Cuando volvió a mirar, vio que no había ningún obstáculo.
Justo entonces, Feng Wu oyó una voz.
"Eh, ¿tú también has venido a probar suerte?".
Feng Wu no pudo evitar girarse al oír la voz.
Un apuesto adolescente estaba frente a ella y la miraba asombrado.
"¿Probar suerte?". Feng Wu estaba confusa.
"Así es. No estás aquí para probar suerte y esperar poder entrar y conocer al gran maestro?". La adolescente miró a Feng Wu, convencida de que estaba fingiendo.
Feng Wu no supo qué decir.
"Tienes razón. Todo el mundo quiere ser favorecido por el gran maestro, y todo el mundo quiere probar suerte. ¿Y si lo consiguen? ¿No te parece?" El adolescente sonrió a Feng Wu.
Feng Wu soltó una risita. Seguía sin entenderlo.
Cruzando las manos a la espalda, el adolescente suspiró. "He visto a muchos chicos como tú. ¿Lo ves? Allí está mi tienda de refinería. Veo gente probando suerte aquí todos los días.
"Mira esta tablilla. Dice: Si el destino lo quiere, te daré algo como regalo.
"Es del patriarca de la familia Huyan.
"Fue emperador durante un día, por lo que merecía ser llamado 'Su Majestad'. Además, por aquel entonces era el mejor alquimista".
El adolescente dirigió a Feng Wu una mirada de regodeo y habló en un tono que sugería que ya había estado allí antes. "Por lo tanto, a lo largo de los años, muchos cultivadores capaces han venido aquí y han intentado entrar por la fuerza o postrarse en el suelo. Todos quieren conocerle."
"Pero no". El adolescente agitó la mano. "Durante años, nunca he visto entrar a nadie".
Feng Wu lo miró. "Eres demasiado joven para hacer esa afirmación".
El adolescente resopló. "Tengo a mi padre y a mi abuelo. Ninguno de los dos ha visto entrar ni salir a nadie. No sé si nuestro patriarca sigue allí...".
"¡Yichen!" Una voz fría y autoritaria sonó.
Era la voz de un anciano.
"¡Sí, abuelo, estoy aquí! Ahora mismo voy!"
El adolescente llamado Yichen se dio la vuelta y llamó al anciano de la habitación. Luego se volvió hacia Feng Wu con una sonrisa despreocupada en la cara.
"Jovencita, qué mala suerte tienes, ¿verdad? La tabla de piedra no se ha movido, lo que significa que tú tampoco eres la elegida".
Huyan Yichen sonrió a Feng Wu y le dio unas palmaditas en el hombro para consolarla, pero estaba muy satisfecho de sí mismo.
Feng Wu le ignoró, pues toda su atención estaba puesta en la inscripción de la tablilla.
No había ocurrido nada, lo que significaba que no había podido eliminar la barrera.
¿Quizá podría intentarlo con su propia sangre?
Feng Wu seguía pensando así cuando sintió una extraña mirada sobre ella.
Era muy aguda. Incluso con su nivel de cultivo actual, podía sentir fácilmente que la estaban siguiendo.
Como era de esperar...
Al momento siguiente, Pequeño Fénix le dijo a Feng Wu: "Un par de ojos nos miran desde el viejo árbol del noreste".
Feng Wu miró en esa dirección involuntariamente.
Sintiendo la mirada de Feng Wu, Huyan Yichen miró también en esa dirección.
Murmuró para sí: "Espera, todavía están aquí... ¿Por qué siguen observándonos?"