Se sentía tan cómodo que no quería abrir sus ojos, pero estar tan cómodo y durmiendo como si estuviera en una nube, era extraño para Katsuki. Quien encontra de lo que decía su cuerpo, abrió sus ojos encontrándose de frente a Izuku dormido.
Con una hilo de saliva saliendo de su boca, se veía tan tranquilo durmiendo, como si trabajara hasta partirse el lomo. De repente, todo lo que pasó anoche llegó a su mente. Se sonrojo inmediatamente.
— Izuku... — Habló, lo suficientemente fuerte para despertar al Alpha de un susto.
—Mmm... ¿Que paso, Kacchan?¿Te paso algo?!¿Le pasó algo a Katsuo?
— No, es solo...¿Que haces en mi cama? — Preguntó poniendo sus manos sobre los pectorales del peliverde, al ver que también uno de esos brazos grandes llenos cicatrices agarrando su cintura. Por alguna razón, la posición no le molesta sino, que lo avergüenza.
— Anoche me pediste que durmiera contigo, ¿No lo recuerdas?
Katsuki lo miro como si hubiera dicho una locura, enseguida recordó el resto, si Izuku lo dejo en su casa, en su cama pero, con el detalle que él lo detuvo aferrándose a sus hombros pidiendo, o más bien, suplicando que se quedará a dormir con él.
— Ah, que vergonzoso mierda — Exclamó Katsuki tapándose la cara roja con sus manos. Izuku sonrió abrazándolo con cariño — Oye, lo de anoche. ¿Enserio quieres ayudarme?
— Si, enserio.
— ¿Que tengo que darte a cambio? — Oír esa pregunta rompió aún más el corazón de Izuku.
— No le tienes que dar nada a cambio, yo lo hago porque quiero verte feliz. Eso es todo lo que quiero a cambió, que tú seas feliz. — Indicó Izuku acariciando la mejilla rosa del Omega, cariñoso con cada toque. Katsuki bajo su cabeza, sin creerse esa repuesta.
— Un Alpha como tú debe tener necesidades ¿No?
— Kacchan, ¿Cómo puedes decir eso? ¿Tanto daño te han hecho? Lo siento mucho — Dijo Izuku pegando el rostro de Katsuki en su pecho, el Omega rodeo la espalda del peliverde abrazando el mismo con necesidad.
—Papi, mmmm, papi — La voz de Katsuo saco a ambos de su burbuja, Izuku miro sobre su hombro como el pequeño cachorro se había despertado y estaba intentando pararse en el corral. Sonrió al verlo adormilado.
— Si quieres ve por él — Aquello sorprendió a Izuku, quien miro asombrado al Omega que se había sonrojado. Un gran sonrisa apareció en su rostro, se paro de la cama para ir por su cachorro que al ver a Izuku, abrió sus ojitos, muy sorprendido de ver al Alpha, y luego, sonrió en grande.
—¡Papa!¡Papa!
— ¡Hola, cachorrito! ¿Estás sorprendido de verme aquí? — Katsuo rió fuerte aplaudiendo con sus manos, cosa que pone aún más feliz a Izuku — Al parecer, si, venga para acá.
El Alpha agarró al cachorro y lo cargo para llevarse hacia la cama, dónde Katsuki lo recibió dándole besito en sus cachetes gorditos. Izuku se acomodo cómo estaba antes, quedando Katsuo en el medio de sus padres.
Nadie podía describir la felicidad que sentía el pequeño en ese momento, y tanto Omega como Alpha lo notaron. El cachorrito estaba muy feliz, ese era el mejor día que ha tenido Katsuo, además, Katsuki esa mañana descubrió el saludo entre Izuku y su cachorro, que era frotar sus narices. El cenizo no puedo evitar sentir ternura.
—Asi que tenían un saludo secreto, ¿Eh?¿Y con papi no?
Katsuo miro a Izuku y luego a su papá Omega, al parecer Alpha y cachorro pensaron los mismo porque ambos se acercaron al Omega para frotar sus narices con la del cenizo — Lo tomare pero me ofende muchísimo — Dijo Katsuki pellizcando la naricita de su cachorro que carcajeo en grande.
— Papa, papi. Mmm — Exclamó el pequeño tocando la mejilla de ambos padres y señalando su pacinta, haciendo refería a que tiene hambre.
—¿Tienes hambre, cachorrito? ¡Entonces vamos por un buen puré de papas delicioso! — Indicó Izuku haciéndole cosquillitas al pequeño en sus costillas haciéndolo reír, miro a Katsuki este sonrió asintiendo. El Alpha con el permiso del Omega alzó al cachorro entre sus brazos para llevarlo a la cocina con Kacchan detrás de ellos.
—¡Baba!¡Baba!¡Papa! — Gritó Katsuo llamando a sus abuelos mientras señala contento a Izuku. Cómo si les estuviera diciendo que su padre estaba ahí.
— Hola, pequeñín. Se nota que estás muy feliz ¿Por qué será? — Sonrió Mitsuki observando cómo su nieto estaba tan hiperactivo tan temprano, señalando al Alpha peliverde.
—¡Papa!
— Ah, que sopresa. Papa está aquí — Rió Mitsuki, dándole un pellizco en la nariz a su pequeño que soltó una carcajada. A la abuela Mitsuki también le gustaba ver muy feliz a su nieto, sabe que estaba muy contento porque tenía a su padre Alpha y papá Omega a su lado.
Mientras Izuku aprende con ayuda de Masaru como cambiarle un pañal a un bebé, Mitsuki y Katsuki se encargan del desayuno. En eso, el Omega aprovecha para contarle algo a su madre.
— Mamá, quiero hablar contigo sobre algo... — Comenzó el Omega pelando una papas para la comida de sus cachorro. Mitsuki alzó una ceja curiosa.
—¿Sobre que sería, Katsuki?
Al cenizo le tomo tiempo soltarlo, respiró profundamente y suspiró.
— Quiero volver a la universidad.
Mitsuki abrió sus ojos pasmada, quedándose inmóvil mientras mira con incredulidad a su hijo.
—¿Te estás escuchando? No te digo que no lo hagas, siempre quise verte lleno de diplomas pero, ahora tienes un cachorro... ¿No sé te hará complicado?
— Acepte a Izuku, mamá. — Ante esto los ojos de Mitsuki se abrieron grandes — Él me dijo que me iba ayudar, él me dijo que si yo quería estudiar que lo haga, él me ayudará... También me ayudara con Katsuo.... Y sus cosas.
— Joder, te ganaste la lotería, mocoso — Sonrió Mitsuki, aún que en sus ojos parecía haber una duda. Que Katsuki no indagó mucho, solamente recibió el apretón de hombros de su mamá.
Luego de un rato, Inko medio dormida llegó a la cocina. Asustado a Katsuki en el proceso, ya que no esperaba a la mamá de Izuku en su casa, ¿Ella había dormido en su casa también? No se dió cuenta.
—Oh, todos están aquí... Lamento acusar problemas, Mitsuki — Comentó Inko aceitando la taza de café de su amiga, que negó con la cabeza.
— No te preocupes, Inko. Nosotros debemos disculparnos por sacarte de tu casa a la media noche — Murmuró la ceniza mirando de reojo a su hijo, que bajo su cabeza hacia la mujer peliverde.
— Perdón... — Dijo Katsuki apenado, comúnmente no se inclina ante nadie ni por respeto. Excepto por la señora Inko, ella le agrada.
— Ah, eso no es nada. Cómo dije, mientras hijo este interesado en alguien que no sea su trabajo y forme una familia, yo feliz---
—¡Baba!¡Baba! — La voz de Katsuo gateando hacia las piernas de la mujer regordeta, dejaron a todos en silencio.
Observando como el cachorrito se aferra a las piernas de la mujer diciendo aquel intento de vocalización que solo de dice a su abuelos Mitsuki y Masaru, esto lo sabía Inko, Katsuki e Izuku. Por eso se sorprendieron de escuchar a Katsuo decirle eso a Inko.
—¿Cómo me dijiste, mi niño?¿¡Me dijiste baba!? — Exclamó la mujer peliverde sin poder creerlo, con sus ojos brillantes de adoración casi apunto de llorar. Ella tomo al pequeño en sus brazos quien repitió lo mismo que antes.
—¡Baba!¡Baba! — Gritó riéndose apoyando su cabecita en el hombro de Inko. Matando a todo el mundo en esa casa de ternura.
—Ahora eres abuela, Inko — Dijo Mitsuki a modo de juego, todos con una sonrisa en su rostro de ver la escena. La mujer Omega jugo un rato con Katsuo hasta que Katsuki tuvo listo su puré, lo sentó en su silla para bebés, con su babero y le dió la comida a Izuku para que esté se la diera.
El Alpha radiaba felicidad cuando Katsuki dejo que el le diera la comida a su cachorro, Katsuo estuvo más que contento que su padre Alpha le diera de comer. El Omega cenizo volvió a la cocina con su madre e Inko, quien aprovecho la soledad para decir algo.
—Escuche su conversación a escondidas, lo lamento — Dijo la Omega peliverde en un susurró—¿Que harás con Katsuo si vas a estudiar, Katsuki?
El cenizo rubio hizo una mueca, pensando en eso también, si quería estudiar, tenía que dejar a alguien con Katsuo. Sus padres trabajan también, así qué, él era quien se quedaba en la casa cuidando de su hijo.
— Tendré que buscar a alguien o una guardería, aún que eso me dé miedo — Confesó el Omega, si, le daba miedo darle su cachorro a alguien más. No porque pueda acostumbrarse a otra persona, sino por él miedo de que le hagan algo a su pequeño.
— A mi también me da miedo — Respondió Mitsuki, pensando igual que su hijo.
— A mi igual, no se puede confiar en cualquiera a un niño tan pequeño. Y si, ¿Yo te lo cuido? — Propuso la mujer, dejando a Katsuki y a Mitsuki con la boca abierta.
—¿¡QUE, QUE!?
— Señora Inko, eso sería una molestia. No queremos molestarte cuidando un cachorro que no es tuyo — Exclamó Katsuki, bastante avergonzado debe decir. La Omega peliverde sonrió, tomando la manos de Katsuki apretando las mismas.
— No me molesta, he trabajado como cuidadora de niños hace mucho tiempo, un bebé no es mucho para mí. Si eso te mantiene tranquilo para que puedas estudiar está bien, Katsuki. Además, me he comenzado a sentir sola en la casa, un cachorro que sería como un nieto para mí, no es tan malo.
— Señora Inko, no sé que decir...
— No tienes que decir ni agradecer nada, ¡Katsuo acaba de llamarme baba!¡No sabes lo feliz que eso hace a una vieja Omega!
—¡Baba! — Gritó otra vez Katsuo con la boca llena de comida, Izuku sonrió quitando el puré que rebosa de la boca del pequeño.
— Katsuki — Llamó Inko, tocando la mejilla del Omega que sentía sumamente apenado — Tienes que continuar tu vida, aprovecha que mi hijo está tragado por tí, para que salgas adelante. Tú eres perfecto para Izuku, un Omega muy inteligente, y fuerte. Pocos hay como tú, un cachorro no es impedimento para que sigas tu vida. Mira, yo estaba en la misma situación que tú.
—¿Eh?
— Excepto que yo no tuve un Alpha o alguien que me ayudará, estaba sola con Izuku, pero, decidí salir adelante — confesó Inko con una mirada determinada hacia el cenizo — Toma mi consejo, sigue adelante, con tu cachorro y ahora con mi hijo. Puedes hacerlo, no te rindas, corazón.
Katsuki quería llorar, a pesar que la vida a sido muy cruel con él y que fue un irresponsable, estaba siendo bendecido por personas buenas y bondadosas, incluyendo a sus padres que no le cerraron la puerta cuando anunció que estaba esperando un cachorro.
El Omega sentía que no merecía nada de eso, el universo, las personas estaban siendo muy amables con él, no lo soporta, no soporta ser alguien a quien tener lastima pero, cuando ve a Katsuo sonreír en grande, todo se desvanecía, lo hacía por él. Por hacerlo feliz a él. Ni siquiera a su propio persona, sino a su hijo, su cachorrito.
Luego de que el desayuno estuviera listo, las dos familias se sentaron a desayunar juntas. Antes de que los Midoriya se fueran de la casa de los Bakugou, Katsuo lloro al ver que su papa iba cruzar la puerta, Izuku tenía que ir a trabajar.
El Alpha sentía que le arranca el alma a pedazos al ver a su cachorrito llorar a mares, lo que hizo Izuku para tranquilizar a su pequeño, fue intentar que se durmiera en sus brazos. Dejar impregnado su aroma en él, o en una de sus mantas de dormir, así, el cachorro no sintiera su ausencia.
Izuku literalmente se escapó de Katsuo, se paró en la puerta mirando a Katsuki, dejando un beso en la mejilla del cenizo que ronroneó gustoso. Despidiéndose de su Alpha.
—¿Mi... Alpha? — Aquella conclusión hizo que el cenizo pareciera un tómate de pie a cabeza, que hasta Mitsuki se burlo de él. Diciendo que parecía un adolescente hormonal.
Y no importa cuántas veces se moleste, la misma conclusión no iba cambiar, Izuku Midoriya es su Alpha.
•••