Una Venganza Casi Perfecta |...

By readwithday

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𝐓𝐀𝐄𝐊𝐎𝐎𝐊 | "Era un plan infalible, la venganza perfecta, hasta que me enamoré." Ella está rota por dent... More

Una Venganza Casi Perfecta ©
♘ Plantilla ♘
♘ Sinopsis ♘
♘ Prólogo ♘
ACTO I: INFALLIBLE REVENGE
I | Nueva Adquisición
II | Besos y Sesiones de fotos
III | No siempre sabe dulce
IV | ¿Arma Infalible?
V | ¿Él lo hace así de bien?
VI | Un regalo especial
VII | Estaremos Bien
VIII | Se sentía correcto
IX | Algún día
X | Evitar lo inevitable
XI | Un instante de ¿calma?
XII | Corazones en llamas
ACTO II: MILLION REASONS
XIII | La odisea se repite
XIV | Encuentros Inesperados
XVI | Una razón para amarte
XVII | No soy él
XVIII | Lo arreglaré
XIX | ¿Solo amigos?
XX | Te amo
♘ Epílogo ♘
EXTRA I: UN REENCUENTRO, UNA BODA
EXTRA II: PRIMER ANIVERSARIO

XV | Sentimientos Crepitantes

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By readwithday

Jihye se soltó bruscamente del agarre de Taehyung, con lágrimas en los ojos, y se aproximó a su hermano mayor para propinarle una cachetada que a él le hizo girar el rostro hacia la derecha. Jungkook se tocó la mejilla sensible y cerró los ojos; se lo merecía. Claro que se lo merecía después de haber mentido tantas veces.

—¡Eres tan despreciable, Kook! —la muchacha tuvo intenciones de abalanzarse nuevamente hacia su hermano, pero esta vez fue Blake quien impidió aquello arrastrándola hacia atrás, pero eso no le impedía forcejear—. ¡Enamorando a Taehyung mientras estás en una relación con Niall! Él no te merece, ¡No lo hace!

Taehyung alzó la mirada chocándose con los asustadizos ojos de Jungkook y formó una línea recta con los labios.

Ambos corazones dejaron de latir por un par de segundos, intentando procesar lo que acababa de decir Jihye, a sabiendas de que su único objetivo era hacer daño.

—Llévala fuera —tajó Taehyung, apartando la mirada al mismo tiempo que Jungkook. Blake no se opuso, todo lo contrario, a Jihye, que seguía berreando y gritando hacia ellos.

El silencio los inundó cuando en el despacho únicamente quedaron los dos. A Jungkook aún le dolía la cachetada que su hermana le había dado, incluso podía jurar que le iba a quedar una pequeña cicatriz. Había sentido las uñas incrustadas en la línea de su mandíbula. El mayor, por otro lado, simplemente se quedó mirando un punto fijo del suelo, frunciendo el ceño; sin embargo, fue el primero en hablar:

—Debí imaginarlo, ¿no? —carraspeó. Al mayor se le había formado un nudo horrible en la zona central de su pecho—. Intenté negarme a los hechos, pero verte con Niall en el cumpleaños de Namjoon... Debí imaginarlo, sí.

Jungkook se encontraba tan ido en sus pensamientos que ni siquiera le prestó atención.

—¿Cuáles son los albergues? Ha pasado una semana desde que Bam desapareció y... quiero encontrarlo lo más pronto posible.

—Te lo apuntaré en un papel —se dio la vuelta dirigiéndose hacia su escritorio y escribió las direcciones de los albergues donde le habían dicho que quizá podrían tener a Bam—. Si no conoces las zonas, Blake puede...

—Pensé que tú me acompañarías.

Taehyung parpadeó un par de veces, intentando asimilar aquello y alzó la vista para compartir con el menor una mirada llena de duda.

—Yo pensé que tú no querías.

—Bueno, si no tienes tiempo le diré a...

—No —lo interrumpió—. Iremos los dos.

Jungkook cogió su chaqueta y la bufanda de lana para colocárselas y aquello le pareció tan lindo a Taehyung que tuvo que detenerse a observarlo por un par de minutos. Estaba tapado hasta las orejas, con la nariz roja por retener las ganas de llorar y los ojos cristalinos por la misma razón; aquello realmente le parecía una obra de arte.

Salieron de ROYAL y de lejos pudieron ver a Jihye barriendo la terraza del local, se podía distinguir que ella sí se encontraba llorando y ellos, sobre todo Jungkook, no podían negar que aquello les causaba un poco de pena.

—¿Crees que algún albergue tenga a Bam? — preguntó el menor mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

Taehyung lo miró después de colocarse él el suyo y encender el motor. Le traía varios recuerdos tenerlo nuevamente en aquel asiento de copiloto; nunca dejaba que nadie entrara a su auto porque aquel sitio era de Jungkook y de nadie más.

—Sólo espero que sí —esta vez si arrancó el coche en dirección del primer albergue.

En todo momento se mantuvo atento a la carretera, ya que aquellos lugares solían estar alejados del estado debido a la obtención más fácil de terrenos doblemente extensos de los que no podrías lograr encontrar en el centro de la urbanización. Jungkook, en cambio, no despegaba la mirada de la ventana; observando como pasaban los árboles y arbustos. El cielo no estaba bonito hoy, no lo estaba desde hace mucho tiempo atrás, por eso había dejado de mirarlo.

Cuando llegaron al primer destino, el menor no tardó ni dos segundos en acercarse a una ventanilla que había en la puerta de entrada. Taehyung cerró el coche con rapidez y se acercó para enterarse bien de lo que aquel hombre les intentaba decir.

Estuvieron todo el día de albergue en albergue hasta que el mayor recibió una llamada que lo alarmó de la manera más tranquilizadora y feliz posible. Blake había encontrado a Bam husmeando en los contenedores de basura que se ubicaban en el callejón de ROYAL.

—¡Bam! —Jungkook apretujó a su perro entre los brazos sin dejar de proporcionarle pequeños besos a su cabeza. Blake y Taehyung hicieron una mueca, pero los significados de aquella expresión eran totalmente diferentes—. Me preocupaste tanto, pequeño...

Taehyung le hizo un gesto a su guardaespaldas para que los dejara solos en el despacho y así fue. Se acercó a aquel par que tanto amaba y apreciaba para acariciar el lomo de Bam, quien empezó a agitar la cola mostrando su felicidad de tenerlo ahí.

—Me extrañas, ¿Verdad? —murmuró dándole pequeños toques a su de botón—. Yo también los extraño mucho.

Jungkook lo miró sorprendido; sin embargo, se dio cuenta de que le había apartado la mirada tan rápido como se la había dado. Suspiró y, a sabiendas de que el menor no se sentía bien con aquella cercanía, se separó.

—Cuídalo bien la próxima vez.

—Lo haré —Jungkook apretujó más al perro contra sus costillas y una sonrisa casi invisible surcó sus labios, acto que le gustó mucho a Taehyung. A pesar de todo, estaba sonriendo. Cerca de él, lo estaba haciendo—. Gracias por recorrer los albergues conmigo, aunque finalmente apareció aquí.

—No te preocupes. Amo a este pequeño travieso —le volvió a hacer mimos a Bam sin darse cuenta de la cercanía con el menor, por lo que cuando alzó la mirada era evidente los pocos milímetros de lejanía que compartían—. ¿Quieres que hable con Jihye?

—¿Por qué? —el menor dio un paso hacia atrás, parpadeando y bastante confundido.

—Ella es muy inmadura e impulsiva, ¿Crees que te reclame algo?

—Lo hará, pero no importa —Jungkook cogió camino hacia la puerta de salida del despacho y desapareció de su vista.

Tuvo que suspirar para sentirse un poco más aliviado y se dejó caer en el sofá cerrando los ojos. Desde que Jihye regresó a sus vidas, todo se había vuelto patas arriba.

Cuando Jungkook entró en el departamento, tuvo que retener a Bam en sus brazos para que las patas de este no se cortaran con los trozos de cristal que se encontraban esparcidos por el suelo de su departamento.

Frunció el ceño y a medida que se iba adentrando en la estancia se podía escuchar con más facilidad los sollozos de alguien. No tenía que ser adivino para saberlo, por lo que sintió rabia y no era un sentimiento bonito cuando se dirigía hacia su hermana pequeña.

Dejó a Bam encerrado en el baño para poder recoger todo lo que Jihye había destrozado. No quería pensar nada fuera de lo normal, pero esto le hacía dudar sobre la salud mental de su hermana y no iba a ser bonito tener que pedir un examen psiquiátrico para ella. Suspiró desechando aquellos pensamientos y abrió la puerta de su habitación para llevarse las manos a la cabeza.

Jihye había sido como un huracán arrasando toda su alcoba. La cama tenía las sábanas rasgadas y machadas de polvo; los cajones de su mesita de noche se encontraban esparcidos por el suelo con nada en su interior; en su espejo había explotado los botes de maquillaje; sus ropas también se encontraban por el suelo, pisoteadas y rasgadas. Lo peor de todo era que Jihye había entrado con una intención clara: buscar la evidencia que le diera por sentada una posible existente relación entre Taehyung y él.

Desvió la mirada hacia su baño privado y supo que de ahí provenían los sollozos. Esto superaba sus límites, esto era demasiado como para seguir aguantando las niñerías de su hermana menor.

Cuando entró al cuarto de baño era lo mismo. Todo destrozado, todo hecho mierda. Apretó la mandíbula intentando reprimir su rabia y lo único que hizo fue coger el brazo de Jihye para ponerla de pie.

—Te vas de mi casa, Jihye —espetó, guardando sus ganas de gritarle—. No puedo aguantar más esto. Se acabó. Tu maldito juego se acabó.

La menor de los Jeon simplemente sollozó y habló entre lágrimas.

—¿Eres tan cruel de dejarme en la calle junto a mi bebé? ¡Encima de puta, mala perso...

Jihye jadeó de dolor cuando su débil cuerpo fue tirado hacia la cama. Ahora no era la única que lloraba, todo este jaleo había hecho despertar a Minseok y el pequeño no dejaba de llorar a pleno pulmón.

—Tú te vas de aquí y hasta que no consigas un lugar decente para vivir, mi sobrino se queda conmigo —bramó, totalmente seguro de lo que decía. Ya estaba hasta la coronilla de toda esta mierda, no tenía por qué aguantarla, ni mucho menos presenciarla cuando se suponía que ya no tenía nada que ver con Kim Taehyung—.

¿Entendiste?

—Voy a denunciarte por secuestro —musitó la muchacha, haciendo sus cabellos hacia atrás. Jungkook realmente se apenó al darse cuenta de que la misma niña bonita e inteligente que tenía por hermana había desaparecido por completo.

—Atrévete. Veremos quién gana —apretó la mandíbula tensándola—. Prácticamente, viniste de Bellflowers pidiendo techo, comida y apoyo. Asuntos sociales podría darse cuenta de lo mal que lo estás haciendo y me darán la...

—¡No! ¡Mi hijo se queda conmigo!

—Pues ve buscando un sitio donde vivir, que sea medianamente decente. Tampoco voy a dejar que críes a Minseok en una pocilga.

Jihye se llevó las manos al rostro para volver a llorar. Antes podía sentir como su corazón aflojaba las cadenas al verla en ese estado, pero esta vez era muy diferente.

No era lo mismo.

Sus sentimientos habían cambiado y, aunque no le gustaba, su corazón ya no era tan cálido como antes. Ni siquiera para la familia, sobre todo para alguien que le estaba haciendo tanto daño emocional.

Cogió al bebé en brazos y lo arrulló mientras se dirigía hacia su habitación. Hizo un pequeño tendido con mantas gruesas en el suelo y colocó al pequeño ahí una vez que se tranquilizó y empezó a sonreír agradado por los mimos que su tío le daba. Él, en cambio, se dispuso a ordenar todo lo que Jihye se había encargado de destrozar.

Abrió la puerta de su armario empotrado y miró el compartimiento secreto que tenía, aquello le indicaba que Jihye no había podido dar con él y las fotografías que compartía con Taehyung seguían siendo sólo exclusividad suya. Ordenó todas las ropas que se salvaron y lo demás lo tiró, aunque le doliera al ver que se trataba de buenas marcas.

Para cuando terminó, toda la casa se encontraba sumida en un gran silencio. Minseok se había dormido en aquel tendido de sábanas y, al parecer, Jihye también había caído dormida después de montar todo su show melodramático. Él se sintió agotado de todo; no fue un gran día y estaba exhausto por completo.

Colocó al bebé sobre su cama y a la izquierda puso una alargada almohada de barrera por si tenía la idea de moverse hacia los lados una vez que se despertara. Él se acostó a la derecha, un poco alejado de su sobrino, para que no saliera de su gran sueño. Cerró los ojos por unos segundos y suspiró rendido.

Su instinto de hermano mayor no desaparecía y aunque era consciente del daño que Jihye le estaba provocando, empezaba a arrepentirse de tratarla tan mal. Ellos habían sido tan mimados por sus padres que cuando faltó uno de los dos todos cambió radicalmente, pero al parecer sólo causó huella en él. Jihye seguía siendo la niña caprichosa que si no conseguía lo que quería hacía un berrinche innecesario.

Taehyung se coló en su mente, haciéndole recordar el momento que pasaron los tres juntos, donde le había dicho a su hermana que lo amaba. Era la primera vez que escuchaba aquello por la boca del mayor, y aunque le dolía escucharlo en unas condiciones así, su corazón había quemado de una manera extrañamente bonita.

Suspiró y dejó que aquellos pensamientos volaran lejos de él. Aunque no quería quedarse dormido, el agotamiento lo venció, dejándolo completamente fuera de sí.

Jungkook no quería celebrar su cumpleaños. No sentía las mismas ganas que tiempo atrás para celebrar un año más de vida; sin embargo, eso no significaba que se quedaría como un muerto en su día. Invitaría a las personas más allegadas a él para tener una pequeña y sencilla comida en su departamento, además Minseok llevaba viviendo con él un par de semanas ya, desde que le dio ese ultimátum a su hermana.

Jihye se había ido de casa tranquilamente, diciéndole que haría hasta lo imposible para encontrar un buen lugar donde vivir con su hijo. Pero él sabía que le costaría, que una vez que ella se diera cuenta de cuan dura era la vida, vendría a pedirle perdón y claramente, él haría lo mismo. Sólo esperaba volver a tener a su hermana pequeña, la misma de siempre, la que nunca se enamoró de quien no debía.

Ahora mismo se encontraba en el supermercado haciendo unas compras necesarias para la semana, pero iba solo. Jimin le había insistido tantas veces en dejarle al bebé que cuando vio la oportunidad, lo hizo. Él sabía que su mejor amigo lo hacía con otras intenciones, ya que tiempo atrás le comentó sobre la adopción y, al parecer, Namjoon no se veía tan seguro de ello, por lo que Jimin planeaba enseñarle con Minseok lo bonita que era la vida cuando se formaba una familia.

Cabía destacar que también tenía unas terceras intenciones. Namjoon no le pedía matrimonio a Jimin ni con una pistola apuntándole en la sien, así que si llegaban a aceptar la adopción; claramente tenían que ser un matrimonio oficial.

Se puso de puntillas para coger un paquete de azúcar del estante, le costó, pero finalmente lo consiguió y una vez que lo dejó dentro de la cesta pudo ver que se encontraba al lado de alguien muy conocido para él.

No evitó reír levemente, animado por la situación.

—Hola, Seojoon.

El muchacho lo miró con una sonrisa, la cual siempre diría que la había visto en otra parte, pero no estaba muy seguro.

—¿Qué tal, Jungkook?

—Aquí... —se mantuvieron un momento en silencio, hasta que él mismo lo rompió: —¿Qué tienen los supermercados? Esta vez no rompí nada de tu compra.

Seojoon soltó una pequeña risa que le hizo cosquillas en el vientre bajo; sin embargo, lo ignoró olímpicamente. Ambos siguieron comprando, acompañándose mutuamente y hablando sobre sus planes navideños. Jungkook pensó que el hombre era demasiado perfecto para poder existir: tenía una carrera en psicología, con su propia clínica de salud mental en Seúl y, joder, su sentido del humor era muy bueno.

Le agradaba bastante.

Demasiado, diría él.

—Seojoon, te quería invitar a mi fiesta de cumpleaños.

El mayor abrió los ojos sorprendido por la propuesta, asustándole un poco, pero todo cambió cuando este mismo asintió mientras sonreía alegremente.

—Estaré ahí.

—Te mandaré mi dirección con Namjoon —le dijo mientras pagaba su compra—. ¡Nos vemos, entonces!

—Ten un bonito día.

El menor sonrió mientras cogía las bolsas de plástico.

—Tú también.

Salió del supermercado con una sonrisa plasmada en los labios hasta que otro rostro bastante conocido se hizo presente frente a él. Nunca creyó en las casualidades, pero en este momento se hacía inmediatamente fanático de ellas, porque encontrarse a Taehyung, apoyado en una columna del aparcamiento de coches, no parecía para nada una grata sorpresa del karma.

Cuando ambos chocaron miradas, el menor rápidamente la apartó para abrir su coche y meter las bolsas en el maletero. Sentía los ojos de Taehyung, sobre todo su cuerpo y aquello lo estaba poniendo muy nervioso; no quería mostrarse de esa manera, pero sus piernas empezaban a temblar y no era porque quería ir al baño.

Maniobró el volante del coche para salir de su zona de aparcamiento y, por obligación, tuvo que pasar por un lado de Taehyung. Volvieron a mirarse y esta vez sí se saludaron para después darle marcha al coche y salir temblando de ahí con un enjambre de abejas en su estómago. Últimamente, se lo encontraba hasta en la sopa y aquello lo empezaba a hastiar de sobremanera, porque los recuerdos lo inundaban súbitamente.

Soltó el aire retenido en el pecho y, para distraerse, encendió la radio. Cambió un par de emisoras hasta que se cansó y tuvo que concentrarse en la carretera, más no logró su cometido como quería.

Su auto se inundó en una melodía lenta y melancólica, mezclada con la hermosa voz de Lady Gaga, quien cantaba su nueva canción "Million reasons". Parpadeó un poco confundido cuando su corazón empezó a latir con más intensidad, un sentimiento de identificación con la letra de la canción se hizo presente en su órgano vital.

"I've got a hundred million reasons to walk away... but baby, I just need one good one to stay."

Con manos temblorosas, empezó a tocar todos los botones de la radio para cambiar de emisora rápidamente. Al tener un semáforo en rojo, aprovechó para tranquilizarse un poco, apoyando la frente sobre el volante, respirando pesadamente y apretando los ojos para que las lágrimas no empezaran a salir.

Él tenía un millón de razones para alejarse, ¿Por qué le estaba dando el beneficio de la duda a Taehyung?

Cuando llegó al departamento de Jimin y Namjoon esperó encontrarse a su sobrino envuelto de amor y cariño por parte de la pareja; sin embargo, fue todo lo contrario.

Nada más entrar en aquel nidito de amor vio al mayor tirado en el suelo, todo abierto de piernas y brazos, como si se tratara de una estrella de mar, exponiéndose al sol y con la cara llena del polvo de cereales que le daban a Minseok para comer.

Su mejor amigo, por otra parte, se encontraba sentado en la barra de la cocina, con la cabeza metida entre sus brazos cruzados, soltando quejidos de dolor y con el pelo lleno de talco de bebé.

Minseok era lo más divertido en aquel cuadro. Su hermoso e inteligente sobrino se encontraba dando patadas al aire mientras mordía y babeaba su manta para dormir, acostado sobre uno de los sofás del salón. Juraba que lo había visto sonreír con malicia, como diciendo que aquel par no eran dignos contrincantes.

—Tengo un trauma, vas a tener que pagarme las sesiones con el psicólogo —le dijo Jimin entregándole la pañalera del bebé. Realmente empezaba a pensar que estaban exagerando, para él no era tan difícil cuidar de un bebé.

—¿No qué querías adoptar?

—¡Y una mierda! —exclamó Namjoon desde el baño. Al parecer se estaba lavando la cara.

—Ya lo escuchaste —su mejor amigo lo empujó fuera del departamento junto con el bebé, quien se reía inocentemente—. No vuelves aquí con ese pequeño demonio.

—Pero sí es un án...

Y el imbécil le había cerrado la puerta en las narices. Miró a su sobrino con una sonrisa, quien balbuceaba y azotaba el aire con los brazos.

—Tío Jungkook te dará una recompensa por conseguir hacer cambiar de opinión al odioso de Park —bromeó mientras bajaban por el ascensor.

Taehyung tomó varias bocanas de aire sintiendo como el corazón le palpitaba fuertemente contra el pecho. Ahora no tenía por qué engañarse así mismo y decir que le asustaba este tipo de reacciones cuando veía a Jungkook por la calle. Confesando sus sentimientos hacia Jihye, era prácticamente como si lo hubiera gritado a los cuatro vientos y, gracias a ello, se sentía tan liberado emocionalmente.

—Eh, podrías ayudarme un poco, ¿No? —la voz de Seojoon lo sacó de sus cavilaciones y simplemente asintió para cargar un par de bolsas más.

Cuando entraron al coche, salieron del aparcamiento subterráneo y ambos se dieron cuenta de que el coche de Jungkook se encontraba al principio del semáforo en rojo; sin embargo, decidieron no expresarlo o decir algo.

Aún cuando eran hermanos, se sentían un poco desesperados por el incómodo silencio formado y el mayor de los dos decidió buscar su emisora favorita en la radio del coche, cuando la encontró subió el volumen al mismo tiempo que sonaba una melodía suave, entremezclada con la voz de Lady Gaga.

"I how down to pray, I try to make the worts seem better. Lord, show me the way to cut throungh all his worn out leather."

Tanto Seojoon, como el menor, se miraron nerviosamente a la vez. Dejaron que la canción fluyera a medida que se movían hacia el departamento y cuando finalmente acabó simplemente dejó un rastro más de incomodidad entre ellos dos.

—Por cierto —habló Seojoon mientras cerraba la puerta del copiloto, captando la atención de su hermano—, me han invitado a una reunión por el cumpleaños de Jungkook.

—¿Cómo? —Taehyung tuvo que volver a preguntar para cerciorarse por completo.

—Que he sido invitado al cumpleaños de Jungkook —repitió—, ¿Te molesta que vaya? Lo conocí un poco más en la fiesta de Namjoon.

—¿Un poco más? —el menor de los dos frunció el ceño, intentando esconder sus expresiones, mientras cogía la mayoría de compras del maletero.

—Aja... He coincidido casualmente con él hace poco más de un mes atrás.

—¿Por qué no me lo dijiste?

Cuando entraron al departamento Nadia los saludó efusivamente; sin embargo, la sonrisa se le borró cuando vio que el par de hermanos iba hablando muy seriamente. A lo largo de los años con los que había vivido criando a la descendencia

Kim aprendió que primeramente debía dejarles espacio y, si la cosa se tornaba un poco más peligrosa, intervenir con sutileza.

—Pensé que sería irrelevante para ti —el mayor sabía que eso no era cierto; sin embargo, quería ver las reacciones reprimidas de su hermano—, pero si tú no quieres que vaya no lo haré.

—No... No importa —con la mirada perdida, Taehyung empezó a colocar las comida donde debía ir —. ¿Qué le vas a llevar de regalo?

El mayor carraspeó al intentar reprimir una pequeña risa.

—No lo sé, ¿Qué me recomiendas?

—Supongo que cualquier cosa estará bien...

—Me di cuenta de que adora los suspiros —soltó, observando cada movimiento y expresión contraria.

Y efectivamente, a Taehyung se le resbaló una bolsa de arroz hacia el suelo. Conocía tan bien a su hermano pequeño que nunca antes lo había visto tan torpe cuando se trataba de nombrar a alguien —o relacionado con ello—, le sorprendía que reaccionara de esa manera por Jungkook.

—Creo que Namjoon conoce la pastelería donde venden los mejores suspiros —respondió el menor después de recoger lo que había hecho caer.

—De acuerdo, quizá le regale una bolsa de esos dulces y algo más —colocó un par de cosas más en la alacena correspondiente y sonrió mirando al otro —. Gracias, hermano.

—No es nada.

Taehyung soltó una bocanada de aire, mientras se apoyaba con las manos en el mármol de la isla. Su hermano había salido de la cocina poco antes, por lo que ahora sí podía expresarse con mayor tranquilidad.

Metió las bolsas vacías en un cajón de por ahí y caminó hacia la puerta de salida sintiendo encima la mirada confusa de su padre. Nadia se encontraba regando las flores en el balcón del departamento, por lo que era ignorante hacia su partida, en cambio, no sabía dónde se había metido su hermano mayor, pero tampoco le importaba mucho.

—Voy a ROYAL —dicho esto, y escuchando las preguntas de su progenitor a lo lejos, cerró la puerta tras él.

Cuando entró a la cochera de la urbanización supo que Seojoon había salido un poco antes de él, ya que su coche no se encontraba aparcado en una de las plazas. Seguro había ido a comprar el regalo para Jungkook, pero eso a él no le debería incumbir, aunque también tendría que estar pensando en algún regalo discreto para el castaño.

Bien, estaba más que seguro que Jungkook no lo quería en aquella extraña reunión, así que tampoco iría a estropearle su momento único; sin embargo, no podría quedarse quieto viendo como los demás le daban amor cuando él también podía hacerlo... de manera más distante, pero haciéndolo.

Cuando aparcó frente a las puertas de ROYAL entró tranquilamente, captando el aroma a pan caliente, tecleando distraído en su teléfono móvil. La mayoría de las mañanas venía gente a consumir, pero de manera diferente porque también lograron captar una estética de cafetería-bar. De acuerdo, pregunten al diseñador de interiores como mierdas había logrado aquello, pero le estaba ayudando bastante respecto a la clientela.

Escuchó una voz no muy agradable para sus oídos y vio a una de las camareras cantando tras la barra mientras pasaba un trapo por toda ésta misma. —Because you're giving me a million reasons, give me a million reasons, giving me a million reasons... about a million rea...

—Charlotte —guardó el teléfono en su bolsillo delantero del pantalón y vio como la camarera daba un brinco sorprendida. Se acercó a la barra con paso firme—, si sigues berreando así vas a espantar a los clientes... —frunció el ceño al escuchar una melodía suave de fondo—. ¡Y quita esa maldita canción!

—Pero señor... es la emisora favorita de...

La mujer, al ver la mirada desafiante de su jefe, simplemente tuvo que hacerle caso y poner otra emisora de la radio. Algunos clientes miraban divertidos la escena, mientras que otros se quedaban confundidos por lo mismo.

Taehyung, ignorando las miradas que había encima de él, caminó hasta el pasillo privado viendo el ancho cuerpo de Blake a un costado.

—¿Namjoon está aquí?

—Si.

—¿Está solo o con Jimin? —le entregó las llaves de su auto.

—No. Su hermano acaba de llegar hace diez minutos y está en el despacho con él.

Taehyung frunció el ceño y simplemente asintió. Caminó por todo el pasillo con intenciones de entrar a su propio despacho; sin embargo, la curiosidad le pudo cuando escuchó la ligera risa de su hermano mayor proveniente del despacho de Namjoon.

Los guardaespaldas seguían ensimismados en las camareras del local, así que aprovechó esa ocasión para acercarse a la puerta de donde venían las voces. Realmente iba a tocar la puerta para unirse a la charla, más quedó con los nudillos a dos centímetros cuando el nombre de Jungkook se escapó de los labios de Seojoon.

—Bueno, él cumple años mañana, pero tenemos la idea de hacerle una sorpresa hoy en la noche... —un prolongado silencio le hizo fruncir el ceño—, hasta que amanezca, ya sabes.

—Me parece estupendo —esta vez la voz de Seojoon fue la que se hizo presente—. No sé dónde se encuentra la zapatería esa, pero no es ningún problema cuando tengo a mi precioso GPS.

—Jungkook vive a dos puertas de aquella tienda, pero hacia la derecha.

—Sí, como sea —el par de mayores volvió a reír —. Bueno, gracias por darme la dirección. No faltaré.

Taehyung se hizo para atrás, con los ojos ligeramente abiertos, y corrió hacia su despacho para encerrarse ahí. Lo que no se imaginó fue encontrarse a Jihye, de cuclillas, frente a los cajones de su escritorio, mirando con lágrimas en los ojos las tantas imágenes que tenía con Jungkook.

—Taehyung... Yo, yo puedo explicarlo.

Jungkook se encogió soltando carcajadas llenas de felicidad cuando todos sus seres queridos lo acorralaron para abrazarlo.

Entre ellos pudo distinguir a Niall, quien le agarraba de los hombros, enterrando el rostro en su cabello; Jimin le rodeaba también, pero por atrás, mientras que Namjoon ejercía fuerza contraria para alejarlo de él como todo un novio posesivo.

Muchos de sus compañeros de trabajo también estaban a los costados gritándole que se estaba haciendo un año más viejo y que moriría solo con cuarenta perros y gatos.

De hecho, hasta le sorprendió ver a gente de ROYAL con la que había afianzado lazos amistosos, pero ese día se encontraba tan feliz que no le importó en lo absoluto. Disfrutaría con las personas que habían hecho posible esta sorpresa tan grata.

Tuvo que parpadear repetidas veces cuando vio a Seojoon apartar con cuidado a Niall para después sonreír hacia él de forma cálida.

—Felicidades.

—¡Muchas gracias! —rodeó los hombros del hombre cuando este lo abrazó. Tuvo que separarse cuando escuchó los llantos a pleno pulmón de su sobrino—. ¿Y Minseok?

—Aquí —Judy, la que fue mejor amiga de Jihye, se acercó a él con una sonrisa mientras arrullaba al pequeño humano llorón—. Muchas felicidades, Jungkook.

—Gracias —le dedicó una sonrisa y después intentó coger a su sobrino; sin embargo, Jimin lo apartó con suavidad—. ¿Qué ocurre?

—Hoy es tu noche, ¿Verdad? —compartieron una mirada mientras que todos los presentes se dispersaban por el departamento—. Te has desvelado muchas noches por cuidar y proteger a tu sobrino, ¿No crees que ahora te debes desvelar por tu cumpleaños?

Jungkook dudó por un segundo y miró a su sobrino en brazos de Judy. Confiaba en la mujer, desde siempre había dicho que era muy buena influencia para su hermana menor; responsable y tranquila.

Asintió lentamente y, como si se tratara de un rayo, fue llevado hacia el centro del departamento mientras a lo lejos se veía como la chica salía de casa junto con el bebé.

—Disfruta esto —Niall, con ojos brillantes, le pasó un vaso enorme de color rojo. Olió el contenido y al instante supo que se trataba de alcohol, confiaba en sus amigos, así que le dio un trago sintiendo como el líquido le quemaba la garganta.

Lo necesitaba. Realmente lo hacía y disfrutaría está noche como si fuera la última.

De repente, su departamento se convirtió en una sala privada de cualquier pub y lo único que se podía escuchar era la música chocando contra las paredes. Todos bailaban y gritaban, bebían y comían lo que pillaban en la nevera, se embriagaban y disfrutaban con la fiesta improvisada.

Jungkook se sentía jodidamente a gusto, moviendo las caderas junto a Jimin mientras la mirada de varias personas se posaba sobre ellos, al igual que agradecían que Namjoon, con su porte, los espantara.

Cuando vio que uno de ellos se trataba de Seojoon, sonrió un poco y lo atrajo hacia él mediante el cuello de su camisa, intentando que se viera de manera divertida para todos. Tuvieron que juntarse más cuando los demás se unieron a la pista de baile improvisada, ya que la canción que estaba sonando ahora era demasiado bueno como para perdérsela.

—¿Te estás divirtiendo? —se acercó a su oído para que pudiera escucharlo. Se espantó un poco cuando el perfume, que Taehyung también utilizaba, le inundó las fosas nasales.

—No vengo a este tipo de fiestas desde que era un adolescente —Seojoon, sin tocarlo siquiera, se acercó también para hablarle. Él, en cambio, se apartó un poco para empezar a bailar—, pero sí me está gustando.

La risa de Jungkook fue ahogada por la música y, sin importarle que Namjoon les estuviera mirando como si se trataran de seres extraños, se giró para empezar a bailar. Tuvo que cerrar los ojos por unos segundos, dejándose llevar por el olor a alcohol y el carísimo perfume que, al parecer, Taehyung y Seojoon compartían casualmente.

Un destello de recuerdos sobrepasó por su cabeza, haciéndole recordar lo siguiente:

"—Te tengo a mis pies, ¿No es así, Kim? — colocó las manos de Taehyung bajo las suyas, dejándolas sobre su cintura y aprovechó como la música del bar se colocaba por el despacho para seguir el ritmo de aquella canción y empezar a bailar sensualmente. Sus caderas se movían lentamente de un lado para otro y escuchar aquella melodía junto a los leves jadeos que soltaban los labios de Taehyung le motivaban todavía más para seguir haciéndolo."

Cuando, sin querer, alguien los empujó suavemente, tuvo que separarse abruptamente y abrir los ojos con la respiración agitada por el recuerdo vivido. Se llevó la mano al pecho y sintió el cuerpo ajeno tras él suyo. Con las mejillas calientes, se giró apartándose con cierta brusquedad.

—Ah... Creo que he bebido demasiado.

—Jungkook —escuchó la voz de un hombre que parecía ser compañero de trabajo suyo, no estaba muy seguro—, alguien te está buscando.

—¿Quién? —se disculpó del otro con una sonrisa nerviosa y siguió al muchacho que lo había salvado inconscientemente de pasar vergüenza. Cogió su chaqueta y una bufanda de lana que se encontraba por ahí y abrió la puerta de casa.

—El conserje sólo dijo que alguien te estaba esperando abajo —el chico se rio un poco y volvió a entrar en el departamento desapareciendo de su vista.

Cuando giró para encaminarse hacia el ascensor, una escena muy inesperada chocó contra sus ojos vidriosos por el alcohol. Había un muchacho de cuerpo menudo, pelo medianamente largo y de piel pálida, siendo acorralado y besado violentamente por nada más y por nada menos que Niall. Se hizo hacia atrás, llevándose la mano hacia la cabeza.

Hoy estaba siendo una noche de locos, sin duda alguna.

Se sintió un poco mejor cuando proceso lo que acababa de ver. No sabía cuanto tiempo exactamente había estado Niall enamorado de él, pero le alegraba tanto que estuviera conociendo a nueva gente para tener más oportunidades en el amor. No era bonito tener que dejarlo en la friendzone a cada nada, pero no podía pedir disculpas por sus sentimientos.

—Oh, Jeon. Siento interrumpir tu fiesta de cumpleaños —el hombre le sonrió un poco avergonzado, desde su puesto de trabajo.

—No, no pasa nada —gesticuló un movimiento de mano para quitarle importancia, logrando que el conserje riera un poco.

Pero sí pasaba.

Claro que lo hacía.

Taehyung estaba parado frente a él, tapado de cuello para abajo por una gabardina de color negra, con las manos metidas en los bolsillos de estas y el cuerpo relajado.

Ambos se miraron sin ejercer ningún movimiento, incluso podrían decir que no pestañearon durante ese laxo de tiempo. Jungkook, como estaba un poco mareado, tuvo que sostenerse de una columna viendo como el mayor se alteraba e iba a sostenerlo por la cintura para que no cayera al suelo de bruces.

Cerró los ojos sosteniéndose a los hombros de Taehyung y, tomando una bocana de aire inhalando aquel aroma almizclado que hacía revolotear las mariposas en su estómago. Luego de unos segundos logró estabilizarse. Al abrir los ojos, tuvo ganas de desaparecer; estaba ahí, mucho más apuesto que la anterior vez y con los ojos tan brillantes como la luna.

—Feliz cumpleaños, Jungkook.

Dio un respingo y apretó los hombros del pelinegro por inercia.

—Gracias.

Taehyung carraspeó un tanto incómodo y se alejó poco a poco, sacando de su gabardina una caja rectangular envuelta en papel de regalo dorado. El castaño se quedó mirando aquel obsequio y el corazón se le disparó hacia la garganta. Con manos temblorosas lo tomó y alzó la mirada para ver la sonrisa ajena y apenada.

—Por favor, míralo. No lo tires —pidió, con los ojos extrañamente vidriosos, apenas imperceptible.

Jungkook observó la caja dorada sobre sus manos con fascinación, un tanto curioso y confuso, y cuando alzó la mirada de nuevo, Taehyung ya no estaba frente a él.

Había desaparecido.

—Day, lovetaejeon 🧸

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