Capitulo XXVII
"Un Nuevo Amanecer"
Después de que la princesa Ariadna partiera al alto Egipto sucedieron muchas cosas en Pi-Ramsés.
El Faraón no estaba nada de acuerdo en qué su única hija se fuera lejos de el temporalmente, pero en parte sabía que era por su bien para seguir preparándose, un día a futuro llegaría a convertirse en reina y Ariadna tenía que estar preparada para asumir ese gran cargo.
Por otro lado, un noble soldado sufría cada día por la ausencia de su amada. Ikeni aún no entendía por completo el por qué de la decisión de la princesa, sus visitas a la casa de Senet volvieron a su vida y se hacían cada vez más frecuentes con la compañía del general Bakenmut.
Para olvidarla y aliviar su dolor se perdía en el alcohol y en las mujeres.
Karen la madre de Kefrén, el hijo de Ikeni, cuidaba al oficial en el mal estado en qué llegaba al cuarto.
Eran todas las noches en que ella lo reprendia por su conducta, y en como el pequeño lloraba por la ausencia de su padre pero antes de que esté pudiera disculparse ya estaba desvanecido en el suelo.
Sollozos leves se escuchaban de los labios del soldado a lo que Karen no podía entender muy bien, lentamente se acercó comprendiendo sus palabras, era el nombre de Ariadna el cual Ikeni llamaba, sus ojos se abrieron y pudo percatarse de la presencia de la mujer, pero su vista fue nublada por la ilucion de ver a la princesa.
Karen quedó impresionada por lo que estaba sucediendo, Ikeni la estaba besando, está se dejó llevar ante los besos y las caricias del joven entregándose completamente una vez más al soldado, sabía que estaba mal ya que ella no era la mujer que Ikeni amaba y anhelaba pero no podía evitar sentirse atraída por él y mucho más sabiendo que tenían un hijo juntos, Karen se dejaba tomar por el oficial todas las noches haciéndola suya, pero estaba dominado por el alcohol.
La situación con el pueblo de Israel empeoraba cada vez más, el rey y su tiranía aumentaba, muchos hebreos comenzaban a morir por la carga pesada de trabajo ante las obras exageradas del Faraón, los más viejos era el mayor número de muertos y la comida era escasa.
3 Años después.....
3 Largos años habían transcurrido ahora, años en los que la princesa se mantuvo alejada del bajo Egipto continuando su vida en Guaset, con frecuencia era visitada por su abuela Tuya, era ella quien la mantenía informada de todo lo que ocurría en Pi - Ramsés y en como la ciudad había aumentado en número y en construcciones, eran muchos más ricos, Egipto prosperaba en una magnitud tan grande.
Ariadna sabía que ya era el momento de volver, en sus pensamientos pasaba aquel joven hebreo, ni siquiera se pudo despedir de Oseias, se preguntaba si el estaría bien o si la odiaba por el hecho de no haberle avisado nada y a su vez Ikeni.
Sin pensarlo dos veces la heredera de Ramsés tomo tinta y una plumilla y comenzó a escribir una carta para al bajo Egipto, carta que llegaría a las manos de su padre informando de su regreso, que sus asuntos en Guaset habían concluido.
El rey no dejaría pasar la oportunidad así que dio la orden de organizar una gran fiesta en honor a la bienvenida de su primogénita.
Princesa, el barco Real ha llegado a Guaset ___ llegó el siervo ante ella avisando la noticia.
- Muchas gracias- se levantó de su asiento agradeciendo gentilmente y procedió a salir de los aposentos llegando hasta el sacerdote Siamon.
- Princesa Ariadna fue todo un honor haberla tenido en el alto Egipto - le hizo una reverencia
- El honor fue mío sacerdote Siamon - dijo sonriendo - le agradezco mucho que me haya recibido en su hogar.
- Cómo no recibiría a la hija de nuestro soberano, el gran Horus vivo - habló elogiado - que los dioses la acompañen siempre princesa.
La futura reina agradeció al sacerdote con un cálido y gentil abrazo, después de estos 3 años Ariadna había llenado el vacío de Siamon por la perdida de su hija fallecida, Maya.
Mi señora todo está listo para partir__ llegó la dama ante ellos.
La joven agradeció a su dama y estás se marcharon rumbo al barco del Faraón, Ariadna se despedía del sacerdote Siamon una ves más y siguió su caminó.
La vista de Guaset era hermosa pero mientras más se alejaban se llenaba de ansias por volver al bajo Egipto.
< Pi - Ramsés >
En el palacio del rey todos esparcian la noticia del regreso de la hija del rey, la reina madre tenía atareados a los siervos a qué decorarán el haren junto a la sala del trono para la fiesta de bienvenida.
- Es verdad lo que están comentando en el palacio - dijo el oficial Ikeni en la sala de entrenamiento.
- ¿Sobré que? Aaah si, sobre el regreso de la princesa, pues el soberano me lo confirmo está mañana - afirmó el general.
- Después de tanto tiempo - sollozo Ikeni
- Acaso sigues enamorado de ella Ikeni? - bromeó Bakenmut al reírse.
- Que locuras dices - se quejó - se te olvida que estoy con la madre de mi hijo.
- Mejor así amigo mío, recuerda que el rey te mataría con sus propias manos si intentas algo con su hija - dijo burlesco provocando el silencio de su compañero. - hablando de mujeres ahí viene la tuya.
Ikeni se giró ante lo dicho de su amigo y pudo observar como Karen se aproximaba hasta ellos, Bakenmut dejo la espada y se retiró del lugar para poder dejarlos hablar con más privacidad.
- Karen que haces aquí ¿Paso algo malo? - la cuestiono mientras ella plantaba un beso en los labios del noble soldado.
- Tranquilo no pasa nada, es que quería verte - se abrazó de el y fue correspondida al instante - la hija del soberano regresa cómo te sientes con esa noticia.
- Feliz por el rey, el la quiere mucho - contestó dejando insegura a la mujer.
- Ikeni dime la verdad, se que la amabas - el oficial la miró sorpresivo ante lo que le había dicho, como es que Karen sabía de sus sentimientos hacia Ariadna.
- No se de que estás hablando Karen - trato de evadirla
- Cuando llegabas ebrio de la casa de Senet solías murmurar mucho su nombre, aparte es lo más lógico - se cruzó de brazos sin dejar de verlo.
- Por los dioses eso quedó en el pasado - habló no tan contento desviando su mirada - si me permites tengo que volver a mi puesto.
Una mirada de desagrado fue lo último que Karen pudo notar en Ikeni al ver cómo se marchaba de ella.
Después de varias horas una embarcación arribaba a Pi - Ramsés, se trataba de la princesa Ariadna y su dama Amonet con la compañía de sus siervos.
Ariadna pudo notar como la ciudad había crecido bastante desde la último vez que la vió, era increíble ver por la ciudad el gran cambió y el aumento de estatuas que había del Faraón.
La joven princesa miraba por todo a su alrededor para poder encontrarse con un rostro conocido pero no lo consiguió, solo pudo ver a egipcios y a pocos hebreos, pero de esos esclavos el qué se esperaba no apareció.
Finalmente habían llegado a las puertas del reino en donde fue recibida con toda la amabilidad y alegría de los oficiales que custodiaban el palacio y en eso los siervos se unieron para recibir a la futura reina, pues la princesa era muy adorada por todos por su bondad y alegría y sobre todo por cómo trataba a su pueblo.
Fue escoltada por la guardia real que le había sido dada antes de su partida al alto Egipto. La dirigían rumbo a la sala del trono en donde la esperaba una magnífica fiesta junto con la familia real.
Ramsés estaba totalmente nervioso por el regreso de su hija, las palabras del sumo Sacerdote anunciando la llegada de la heredera al trono retumbaban en la gran sala, la tensión aumento para todos y las ansias de verla.
Las puertas se abrieron dejandola entrar.
Estaba mucho más hermosa que antes, sus ojos radiaban de brillo junto a su postura, pues la joven princesa había crecido más en estos 3 años, su belleza hasta la propia isis la envidiaba......
.............CONTINUARA...............
¡Nueva etapa mis amores! se vienen muchas cosas, chan chan chan!
Una de ellas el regreso de Nefertari!!! que por cierto se sabrá finalmente quién podría ser el verdadero padre de Ariadna!!!
Ramsés o Moisés, todo un misterio.