«¡IMPERIO!»
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Mackenzie suspiró, cuando se quito el poco maquillaje que llevaba en la cara.
Se colocó un suéter negro, se fue a sentar a la cama.
¿Que tanto planeaba Lucas? ¿Que hacia Hasley Evans en ese baile?
Miles de preguntas le pasaban por la mente, pero a ninguna le encontraba respuesta.
No supo cuánto tiempo se perdió en sus pensamientos, que solo dio un brinco cuando la puerta de la habitación se abrió.
—¡¿Es que acaso crees que puedes hacer lo que quieras?!—Mackenzie cerró los ojos ante el grito de Esther—. ¡Estás completamente mal, niña! ¡Aún eres menor de edad, y mientras sea así, harás lo que yo diga, ¿escuchaste?!
Mackenzie se levantó de la cama, cuando vio como Esther se acercaba con la varita en alto.
—¿Que van a pensar de mí?—Dijo Esther—. Que tengo una hija rebelde la cual no puede controlar. Pero eso si que no lo permitiré. ¡Crucio!
Mackenzie sintió el hechizo impactar contra su cuerpo.
Cayendo de rodillas al piso, sintió las lágrimas salir por sus ojos, sin embargo no gritaba.
Después de todo, sentía que se lo merecía. Si tan solo no hubiera dicho nada. Tal vez nada se estuviera apresurando.
—Ahora levántate, porque Peter requiere nuestra presencia—Dijo Esther
Mackenzie se levantó del piso, apoyándose de la cama.
—¿Pa-para que nos quiere?
—¿Crees que te mereces alguna explicación? Estas mal, Alejandra.
Esther la tomó de la mano, y ambas se dirigieron a la mansión Parkinson.
—¿Que es todo esto, madre?—Pregunto Mackenzie, con temor al ver todos los cuerpos muertos
Esther no contestó.
—Ma...
—¡Por merlin!—Dijo Esther—. Deja de hacer preguntas, solo camina.
Mackenzie ya no volvió a hablar, podía ver los cuerpos en el suelo y sangre.
El sonido de los tacones que Esther dieron aviso a los Parkinson de su llegada, Mackenzie iba con la cabeza agachada.
—Hay un montón de hombre afuera, ¡todos muertos!—Chillo Esther—. Esto puede terminar mal, Peter.
—¡Cállate de una vez y hazlo!—Demando Peter
Esther dio un salto, asustada. Mackenzie alzó la cabeza y vio la mirada seria de su madre.
—Es por nuestro bien, Alejandra—Dijo Esther, para después apuntar a Mackenzie
—¿Que te...
—Imperio—Hechizo Esther a Mackenzie
Mackenzie hizo de todo para resistirse, pero no lo logró y terminó alzando su brazo.
—¡Déjame! ¡No lo hagas!—Grito Mackenzie
—¿Que están haciendo?—Pregunto Lucas, enojado
—¿Crees que eres el único con un plan?—Mackenzie vio como Lucas iba a intentar sacar su varita pero Peter había sido más rápido lanzando el mismo hechizo hacia Lucas—. Somos Parkinson, hijo.
Mackenzie abrió los ojos cuando supo lo que ambos mayores harían.
La menor de los Macmillan y el menor de los Parkinson, ahora tenían las manos estrechadas.
Esther señaló las manos unidas de los jóvenes.
—¿Prometes casarte con Mackenzie Macmillan al terminar tu séptimo año, Lucas Parkinson?—Hablo Esther
Mackenzie cerró los ojos, rezando que Lucas aguantara más que ella y se negara. Pero sabía que era algo imposible.
—¡Si!—Solto el menor de los Parkinson con poco aire
—Mackenzie, ¿prometes casarte con Lucas Parkinson al terminar el, su séptimo año?
—Aceptó—Dijo Mackenzie, con lágrimas en los ojos
Ambos padres terminaron con el imperio en los adolescentes.
Mackenzie cayó al suelo y Lucas contra la pared.
—Si no cumplen, ambos morirán, ese mismo año.
Ambos adultos salieron de la habitación.
Mackenzie comenzó a sollozar mientras se abrazaba las piernas, aún el piso.
Podía escuchar como Lucas rompía cosas, pero no lo veía.
Cuando regresaron a casa, Mackenzie no hablaba.
—¿Que haces aquí?—Mackenzie alzó la cabeza al escuchar la voz de Esther
Vio al mismo hombre que había visto aquella vez que iba a san mungo junto a Clarissa.
—Buenas tardes para ti también, Esther.
Mackenzie suspiró no tenia ánimos para nada.
—Estaré en mi habitación.
—No olvides que tenemos una plática pendiente—Hablo Esther
Mackenzie la ignoro, entró a la casa y subió las escaleras rápidamente hacia su habitación.
—¿Crees que puedes aparecer así solo porque si?—Escucho la pregunta de Esther a lo lejos
Mackenzie entró a su habitación y buscó en sus cajones unas tijeras.
Cuando las encontró fue hacia el baño.
Se observó durante unos segundos en el espejo, antes de cepillarse el cabello.
Con las manos temblorosas, tomó las tijeras.
Y mientras su vista se hacía borrosa y las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, comenzó a cortar su cabello.
No era la primera vez que se lo cortaba. Pero era la primera vez que lo hacía con tanto coraje.
Los cabellos caían en el piso, en el lavabo.
Lo hacía con tanto odio y coraje hacia si misma, que sus dedos comenzaron a doler debido a la presión que hacía en las tijeras.
Mackenzie tiro las tijeras a cualquier lugar del baño y grito.
Grito sabiendo que su madre y el tipo que se habían encontrado en la entrada la habían escuchado.
Cuando se miró al espejo de nuevo. Tenía los ojos rojos, pudo ver las lágrimas secas en sus mejillas. Su cabello volvía a estar a la altura de sus hombros.
Tomó una ducha, y bajo a la sala.
Cuando entró en ella, vio aún seguía ahí el señor.
—Mackenzie...
—Yo te recuerdo—Interrumpio Mackenzie a su madre
25/12/23
¿Que les pareció?
Feliz navidad, mis amores
Ay Mack...
Algo cortito pero doloroso...
Teorías...