—Bueno, hemos llegado.—Anuncia mi mamá estacionando el auto en frente de una gran mansión, ella estira la cabeza para ver mejor el lugar.— Wow.
—¿Aquí vive el jefe de la mamá de Cat? Es multimillonario.— Digo sin poder creer lo grande que es y la cantidad de ventanas que tiene por fuera.
—Un día, viviremos en una casa así.— Dice con seguridad y me giro a verla, saco mi celular para colocarlo en frente de su rostro.
—¿Puedes repetirlo? Así lo tengo grabado para que lo cumplas.—Ambas reímos por la pequeña broma, suelto un suspiro.— Te estaré avisando cuando me pases a buscar, adiós ma.
Planto un suave beso sobre su mejilla y bajo del auto para caminar a la entrada en donde aprieto el botón que Cat me había indicado antes de llegar. Ella me invitó a venir para ayudarla a cuidar a un perrito que es del jefe de su mamá, más bien me invitó porque no me veía hace días sin que fuera de la escuela y dijo que extrañaba pasar tiempo conmigo, eso se me hizo tierno así que no tuve más opción que aceptar la invitación.
Sobre todo porque desde que Jade, Beck y yo terminamos, porque si, me incluyo ahora en la separación ya que no tenía ningún sentido quedarme en medio de las dos personas que más me importan, me he mantenido encerrada mucho más tiempo de lo que quisiera en mi casa, enterrando mi cabeza en las tareas, proyectos y otras cosas, incluso he aprendido a tejer con tal de no pensar demasiado sobre la situación. Ya no quiero llorar más así que ahora lo mejor, es distraerme con lo que se me ocurra.
Ahora estoy aprendiendo a cocinar comida japonesa, así que si, voy a salir multitalentosa de este rompimiento.
A penas Cat me da le entrada, abro la puerta principal para subir directamente las escaleras, tratando de no distraerme con cada cosa que se me aparece porque son cosas de millonarios, son cosas que nunca he visto, así que es muy obvio que iba a terminar con la cabeza por otro lado.
—¡Hey, Tyra!— La voz de Cat me hace volver a la realidad.
Al parecer he llegado a mi destino.
—Cat, hola.— Le sonrío en lo que me acerco al sofá en donde está sentada, y sobre sus piernas tiene un hermoso perrito.— ¿Y esa bella criatura? — Le acaricio la cabeza y se deja con tranquilidad.— El jefe de tu mamá es millonario, ¿O me equivoco?
—Así es, es lindo, ¿No?
—Demasiado, algún día tendré una casa así.— Murmuro para mi misma dejando el bolso sobre uno de los sillones individuales.
Tiene un aire romántico, el marrón predomina la mayor cantidad de la sala y es hermoso, y estoy segura que la mayoría de cosas aquí deben valer más que mi seguro médico y yo como persona, por lo que me contengo a tocar demás, porque no quiero problemas y que Cat me odie por eso.
A los pocos minutos, otra voz se resuena en todo el lugar y abro mis ojos grandes, miro a Cat quien tiene ese aire de inocencia.
Yo reconocería esa voz en cualquier lado.
—¡Cat! No me dijiste que Jade vendría.— Corro hasta la pelirroja arrodillándome frente a ella, sintiendo cierto desespero en mi cuerpo.
Por el umbral de la puerta, aparece Jade y se queda petrificada cuando me ve.
—Sorpresa, Jade vino.— Entrecierro mis ojos viendo a Cat, quien hace una expresión de que se siente culpable.
Llegó un poco tarde la información, me parece.
Recompongo mi cuerpo intentando lucir lo más casual del mundo, aunque estoy lejos de verme como tal.
—Tyra.— Jade es la primera en hablar, suena un poco fría.
—Jade.— Digo de la misma manera viéndola por un par de segundos, al igual que ella a mi.
—Muy bien, esto es incómodo.— Cat dice como si nada, ambas nos giramos a verla y nos cruzamos de brazos.
Tomo asiento al lado de la pelirroja tomando el perrito entre mis manos para intentar no volverme loca.
No he hablado con Beck ni con Jade desde que pasó toda la pesadilla, es más, es incómodo para nuestros amigo e incluso para nosotros. Beck a veces nos saluda, por supuesto que la pelinegra no reacciona muy bien, ¿Y yo? Pues le sonrío un poco pero no abro la boca ni siquiera para decirle "hola."
—El jefe de tu madre debe ser multimillonario.— Habla Jade adentrándose a la sala viendo todo menos a mi.
—Lo es, es propietario de un auto muy elegante y parte de Texas.
—¿Posee parte de Texas?— Pregunto elevando una de mis cejas viendo a Cat.
—Si, pero sólo la parte de arriba.— Río un poco por su respuesta.
Dejo con cuidado al perrito en el suelo, que va directo a su camita cerca de la chimenea. Me paro viendo a ambas chicas.
—Iré a recorrer la casa.— Cat me quiere decir algo pero la interrumpo antes de que lo haga.— Lo sé, no tocaré nada, te lo prometo.
Doy una última mirada a Jade, quien aprieta sus labios en una sonrisa forzada, hago lo mismo pasando por su lado para ir entre las dos columnas de biblioteca que llevan a otra escalera.
La verdad es que prefiero cualquier cosa que tener que estar allí ahora mismo, como dijo Cat, es incómodo sólo que ella si se anima a decirlo, no como nosotras dos. Así que lo mejor es que estemos en distintas habitaciones, aprovecho eso para ver las habitaciones de la persona rica dueña de la casa y me encuentro con los lugares más lujosos que mis pies alguna vez haya tocado, incluso tiene una habitación de juegos, con juegos de arcade, pool, carreras, entre otras cosas con las cuales me quedé allí por un rato.
Le diría a mi mamá que me pasara a buscar para terminar con esto, sólo que no pienso dejar que vea que aun me afecta, o sea si lo hace pero Jade no tiene que saberlo, podemos estar en un mismo ambiente y no tiene que pasar nada.
Mi tranquilidad se ve interrumpida cuando el sonido de un vidrio rompiéndose se hace presente, salgo corriendo a ver a las demás chicas y veo que la ventana está rota y la guitarra de Elvis que estaba allí, ya no está.
—¿Están bien?
—No, Jade rompió la guitarra de Elvis autografiada de Elvis.— Cat parece que quiere llorar, ve la ventana rota como si fuera su peor pesadilla.
—¡Esas cuerdas no estaban bien aseguradas!— Se queja Jade viéndome en lo que señala también los vidrios rotos.
—Cat, hey, podremos arreglarlo, llama a alguien para nos venga a ayudar, ¿De acuerdo? El jefe de tu mamá ni cuenta se dará.
—Espero tengas razón.
Jade y yo nos miramos, le hago un gesto con la cabeza para que mi siquiera.
Entre las dos recogemos los pedazos pedazos de la guitarra que cayeron desde casi dos pisos, lo que me sorprende es que lo único que se rompió fue el mástil separado del resto. Intentamos evitar la mayor cantidad de vidrios posibles, y en un momento nos tocamos de la mano pero nos separamos enseguida y volvemos a entrar a la casa, como si nada de eso hubiera pasado.
Una vez allí, busco una cinta que me pide Jade para arreglarlo, no entiendo de qué va a servir si es probable que no pase nada ni se vea mejor. Aunque ella lo intenta, envolviendo las dos partes separadas con la cinta, luego la agarra con la intensión de tocar las cuerdas pero se rompe una vez más, o más bien la unión no es suficientemente fuerte.
—¿Tu crees que el jefe de mi mamá se dé cuenta?— Pregunta viéndonos, yo ruedo los ojos con los brazos cruzados.
—¡Cat!— Una voz cantarina resuena en el pasillo de la mansión.
—¡Aquí arriba! —Grita la pelirroja en respuesta para luego vernos a ambas.— He llamado a Robbie, él podrá ayudarnos.
—Espero que su cabeza sirva de algo, ni siquiera puede levantarse la cremallera de sus pantalones.
No contengo mi risa ante el chiste de Jade, quien me ve de manera graciosa, supongo es la "conversación" más civilizada desde la separación.
—¿Qué hay pichoncitas?— Robbie aparece y sonrío, luego mis ojos captan a otra personas más entrando con él y me pongo muy seria.
—¿Por qué invitaste a Beck?— Pregunta Jade por lo bajo mirando a Cat, asiento con la cabeza.
—Esto es demasiado.— Río sin ganas pasando mi mano por mi cabello.
—No creí que estuvieran aquí.— Habla Beck viéndonos a nosotras en lo que se acerca.
—¿Por qué? ¿Acaso nos estás espiando?— Responde a la defensiva la pelinegra.
—¿Por qué la curiosidad?
—¿Si? Bueno, ahora pongamos esa curiosidad en arreglar algo, ¿Estamos de acuerdo?— Llamo la atención de todos allí dentro de la habitación.— Tiene que estar perfecto antes de que el jefe de la mamá de Cat llegue, ¿Muy bien? Bien.
Choco mis manos en un aplauso para que todos comenzaran a moverse, no me estoy poniendo de muy buen humor el día de hoy cuando se suponía que iba a ser un tiempo de distracción, y al contrario, mis dos ex aparecen al mismo tiempo sin dejar de tener su guerra en frente de mis ojos, lo que nos llevó a separarnos en primer lugar.
Wow, lo tenía atascado en mis pensamientos.
Yo llamo a un reparador de ventanas el cual llega muy pronto, lo que significa un buen servicio, y Robbie y Beck se dedican a arreglar la guitarra. Yo por un lado, estoy pegada a la única persona que no está haciendo nada y es Cat, no puedo estar cerca de Jade ni de Beck sin sentir que mi corazón está a puto de explicar o que mi estómago me hará vomitar por todo esto.
Es más tranquilo jugar con el perrito que afrontar la realidad de las cosas.
—Muchas gracias por arreglar la ventana.— Dice Beck al reparador al irse, me levanto del suelo dejando al perrito descansar tranquilo.
Veo la ventana y definitivamente parece que nada pasó.
—Y si encontramos su cabello le avisaremos. — Habla Cat y sonrío, coloco mi mano sobre su hombro negando con la cabeza.
—¿Miren? Ni parece que se rompió.— Jade llama nuestra atención y sonrío.
—Wow, es impresionante, si sirves para algo Robbie, ¿Te das cuenta?— Digo para burlarme del chico en lo que caigo sobre el sofá.— ¿Viste Cat? Todo está perfecto.
La chica recién nombrada asiente con la cabeza, suelta un suspiro de relajación.
—Wow, ¿Esto es un cráneo de verdad?
—Si, lo es, damelo que lo regresaré a habitación.
—No, lo estoy viendo.
Robbie y Jade comienzan a forcejear con el cráneo entre sus manos.
—¡Chicos! Dejen eso que van a romper...— Mis palabras quedan en el aire cuando el cráneo cae sobre la mesa de centro, que da la casualidad que es de vidrio, la cual por supuesto se parte en muchos pedazos que algunos caen en mi.
El impacto, hace que al parecer todo vibre dentro de la habitación y la guitarra, que estaba arreglada, se suelte y se volviera a romper. Veo a Cat quien, ahora si, comienza a llorar.
—Cat, no llores.— Le suplica Jade.
El timbre de la casa suena en la casa, Cat se asusta pero atiende, obviamente es el dueño de la casa. Lo deja pasar entre lágrimas mientras intentamos hacerla calmar de que no la va a odiar, hasta que de la nada todo el suelo comienza a temblar, no es sólo el suelo, es toda la casa.
—¡Un temblor! ¡Cúbranse la cabeza!
No me lo tienen que decir dos veces, Beck.
Corro debajo del umbral de la puerta levantando mis brazos sobre mi cabeza, todo allí empieza a desmoronarse, incluso cosas que antes no estaban rotas, terminaron por hacerlo. El temblor dura unos pocos segundos, pero sorpresivos que destrozan más de lo que se pudo arreglar,
Cuando por fin todo se detiene, veo a mi alrededor y todo está roto. El señor aparece corriendo para ver como estamos, al final no le interesó las cosas materiales y las cosas que rompimos, pudieron pasar con tranquilidad a que el temblor lo hizo, de todas formas cuando se aseguró que estábamos bien, soy la primera en salir de aquel lugar que comenzaba a sofocarme.
Salgo afuera para soltar un suspiro, todos están alterados por el temblor allí afuera viendo daños, mientras que mis daños, son de otra manera. No estoy lista para verlos, ni siquiera juntos, ni conmigo con ellos, ahora sólo los quiero lejos.
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