Habían pasado algunos días desde que se mudaron a aquel departamento, Desde entonces, kakucho entró a la primaria junto con izana, quién obviamente era unos grados mayor.
Mientras tanto, t/n estaba en la preparatoria.
Más precisamente en la misma que Shinichiro, ya que esté insistió demasiado.
Lo ignoraba, pero izana escuchó la conversación y opinó que sería "genial", así que no tuvo más opción.
Era dos grados menor que Shinichiro, ya que ella tenía 15 y el 17.
Aunque él actuaba cómo si ella tuviera 10.
Era ciertamente molesto con su seguridad, aunque sabía que ella era más fuerte que él.
Bastante tonto, pero "amable" de cierta forma.
De igual forma, no se quejaba.
Shinichiro costeaba la educación de los tres, así que no volvió a insultarlo.
Pero, ella también empezó a trabajar, por lo que ella pagaba la comida, servicios, etc.
No sabía ni cómo le habían dado los tiempos, pero estaba agradecida con las personas que la contrataron a pesar de su edad y situación.
No parecía ser tan malo.
La chica tallaba con furia aquella mancha.
Un cliente había derramado un "poco" de café sobre la mesa, pero esa maldita mancha no se quitaba con facilidad.
Estuvo unos largos minutos hasta que por fin salio, pero estuvo a punto de usar el tenedor para simplemente raspar la superficie.
Pequeños detalles.
Tomó una servilleta y la paso por su frente, no había nadie en la cafetería, por lo que le dió bastante igual.
Se relajó unos momentos, o bueno eso intentó, hasta que la pequeña campana de la entrada sonó.
Suspiró y tomó su bandeja, se giró hacía la puerta pero inmediatamente desvío la mirada.
Eran ellos.
Quería que la tierra se la tragara, le había gritado y golpeado al amigo de esos dos.
Y si volvían para vengarse?
[...]
-"Oh, no sabíamos que trabajabas aquí, linda"-
"Que mierd-?"
-"Tu eres la... Hermana? Amiga? De Shin"- habló el moreno de gran estatura, mirando fijamente a la de orbes lavanda, quién mantenía un ceño serio y frío, pero a la vez estaba un poco incómoda.
-"Ah, sí. Ustedes son los amigos de Shinichiro-san.... Gustan pedir algo?"- preguntó cortéz la fémina, no los conocía para nada, así que desvío la pregunta y esperó que no fueran unos idiotas.
-"Exacto, me llamo Arashi Keizo, pero me dicen Benkei. Y el es Imaushi Wakasa, tu debés ser t/n, verdad?"- Se presentó de forma amigable el grandote, su personalidad no encajaba mucho con su aspecto, o eso es lo que pensaba la Kurokawa, el ceño del mayor era bastante suave cómo para ser tan... fornido?.
El Imaushi simplemente asintió, su mirada estaba fija en la fémina, quién había notado la fuerte mirada del chico.
-"que descarado.."- no pudo evitar pensar, la miraba tan fijamente sin descaro, aunque sinceramente no le incomodaba mucho, estaba acostumbrada a recibir ese tipo de miradas al ser "exótica".
Más de una vez le dió asco esa palabra.
-"Sí, me llamo t/n, es un gusto." Hablo un poco cortante ella.
-"Lindo nombre, igualmente es un gusto!" El entusiasmo del moreno se le hizo bastante agradable, hasta un poco lindo.
-"gracias."- ella agradeció por lo bajo. -"desean pedir algo?"- volvió a hacer la pregunta.
Terminó de colocar los cafés y la porción de tarta en la bandeja.
Se dirigió a la mesa de los chicos con el pedido, acomodó todo sobre la tabla de madera y luego de recibir un "gracias!" De parte del moreno, y otro agradecimiento en forma de susurro de parte del Imaushi, se retiró hacía la cocina otra vez.
Lamentablemente no podía quedarse hablando con ellos, habían entrado más clientes y necesitaba seguír con el trabajo.
Aunque le hubiera gustado seguir conversando. parecían agradables, o por lo menos el grandote.
Trabajó unas cuantas horas más, los chicos se habían retirado junto con los demás clientes, ya había pasado la hora del cierre y se encaminaba hacía su casa, dónde al parecer se encontraría sola ya que izana y kakucho estaban con Shinichiro.
No se molestó en recriminarle nada al Sano, estaba tan cansada e irritada que no tenía ganas de discutir, así que simplemente lo dejó ser.
La noche era fría, pero la brisa era agradable, el ambiente de la calle solitaria al contrario de producirle temor, le daba paz.
Obviamente, no dudaría mucho
-"que linda sorpresa encontrarte aquí, Atenea..."- soltó una risa el masculino, quién se escondía entre las sombras.
-"que mierda querés, cobarde?, si tan hombre eres ven y da la cara."- exclamó con molestia y desafiante la morena, que usen aquel apodo solo podía significar una cosa.
Pelea.
Y justamente ahora no le molestaría quitar algunas dentaduras.
-"eh? Eres muy grosera para ser una dama"- dijo aquel hombre, quién fue delatado por el tono de su voz que estaba notablemente molesto por la desafiante voz de la chica.
-"eres demasiado engreída para ser una simple colegiala, "Atenea"- habló otra voz, ahora aquellos hombres estaban frente a ella, riéndose de su "delicada" apariencia.
Ellos realmente no se creían los rumores sobre ella.
Fueron a comprobarlo en persona, y si que se sorprendieron al ver que la temida Atenea era una simple chica de aspecto un tanto... Exótico, pero lindo. Su altura también era algo un poco inusual, ya que estaba por encima del promedio. Pero se veía bastante "normal".
Por lo que estaban bastante confiados.
Y esa misma confianza sería su perdición.
El moreno no podía creer lo que veía, tuvo que parpadear bastantes veces y frotarse los ojos para confirmar que no estaba drogado.
Aquella chica, acababa de destrozar a dos hombres?
Sabía que ella era fuerte, después de todo el puñetazo que se llevó Shin no pareció una simple caricia, pero ver ésto era realmente....
Fascinante.
-"t/n? Que- cómo?-" tenía tantas preguntas que no sabía por dónde comenzar, dónde había aprendido a pelear así?.
-"eh? Ah.. Keizo, eres tú." La de orbes violeta observó al mayor, quién parecía incrédulo, y estaba justificado, no muchas chicas en Japón sabían o siquiera estaban interesadas en pelear.
-"dónde aprendiste a pelear así?"- fue lo único que pudo gestionar. La menor simplemente argumentó un simple -"no es de tu incumbencia"- y se fué, siguiendo su camino.
-"que fría" no pudo evitar pensar el jóven, quién al ver la poca importancia que le dió ella suspiro y se acercó a pasos rápidos.
-"ey, si necesitas un lugar para entrenar.." le entregó una tarjeta de presentación, junto con una dirección. -"Wakasa y yo tenemos un gimnasio, puedes pasar cuándo gustes. Sin compromisos."
Ella permaneció mirándolo un buen rato, la sonrisa del chico era auténtica y sincera.
Eso le agradó.
Tomó la tarjeta e hizo una leve reverencia de agradecimiento.
-"lo tendré en cuenta, gracias, Keizo."-
Y sin más se fue de allí, dejando al muchacho solo con esos dos pobres hombres moribundos, quiénes se arrastraban por el suelo, ya que aunque intentaban, sus piernas no funcionaban.
Y tampoco lo harían, estaban completamente rotas.
Capitulo 01!
Atenea toda una bandida •́ ‿ ,•̀
Me tardé demasiado 😿
Pero estaba seca de ideas (lo sigo estando) sjjsjsjsjs
Pero ahora que volví a retomarlo, creo que será más fácil.
Espero que si 😦
Gracias por leer!
🪻🤍