Adicciones, entre otras cosas...

By cherryzzblue

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Después de despilfarrar toda la tarde, observando fotos, videos y todo lo que tenga que ver con el reciente f... More

Sinopsis
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By cherryzzblue

M i a

Odio el mar, odio la piscina, odio la playa, odio el agua en mi cuerpo. Odio sentir que me voy hundiendo en el oceano.

Recuerdo la primera vez que mis padres me llevaron a la playa. Tenía 6 años y fue emocionante, sin duda. Primero jugaba con las olas, tan solo a la orilla, luego iba un poco más adentro y aprendi a zambullirme, mi padre, como siempre, me tomaba fotos y yo posaba con aquel gracioso bikini de Minnie Mouse. Debo decir que, me encantaba ir a la playa, o a cualquier lugar que tenga que ver con agua. Mamá sabia y me consentia mucho, llevándome cada finde o cada dos semanas a divertirme. Pero cuando tuve 12 deje de ir, la rutina ya empezaba a aburrirme y el interes era poco, claro que iba una vez cada tres meses o a veces buscaba otros planes.

Sin embargo, cuando fue mi cumpleaños numero 14, toda mi familia se reunió, abuelos, tios, primos y ¿Adivinen que?, exacto, que mejor plan que celebrarlo en la playa, haciendo un picnic y tomandonos fotos, mientras disfrutabamos del mar. Me parecio excelente, invite a Lucrecia y a un chico llamado Pablo, pero esa es otra historia. Fuimos desde muy temprano, e hicimos un tipo brunch. Nos tomamos fotos y esperamos el atardecer.

Mientras esperabamos, les dije a mis amigos para meternos al mar, Pablo no queria porque decia que ya empezaba a hacer frio, más Lucrecia asintio emocionada. Estuvimos jugando en la orilla primero, salpicandonos el agua y sintiendola en nuestros pies, poco a poco se me antojo a ir más adentro y Luli me dijo que no parecia ser buena idea ya que estaba oscureciendo, aún así mi terquedad pudo más. Pensé que estaba sola, no obstante, como siempre, Lucrecia me estaba tomando de la mano, y me sonrio, alentandome. Hasta que una ola nos revolco y reimos un poco, no obstante mi mejor amiga nego, y otra vez me prohibió ir más alla.

No hice caso, sabía que mi padre estaba viendome y cuidandome de lejos.

No me di cuenta que él tuvo una llamada de negocios y fue a atender. Y segui adentrándome en el mar, que a decir verdad, estaba tranquilo. Hasta que empezo a llover.

Senti que el agua me sacudio, y aunque en un principio me tomo desprevenida y lo encontre divertido, pero luego me volvio a sacudir y con mayor fuerza. Empece a sentir pánico y quería regresar a la orilla, pero mis pies apenas tocaban la arena y cuando el agua paso por mi cabeza, las lagrimas y gritos me embargaron. Pataleaba con fuerza y aún así el aire se me iba de los pulmones y la fuerza tambien. Hasta que senti como unos brazos me rodearon, sacándome del mar. Mi garganta ardía y no dejaba de toser.

"Ya paso. Todo esta bien"

No pude ver el rostro de mi salvador, pero si visualice a Lucrecia con lagrimas en los ojos y a mamá moviendo los labios alterada. No recuerdo que más paso hasta que mis ojos se cerraron y desperte en la camilla del hospital más cercano.

En ese instante me di cuenta de 3 cosas:

1. Odio el mar (Lo repito, por si las dudas)
2. No debo soltar la mano de Lucrecia por ninguna razón, motivo o circunstancia.
3. La voz que escuche en el mar es parecida a la que escuche en el aeropuerto. Por no decir que es la misma.

—¡Mia! ¡Ven aquí!

Resoplo al oír la voz de mi padre. Cierro los ojos fuertemente y decido levantarme de mi cama, aún en pijama, e ir hacía donde esta. Lo veo en la sala de estar, tiene el ceño fruncido y las llaves del auto entre sus manos. Luce confundido e irritado, mi madre no esta por ningun lado.

—¿Papi? ¿Que—

—¿Conduciste el auto? —me quita la palabra de la boca. Tiene el timbre de voz fuerte e imponenente —Responde ¿Conduciste?

—¿Que...? No, yo, no conduci.

No se mentir, mi voz me traiciona, y mis labios tiemblan. Veo a mi padre dar un manotazo al esquinero, lo que me hace dar un paso atrás.

—¿Entonces quien demonios hundió una de las puertas?

¿Que?, eso ni siquiera sabía. Yo no le había hecho ningún daño al auto.

—No tengo idea —la honestidad en mi voz es notoria.

—Claro que la tienes. Te dije bien claro que no usaras el auto, niña. Han chocado una de las puertas, se muy bien que ha sido tu culpa. Pero... —se acerca de manera amenanzante y me toma del brazo, Sacudiendome cómo si fuera una hoja —Tu lo vas a arreglar ¿Me escuchaste?

—Sueltame.

—Tu buscarás algun trabajo de medio tiempo o que se yo y arreglaras la maldita puerta. —al parecer no hace caso a mis palabras.

—Sueltame, papá.

—No, hasta que me digas que tu te harás cargo.

Su rostro esta rojo de la furia y yo siento que mi voz se entrecorta. De pronto el sonido de unas llaves y la presencia de mamá me hace sentir más tranquila.

—Sueltala ¿No escuchaste, Liam?, ¡Sueltala!

Mi padre parece reaccionar, ya que afloja su agarre y me empuja al momento de hacerlo. Mi madre corre hacía mi y me toma del rostro analizándome, sumamente preocupada.

—Estoy bien —le digo, intentando tranquilizarla. Luego observo a mi padre, quien se restriega los ojos y se soba las sienes.

—Liam —mi madre me deja suavemente y se acerca con fiereza a mi padre — ¿Que pasa contigo?

—Mia me saca de quicio. Es una nena inmadura, ¡Daño mi auto! mi auto... Margot, por favor.

—No es motivo. Además Mia no ha tocado esa cosa, en ningún momento.

Mi madre esta furiosa, veo a papá que intenta acercarse, pero ella no se lo permite.

—No te acerques, —le hace un mohín rechazandolo —No quiero que me toques. Y tampoco a Mia ¿Por que siempre con ella? ¿Que demonios te hizo?

—P-perdoname, amor... —mi padre vuelve a acercarse con sumo cuidado a mi progenitora, quien al sentir su toque, ya no pone resistencia —Margot, lo siento, por favor. ¿Puedes perdonarme?

Papá toma de la cintura a mi madre y la apega a él, me doy cuenta como la mujer que me dio la vida intenta alejarse, pero el no se lo permite y es así cuando ella respira lento y se apoya en su pecho.

Mi mandibula se tensa y siento que necesito tomar aire, sin decirles nada, y al estar tan en su mundo, no se dan cuenta de que salgo de casa.

Y es que así es siempre, mi padre me lastima, ya sea verbal o fisícamente, mamá lo regaña y el va como un niño a pedirle perdón, lo cual se le cumple de inmediato. Papá ama con locura a mamá, la trata como a una reina y siempre se encarga de darle el mundo. Esta claro que Margot siempre ha sido y será la perdicion de Liam.

Es una lastima que yo, siendo su hija, no reciba ni siquiera el 10% del amor que él le da a mamá.

Al salir, observo el auto con detenimiento, y efectivamente una de las puertas traseras esta hundida. No recuerdo haberme chocado con nada al venir, tal vez un imprudente lo hizo despues de estacionarme. Una ligera impotencia me atraviesa el pecho y le doy una patada a la rueda, ahora entiendo el enojo de mi padre...

Pero no fui yo. Lo prometo.

Yo no había sido, y aún así, él no me creería. Lo que más preocupaba era arreglar la puerta ¿Cuanto gastaría? ¿En donde la arreglarían? No sabia absolutamente nada de autos. Ni siquiera tenía trabajo. ¿Como rayos pagaría por su reconstrucción?

Me hirvió la sangre cuando ni siquiera sabía quién era el culpable de chocar la puerta de forma tan atroz.

Los pensamientos empiezan a disiparse en mi mente, es así que, dejo el auto a un lado y sigo caminando, dispuesta a ir al parque de siempre. Siento un ligero ardor en la punta de mi codo, es así que levanto la manga de mi remera y observo la marca rojiza y verde que se está aproximando. Sin poder evitarlo, un sollozo sale de mis labios.

—¡Cuidado!

De pronto siento que me toma de la muñeca y me jala hacia si con fuerza. El sonido del claxon se hace oír al mismo tiempo que un grito masculino.

—¿Estas bien? 

Levanto la mirada topándome con unos ojos claros; los cuales no se si están entre verdes y azules. Me separo lentamente y no basta ni dos segundos para reconocerlo.

—¿Está bien?

Una segunda voz llama mi atención, al ver al chico morocho con cierta altura que lo distingue entre los demás, omito como puedo las ganas de gritar.

—Creo que esta en shock.

—Creo que es muda.

Blas Polidori y Francisco Romero hablan al mismo tiempo. El primero le da una mirada de "¿Es enserio?" al segundo, quien sin previo aviso toma mi rostro entre sus manos y apachurra mis mejillas. Luego entrecierra los ojos, analizándome y sin darme cuenta emito un sonido.

—Fran, dejala, la vas a asustar.

—No es muda.

Ambos vuelven a hablar al mismo tiempo.

—No. No lo soy. —afirmo suavemente.

—Entonces ¿Si estás bien?, ¿Te querías suicidar o algo así?

—¿Eh? —ladeo la cabeza al escuchar las preguntas de Francisco.

—No le hagas caso. Obviamente ibas distraída ¿No? —Blas me sonríe de lado.

—Yo diría que iba llorando. —Francisco vuelve a opinar, pero esta vez si acierta.

—Fran ya—antes de que Blas lo regañe yo decido interrumpir.

—Gracias a los dos. Fueron de mucha ayuda, tú por gritar. —señaló a Blas y luego me dirijo a Francisco —Y tú por no dudar en salvarme.

—¿No sos de aquí? —el morocho me pregunta curioso.

—Se podría decir que si, pero sin el acento. —los dos me miran confusos y yo opto por despedirme. —Uhm, debo irme, pero... —los nervios me invaden por lo que estoy por pedirles. No entiendo como es que no estoy saltando en un pie —... antes ¿Se podrian tomar un selfie conmigo?

—Nos has reconocido —más que una pregunta aquello suena como una afirmación por parte de Francisco. —¿Como?, la película aún no sale.

—No... pero, la gente ya sabe que será una sensación, ustedes están adueñándose de las redes, millones de publicaciones, llevan sus nombres, sobretodo por algunas actuaciones suyas que se han filtrado... —digo por lo bajo y dudo un momento antes de seguir hablando, no quiero sonar atrevida, ni asustarlos. —Y su personalidad también.

Bien, eso no quería decir.

Y por su belleza también.

Lo de arriba si.

—Es raro que nos reconozcan, sos una de las pocas fans que sabe quienes somos. Y no nos acostumbramos al vitoreo aún, es todo—Blas se acerca a mi y saca su celular, para escribir algo.

Si supieran que mi curiosidad es demasiado fuerte.

Al cabo de unos pocos segundos un auto azul, con ventanas blindadas se estaciona frente a nosotros, en cuanto la ventana se abre, un rizado de ojos azules con una sonrisa de un millón de dólares, nos saluda. Un chillido se hace oír por mi parte al ver a Juani a pocos metros de mi.

¿Acaso hoy es el día de encontrarte con el cast de La Sociedad de la Nieve? ¿Estoy soñando?

—Che, ¿Por que por él si gritas? —Blas se cruza de brazos mostrándose ciertamente ¿indignado?

—Juani es mi amigo personal. O bueno, el amigo personal de todas las fans. —titubeo un poco al hablar y culpo a la emoción.

El aludido me da la razón —Ese soy yo.

—Callate, boludo. No sos el único. —Francisco toma la palabra y luego suelta una risita.

Estoy segura que ahora mismo nacieron mil hadas.

—Claro que no, hadita.

No dudo en decirlo y Francisco de inmediato capta la referencia ya que da un brinquito. Más lindo no puede ser. Un gruñido sale de los labios de Blas y yo rio por lo bajo.

—Bueno... me voy, —pronuncio lentamente, olvidando por completo la selfie que les pedi.

—¿Te irás sin una foto?

Al parecer ellos no olvidaron mi petición, ya que Blas se acerca y saca su celular. Juani no tarda ni dos segundos en bajarse del auto y Fran se posiciona a mi lado. No obstante, siento la mirada fija del segundo sobre mi. ¿Por que de pronto me he puesto nerviosa?

—La mina ha estado llorando y ustedes ni siquiera lo han notado, —Juani entrecierra los ojos, y se acerca un poco más.

—Yo lo note, —Francisco se hace oir y le da un zape a Blas en la cabeza.

—Auch, solo no queria que se sintiera incomoda.

Bueno, ahora si que me estoy poniendo incomoda, sin saber que decir, ¿Por que es tan dificil expresarme?

—¿Sabes que? no nos tomaremos la foto —Juani vuelve a hablar y chasquea la lengua.

¿Eh? ¿Acaso también son maleducados como Enzo? No lo creo, sinceramente.

—Juani... —Blas ladea la cabeza sin comprender.

—No aqui, es decir.

—¿No me digas que...? —una sonrisa va apareciendo en la cara de Francisco.

—Yo se de algo que te va a animar y va a borrar cada rastro de lagrimas que has derramado.

—¿Vos estas seguro, Juani?

—Claro, Blas ¿A quien no le gustan las fiestas?

—¿Eh? ¿Fiesta? —enarco una ceja.

—Así es —Francisco aplaude tal cual niño chiquito, —¿Como te suena el plan de ir al cumpleaños de Matias Recalt?



Aqui el segundo capitulo, queria subirlo antes pero me sacaron la muela del juicio y estoy con un dolor, pero hice lo posible por que quede bien.

Si notan algunas cosas cambiadas o un poquito alteradas, con respecto a los actores, la película, los sucesos o sus datos curiosos, recuerden que es Wattpady aquí todo es posible.  ¿Que opinan hasta el momento? ¿Les esta gustando?

Las leo.

Las quiero. XOXO.

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