Vivian Bellerose: El secreto...

By Laura_Rome

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El Jane Austen's girls school es un colegio de gran prestigio en Mayfair, pero todo lo bueno tiene un secreto... More

Prólogo
Capítulo 1: Lazos de amistad
Nuevo Destino en Mayfair: Desde París con Amor: Capítulo 2
Capítulo 3: Sœur
Lunares: Capítulo 4
Capítulo 5: Amistad
Derek: Capítulo 6
Capítulo 7: Mavi
J.A.'s girls school: Capítulo 8
Capítulo 9: Fiesta de pijamas
Spookygirls: Capítulo 10
Capítulo 11: Enchanted
Ballet: Capítulo 12
Capítulo 13: El misterio del J.A.'s girls school
S de...¡Secreto!: Capítulo 14
Capítulo 15: Saint Moritz
Elinor y Louis: Capítulo 16
Capítulo 17: Falsas ilusiones
Viaje en el tiempo: Capítulo 18
Capítulo 19: Harrods
Joan el Truhan: Capítulo 20
Capítulo 21: Violetas
Prêt-à-porter: Capítulo 22
Capítulo 23: El sueño americano
Científico loco: Capítulo 24

Capítulo 25: Retrouvailles

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By Laura_Rome

Derek llevaba semanas sin hablar con Vivian. ¿Había sido su culpa? ¿Qué podría haber hecho mal para que Vivian dejara de hablar con él?.

Habían dejado de hablar después de que Colette y Alexander, uno de los mejores amigos de Derek, se portara así de mal con la hermana mayor de la joven.

¿Cómo te puedes poner de su parte?- imploró Vivian llorando- Ha hecho daño a mi hermana.
-No es tan fácil.
-Sí, lo es, Derek.- se empezó a secar las aguadas lágrimas de sus mejillas- lo que pasa es que no te quieres dar cuenta del monstruo de amigo que tienes. O peor: quizás no te quieres dar cuenta de que tú eres igual y por eso sois grandes amigos.

¿Tenía razón? ¿Álex era el monstruo que decía Vivian que era? ¿Era Derek también un monstruo?.

-Lo mejor será- mordió su labio inferior mientras intentaba dejar de seguir llorando- que dejemos de hablar.

Derek se quedó sin palabras.

-No puedo tener en mi vida a alguien que defiende lo indefendible. No sé cuánto sabes de la historia, pero mi hermana ha sufrido mucho con él a su lado. ¿Qué pasaría si hubiera sido tu hermana?.

Derek se quedó pensativo. ¿Qué hubiera hecho si estuviera en su situación?.

-Judy lo entiende y me apoya, y Alexander es su hermano. ¿Por qué sigues defendiendo lo indefendible?.- después de eso, Vivian se marchó sin mirar atrás, dejando a Derek con la palabra en la boca.

Derek sentía un nudo en la garganga. Había perdido a Vivian. No pudo hablar de sus sentimientos con nadie, entre otras cosas, porque no sabía ponerle palabras a sus emociones: ¿Sentía miedo? ¿Sentía furia?. Tal vez, ¿tristeza?. ¿Una mezcla de emociones?.

Pasaron las semanas y dejó de verla y, las pocas veces que coincidían en un lugar, la veía a la distancia. Sentía a Vivian lejor y distante de él.

-¿Por qué te has alejado tanto de mí, mi querida Vivian?- pensó- ¿Debería acercarme a pedir perdón?.

Tuvo dudas sobre qué hacer. Cuando Vivian se aproximaba a él, el ego de Derek era el que controlaba su cuerpo. Cuando Vivian le veía así, comportándose de esa manera, sentía tristeza porque no era el chico del que ella se había enamorado. Tal vez, empezaba a ver la verdadera personalidad de Derek.

Tiempo después, llegando Derek de quedar con sus amigos (entre ellos estaba Alexander), tuvo un sueño con Vivian. Un sueño cálido y extraño. La volvía a sentir cercana a ella. Pero, esta vez, veía a Vivian cambiada.

En el sueño, Vivian se encontraba en una lujosa habitación vestida con un vestido de líneas rectas en donde, la parte del vestido de la cintura, estaba caída. Confeccionado el vestido con seda y tonos pastel. La falda del vestido le llegaba hasta las rodillas y con un gorro cloche, ajustado y elegante, complementando su cabeza. Al final del sueño, dos chicas, vestidas muy parecidas a ella, la llamaban para irse.

¿Había soñado Derek con Vivian en una fiesta de disfraces?. Posiblemente, pensaba tanto en ella, que su cerebro le pasaba malas jugadas. No habló con nadie del sueño pero no se le olvidó ninguna descripción de él.

Al día siguiente, soño con Gabrielle vestida con un vestido de algodón decorado el vestido con flores. Encima de él, llevaba puesto un delantal de tela, en donde ponía los huevos de las gallinas del jardín en el que se encontraba.

Se despertó del sueño extrañado. ¿También había soñado con Gabrielle?.

Al igual que cuando soñó con Vivian, dejó pasar la extraña experiencia e hizo su día a día con total normalidad.

Durante los próximos días, soñó con Agatha en un establo manchada de barro, con las mellizas Scott vestidas de joyas y telas de ropa; a una joven cabalgando y acompañada de Judy.
Y, su último sueño, fue con Christine usando una máquina del tiempo.

Eso de la máquina del tiempo lo sonaba porque se lo dijo Vivian en su momento.

-Vamos Derek, piensa. ¿Qué fue lo que te dijo Vivian?.

*****

Christine ya se había dado cuenta de qué hacía allí, lo que no sabía, era cómo regresar y dónde estaban las otras seis.

Se pasó días encerrada en la habitación del hotel en el que se alojaba con su tatarabuelo: el científico Vaughan.

Se dio cuenta de que, gracias a la máquina del tiempo, había llegado hasta la época en la que su tatarabuelo inventó la primera máquina del tiempo. No se había dado cuenta porque no sabía la correlación sanguínea entre ella y el doctor Vaughan.

Escuchó que alguien llamó a la puerta.

-Christine, ¿puedo pasar?- era Alice.

Pasa, Alice.

-Quería saber si estabas bien- dijo con voz preocupada.
-Alice, estoy bien, no te preocupes.

La señorita Pembroke miró la habitación en la que estaba durmiendo estos días Christine.

-Una habitación muy bonita
-La verdad es que sí- por muy bien que le cayera Alice, quería que se fuera de allí para seguir anotando sus ideas en su diario.
-Bueno, no te molesto más- la señorita Pembroke se dio cuenta- Si quiere despejarse y salir un poco de la habitación, avíseme.
-Muchas gracias, Alice.

Cerró la puerta y se marchó. Christine siguió escribiendo en su diario.

Vivian:
Elle:
Judy:
Everly: ¿Estará junto a Sophie?
Sophie:
La directora Moon: Sale en las fotos del Jane Austen's girls school (en el siglo XIX y en el presente)
Doctor Vaughan: Creador de la primera máquina del tiempo.
Yo: siglo XIX.

Si yo estaba con mi tatarabuelo, debe de ser porque debo de ayudar en algo. ¿Será que las demás tienen que hacer lo mismo con alguno de su árbol genealógico?.

-¡Alice!, ¡Alice!, ¡Alice!- gritó en repetidas ocasiones Christine.
-¡Por Dios, Christine!- dijo asustada- ¿Qué ocurre?.
-Debo contarte una cosa.

La señorita Pembroke notó preocupación en su cara. Cerró la puerta y se encerró en la habitación de Christine.

-Entonces, ¿su máquina del tiempo funcionó?- preguntó emocionada.
-Sí.
-¡Lo consiguió!- gritó Alice de alegría.
-No digas nada, Alice. Tienes que ayudarme.
-Claro, pero, ¿cómo?.
-Llévame hasta allí.

Ambas anduvieron por un buen rato hasta llegar a su deseado destino.

-Es por aquí.- dijo la señorita Pembroke señalando el pasadizo- el doctor Vaughan no quiere que nadie sepa dónde está su máquina para que no sea robada.
-¿Sólo lo sabéis vosotros dos?- preguntó Christine.
-Ahora ya lo sabemos tres.

El lugar era estrecho y sombrío, con paredes de piedra cubiertas de musgo.

-Ten- le digo Alice- te vendrá bien.
-¿Una antorcha?
-No pensarás entrar a oscuras allí, ¿verdad?.

Ambas encendimos las antorchas y nos iluminaban el poco iluminado lugar. El aire del lugar era denso, olía como si no hubiera sido tocado por el tiempo en siglos. El suelo era irregular, con piedras sueltas que dificultaban el camino.

-¿Seguro que es por aquí?- preguntó Christine.
-Confía en mí- la señorita Pembroke le dio su mano para que no se perdiese.

En algunos tramos se podían ver telarañas y murciélagos. A Christine le empezaron a entrar arcadas.

-No te fijes en las arañas.- avisó la señorita Pembroke.
- Tarde.

A pesar de laa dificultades, ambas consiguieron llegar a su destino.

-Es aquí- dijo Alice.- detrás de esta pared, está la máquina- avisó.

Puertas ocultas, cada una, protegida por complejos mecanismos y trampas. En el centro, una plataforma elevada sostenía una estructura enigmática, la máquina del tiempo. Rodeada de cables antiguos y engranajes gigantescos, la máquina emitía un leve resplandor azulado, como si estuviera esperando a ser activada.
A medida que avanzaban, el sonido metálico de engranajes lejanos resonaba débilmente, como si la máquina del tiempo, el objeto de su búsqueda, estuviera despertando poco a poco. No podían encenderlo del todo.

-¿No podré volver?- preguntó desanimada
-Claro que sí
-No es que no esté a gusto aquí, pero no es mi lugar.
-Te entiendo perfectamente, Christine. Cuando te vi por primera vez en el despacho del doctor Vaughan, sabía que mentías, pero me sonabas y tenías tantos gestos de él que mi instinto me dijo que debía confiar en ti. Por eso te creo y creo cada una de las palabras que me dijiste en el hotel. Si fuera una mujer muy excéptica, no podría trabajar con tu tatarabuelo.

Ambas rieron.

-Eso y porque te gusta.

La señorita Pembroke se enrrojeció de la vergüenza.

-¿Tanto se nota?
- Un poco. No te asustes, todo saldrá bien. No tengas miedo de expresar tus sentimientos.

Ambas se abrazaron.

-Te voy a echar de menos, Christine.
-Llámame C, así es como me llaman mis amigas.

La máquina seguía sin funcionar del todo como la última vez que entró con el resto de sus amigas.

-¿Cómo entrastéis la última vez?
-Simplemente, se encendió y nos absorbió.
-¿Dónde estaba la máquina?
-En el desván de mi colegio.
-Un momento, ¿me estás diciendo que la máquina que creó tu tatarabuelo está escondida en un desván de un colegio en el siglo XXI?
-Sí, ninguna lo entendió.
-Quizás es un poco rara la pregunta que te voy a hacer Christine pero, ¿quién es que lleva ese colegio?

Christine sacó su diario y le enseñó la foto de la directora Moon; además, le contó cuando vino a Londres con ellos dos y vio la foto de ella.
- Se llama Prune, Anabelle Prune. Estuvo en la reunión que tuvo el otro día el doctor Vaughan cuando fue invitado por el doctor Pavlick. Es su esposa.

En ese momento, empezó a funcionar la máquina.

Ambas se miraron.

-¿Qué hago?
-Christine, vuelve al futuro y yo haré todo lo posible que esté en mi mano aquí.
-No permitas que se queden con su idea.
-No lo haré, te lo prometo.
-Antes de que me vaya- rompió una de las páginas de su diario- te quería dar esto. A ti y a Vaughan.

Ambas volvieron a abrazarte.

-No sabes lo que te voy a echar de menos, Alice.
-Y yo a ti.

Christine fue consumida de nuevo por la máquina. Había vuelto al presento. Todo estaba igual que antes de irse. No había cambiado absolutamente nada. Encendió el móvil y vio que no habían pasado un par de horas. Mientras iba en dirección a su casa, vio que tenía varias llamadas de Derek.

-Qué raro- pensó

Al llegar a su casa, además de ver su casa mucho más grande y lujosa, llamó a sus padres. Pero no recibió reapuesta alguna.

Al llegar a su habitación, decidió llamar a Derek.

-Tengo que contarte una cosa muy importante, Christine.
-¿El qué?
-Sobre la máquina del tiempo

¿Cómo lo sabía? ¿Quién se lo había contado?.

Ambos quedaron ese mismo día.

-Sé dónde están las demás- dijo Derek.
-¿Cómo es que lo sabes? ¿Cómo sabes lo de la máquina del tiempo?.
-Antes de que os fueráis tuve unos sueños con vosotras siete en épocas distintas.
-Debemos hacer algo para traerlas de vuelta a casa.

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