No tengo idea de cuanto tiempo pasé encerrada en mi habitación viendo al horizonte, podrían haber pasado un par de horas o un par de vidas, entiendo que hice mal, mucho, pero también que el hacer lo correcto se había vuelto una tortura, la cual ya no quería vivir. Días junto a un hombre que no amo, en una familia a la que le importa más su estatus que lo que yo pienso ¿Por qué está mal si me hace sentir tan bien? Romeo era un poco mayor a mi en el incendio, él no hizo nada y no debería juzgarle por algo que sus abuelos hicieron. Romeo es dulce, atento y cree en la bondad del mundo, él no está mal, mi vida es la que está mal.
*Toc toc*
Yo, aún molesta: Rosalina lárgate, no necesito nada de una dama de compañía.
Nana, abriendo la puerta: ¿Estas bien? mi niña.
Yo: Nana, perdón. Sí, estoy bien.
Nana, sentándose en mi cama: ¿Pasó algo con Rosalina?
Yo: no es realmente su culpa, solo no me interesa verla ahora.
Nana: Tus padres quieren que bajes a cenar para celebrar el triunfo de tu primo.
Yo: podrías excusarme con ellos y subirme algo, no estoy de humor para ver a nadie.
Nana, abriendo sus brazos: ven aquí (abrazándome) Sabes que puedes contarme lo que sea ¿cierto?
Yo: no me gusta ser un fantasma, vivir mi vida esperando a los demás, que todos esperen que mi padre muera y basen sus halagos en ello, estoy harta de estas discusiones, odio que no tenga de otra y detesto a Paris, desearía que todo desapareciera, daría lo que fuera porque yo si fuera la muerta y que María esté a tu lado, porque esta forma de vivir no es vida.
Nana, arrullándome: no digas eso, eres la más linda niña que he tenido el privilegio de cuidar, eres mi niña, mi vida no sería feliz si tu no estuvieras conmigo. Sé que hay días difíciles, más si recibes a tanta gente contándote del mundo que tu no puedes ver y de las vidas que jamás podrás vivir. Pero todo siempre pasa. Algún día, aún con tus padres vivos podrás gozar de tu vida. ¿Aún quieres que traiga tu comida?
Yo, con lágrimas en los ojos: Por favor.
Pasé toda la noche encerrada en mi habitación, alegando de dolores inexistentes y hundiéndome en mis penas, abriendo el balcón y admirando la luz que iluminaba el hogar de las luciérnagas, mañana tendría que volver al infierno en el que vivía pero hoy permanecería en el purgatorio que era mi habitación, privada del cielo, sintiendo el infierno quemar mi espíritu.
Me preguntaba si ahora que Romeo sabía donde estaba, él también veía a través de su ventana buscando por la luz de mi balcón, como si eso pudiera reconfortarlo de alguna forma, como si pudiera desearme buenas noches desde la distancia.
No quería dormir, no quería existir, no sabía que hacer. Y aún estaba esa maldita voz en mi cabeza que lo ordenaba, aún tienes cosas por hacer, tienes que salvar a Rosalina, cumplir con tus deberes para con el apellido, no desperdiciaste tu vida por nada. Pero no quería hacer nada, simplemente quería dejar todo de lado, podría huir, Romeo diría que si, huiría conmigo, nos iríamos de aquí para siempre. Pero ese sentido del deber era tan fuerte que sabía que me quedaría aquí hasta la muerte.
*toc toc*
Pasaban las 4 de la madrugada, sea quien sea no podría mandarlo a volar sin tener que abrir la puerta y fingir estar dormida sería algo torpe pues la luz de las velas se puede ver desde afuera, abrí ligeramente la puerta y me encontré con mi primo Teobaldo.
Yo: Teobaldo ¿Qué haces aquí tan tarde? ¿Está todo bien?
Teobaldo: no bajaste a cenar.
Yo: no me encuentro bien, cosas de mujeres ya sabes.
Teobaldo: ¿Puedo pasar?
Yo, abriendo la puerta: adelante
Teobaldo, tirándose en mi cama: Escuché que peleaste con Rosalina ¿Todo bien entre ustedes?
Yo: ¿desde cuando te importa?
Teobaldo: Escucha, es una idiota, es tediosa y creída, siempre cree que tiene la razón y dejaría a todos por su propio bien, a todos menos a ti.
Yo: se equivocó de una forma irreparable, no lo hizo por mal pero no sé que hacer con lo que ha hecho.
Teobaldo: ¿Puedo saberlo?
Yo: no creo que quieras ¿Viniste a convencerme por ella o a algo más?
Teobaldo: Quería contarte de las justas y del increíble papel que hicimos.
Yo, sentándome junto a él: ¿no podías esperar a mañana?
Teobaldo: Algo así no puede esperar.
Yo: Adelante, cuéntame.
Teobaldo: okey primero...
Me contó de cada uno de los enfrentamientos, comenzando por el de Alessandro quien se enfrentaba a Gabrielle. Durante la primera etapa Alessandro tiró con facilidad a Gabrielle quien al caer se dislocó el brazo pero no solo eso, también se enredó en las riendas del caballo el cual lo arrastró de un lado a otro de la improvisada arena hasta que alguien entró a frenar el caballo, una camilla entró por él quien gritaba en agonía. Alessandro en menos de 2 movimientos se coronó como el vencedor de dicho asalto y ganó la invitación a la siguiente etapa que se disputaría en verano. El siguiente asalto fue más largo pero lo perdimos, fue el de Mercutio en contra de Raffaello, uno de los nuevos jinetes, bastante joven y con poca o nula experiencia, ninguno cayó del caballo durante el primer momento, a la segunda vuelta Mercutio logró derribarlo, pero aún sin corcel Raffaello seguía en la contienda, por lo que comenzó el duelo de espadas, similar a lo que pasó en casa de Romeo se contaba cada punto a toque y ganaba el que diera un toque mortal, después de 3 rondas Mercutio logró atacarlo de lado en un punto que le otorgó la victoria. Después de varios duelos más, me contó de como ganó Benvolio. Él se enfrentaba a Marco, uno de nuestros jinetes más veteranos, el cual se retiraría después de estas justas para pasar tiempo con su esposa e hijos en Nápoles, tardaron más de 3 vueltas en que alguno se cayera de su caballo y quien lo hizo fue Benvolio, ahí todos creían que el asalto sería para Marco y que sería otra victoria para la casa y la mejor forma de irse al retiro pero Benvolio estaba bien, lo que les permitía continuar al duelo con espadas, el duelo fue de los más largos pues Marco tenía más experiencia y fuerza pero Benvolio más agilidad pues lograba esquivar los golpes mortales, su estrategia fue básicamente cansar a Marco hasta que no pudiera mantenerse en pie, lo que resultó en éxito pues después de 6 enfrentamientos, consiguió el toque de la victoria.
El último de los enfrentamientos fue el de Teobaldo quien se enfrentó a Matteo, uno de los mayores enemigos de Teobaldo en las justas, era la exhibición que todos esperaban pues ambos eran igualmente buenos y para ambos ganar o perder sería algo complicado, pero era el evento estelar, la última pelea de la noche, quien ganara este enfrentamiento le daría el triunfo a su equipo y por ende era imperativo que Teobaldo lo ganase. Así pues, durante el enfrentamiento a caballo ambos buscaban deshabilitar al otro y así evitar alargar el evento en el conflicto con espadas, tardaron un par de vueltas hasta que el caballo de Teobaldo resultó herido, lo que los forzó al inevitable enfrentamiento con espadas, el cual fue un espectáculo pues no solo se basaron el los típicos combates de toques, sino también incluyeron piruetas y saltos e incluso Matteo hizo equilibrio en las barras que delimitaban los caminos, pero entonces Matteo dejó abierto un punto débil y Teobaldo le dio el toque final con el que la casa se coronó como la vencedora de la tarde.
Yo: y ¿quienes serán los anfitriones para las de Verano?
Teobaldo: El príncipe nos dio a escoger y mi padre aceptó que seamos anfitriones una segunda vez.
Yo, con sarcasmo: Vaya suerte.
Teobaldo, viéndome de frente: me hubiera encantado que estuvieras allí.
Yo, con molestia: era imposible, es de las miles de cosas que no puedo hacer.
Teobaldo: pero es tu derecho (tomando mi mejilla) celebrar con todos (acercándose a mi) gozar de nuestros triunfos (me besó)
Los labios de Teobaldo eran ásperos y sabían a alcohol, su forma de besar era tosca e intensa, su beso fue algo que me tomó por sorpresa, se sentía como si llevara una eternidad buscándolo, pero sus labios, el vino era el único sabor que percibía, era probablemente eso, tal vez perdió el sentido y cree que soy alguien más ¿cómo sería posible que mi primo quisiera besarme desesperadamente?
Teobaldo, viéndome a los ojos: era todo lo que necesitaba para celebrar. (se paró y se fue)
Si mi mente se estaba fragmentando por lo que yo me había provocado en la vida, esto sin lugar a dudas terminó de romper la poca sanidad que me quedaba, tras de él cerré la puerta y me tiré en el suelo, las palabras de la fiesta de año nuevo rebotaban en mi mente, Teobaldo amaba a alguien que era imposible y que jamás le había dicho, no sería posible ¿o sí? ¿Soy el grande amor de Teobaldo? la idea me revolvía el estómago, la habitación se hacía pequeña y la ansiedad se apoderaba de mi cuerpo. Un problema más a mi lista: un amor prohibido, un hombre a quien no amo y mi primo a quien no le podría corresponder de la forma que esperaba. Todo esto dentro de un conflicto familiar que tendría que continuar hasta el día de mi muerte, no hay aliados en un mundo así ¿Quién podría comprender la locura en la que estaba? De confesarlo, cualquiera me creería loca, tendría que fingir que Teobaldo estaba bajo los efectos del alcohol, pero y ¿si lo volvía a hacer estando sobrio? Podría ser mucho peor ¿Qué dirían sus padres? ¿Qué harían los míos? ¿desde cuando esto ocurre?
Es como si los dioses me castigaran por amar a Romeo, alejándolo de mi y dejándome en mi realidad llena de monstruos y problemas, un equilibrio, el amor de Romeo a cambio de la locura que está en casa. Si Dios y los ángeles existen, vengan a salvarme, pues el resto de mis esperanzas me han dejado varada en un lugar peor al infierno.