Narrador omnisciente:
Sabrina caminaba por uno de los pasillos de hogwarts, de dirigía a su clase, cuando una mano fuerte la tomo por la muñeca y la adentro a un salón.
La pelinegra observa con curiosidad a Remus, no entendía por que la habia hecho adentrar así.
—No hablare con mi padre si es lo que quieres Remus.
El hombre de ojos azules suspira.
—Es tarde Sabrina.—Habla la voz de su padre detras de ella.
Sabrina se da la vuelta para encararlo, quedando frente a frente, la pelinegra levanta su menton para observarlo.
—Supongo que Harry Potter ya te informo.—Habla Sabrina.
—No solo fue Harry, hay miles de rumores hablando sobre eso Sabrina.
—¿Y los crees?
—Al inicio dude, pero cuando Harry me dijo...—Sabrina lo interrumpe.
—Claro y le crees todo a Potter ¿Verdad? Mira te dare un explicación solo por que estoy harta de estos rumores, soy Prefecta de Slytherin, por lo cual debo de estar cerca a el, porqué tambien es Prefecto.
—¿Y que con la amistad de todas esas serpientes?
—Todas esas serpientes me aceptaron primero que mi padre.
—Mantente lejos de los hijos de Voldemort.
Una sonrisa aparece en el rostro de Sabrina.
—Se cuidarme sola, puedo estar con quien me plazca.
—¡Son el enemigo Sabrina, piensa por una vez en tu vida malditasea!
—No, estas equivocado, son tus enemigos, no los mios. Y creeme que pienso muy bien, estoy segura que hasta mejor que tú.
La mano de Sirius se levanta, dispuesta a abofetear a Sabrina, pero Remus se mete en la mitad de los dos, deteniendo la mano de Sirius.
—No te atrevas a tocarla Sirius.—Advierte Remus, el hombre voltea para observar a Sabrina.—Ve a tu clase.
—Gracias.—Dice Sabrina en un pequeño susurro para salir del aula.
Al salir se encuentra con Regulus Black.
—Sabrina.—La saluda este con una sonrisa.
—Hola Regulus, ¿Que tal todo?
—Bien, algo estresado, pero bien.
—¿Por qué estas estresado?
—Tengo que estudiar para el Timos, además de las practicas de quidditch.
—Si gustas puedo recomendarte algunos libros para el Timos, aunque aun me faltan algunos años ya he estudiado.
Los ojos celeste del chico brillan observando a Sabrina.
—Te lo agradezco mucho Sabrina.
Ella sonríe.
—Sirius me busco.—Confiesa Sabrina.
Regulus la mira algo preocupado.
—¿Sucedió algo?
—Intentó abofetearme.
La mandibula del chico se tensa.
—Mi hermano es un completo imbecil.
Sabrina suspira a lo que el chico la detiene para abrazarla.
—Tranquila, te entiendo perfectamente y cuentas con todo mi apoyo.
—Gracias Reggie.
Un carraspeo los hace separarse para observar al causante del ruido, era Mattheo que los observaba interrogante.
—Perdónenme por interrumper el romántico momento.—Habla Mattheo con sarcasmo.
—Cállate.—Sabrina rueda sus ojos.
—Bueno, solo venía a decirte que mi hermano te nesecita.
—Dile que estoy ocupada.
—Discúlpame muñequita pero no soy mensajero.—El pelinegro se acerca a Sabrina para colocar su mano en la mejilla de la chica.—Pero tal vez lo intente si me das algo a cambio.
—Prefiero ir yo misma. Adiós Regulus, gracias por el mensaje Mattheo.—Se despide Sabrina para dejar a los dos chicos atrás y empezar a caminar.
—Esa mujer me encanta.—Suspira Mattheo.
Regulus solo le da una mirada fria para empezar a caminar dejando a Mattheo solo.
Sabrina caminaba por los pasillos buscando a cierto pelinegro de ojos azules, al encontrarlo se acerca a él.
—¿Me buscabas?
—Ya tendremos clase de Astronomia y usted tiene el trabajo, ya se que es un poco distraída así que lo más probable era que no se acordará.
—Exactamente, iré por el.
—La acompaño—Se ofrece el pelinegro.
—Te advierto que no te prestare el teléfono.
—Aburrida.—Se queja el.
—Te recuerdo que el anciano aquí eres tu Riddle.
—Tal vez, pero cuando quiero investigar no me lo permite.
—Ahora es culpa mía.—Habla ella con indignación.
—Pues sí.
—No se como siempre termino aceptando, vamos.
Una sonrisa aparece en el rostro de Tom para empezar a caminar detrás de la pelinegra.
—¿Cuántos te costó?—Pregunta el chico.
—Algunos son algo caros.
—Interesante.
Sabrina asiente mientras se dirigen a su habitación, al entrar ella se dispone a buscar el pergamino rn el cual hizo la investigación.
—¿Y el teléfono?—Pregunta Tom.
—En el armario.
Tom se dirige al armario para buscar dichoso artefacto que habia llamado su atención, el chico rebusca entre las cosas de la pelinegra.
El chico toma entre sus manos un sostén rojo, un sonrojo se esparce en las mejillas de el.
—¡Tom! ¡¿Que haces con eso?!—Sabrina rápidamente le quita el sosten de las manos mientras sus mejillas se tornaban rojas.
—Lo siento, yo...Es que, que bonito sostén.
—¡Tom!
Tom suelta una carcajada, mientras observaba el rostro rojo de Sabrina, ella también empieza a reír, las carcajadas de Tom eran contagiosas.
Las carcajadas de los pelinegros sonrojados resonaban por toda la habitación.
—Malditasea Tom.—Se queja Sabrina entre carcajadas.—Ya, suficiente, vamonos.
—¿Y el teléfono?
—Despues, vamos tarde.
Este pone una mala cara que hace que Sabrina sonría, el chico toma el pergamino y sabrina recoge sus cosas para salir de la habitación.
Ambos caminan a pasos rapidos hacia el aula, en camino hacia esta se encuentran con Fred Weasley.
El pelirrojo se acerca a Sabrina.
—¿Podemos hablar cariño?
—Fred, voy tarde, después.
—¿Después de clases?
—Claro.—Asiente ella con una sonrisa.
—Lamento interrumpir pero no podrá, tenemos que darle una guía a los niños de primer año.
Fred fulmina con la mirada a Tom, ambos mantienen un contacto visual desafiante.
—Bien, entonces puede ser mañana.—Propone ella.
—Bien.—Asiente Fred para despues irse, sin antes darle una mala mirada a Tom.
Una sonrisa aparece en el rostro del pelinegro. Weasley siempre le habia parecido desagradable, ahora lo era aún más.
—¿Vamos?—Propone Tom.
Ella asiente para volver a empezar a caminar.
—¿Le molestó el hecho de que dañara su cita?
—Oh no, tranquilo, entiendo los deberes que debo tener como Prefecta.
Tom asiente, una pequeña sonrisa aparece en su rostro, mientras siguen caminando hacia el aula de Astronomia.
...