REBELION

By Megustaonepiece

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Con un motivo oculto, Elena intenta volverse policía, sin embargo desafortunadamente no lo logra y tiene que... More

Prologo

CAPITULO 1|POLICIA CORRUPTO

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By Megustaonepiece

Estoy rota...

-Mi señora, ¿por qué va a este banquete? -Preguntó mientras me miraba con preocupación.

-¿Crees que quiero ir? Voy por -Hice una pequeña pausa para pensar que decir -un asunto personal.

-Pero mi señora, al menos lleve algo de seguridad. -Insistió.

-¿Seguridad? No la necesito. -Dije incrédula mientras me colocaba unos aretes. -Busca mi carruaje y por favor, que sea la última vez que te escuche llamarme "señora". -Le advertí señalando con un abanico de mano. No he llegado ni a los cuarenta y ya me quieren llamar señora.

Al llegar al banquete las personas no me quitaban los ojos de encima, algunas con cara de horror. Espero que miren desde lejos y no se me acerquen, por que no deseo aguantar a ninguna de estas personas. El banquete es demasiado elegante, muy poca comida y los nobles tan hipócritas como siempre. Si no fuera por mi asunto saldría corriendo de aquí. En ese mismo instante escuché una voz muy familiar acercándose.

-Disculpe señorita. -Llamó con tono amistoso. Entrecerré mis ojos mientras me giraba, orando y esperando que no sea quien creo que es, pero desafortunadamente mis oraciones no sirvieron. Como me lo temía, me encontré con la persona que más quería evitar. -Ah, eres tú -Dijo al darse cuenta de quien soy, además, mientras lo decía pude notar su repentino cambio de voz.

Todos los nobles y la realeza son unos tontos, pero este en específico es el que más me irrita. De cabello castaño, ojos grises y brillantes, sonrisa perfecta, el hombre más guapo y deseado de todo el reino. Para mi no es más que un idiota.

-¿Qué haces aquí?

-¿Qué te importa? -Me crucé de brazos. -¿Por qué, vas a encarcelarme? -Bromee.

-¿Crees que no lo hare? -Alegó acercándose en expresión de amenaza.

-Ya había olvidado lo mal que me caes. -Puse los ojos en blanco. De todos modos me escaparía antes de llegar al calabozo.

No ha cambiado nada a pesar de haber pasado 3 años de cuando tuve que dejarlo todo. Extraño que las personas se pongan en mi camino, era más divertido, aunque la persona que me daba más problemas era él, eran buenos tiempos.

-¿Viniste a causar problemas o al fin pensaste hacer algo bueno con tu vida? -¡Ni siquiera quería venir!

-¿Qué hay de ti, por fin dejaras de ser un idiota o es que naciste así? -¿Hacer algo bueno con mi vida? La reina tendrá que buscar un remplazo para ser el futuro rey, porque este va a desaparecer. -No, no tengo tiempo para esto. -Me giré y camine a la dirección opuesta a él, no quiero causar un alboroto. Luego sentí como toco mi hombro con su mano y lo aparte bruscamente.

-No hagas ninguna estupidez, esto no es solo un simple banquete. -Me miró serio.

Por más molesto que sea tiene razón, hay algo inusual en este banquete. Minutos después de separarnos, comencé a escuchar múltiples ruidos, mayormente gritos. Fui corriendo hacia los gritos hasta que escuché como el techo empezaba a agrietarse y antes de que me diera cuenta, al mirar hacia arriba vi como escombros caían. Pero antes de ver como el techo que se desplomaba me cayera encima, desperté de golpe asustada y mire mi habitación un poco confundida. Vaya, mi imaginación está a otro nivel, la alarma de mi teléfono comenzó a sonar y fue tan repentino que grité del susto, rayos, casi me da un ataque.

-Tengo que prepararme para mi entrevista. -Balbuceé media dormida mientras me levantaba de la cama. Después de prepararme, conduje a la entrevista y al llegar me senté en la sala de espera.

-Buenos días. -Me saludó el chico que estaba a mi lado.

-Buenos días. -Le correspondí el saludo. No seguimos con la conversación, pero por alguna razón, siento que lo conozco. ¿Será que lo he visto en algún lado?

-Número 129 -Dijo una mujer, que por su uniforme creo que es secretaria.

-Soy yo. -Dije y entre a la oficina. -Buenos días, mi nombre es Elena S. Rogers Anderson.

Me presenté, pero para se sincera me esperaba una reacción completamente diferente. El hombre comenzó a reír a carcajadas. ¿Qué le hace tanta gracia y por qué se ríe como idiota?

-¿Disculpe? -Pregunte intentando no sonar maleducada y dejó de reírse, además, su expresión de desagrado es muy notable.

-Tiene que ser una broma -Miró a la secretaria. Luego dirigió su mirada hacia mi -Parece que hubo una confusión, las entrevistas para las secretarias están en el piso de abajo.

-Vine para ser policía, no secretaria. -Aclare, pero ¿por qué siento que me esta discriminando?

-¿Crees que esto es un juego?

-No señor.

-Dime la verdad. -Se acomodo en su silla y puso sus codos en su escritorio. -¿Vienes a buscar una relación seria o algo casual? -¿Y este quien se cree que es?

-Sus comentarios son inapropiados. -Intenté no sonar molesta.

-¿Inapropiados? Solo digo verdades, lo mismo paso con Carla. -Mencionó señalando a su secretaria.

-Cristine... -Murmuro nerviosa la secretaria. Reí sarcásticamente mientras dirigía mi mirada a otro lado.

-Valla personaje me toco, además de sexista, narcisista. -Me cruzé de brazos.

-¿Cómo me llamaste? -Me gritó parándose y golpeando su escritorio bruscamente. -¡Repítelo!

-Vine para nada, que pérdida de tiempo. -reconocí y me pare en la puerta. -Sexista narcisista. -Repetí burlona y salí de la oficina. El entrevistador me siguió hasta afuera de su oficina y su secretaria fue detrás de él.

-¡Detente ahí! -Reclamo con firmeza llamando la atención de todos los presentes, pero decidí ignorarlo para no hacer una escena. -¡Que te detengas ahí zorra! -Me detuve al escuchar su insulto.

-¿Cómo me dijiste? -Le grité agitada mientras me giraba.

-Vienes a aquí actuando como si fueras una santa y luego me insultas. ¿Quién te crees que eres? -Expresó enojado.

He escuchado muchos rumores sobre este tipo. Acosa a sus empleadas y hace comentarios vulgares. Es alguien que discrimina mujeres e incluso a los hombres que no son muy "Masculinos"a su parecer. No creo mucho en los rumores así que vine de todos modos y ahora puedo confirmar que estos rumores son ciertos. Es un imbecil.

-Oye, ¿me estas escuchando? -Cierto, olvide que me estaba hablando.

-Escucha, en vez de estar por ahí molestando a la gente, deberías hacer algo más productivo y respetar a tu personal incluyendo a los que no lo son. Los hombres pueden ser estilistas y diseñadores, al igual que las mujeres pueden ser policías, agentes, entre otros.

-¿Hombres estilistas? ¿Mujeres agentes? No me hagas reír.

-¿Señorita Cristine, cierto? -Pregunté ignorándolo y dirigiéndome a la secretaria. -No puedo decirte que hacer, pero quiero hacerte una pregunta. ¿Porque trabajar con alguien que no te respeta y te humilla públicamente? -Cuestione, sin embargo, antes de irme alguien agarro mi cabello y como reflejo tome su mano.

-¿Quién te dio permiso de irte? -Ya llegué a mi limite, luego me disculpo con mamá. Si se entera. Le di un codazo en la nariz lo que hizo que saliera sangre de ella y soltó mi cabello adolorido. Aproveche la oportunidad y me gire para después darle un puñetazo en la cara dejándolo inconsciente en el suelo.

Casi al instante todos los presentes comenzaron a aplaudir asombrados, hasta los policías que creí que estaban ahí para arrestarme, pero lo que hicieron fue felicitarme y escoltarme hasta la salida. Salí de allí con los ojos bien abiertos, sinceramente no me esperaba reacción. Aun así, me sentí muy ofendida por su insulto.

-¡Ese imbécil! ¿Qué derecho tiene de insultarme? ¡A la próxima lo castro! -Grite enojada. Al subirme a mi auto mi teléfono comenzó a sonar, era mi mejor amiga.

-Hola Ale. -Salude intentando no sonar antipática.

-Estoy en la casa de tu mama.

-¿Por qué, todo está bien?

-Todo está bien, pero quiero decirte algo. -Explica.

-¿Tiene que ser allá, por que no me lo dices en mi casa? -Me queje.

-Quiero que tu mama lo escuche también y sabes que ella no puede salir.

-Está bien, voy de camino. -Suspiré.

Colgué y sin ganas de ir, conduje hasta allá.

-Ya llegué -Anuncié abriendo la puerta y claro que el primero que me recibió fue Jason, un labrador muy cariñoso y protector. Quería llevármelo cuando me mude, pero no quería que mamá se quedara sola. Ella lo necesita más que yo... -¡Hola, cariño! -Lo saludé muy emocionada muy emocionada.

-Jason te extrañó mucho. -Captó mi atención.

-Hola mamá. -La abracé y juntas fuimos a la cocina donde estaba Ale y su novio Chris.

-¿Alejandra, apagaste la estufa? -Jaja no ha cambiado ni un poco.

-No te preocupes tía. -Así le dice Alejandra a mi mama.

-¿Entonces, porque estoy aquí? -Pregunte apoyándome en la barra.

Ella sonrió de oreja a oreja y me dio una caja de regalo. La miré confundida y volví a centrarme en la caja. No era muy detallada, era de color blanco y tenia flores pintadas de diferentes colores. Abrí la caja y vi mucho papel, demasiado papel. Saqué y saqué papel, tanto que las fulminé con la mirada para después seguir sacando papel. Hasta que por fin logre sacar...

-Mierda -No acostumbro a decir malas palabras, pero fue lo único que pude decir.

-¿Estas bien? -Se burlo al ver mi embobada cara.

-Alejandra. -Hice una pausa para contener mis lagrimas y no trabarme al hablar -¿Estás embarazada­? -Alejandra asintió con lágrimas en la cara. -Sabes lo mucho que odio llorar. -Me queje con ojos llorosos.

-Me gusta hacerte enojar. -Dijo también con ojos llorosos. Ambas nos abrazamos y luego se unieron mamá y Chris.

Después de ese emotivo momento nos sentamos en la sala de estar y mamá trajo un pastel.

-Se ve muy rico tía. -Opinó Alejandra muy contenta.

-Coman lo que quieran. -Sonrió.

-Si usted insiste. -Bromeó Chris y se inclinó para servir el pastel.

Chris es un veterinario muy dedicado. Ama los animales y es una persona muy buena. Cuando Ale nos lo presento no confiaba mucho en él, aunque yo soy muy desconfiada, pero después de conocerlo me di cuenta de lo agradable que es.

-¿Quieres? -Me ofreció un pedazo de pastel.

-No, esta -

-Si lo quiere. -Me interrumpió y Chris me lo dio. Lo tomé y le asentí con la cabeza en sin estar muy agradecida. -Si no te lo comes te lo emboco. -Susurró sin cambiar su expresión, lo que me hizo tragar saliva por su aterrador tono de voz. Ella comió un pequeño trozo de mi pastel y luego comí yo.

Ya en la noche me despedí y conduje a mi casa. Al llegar dejé mis llaves en la mesa y fui a darme un baño con agua fría. De verdad me hacía falta. Después de vestirme, me senté en mi escritorio y comencé a buscar trabajos en línea. Después de dos horas cerré la computadora y me fui a acostar. Horas después me levante desorientada al escuchar mi teléfono sonar. ¿Quién llama a esta hora? Tomé el teléfono y contesté sin ver quien era.

-¿Hola, quién habla? -Mascullé media dormida y escuché una respiración agitada. -¿Hola? -Repetí, pero seguía escuchando la respiración.

-Elena. -Dijo con voz temblorosa desde el teléfono. ¿Cómo es que sabe mi nombre?
Me tomé unos segundos para pensar y me senté bruscamente. -¿Chris? -Grité con los ojos bien abiertos como si no hubiera estado durmiendo hace 3 minutos. -¿Qué está pasando? ¿Dónde estás? -Pregunté preocupada devolviendo el teléfono a mi oído y colocándome los zapatos.

-Me secuestraron en la casa de tu madre. -Respondió rápido aún con voz temblorosa. -Pero eso no es importante. -¡Claro que es importante! -Escuché un ruido fuerte al salir. ¿Puedes revisar si están bien?

-Iré enseguida. -Dije cerrando la puerta del carro.

-Date prisa por favor.

-Todo va a estar bien Chris, te lo prometo.

Chris colgó y conduje pasando los límites de velocidad por mucho. Cuando llegué sentí como si el corazón se me fuera a salir del pecho al ver las ventanas rotas y basuras por todos lados. Corrí por toda la casa buscándolas hasta llegar a un pasillo, donde encontré a Alejandra tirada en el suelo. Corrí hacia ella y la recosté sobre mí.

-¡Alejandra despierta! -Dije intentando no sonar preocupada, pero no reaccionaba. Tiene pulso, pero se golpeo muy fuerte en la cabeza. ¡Juro que acabaré con Los desgraciados que le hicieron esto a mi mejor amiga! Escuché a la policía a la ambulancia llegar, afortunadamente los había llamado mientras conducía. Alejandra en brazos sin hacerle daño a ella o al bebé Y la llevé hasta afuera. Junto a dos paramédicos la colocamos en la camilla y ofrecieron llevarme con ellos pero me negué, los culpables tenían a Chris y mi mamá no estaba en la casa. Solo una duda. ¿Como se supone que encuentre a Chris? Minutos después de recorrer el pueblo me llamó un número desconocido.

-¿Hola, es usted la señorita Rogers?-Preguntó una mujer.-Mi nombre es cristine, nos conocimos en la comisaría.-Oh, la secretaria del imbecil.

-Si, te recuerdo. ¿Pero por qué tienes mi número?

-Tu curriculum.

-¿Y por qué me llamas?

-Se donde está la persona que estás buscando.

-¿Como lo sabes?

-Escuché la converzación del jefe por teléfono sobre hacerte pagar por lo que hiciste.-Puede que sea una trampa de ellos.-Se que no me conoces pero confía en mí.-Bueno, no es como si tuviera otra pista.

Llegué al lugar que me había indicado Cristine. Se que puede ser una trampa pero no hay de otra. Caminé mirando mi alrededor vigilando que no hayan "sorpresas" no deseadas. Era un edificio bastante grande y abandonado, los ruidos repentinos ya me estaban dando escalofríos. Ya acercándome a la escalera alguien tomo mi brazo bruscamente y me dejó inconsiente.

-Elena cariño, ven a desayunar.-Me llamó mi mamá.

-Ya voy.- Le contesté eufórica corriendo al comedor con Jason y me senté en la silla esperando mi desayuno.

-Elena ya hablamos de esto, debes lavarte las manos antes de comer.-Puse mala cara y fui a lavar mis manos. Cuando volví había un cupcake con una vela de cumpleaños encima. ¡Felíz cumpleaños!-Mi sonrisa se agrandó mucho más grande.

-Gracias mamá.-Corrí hacia ella y la abrazé. Luego sople la vela y comenzamos a comer.-¿Cuando vendrá papá?-Pregunté comiendo una salchicha y el felíz rostro de mi madre se volvió triste , cosa que no entendía.

-Tu papá esta muy ocupado.-Dijo apartando la mirada.

-Esta bien mamá.-Ella me miro con tristeza en sus ojos verdes.-Contigo y Jason es suficiente.-Ella sonrió con aún tristeza en sus ojos.-Mamá.-Llamé su atención.-Por qué en las mañanas aparecen personas encadenadas caminado sin zapatos.-Mamá se quedó pálida.

-Eso es muy especifico.-Dijo riendo nerviosa.-Cuando cresca lo sabras.-Acarició mi cabeza fingiendo una sonrisa. ¿Qué me está ocultando?

Ya en la tarde me preparaba para la fiesta de mi noveno cumpleaños y abrí la puerta de mi cuarto para salir. Un arete se cayó y fuí a recogerlo, pero me detuve al escuchar que mis padres estaban discutiendo. Otra vez...

-¿Cuando pensabas decirmelo?-Le preguntó irritado a mamá y ella se quedó callada.-Creí que la profesía estaba mal pero no era así. ¿Tú me lo ocultaste cierto?

-Elena está en su cuarto te puede escuchar.-Murmuró intentando calmarlo.

-¡No me importa! La niña es peligrosa y lo sabes. ¿No carajos me ocultaste esta información de gran importancia?-Papá da miedo cuando se enoja.

-¡Esa "niña" es tu hija!-Subió la voz.

-Su mechon rojo-

Desperté de golpe al sentir agua fría cayendome encima. ¿Donde estoy? Mire a mi alrededor y Chris estaba a mi lado atado a una silla con sus manos y pies también atados.

-¿Estás bien?-Preguntó preocupado.

-¿Qué hay de ti?

-Que lindos.-Dijo una voz espantosamente conocida. Luego se acercó a nosotros el seguramente culpable de este secuestro. -Hola de nuevo. -¡Estar atada a una silla, con manos y pies atados y este tipo no es una buena combinación!-Seguro sabes por que estás aquí.

-La verdad no,-Puse los ojos en blanco.-¿te conozco?-Sonreí y el golpeo mi cara.

-¡Déjala en paz! -Ordenó intentando soltarse. Admito que no me esperaba esa reacción.

-No te preocupes, mi prima de 3 años golpea más fuerte. -De hecho no tengo primas ni primos, pero es más predecible enojado.

-¡¿Te parece divertido insultarme?!

-Insultar, insultar no es lo mío, pero parece que tu tienes problemas de ira.

-¡¿Problemas de ira?!-Repitió enfadado. Este tipo necesita terapia.

-Entonces, déjame ver si entendí. ¿Secuestraste a mi cuñado y heriste a mi mejor amiga por una estupidez?

-¿Estupidez? ¡Humillarme frente a todos no es una estupidez!

-¡Tu solo te humillas todos los días!

-Elena no te rebajes al nivel de este psicópata. -Dijo mirándolo de arriba abajo con desagrado.

-Eso jamás. -Lo miré y luego volví a girarme hacia el imbécil. -¿Puedes acercar tu cara un momento?-Él sorprendentemente se acercó sin preocupaciones y le di un cabezazo.

-¡Desgraciada!-Gritó alejándose adolorido y tocando su frente mientras yo rompía la soga que me ataba a la silla y se la lancé rompiéndose en pedazos por el impacto. Él calló al instante al suelo y mientras los de atrás reaccionaban liberé a Chris. A los de atrás los llamare complices

-Tienes que irte.

-¿Qué? No voy a dejarte.

-Puedo defenderme sola.

-No contra tantos.- Dijo señalando con el pulgar a los cómplices de nuestro secuestro.

Le di un aparato que mostraba la estructura del edificio.

-Esto te mostrará como salir y no te preocupes , tengo otro.- Le dije cuando vi que hizo un ademán para oponerse. El asintió sin estar muy convencido y corrió a la salida.

Uno de los cómplices se paró en medio de Chris y le lancé una pata rota de la silla de antes y cayó quejándose. Chris aprovechó para salir.

-Solo quedan 13. -Suspire estirándome.

Tipo uno lanzó un golpe que escribe moviendo la, cosa que hizo que rompiera La pared. Eran más fuertes de lo que pensaba... que divertido. Espero no estar sonriendo o me creerán una loca, tampoco es que me importe. Su mano se atascó en la pared Y yo aproveché que estaba distraído para golpearlo en la cara, dejándolo inconsciente.

-Ahora son 12. - Mencioné y corrí a ellos con una sonrisa de lado.

-Vamos, solo es una mujer. - Se quejó uno de ellos.

Corrí hacia uno de ellos Y le lancé una patada frontal golpeándolo en el abdomen Y se quejó de dolor. todos atacaron a la vez, pero pude liberarme de ellos fácilmente. Mientras peleaba alguien disparó a mi brazo y me aparté tocando mi hombro lastimado. Giré mi cabeza para ver quién era y resultó ser imbécil. ¿Porqué no me sorprende?

-¿Qué clase de policía secuestra y hiere a un civil? - Solté mi brazo y caminé hacia uno de los tipos que dejé en el suelo. Tomé un pañuelo que tenía y lo amarré en mi hombro con dolor para parar la hemorragia.

No perdí mucha sangre pero por alguna razón me siento mareada, acaso...

-Veneno... - Murmure entrecortadamente y él se rio descaradamente.

-¿Qué te parece? Supongo que no soy solo un narcisista y sexista. -Rayos, esto es malo.

Solo me limité a mirarlo con mala cara y su sonrisa desapareció en ese mismo instante. Caminó rápido hacia mí Y me acorraló contra la pared e intenté alejarlo, pero no tenía fuerzas.

-¡Voy a matarte! - Comenzó a ahorcarme y traté liberarme pero ya casi no me quedaban fuerzas. -¿Ahora no dices nada? ¿Acaso me tienes miedo? -¡Me envenenaste y me estás ahorcando! ¡¿Como quieres que te hable idiota?!

Con las pocas fuerzas que me quedaban le di un rodillazo en sus esferas del dragón, lo que hizo que se retorciera de dolor.

-¿Qué clase de fenómeno eres? - Gritó alterado. Me apoyé de la pared y vomité sangre. El veneno se esparce muy rápido. - Un disparo más y terminarás muerta, así que acepta tu destino. -Valla policía.

Escupí sangre en el suelo y me quedé con la espalda contra la pared.

-Moriré en algún momento, pero no será este. - Aclaré sonriendo y él apuntó su arma hacia mí.

-¿Qué es eso? - Preguntó y giró su cabeza hacia la puerta por donde salió Chris, yo solo miré.

Un motor se escuchaba cada vez más, creo que es el de una motora. Y efectivamente alguien con una motora apareció. El imbécil le disparó pero falló y comenzó a correr cuando vio que venía directamente hacia nosotros. Cuando se apartó, el motociclista me tomó de la cintura sin detenerse, pero no pude hacer más que abrir los ojos como platos. Me acomodó en la motora y salimos de allí. Ya lejos de ahí me ayudó a bajar y me senté en el piso.

- Bebe esto. - Dijo acercándome una pequeña botella. ¿Beber algo que me da un desconocido? Sé que me estoy muriendo, pero de todos modos no quiero beber algo que me dé un extraño.

Vio que me negaba a beberlo y suspiró. Me agarró las mejillas con su pulgar e índice y me obligó a beber de la botella.

- ¿Qué es lo que te pasa? - Grité apartando su mano.

-ya recuperaste tu fuerza, bien. - De hecho ya no me siento tan débil.

Se paró quitándose el casco y se giró hacia mí.

-Me llamo Adam.

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