
«Mira, Gris, somos tú y yo. Estaremos juntos por siempre, ¿verdad?», le había comentado la risueña niña mostrándole un dibujo de ellos dos tomados de la mano en un campo verde lleno de mariposas.
«Eres el fantasma más lindo del mundo, Gris. Por eso me casaré contigo», fue lo que dijo [Tn] aquella noche de Halloween, cuando iban por la acera de regreso a la casa. Law había pensado que ella lo decía porque, la hacía feliz que su calabaza estuviese llena de dulces.
—No sé desde cuando es así —dijo [Tn], notando que Law la veía en silencio con esos enormes ojos grises que parecían sorprendidos—, aunque me parece que ha pasado mucho tiempo desde que comencé a gustar de ti.
«Eres tan lindo, gris» Le resonó en la cabeza a Law. Era aquel momento, cuando ella lo abrazó del cuello para darle un beso en la mejilla. Ese día, él sonrió como si fuese un crio a quien habían recompensado por haber hecho algo bueno.
¿Sería posible que [Tn] lo hubiese querido desde que era una niña? No. Era tonto pensarlo. Los niños no se enamoraban de los adultos.
—Law, di... Di algo —le pidió [Tn].
Law tragó saliva. Acababa de tomar una decisión.
—¿Nos hacemos unas fotos?
[Tn] frunció los labios conteniendo el aire en el pecho antes de obligarse a sonreír ligeramente. Se dijo, que a lo mejor él no había encontrado las palabras para rechazarla; porque era obvio que nada era recíproco.
Advirtió desilusión, esa era la primera vez que gustaba de alguien; la primera vez que se confesaba, y la primera vez que experimentaba lo que era el rechazo.
—Sí, claro que sí —dijo [Tn].
Se inclinó a configurar la cámara y el número de tiras. Después se sentó derecha, casi estremeciéndose por la cercanía de Law.
—¿Lista? —inquirió él, mirándola con fijeza. No se daban cuenta de que el temporizador había llegado a cero.
Law hizo a un lado todas las memorias de la bebé que lo había marcado, y cogió la barbilla de la chica misteriosa que separaba los labios sin poder dejar de mirarlo.
Y mientras las capturas continuaban, Law se acercó a dejar un suave y tierno beso que [Tn] correspondió.
Si alguien iba a romperle el corazón a [Tn], ese no sería él.
Era extraño, su brazo, donde debía aparecer el nombre de [Tn], se sentía liviano, casi, tibio. De hecho, su cuerpo se estaba poniendo un poco caliente a medida que el pequeño beso se intensificaba.
¿Qué era eso que punzó detrás de su bragueta?
El aviso de la máquina que entregaba la tira de fotos los sobresaltó a ambos.
Se quedaron mirando, ella sonrojada casi a punto de morderse el labio; acto reflejo de sus nervios y un poco de timidez, y él; casi incrédulo de que hubiese besado a la chica que se suponía que debía cuidar.
Descartando lo que había punzado dentro de sus bóxers, ¿qué era eso que advertía en el pecho? ¿Y por qué quería besarla de nuevo?
—Me... Me besaste —murmuró [Tn], luchando por no ser la cobardica que Mia había reprendido. No quería apartar la mirada, sin embargo era difícil, mucho mas por lo que estaba a punto de decir—: ¿significa que también te gusto?
«¿Me gusta?» Pensó Law.
No sabía si ella le gustaba o no, pero sí tenía claro que quería besarla otra vez.
Con gentileza, internó la mano por debajo del cabello de [Tn] casi rozándole el cuello con mucha suavidad.
Ella ladeó el rostro para sentir la caricia. ¿Eso estaba pasando? Seguro que no. En cualquier momento se daría cuenta de que estaba imaginándolo y volvería a negarse que gustaba de Law.
Pero, a manera de confirmación, él volvió a besarla.
Esta vez, el beso fue un poco menos indeciso. Poco a poco, a ambos les abandonó el temor de hacerlo mal; pues (si acaso dar respiración de boca a boca no contaba), entonces podía decirse que nunca habían besado a nadie.
«Dulce... Ella sabe... dulce», Pensó Law, que nunca imaginó que los humanos supieran a nada al momento de besar.
[Tn] se atrevió a colocar las manos a la altura de los pectorales de Law, sobre su camisa, y él la abrazó con la ternura que siempre había albergado para con ella.
Ni siquiera pensaba en la bebé, ni en la niña que vio crecer; tan solo quería... Se detuvo.
Algo estaba endureciéndose dentro de sus bóxers. ¿Acaso estaba experimentando su primera (aunque ligera) erección? ¡Pero qué vergüenza!
—¿[Tn]? —se escuchó repentinamente.
Era Jude, quien acababa de reñir a Mia tras de que ésta (risueña) le confesó lo que había pasado con [Tn]. Llevaba rato buscándolas a ambas para continuar con el evento, y Mia le dijo que [Tn] necesitaba un momento.
«¿Para qué?» Le había preguntado él. Odió la resumida respuesta.
No podía creer que Mia hubiese empujado a su hermana menor a los brazos de un hombre. Porque Law no era un crío, ¡era un hombre! Y no quería que nadie (ni siquiera quien la salvó en dos ocasiones), jugase con los sentimientos de su mencionada e inexperta hermana menor.
—Estoy aquí —dijo [Tn], que salía guardándose en la gabardina negra, las tiras de las fotos donde aparecía besándose con Law.
«No me traiciones ahora», Pensó Law, que miraba la bragueta de su pantalón.
«Oh Dios... ¿Law y yo acabamos de besarnos?», se preguntó en su fuero interno, intentando aparentar serenidad delante de los ojos suspicaces de Jude.
Law se asomó un poco encorvado, a nada de meterse las manos en los bolsillos.
—¿Qué hacían ahí dentro? —inquirió un poco ceñudo.
—Íbamos a hacernos unas fotos, pero nos has interrumpido —respondió [Tn], que con un rápido vistazo había notado que Law abría los labios sin saber qué decir.
—Oh, vale, ya tendréis tiempo para ello —dijo tomando de la mano a [Tn]. Prefirió creer en las palabras de su hermana, porque sabía que él odiaría la respuesta si comenzase a indagar—. Te hemos estado esperando. Venga, Law, que debemos seguir con el programa.
Con mucho en mente y cada cual según su caso, [Tn] y Law se dejaron guiar por Jude hasta donde Mia y sus cuatro amigas ya se colocaban en sus posiciones; habían ensayado un número musical con una pista urbana. Era In Da Club de 50 Cent.
Doflamingo y Rosinante (y Jude también) que nada sabían de la danza un tanto provocadora, habrían querido que Mia no usase un vestido corto en ese momento.
Law parpadeó sin poder creer que la niña Mia se hubiese convertido en una chica que podía ser... ¿cómo lo llamaban los humanos? Tal vez ¿sexi?, o... ¿sensual?, no sabía bien cual de los dos términos emplear.
En ese momento, Law dio gracias al cielo porque [Tn] estuviese a su lado, junto a su hermano Jude que la tomaba de la mano mientras la multitud gritaba por el número musical de las chicas. No querría verla bailando de esa manera.
Pero... Law ladeó el rostro mientras pensaba, que si Mia le parecía guapa y quizá sexi (o sensual, como acababa de meditarlo), ¿por qué la veía con otros ojos? Porque definitivamente, no era del mismo modo que con [Tn], a quien de hecho, deseaba mucho besar una vez más.
—¿Sabías de esto? —inquirió Doflamingo que observaba desde el segundo nivel de la casa en el balcón de la biblioteca.
—No —respondió Rosinante.
Aunque el baile no llegaba a ser indecente, a ninguno le hacía gracia ver a la pequeña Mia derrochando sensualidad ante las masas.
Ni Rosinante o Doflamingo lo dijeron, pero ambos meditaban (como si sus mentes estuviesen conectadas), que en otros tiempos fueron ellos los que observaban a otras chicas de su edad haciendo lo mismo que Mia.
Ahora comprendían lo que debieron sentir los padres de las hijas que ellos, con su calentura adolescente, tanto codiciaban con la mirada. (Chicas que después acababan teniendo. Vaya que sí).
Después de que el espectáculo infernal (tal como Doflamingo y Rosinante lo habían denominado) se acabara, los invitados se reunieron para ver la proyección de fotos donde se podía apreciar a la mujer que sonreía para la cámara acariciándose la abultada barriga.
Muchos sonreían murmurando que [Tn] sí que era el retrato de la madre que la trajo al mundo.
Esto puso sentimentales a los trillizos, que, sentados en su mesa, observaron sus fotografías desde que eran unos bebés, yendo en orden cronológico hasta las capturas recientes.
—Te quiero, idiota —dijo Mia con los ojos llorosos, antes de besar la mejilla de Jude.
Él rodó los ojos intentando aparentar que no estaba conmovido.
—También te quiero —respondió a regañadientes. Después le regaló una sonrisa y la abrazó—. Y a ti —añadió, mirando a [Tn], que, se hallaba sentada en su otro extremo. Le dio un beso en la frente.
Rosinante y Doflamingo observaron a sus trillizos sintiendo un orgullo inmenso que opacó el desagrado por el baile de Mia.
Law, que estaba con ellos, no se perdía de los gestos de ninguno. (Esto incluía a Juanita, Carmina y Rosario). De verdad que se había encariñado con todos.
Pero... no era cariño filial, fraternal, ni nada relativo a la familia, ¿verdad? Porque si era así, ¿por qué había decidido besar a [Tn]? Bueno, fue por no romperle el corazón. Pero si esa era la razón... ¿por qué quería hacerlo de nuevo?
Estaba seguro que nunca querría besar a Doflamingo, o Rosinante, y mucho menos a Jude (en caso de que ellos fuesen homosexuales), y tampoco querría besar a Holly —si estuviese viva—, ni a Rosario, Carmina o Juanita. ¡Y mucho menos a Mia! Pero... sí quería probar de nuevo ese sutil sabor dulce en los carnosos labios de [Tn]. ¿Qué demonios le pasaba?
Se dijo que ya no tenía caso hacerse esas preguntas.
Por otro lado... Hasta hacía unas horas, él ni siquiera pensaba en la sexualidad o carnalidades, y cuando besó a [Tn] por segunda vez, incluso experimentó deseo.
Rápidamente concluyó que a lo mejor eso se debía a su traje, y no al que lo vestía, sino a esa masa de carne que contenía su espíritu.
Había permanecido muchas semanas como humano, y quizá, por eso estaba comenzando a sentirse como uno.
O al menos, a experimentar las necesidades de estos.
Pero... había comido y bebido sin sentir hambre o sed. Y no sufría de la digestión y tampoco había dormido. Por las noches, se volvía quien era.
Parpadeó con semblante pensativo. Quizá a eso se le debía que nunca tuviese sueño y que tampoco advirtiera hambre o sed. Porque al finalizar el día, era como un reseteo para su ser. Aún así, ¿eso no debía aplicar también para esa punzada de deseo que le endureció el pene?
Se sintió sucio, por un momento. No quería recordar esos fragmentos de cosas impuras que pasaron por su cabeza cuando se estaba dejando llevar con el segundo beso que le dio a [Tn].
Ya. Era suficiente. Estaba dándole demasiadas vueltas. Nada de eso se repetiría. Punto.
Pero... ¿no debió haber pensado en ello antes de decidir besar a [Tn] porque no quería ser quien le rompiera el corazón?
—¿Law? —resonó dejando eco en su cabeza.
Law parpadeó saliendo de su trance. Era Rosinante que le ofrecía una copa.
—Perdón, me distraje.
—Lo notamos —dijo Doflamingo, que también tenía una copa en la mano.
Acababan de abrir una de las botellas Dom Perignon Rose Gold Methuselah, que Law había llevado para celebrar la noche.
Era hora de saborear el champán, mientras que, la torta de tres pisos era llevada a las festejadas que sonreían tomadas de la mano en tanto se les cantaba el «Happy Birthday».
El brindis dio paso al punto álgido del evento, ya casi eran las diez, y los chicos decidieron que querían pasar la última hora bailando.
Mientras Doflamingo y Rosinante agradecían y despedían a algunos de los padres que habían hecho presencia, Law se dedicó a observar a [Tn] desde el balcón en el segundo nivel de la casa. Bebía de su copa disfrutando de verla tan radiante en tanto bailaba con Mia y Jude, dado que la multitud les había hecho espacio.
Poco mas tarde, Jude se olvidaría de sus hermanas e iría a pasar un rato agradable en la cabina de fotos con dos chicas dos años mayores que él.
Desde luego, había dejado a sus amigos vigilando; no fuera que Doflamingo y Rosinante se enteraran de que durante la fiesta de cumpleaños de sus hermanas, él estuvo follando como garañón en celo.
Law había decidido que era la hora de retirarse, pero Doflamingo y Rosinante lo invitaron a quedarse con ellos en una especie de «afterparty» libre de críos. Debían beberse las botellas de champaña, ¿no?
Sin poder decir que no, pues no deseaba pagar con rechazo la apreciada hospitalidad, aceptó pasar la noche en casa de los Donquixote.
El personal de limpieza se hizo cargo del desastre cuando los invitados se marcharon. Los únicos que quedaban eran Henry, Conrad, Matt y William, que se habían reunido en la sala de juegos para pasar el rato. No irían a clases el día siguiente y querían aprovechar el tiempo.
Matt no podía dejar de pensar en la besuqueada que (por fin) se dio con Mia en la cabina de fotos.
Esa cabina... Fue donde [Tn] dio su primer beso, y, donde mas tarde, Jude hizo de las suyas.
Entretanto, [Tn] y Mia se despedían de Juanita y Carmina que el día siguiente irían de visita a México. Su familia las esperaba con ansias en la ciudad de Obregón, Sonora.
Les dieron un fuerte abrazo felicitándolas nuevamente por su cumpleaños.
Después, Rosario las abrazó deseándoles un buen viaje. Las primas Martinez, contentas, agradecieron antes de ir a despedirse de Jude, Rosinante, Doflamingo y los Gran Danés (a quienes en serio echarían de menos).
—Las veré dentro de unas horas, niñas —dijo Rosario—, les prepararé su platillo favorito para el desayuno.
Las hermanas Donquixote celebraron antes de subir casi corriendo por las escaleras todavía cubiertas por la alfombra roja. La casa era un desastre, pero eso no importaba sino, las memorias que habían hecho.
Ninguna dejaba de sonreír. Ambas le habían confesado sus sentimientos a un chico, y la experiencia fue de lo mas linda.
Había sido una gran noche, la mejor de su vida.
Les emocionaba saber que tanto Matt como Law estarían bajo el mismo techo que ellas, y, aunque sabían que a lo mejor no tendrían oportunidad de repetir lo que con ellos antes habían hecho..., les consoló que por lo menos podrían pasar un momento grato en compañía de todos.
Nadie dormiría, eso era seguro. Después de todo, las asignaturas estaban eximidas y podían darse el pequeño gusto de faltar a clases el día siguiente. Además, el director era un gran amigo de los hermanos Donquixote, por lo que los trillizos gozaban de ciertos privilegios.
Por su parte, Law atendía la conversación con los hermanos Donquixote, pero ciertas inquietudes relativas a quien era (y que no estaba siendo) lo agobiaban hasta el punto del sofoco.
Y no solo se trataba de [Tn], sino, de eso que tendría que hacer dentro de poco.
Kapitel dreizehn: Die ganze Nacht wach/ Capítulo trece: Despiertos, toda la noche
Quisiera aclarar dos cositas:
Lo habría respondido en los comentarios, pero me imaginé que tal vez mas adelante alguien se haría la misma pregunta sin detenerse a leer los hilos de conversación. 😅
1. Con respecto a que Law no hace uso del honorífico «ya» seguido del nombre. 😊
No hice uso de esto tan característico de Law, porque como bien saben; esta obra es un AU en el mundo real, y que One Piece tiene el japonés como idioma por defecto. 💁🏼♀️ Ahora bien, si Law, que sería alemán fuera del mundo One Piece (y que es de origen alemán en esta historia), y que es la nacionalidad que adoptó tras decidir que quería existir... pues, pensé que no tenía mucho caso que él usase ese honorífico japonés siendo un niño alemán adoptado por ingleses. O al menos, yo me guié por esa lógica. 😊
Al contrario de mi historia «ROOMIES», donde justifico el porqué de que Law usa dicho honorífico sino es japonés, aquí nos salimos de esa dinámica. Pido disculpas si no es de su agrado. 🤧 Y, a mí también me encanta que use ese término, pero esta trama no lo requiere. 🤧
Por otra parte, he considerado lo de su disgusto por el pan, porque si lo han notado, no estoy siguiendo todas las dinámicas de One Piece, porque, ni siquiera la temática elegida pega con nada de One Piece. Pero... ya sabrán mi decisión dentro de unos pocos capítulos. 🤭
2. Conteo de palabras.
Pues... con éste capítulo, hago entrega de las cincuenta mil palabras por las que este libro ha sido patrocinado.
Mi querida Mrs-Donquixote me ha insistido porque le dé una cifra para cubrir lo que resta, pero, tal como se lo dije a ella (y quiero repetirlo por acá), nunca acepté ningún acuerdo por amor a un pago, sino, por el gran interés que noté por su parte, debido a lo mucho que manifestó (y que ha demostrado) que mis letras son apreciadas por ella.
Me motivó tanto (y sigo motivada) por ello, que incluso he dejado de lado todo lo demás para poder entregar a tiempo.
Es precioso saber que mi esfuerzo es valorado. Hay muchas personas que no votan ni comentan, pero que me presionan tanto, como ya lo he contado en mis libros de anuncios. Y eso desmotiva, porque no hay aprecio y uno no es una máquina de escribir.
Agrado requiere agrado, como lo he dicho en muchas ocasiones. Y, aunque no estoy pegada al móvil y por desgracia no tengo tiempo para contestar todos sus comentarios, noto quiénes me apoyan de verdad.
Y ella, Mrs-Donquixote , me ha seguido y apoyado con sus votos —sin falta— en todos y cada uno de los capítulos de todas las historias que yo he escrito sin importar el fandom.
En verdad, créanme cuando digo que me motiva demasiado cuando alguien —que tanto me ha apoyado como ella—, y que incluso patrocina una obra que me pidió con tanto cariño, diga que no le importa pagar por mas porque simplemente ama esta historia.
Asimismo, no saben cuanto me motiva cuando ustedes (quienes leen esta historia), votan o comentan bastante. Me hace sentir que el desvelo ha valido la pena y que el dolor de espalda es nada a comparación de la apreciación.
Para quienes no lo saben, tengo tres empleos, dos de lunes a viernes y uno los fines de semana, mi tiempo para escribir es escaso, pero sigo aquí por quienes todavía me acompañan y por quienes se unan.
Es lindo compartir mis ideas con quienes demuestran su apoyo. Gracias por ello. De verdad. ❤️
Para finalizar: yo sabía que la historia sobrepasaría las 50000 palabras, pero no dije nada al respecto porque simplemente, preferí complacer a quien por primera vez me pidió algo.
No he aceptado nada más que lo acordado al principio. Y, las palabras fuera de esas 50000 van como regalo por mi parte para una lectora que siempre ha estado aquí, conmigo.
Gracias por todo tu apoyo Mrs-Donquixote , espero que sigas disfrutando de esta historia. ❤️
Espero, ya hablando generalmente con las bellas personas que siguen esta obra, que también ustedes estén disfrutando mucho de este contenido. ❤️