discúlpame...
—Oye...— Jisung llamó a Felix, mientras acariciaba su antebrazo.— Hey...— por el tono meloso de su voz ya Felix sabía que no podía tratarse de nada bueno.
—¿Qué quieres ahora?— Felix ni siquiera alzó la vista de lo que estaba leyendo.
—Ya llevamos cuatro horas seguidas estudiando. Tengo hambre.
—Se supone que a eso viniste. A estudiar.
—Pero creo que ya podemos dejarlo aquí. ¿No? Ya te lo sabes todo.
—No, Jisung, no me lo sé todo. El examen es el lunes.
—Y hoy es sábado. Llevas toda la semana matándote y matándome a mí. Descansemos ya. Mañana le damos una última revisión a todo y ya está. No necesitas volverte loco al respecto.
—Solo quiero salir bien, Jisung.— Felix finalmente lo miró, aun con el bolígrafo en la mano, dispuesto a seguir escribiendo.
—Mira. Hagamos algo. Llamemos a Jeongin para que nos compre algo de comer y venga a pasar la noche con nosotros.
—¿Te crees que mi casa es un motel?
—No jodas, Felix. No te cuesta ningún trabajo. Vives solo. Y es sábado por la noche. Al menos deberíamos estar unidos.
—¿No has pensado que tal vez Jeongin tenga algo mejor que hacer?
—En ese caso ya pensaré algo más. Pero mira, lo llamamos, y el tiempo que él se demore en llegar lo empleamos para seguir estudiando. Así atamos los cabos sueltos y, cuando estemos todos, podremos descansar. ¿Te gusta la idea?— Jisung lo miró abriendo sus ojos y haciendo un ligero puchero con sus labios. Felix le devolvió la mirada, malhumorado, pero terminó por darle la razón.
—Está bien. Pero terminemos con esto.
—¡Yeah!— Jisung dio un brinco sobre el asiento y tomó su celular para salir a llamar a Jeongin.
Fue hasta el balcón y se recostó a la baranda para hacer su llamada. Jeongin contestó después de un par de tonos.
—Dime... Y no me vengas con ninguna idea loca.
—Buenas noches a ti también, Innie. Un placer hablar contigo.
—No jodas. ¿Qué pasó?
—Estoy en casa de Felix. Estábamos estudiando.
—¿Y?
—¿Podrías pasar? Y traernos la cena de paso...
—¿Por qué debería hacer semejante barbaridad?
—Ay, dale. Pasaremos la noche aquí.
—Bueno. Así sí.
—¿No tenías planes?
—No exactamente. Ya, yo voy.
—Trae comida.
—Te escuché la primera vez que lo dijiste. Pero no vayan a estudiar conmigo allí. Lo que ustedes estudian me da mareo.
—No, cuando llegues ya habremos terminado.
—Ok. Nos vemos dentro de una hora más o menos.
—Dale, y por cierto... tengo que actualizarte un par de chismes.
—Déjalo en cuarenta y cinco minutos.
Jisung colgó con una sonrisa y volvió a donde estaba Felix.
—¿Ya hablaste con él?
—Sí, ya viene. Así que metámosle mano a esto para terminar a tiempo, que Jeongin viene que se mata.
—¿Tan aburrido estaba?
—Parece.— se encogió de hombros y volvió a agarrar su bolígrafo de mala gana dispuesto a enfrentar los ejercicios que había frente a él.— Por cierto, Felix...
—¿Hmm?
—...La razón por la que estás estudiando tan duro. No será por Minho. ¿O sí?
Felix alzó la vista como un resorte y lo miró.
—¡No! ¿Por qué sería él la causa?
—No sé. Desde que hicieron guardia juntos estás actuando mucho más potable. Le preguntas dudas y todo. Si no te conociera diría que quieres salir bien para que Minho te felicite o algo así.
—Solo estoy siguiendo el consejo que ustedes me dieron.— Felix se encogió de hombros, fingiendo desinterés. Jisung sin embargo, achicó lo ojos en su dirección.
—Yaa... ¿Cuál consejo?
—El de tratar a Minho con respeto.
—Pues qué bien, eso es bueno. Sin embargo ahora Minho ya no te está prestando tanta atención como antes. Me atrevería a jurar que te está ignorando.
—No me está ignorando. Si le dirijo la palabra él me responde.
—¿Antes era así?
Felix se quedó en silencio.
—Me atrevería a jurar que antes era al revés.— Jisung continuó con su pseudointerrogatorio.
—Bueno...
—¿Qué crees que esté pasando, Felix?
—¿Cómo diablos voy a saber?
—Entonces estás estudiando para sacar un cinco y poder recibir alguna especie de cumplido por parte de Minho. Quieres que se vuelva a fijar en ti.
—¡Qué no!
—Te conozco Felix. Aun cuando tú no entiendas lo que te pasa, desde aquí afuera se ve todo claramente.
—A mí no me gusta Minho.
—Y nunca dije que lo hiciera. Solo dije que extrañas su atención. Puede que incluso extrañes hasta las discusiones.
—Eso no... no...
—Y ya empezaste a tartamudear, señal de que te estás quedando sin argumentos.
—Es que eres demasiado insistente. ¿Por qué tienes tantas ganas de que me lleve bien con Minho? ¿A dónde quieres llegar? Yo no soy gay.
—Felix...— Jisung lo miró fijamente a los ojos. Su expresión transformada.-...Solo quiero que entiendas que las cosas no tienen por qué ser sobre si eres gay o no. Las cosas son sobre cómo te sientes. Y lo sabes. De lo contrario no fueras mi mejor amigo. Solo quiero que seas capaz de entender tus sentimientos. Sin todos esos obstáculos que te pones a ti mismo.
—Jisung, no quise decirlo por... no era mi intención... disculpa si te lastimé.
—No lo has hecho. Te dije que te entiendo perfectamente. Solo me molesta que te sigas mintiendo a ti mismo. No digo que tengas que estar con Minho. Si él no te gusta no hay nada que hacerle. Pero es obvio que sientes algo por él. Y eso, sea lo que sea, no es odio. Solo quiero que llegues a ver lo que en realidad es.— extendió una mano y revolvió el cabello de Felix.— Aquí adentro de esta cabecita tienes un gran lío formado.— le dijo regalándole una de sus amplias sonrisas— Ahora deja eso y terminemos al menos dos ejercicios más. Antes de que me desmaye.
Felix le devolvió la sonrisa, un poco apenado y continuó estudiando sin agregar nada más. A veces Jisung llegaba a ser francamente sorprendente.
Luego de un rato el timbre sonó y Felix pudo ver como Jisung se precipitó a abrir la puerta.
—¿Se puede saber cómo te las arreglaste para llegar en media hora?— Jisung miró a Jeongin frente a la puerta.
—Yo lo traje.— y luego su mirada se paseó por el enorme chico que lo acompañaba. Jisung sabía quién era. Seungmin, el guardia del club.
—Hola... Seungmin. Es bueno volver a verte.— redirigió su vista a Jeongin.— ¿Y bien?
—Bueno, pues eso, me encontré con Seungmin y el me dio un aventón.
—Ya veo.-Jisung escudriñó a Jeongin quien fingía mirar con mucho interés los cordones de sus zapatos, mientras, a su lado, Seungmin traía las bolsas con comida y una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Qué sucede? ¿Por qué no pasan?— Felix se asomó por detrás de Jisung, percatándose de la presencia de los dos chicos. Seungmin lo saludó con una mano y Jeongin continuó mirando sus zapatos. Jisung se retiró del umbral de la puerta dejándolos pasar.
—Nada, solo estaba saludando. Planeábamos hacer una pijamada.— le comentó a Seungmin.— ¿Te quieres quedar? El novio de Jeongin es más que bienvenido.— el chico se sonrojó al instante y Jeongin pareció salir del letargo de contemplación a sus zapatos.
—¡Qué no es mi novio!
—Bueno... el novio de Jeongin que no es su novio es más que bienvenido.
—Y pensar que el dueño de la casa soy yo...— murmuró Felix, quitándole las bolsas a Seungmin y llevándolas a la cocina.
—Si no es molestia.— contestó Seungmin aun con una leve sonrisa y las mejillas sonrosadas.— No es como si tuviera algo mejor que hacer.— Jeongin le lanzó una mirada asesina y él, por respuesta, le sacó la lengua. Felix ya estaba comiendo algo en la cocina. La noche iba a ser bástate movida. Así que mientras más comiera, más rápido se quedaría dormido.
El día del examen Felix estaba demasiado nervioso. Había hecho otros exámenes antes, para los cuales, tampoco había estudiado lo suficiente, y sin embargo, no había estado tan nervioso. Jisung continuaba hojeando su resumen, ultimando detalles, mientras ambos permanecían sentados en sus pupitres.
—Felix ¿La condensación atelectásica y el derrame pleural eran los que se distinguían por lo del mediastino?
—Sí, el derrame lo desplaza y la atelectasia lo atrae. Da el signo de la columna desnuda.
—Yaa...— Jisung pasó la página, con la vista fija en el papel.— ¿Qué más podrían salir así, para diferenciar?
Felix se quedó pensativo.
—No sé, Jisung. ¿Enfisema y neumotórax?
— Verdad. ¡Ah! Recuerda que no es ¨enfisema¨, es síndrome enfisematoso, y tampoco es ¨neumotórax¨ es síndrome de interposición gaseosa.
—Sí, sí. Lo sé, solo lo dije para abreviar.
—No te estreses, Felix. Te lo sabes todo bien. Piensa que saldrás muy bien y que podrás soplarme las respuestas que no me sepa.
—Pues si nos atrapan diré que todo fue tu culpa que y que yo solo soy un inmigrante inocente.
Jisung lo miró con los ojos entrecerrados y negando lentamente.
—Me asombra cada día más tu fidelidad.
En ese momento entró la profesora con el sobre de los exámenes.
—Chicos, vayan preparándose. Guárdenlo todo. Celulares en vibración y dentro de sus mochilas. Tienen dos horas para hacer el examen. Luego se incorporan a la sala.
Jisung extendió su puño cerrado y Felix lo golpeó de igual manera, correspondiendo el saludo.
—Suerte.— le deseó Felix.
—El que estudió no necesita suerte.
—Entonces...
—Éxito.
Felix sonrió.
—Éxito.
Felix no podía creerlo cuando finalmente enderezó la hoja.
Lo había contestado todo. Y muy bien, a su juicio.
Se sabía cada una de las cinco preguntas a la perfección. Sobre todo la pregunta en la cual tenía que desarrollar un caso. Era justo lo que Minho le había explicado. Exactamente los síntomas y signos que él le había dicho. Sintió una felicidad enorme mientras revisaba sus respuestas, asegurándose de que todo estuviera bien.
Miró a Jisung de reojo y este también sonreía mientras revisaba su examen. Los dos habían hecho todo bien.
Entregaron sus exámenes al mismo tiempo y se precipitaron rumbo a la sala. Jisung fue a buscar a Chris, quien estaba examinando a los pacientes en uno de los últimos cuartos y Felix buscó a Minho con la vista, pero no lo encontró.
Decidió ir al cuarto médico.
Abrió la puerta de golpe.
—¡Minho!— Lo vio enseguida, medio escondido detrás de una pila de libros y talones de papeles. Se acercó, trotando, rodeando rápidamente la mesa para arrodillarse a su lado.— ¡Ya hemos terminado el examen!
Minho sonrió opacamente mientras miraba a Felix por encima de la montura de sus espejuelos.
—¿Y cómo te fue?
—Me fue muy bien. Salió lo que me habías dicho, lo del síndrome de condensación inflamatoria.
—¿Sí?
—Era un caso de bronconeumonía.
—¿Pusiste que era condensación inflamatoria lobulillar?
—Sí.
—¿Tenía fiebre, expectoraciones, dolor en punta de costado?
—Sí, sí. Todo lo que me dijiste. Me preguntaron también los complementarios y eso.
—¿Lo pusiste todo bien?
Felix asintió con una inmensa sonrisa mientras se sujetaba del borde de la mesa.
—Me alegro.— Minho revolvió su cabello con un poco de desgano.
Felix se quedó en silencio al notar que el tono de Minho sonaba un poco apagado. Se puso de pie, borrando su sonrisa.
—¿Qué te pasa?— le preguntó de repente. Minho alzó la vista en su dirección.
—No me pasa nada. Solo estoy cansado.
—¿Me vas a dar el viejo ¨solo estoy cansado¨?
—Es lo que pasa.
—¿Sabes? Me importa un carajo si no me quieres hablar o si no estás para mí. Pero no me vengas con esa mierda.
Minho se quitó los lentes y soltó el aire de sus pulmones
—¿Qué quieres de mí, Felix?
El chico se recostó de espaldas a la mesa. Guardó silencio. Minho continuó.
—Primero me pides que no me acerque a ti. Mi sola existencia te irritaba. Luego querías mi ayuda. No me molesta brindártela, pero incluso ahora vienes a contarme como te fue y pretendes que tome tus manos y brinque contigo. No te estoy entendiendo. Y no soy alguien con quien puedas jugar a gusto, Felix.
—No estoy jugando con nadie.
—Entonces solo estás siendo un niñato inmaduro.
—¿Inmaduro? Discúlpame por pensar que después de perder tu tiempo conmigo te podría interesar saber cómo me fue.
—Y me interesa. Lo que no entiendo es tu actitud, Felix ¿Te caigo bien o te caigo mal? ¿Mo odias o no?
—¿A qué viene eso?
—Solo quiero tener las cosas claras.
—No me caes bien ni mal.
—Entonces ni siquiera te caigo.
—No seas imbécil. ¿Sabes qué? No quiero empezar de nuevo toda esta mierda.— Felix se separó de la mesa y se giró para irse.
—Espera...— Minho se estiró y agarró su muñeca.— Discúlpame.— Tiró de él para que se volviera a acercar.— En serio no estoy en mi mejor momento, no quise descargarme contigo.— se atrevió a acercarlo más, hasta que sus pechos chocaron juntos y sus brazos lo envolvieron en un suave abrazo. Felix solo permaneció inmóvil.— Me alegra muchísimo que hayas salido bien. Y que, en parte, haya sido gracias a mí. Me siento orgulloso de ti.— lo sujetó durante un par de segundos para luego soltarlo tan suavemente como lo había abrazado.— Solo discúlpame ¿sí? De verdad estoy cansado.
Felix se alejó un paso y notó que, cuando se quitaba los lentes, eran visibles sus ojeras.
—De acuerdo.— musitó, sintiéndose un poco sobrecogido. No sabía que decir en aquel momento.
Minho tomó su agenda y se puso el estetoscopio en el cuello.
—Anda, ve para tu cuarto que ya vamos a comenzar el pase de visita. Empezare por atrás para que tengan tiempo de examinar a los pacientes.
Felix asintió y se retiró con paso dudoso. Al salir chocó con el hombro de alguien.
—Perdón, estaba distraído.
Sin embargo no obtuvo respuesta. Acababa de chocar con un chico de cabello castaño al cual nunca había visto. Este solo lo miró de reojo y entró al cuarto médico.
Felix se quedó en su sitio, pensativo.
Nunca había visto a aquel chico. Usaba una bata igual a la suya. Aunque no era un estudiante de tercero. Conocía de vista a todos los estudiantes de tercero.
—¿Qué te pasa?— Sehun, el otro residente de la sala apoyó su mano en su hombro.— Ya vamos a pasar visita.
—Sí, sí. Ya voy.— Felix reaccionó y se dirigió a su cuarto con paso apresurado.
Sehun había visto el pequeño incidente y no pudo evitar sentirse un poco ansioso. Probablemente se acabara la paz que había en la sala.
Minho terminó de recoger sus cosas para el pase, cuando sintió la puerta cerrarse pesadamente.
—¿Qué pasa...?— iba a preguntar pero cuando alzó la vista se quedó paralizado.
—Hola, Minho.— el chico se acercó a él con una suave sonrisa.
—Seo.
La sonrisa se amplió y una de las manos del chico rozó ligeramente el cuello de la bata de Minho, acomodando unas arrugas provocadas por el estetoscopio.
—Te dije que no me gustaba que me llamaras así. Es Changbin, Min. Llámame Changbin.