"La acción es el antídoto contra la desesperación."
Joan Baez
Empezó a moverse lentamente, aunque muy reacio a hacerlo, después de todo, estaba lo bastante cómodo, como para siquiera intentarlo. Sin embargo, fue en ese momento que se dio cuenta de que dos brazos lo rodeaban de forma gentil.
Podía escuchar una respiración lenta y calmada, sonaba a escasos centímetros de su cabeza, abrió los ojos para admirar a Shoto que dormía profundamente justo a su lado, no obstante, lo que más le llamó la atención, fueron las alas blancas de dragón que también los rodeaba a ambos, era como si un escudo se tratase, encapsulándolos a los dos encima de la cama en un lugar seguro y cálido.
Intentó moverse, pero al mínimo esfuerzo, solo hacía que lo atrajera más hacia el contrario, pero siendo honestos, sus intentos eran pocos y carentes de fuerza, pues aunque odie admitirlo, no había dormido tan bien desde hace mucho tiempo, además de que estar en una posición tan íntima con el bicolor daba una sensación de seguridad inimaginable. A pesar de que deseaba permanecer así el resto de la mañana, era el momento de levantarse, después de todo, todavía estaba el asunto de las pócimas y que tanto lo habían afectado.
Escuchó como el bicolor suspiraba.
—Shoto, sé que estás despierto, suéltame —murmuró con fingida molestia.
Mmmmm fue el leve sonido que Shoto emitió en respuesta.
—No seas necio, hay que levantarnos.
—No quiero... —pronunció apenas audible —Kats.
—Eres un... —lo iba a insultar hasta que se dio cuenta de algo —¿Cómo me llamaste?
Mmmmm volvió a contestar.
—Olvídalo, me levantaré -se apartó para poder sentarse, sin embargo, sus acciones fueron detenidas al momento de que fue empujado hacia la cama nuevamente y el dragón se colocaba encima tratando de detenerlo sin lastimarlo.
Sus alas se extendieron a lo ancho de la habitación y desde la perspectiva del rubio cenizo era una vista bastante impresionante, pero en lugar de intimidarse, lo tenía ciertamente embobado.
—Dijiste que no te irías —habló Shoto —que no me dejarías.
Bakugo lo vio fijamente, lo que dijo por algún motivo hicieron que le doliera el corazón, no obstante, él no tenía idea que decir para calmar esa inseguridad que tanto inquietaba al bicolor, nunca había sido bueno expresando palabras de aliento y no se diga de los sentimientos, simplemente jamás se sintió con la capacidad para hacerlo, creía que lo insultarían o que lo mirarían como alguien débil; es por eso que en el pasado, supuestamente detestaba a Midoriya porque siempre decía lo que sentía y pensaba aun si estas emociones no fuesen positivas, pero al final no era desprecio, más bien, era envidia, de algo que ni siquiera sabía hacerlo tan abiertamente.
Se había perdido en sus pensamientos, hasta que sintió como sus labios eran aprisionados por otros, al principio estuvo aturdido, pues no esperaba que el bicolor se atreviera a robarle un beso, es cierto que él lo hizo antes, pero no creía que este estúpido dragón lo haría también.
Intentó separarlo sin éxito, su mente empezó a quedarse en blanco, le faltaba aire, ya que en algún punto el contrario había invadido el interior de su boca, su rostro lo sentía caliente y sus pensamientos se volvían caóticos, aun así termino por ceder subiendo sus brazos para rodear el cuello de Shoto y profundizar ese beso.
Al cabo de unos minutos gimió para que lo liberara, pues creía que se quedaría sin aliento y el bicolor accedió, cuando por fin se separó, este admiró con fascinación la cara sonrojada y desordenada del rubio cenizo, mientras que sus ojos escarlatas estaban nublados por lo que podría decir excitación, era una vista que deseaba contemplar cada que pudiera.
Estaba tan emocionado, que no pudo evitar que su mano viajara por el costado de Katsuki, el cual se estremeció al sentir ese tipo de tacto.
—¡Espera bastardo! -exclamó alarmado el rubio cenizo —Vas muy rápido.
El bicolor se acercó con rapidez para susurrarle al oído —No lo puedo evitar, eres hermoso Kats.
Katsuki tembló ante esta voz profunda y magnética, sin embargo, todo ese ambiente se vio interrumpido cuando el dragón empezó a sentirse mal de nuevo, intentó ocultarlo lo mejor que pudo para no preocupar, pero tal fue la molestia que sus alas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
Se sentó en la cama tratando de calmar esas punzadas que una vez más atacaban su cabeza, Bakugo al percatarse de lo que estaba sucediendo se precipitó hacia él para intentar tranquilizarlo, abrazándolo suavemente.
Todoroki sudaba frío y su cuerpo inevitablemente tuvo ligeros temblores.
Es así como se siente olvidar.
Fueron los minutos más largos que ambos sintieron, pero por fin le regresaba un poco el color a su rostro y su respiración volvía a la normalidad.
No pasó mucho hasta que oyeron como tocaban la puerta, con la voz algo tensa Bakugo les dijo que pasaran. Los que ingresaron no eran más que sus fieles caballeros junto con la hechicera, los cuales por unos pocos segundos se sorprendieron al observar a los dos abrazados, pero la sorpresa no duró demasiado, pues era evidente la atracción de ambos y era solo cuestión de tiempo para que sucediese entre ellos este tipo de relación, pero lamentablemente no estaban en la mejor situación.
Shoto al verlos, los saludo uno a uno, pero cuando vio a la hechicera mostró una cara de confusión.
—¿Quién es ella? —preguntó de repente —¿Por qué han traído a una hechicera?
Por su parte, Uraraka, al escuchar tales palabras, no pudo evitar morderse el labio y apretar su báculo, tratando de no derramar ninguna lágrima en ese momento, mientras que los demás tenían una expresión preocupada. Kirishima colocó su mano sobre su hombro, en señal de apoyo, sabía que lo que dijo Shoto le había dolido a Ochaco y peor aún, eso la hacía sentirse bastante culpable.
La hechicera se armó de valor y tratando enormemente que no le temblara la voz, se presentó.
—Su majestad —hizo una reverencia —es un gusto conocerlo, mi nombre es Uraraka Ochaco, soy una hechicera y estoy aquí para ayudarlo.
—Gracias Uraraka por venir —respondió Shoto.
—¿Encontraste la cura? —intervino Bakugo directamente, sabía que estaba siendo grosero, pero era frustrante descubrir como aquellas malditas pócimas hacían efecto en el dragón.
—No, realmente —habló decepcionada —pero hay un pueblo que nos puede ayudar a encontrar una, se especializan en pócimas, venenos y maldiciones.
—¿Qué pueblo es? —esta vez interrogó el bicolor.
—Es un pueblo llamado Virentia
—¿El pueblo de elfos y cambia formas? —preguntó Midoriya.
—Exactamente, es sabido por muchos como uno de los pocos que se han dedicado a la investigación de sustancias que dañarían a cualquier especie —aclaró la hechicera —Pero... son un poco reacios a recibir forasteros, incluso su pueblo se encuentra entre las montañas y he escuchado que se entra por medio de una entrada oculta por la vegetación, sin embargo, tienes que tener cuidado cuando ingresas, porque por lo general está fuertemente custodiado.
—Si su pueblo es tan reservado, ¿cómo se sabe qué tipo de investigación llevan? —cuestionó Kirishima a la hechicera.
—Eso es porque los resultados de sus investigaciones los comparten cada cierto tiempo, pues dicen que quieren evitar cualquier tragedia innecesaria.
—¿Quién es líder? —volvió a preguntar Shoto.
—Por lo que he escuchado es un cambia forma tipo ave, más específicamente un águila, ha sido así desde hace un siglo.
—¿Los elfos están de acuerdo? —esta vez habló Iida.
—Sí, aunque se sabe que antes Virentia era un pueblo puramente de elfos, en algún punto de su historia los cambia formas fueron aceptados y decidieron nombrar a uno de ellos como su líder y esa costumbre no ha cambiado durante cien años. Se ha escuchado rumores que a veces se ha ofrecido devolver el liderazgo, pero los elfos siempre terminan negándose y prefieren que el líder siga siendo de la otra especie.
—Es extraño observar dos especies coexistan así de armoniosos en un solo pueblo, por lo general los pueblos son conformados por una sola y si bien aceptan otros tipos habiten allí, son un porcentaje bastante mínimo -comentó el peliverde.
—Nadie sabe el porqué de esto —aclaró Ochaco.
—Entonces, vámonos —habló Bakugo, tratando de apresurar el asunto cuanto antes.
—Podemos partir mañana —dijo Kirishima.
—¡No! -gritó el rubio cenizo —Es mejor ir ahora mismo -apretó su abrazo hacia el bicolor, por supuesto que Shoto lo sintió, sabía que estaba preocupado por lo que no quería alterarlo más de lo que ya se hallaba por lo que se dejó estar sin decir nada.
—Entiendo tu prisa Bakugo, pero cómo explicó Ochaco no es un pueblo que podemos entrar tan fácilmente, tenemos que planificar mejor como entraremos en contacto con ellos, antes de siquier pisar su territorio —intentó razonar Midoriya.
—Me importa poco su planificación, ¡Vámonos ya!
El peliverde lo vio fijamente y se dio cuenta la manera en que cada vez más Bakugo cubría a Todoroki con sus brazos, como si quisiera protegerlo de algo, estaba claro que su preocupación era totalmente sincera y a decir verdad él también deseaba ir cuanto antes, pero había que pensar una forma pacífica y la que no cause problemas al momento de tratar con ese pueblo, pues no quería provocar un conflicto con ellos, menos cuando el reino Doragon está constantemente bajo ataque por los magos.
Bakugo decidió ignorar a Midoriya de este mundo y se dirigió directamente a la hechicera -¿Sabes donde queda ese pueblo?
Ochaco reaccionó rápido y asintió con la cabeza.
—Guíanos —dijo de último antes de levantarse de la cama y jalar una que otra cosa que encontró necesario llevar para luego meterlo un bolso que halló por allí, después se fue directamente a Shoto y extendió su mano —Vámonos mitad-mitad.
Shoto por supuesto aceptó de inmediato y lo siguió, sin embargo, fueron detenidos por Iida y Kirishima quienes se interpusieron en su camino. Bakugo molesto mostró su mano, la cual emitían pequeñas explosiones, era una clara amenaza para que se apartaran.
—Entendemos tu urgencia, pero sabes que Shoto es nuestro rey —persuadió Kirishima —y nosotros más que nadie queremos que esté bien.
—Pues no parece —gruño Bakugo —¡Quítense!
—Bakugo, tenemos que ser cautelosos, no sabemos como son las guerras en tu mundo, pero aquí pueden llegar a ser trágicas si perdemos a nuestro rey —habló Iida.
—¡Ya basta!, no lo diré otra vez, ¡Quítense del camino! —las explosiones en su mano aumentaban.
—Kats cálmate, mis caballeros solo están tratando de realizar las cosas de la mejor forma.
—¡Pero no hay tiempo! —gritó desesperado.
La discusión iba a continuar cuando, sorpresivamente, el espacio alrededor de Bakugo y Todoroki se distorsionó por unos segundos para después contemplar como el escenario cambiaba por completo.
Cuando ambos recuperaron el aliento, vieron como la hechicera caía de rodillas mientras respiraba pesadamente.
Ella los había teletransportado con un hechizo.
—¡Hey! ¿Estás bien cara redonda? —Bakugo se apresuró a auxiliarla.
—Sí, solo dame unos minutos —respondió con voz cansada.
—Hechicera, ¿a dónde nos has traído? —preguntó calmado Shoto.
—Estamos cerca de Virentia, este lago no está muy lejos de la entrada -señaló hacia una dirección concreta, mientras seguí recuperándose.
—Qué hermoso lago —dijo Shoto al percatarse mejor de su entorno.
—En eso te doy la razón mitad-mitad —confirmó el rubio cenizo.
—Bien —se levantó Uraraka luego de unos minutos -vamos.
—¿Por qué nos trajiste de repente? —el rubio cenizo la vio algo escéptico, deteniéndola, quería asegurarse que los ayudaría.
—Yo... -se mordió el labio —... Soy culpable —su tristeza era palpable —No quiero que me olvide.
Shoto entendió la connotación de sus palabras y también sintió culpabilidad —Lo siento -le dijo sinceramente.
Bakugo chasqueó la lengua algo frustrado y tomó la mano de los dos y caminó en dirección a donde se supone que estaba el pueblo.
Llegaron y vieron como un muro de vegetación cubría la entrada, los tres estaban algo dudosos, no querían problemas, pero decididos a resolver la situación del rey dragón, ingresaron sin más.
Cruzaron lentamente y cuando dieron siquiera un paso del otro lado, fueron acorralados por varios arqueros y algunas aves que sobrevolaban por encima de ellos.
Los tres levantaron las manos tratando de mostrarles que eran inofensivos y que no venían con intenciones hostiles, sin embargo, eso parecía no convencer a los habitantes de Virentia.
—Den media vuelta y váyanse por donde vinieron —habló uno de ellos —no estamos recibiendo forasteros por ahora.
—No queremos molestar —dialogó la hechicera -solo venimos a solicitar su ayuda.
—Ya le hemos dicho que no, el pueblo ya tiene suficientes problemas ahora para que nos encarguemos de los problemas de los demás.
—Pero...
Repentinamente, el bicolor se sintió adolorido otra vez y las punzadas lo empezaron a atacar sin piedad la cabeza, como si lo martillaran sin cesar y todos fueron testigos de ello.
—¡Shoto! —llamó alarmado Katsuki.
El rubio cenizo frunció el entrecejo y tragándose totalmente su orgullo, se inclinó hacia quienes los amenazaban con flechas y suplicó —Por favor ayúdenos.
Continuará...
10/12/2023
Hola queridos lectores y lectoras, ya sé, ya sé, de nuevo me tardé en actualizar, creanme cuando les digo que me gustaría tener más tiempo para escribir, pero ha sido imposible, por suerte las cosas se han ido acomodando poco a poco y aquí estamos nuevamente, espero les haya gustado el capítulo. Ya se dieron cuenta que me encanta involucrar los lugares de sus vidas pasadas, para que vean que todo tiene conexión.
Sin más que decir, deseo que sigan leyendo lo que más les gusta y...
Nos leemos luego, bye bye.