Luego de aquel día claramente el pilar del viento y el pilar del agua pasaban aún más tiempo juntos, Sanemi después de los entrenamientos, acompañaba a Giyuu en su patrullaje nocturno y luego se quedaba junto al menor en su finca hasta que el sol salía para así volver a su rutina habitual.
Ahora mismo se encontraba descansando sentado en el suelo del patio de su hogar, decidió darle un respiro a los cazadores solo por el día ya que estaba de muy buen humor, a pesar de que invitó al pelinegro a su finca este se tuvo que negar ya que había dejado sus deberes como pilar de lado lo cual Sanemi entendió, de mala manera, pero entendió.
Mientras bebía agua sintió como alguien se acercaba por lo que se puso de pie pero bajo la guardia al ver que era Muichiro, aquel chico callado y distraído que nunca terminó de comprender completamente.
─ ¿Qué trae por aquí al pilar de la niebla si es que se puede saber? ─Preguntó con cierta ironía y el menor rodó los ojos.
─ Quería saber si podía entrenar contigo Shinazugawa-san, después de todo, tu tienes mucha más experiencia que yo ─Sanemi no sabía porque, pero por algún motivo aquella invitación del chico de mechas azules no le daba buena espina, sobretodo por la sonrisa un poco sádica que formó al terminar de hablar, pero aún así no se negó.
─ Por mi bien pero deja busco-... ─Fue interrumpido rápidamente por un ágil movimiento del menor el cual casi lo golpea sino fuera porque el peliblanco nunca dejó de estar en guardia, esquivó fácilmente el ataque y frunció el ceño.─ Veo que llevas apuro ─Y esta vez fue el quien lanzó un golpe.
Así empezó un largo enfrentamiento entre ambos pilares, a pesar de que Sanemi intentaba no tomarle mucha importancia, pareciera que para Muichiro este entrenamiento era algo muy personal por la forma brusca en la que atacaba como si de verdad quisiera matarlo, claro, ahora lo entendía.
─ Veo que el idiota de mi hermano te importa mucho, tienes agallas mocoso ─Se defendió nuevamente de una ráfaga de ataques y los esquivo hábilmente.
─ ¿Ahora sí es tu hermano? ─Preguntó con cierta rabia en sus palabras entrecerrando sus ojos, ahora que el menor era más expresivo le era imposible guardar lo que realmente sentía, por ello no se esforzaba mucho en esconder su enojo hacia el mayor.─ No sabes cuántas veces Genya quiso que lo reconocieras, y que lo hagas ahora después de tratarlo de la mierda ¡No lo aceptaré! ─Alzó su voz empezando a utilizar su respiración para poder acertar con más facilidad pero el pilar del viento no se quedó atrás.
─ Me importa una mierda si lo aceptas o no, que seas prácticamente mi cuñado no cambia nada ─Con tan solo decir eso el menor se distrajo por lo que el peliblanco aprovechó y lo mandó al suelo de un golpe.─ ¿Qué? ¿Crees que no me dí cuenta? Por favor, nunca ví a ese estúpido babear por alguien como lo hace contigo, y tú tampoco eres muy discreto que digamos... "GenGen" ─Tras decir eso soltó una carcajada cruzándose de brazos.
─ ¿Y qué? Tu y Tomioka-san tampoco pasan desapercibidos, además, ¿qué es ese ridículo apodo de "Gotita"? Incluso el mío es más decente ─Y como Sanemi también se distrajo el menor aprovecho y lo tiró al suelo junto a él sonriendo de lado escuchando como el mayor se quejaba.
─ Ahg... "Gotita" es un buen apodo para el, eres un niño, no lo entenderías ─Se justifico haciendo reír al menor quien se cubrió los ojos con su brazo por los rayos molestosos del sol.
─ Bueno, este niño no creo un apodo tan ñoño como ese ─Volvió a burlarse intentando recuperar el aire ya que aquel enfrentamiento lo había dejado exahusto, sino se reportaba pronto Genya empezaría a buscarlo y Ginko no sabe quedarse callada, menos cuando Genya la sobornaba para contarle cosas sobre Muichiro, esa cuervo de vez en cuando solía ser muy traicionera.─ ¿Por qué eres así con Genya, Shinazugawa-san? Dame una explicación coherente y lógica para poder entender, por favor.
─ No tengo porque que darte explicaciones ─Se sentó en el suelo y volteo a ver hacia otro lado quedando ambos en un silencio incómodo.─ Ya has visto a ese idiota, no puede usar respiraciones, no tiene técnica con la espada, lo único que tiene es esa estúpida habilidad de mierda ¿Cuánto crees que durará así?... ¿Crees que siquiera le podrá dar pelea a alguna luna superior o a Kibutsuji?.
─ Claro que podrá, Genya no es el niño debilucho que tú crees que es, y si algunas de esas situaciones llegarán a pasar yo estaría con el para protegerlo ─Se sentó igualmente en el suelo con una expresión seria a pesar de que el peliblanco le daba la espalda.
─ No lo entiendes, no quiero que ese debilucho pelee... No quiero que esté en peligro ─Lo último lo dijo casi entre murmullos por lo que suspiro pesadamente y volteo a ver al menor.─ Genya debería haber tenido una vida normal, no esto, si yo me metí al cuerpo de cazadores fue para que él no tuviera ninguna dificultad y viviera por muchos años... Ya no se que hacer, no dará marcha atrás y mucho menos ahora que está contigo.
─ Entonces tu deber es apoyarlo y acompañarlo, si hubieras sido claro con el desde un principio tal vez en estás instancias no sería cazador, pero ya no vale la pena arrepentirse del pasado... Te pido por favor que hables con el, no quiero que siga sufriendo porque por muy mal que lo hayas tratado te sigue viendo cómo alguien a quien seguir, el jamás podría odiarte ─Se puso de pie y estiró su mano hacia el contrario quien se afirmó de la muñeca del menor y también se levantó.─ Me despido entonces, Shinazugawa-san, muchas gracias por el entrenamiento ─Hizo una pequeña reverencia y camino hacia la salida de la residencia del mayor a paso rápido dejando solo a Sanemi quien hizo su cabello hacia atrás un tanto frustrado.
El peliblanco miró el cielo unos segundos y se dió cuenta que ya había pasado un buen rato, tal vez Giyuu estaría desocupado ahora por lo que decidió darse un baño rápido para quitarse la sensación de sudor en el cuerpo y fue a la finca de éste casi corriendo por la necesidad de estar con el pelinegro.
Al llegar le preguntó al cuervo Kazugai del menor dónde lo podía encontrar a lo que éste le indicó señalando con su ala la casa del pilar. El peliblanco entro a la residencia sacándose sus sandalias y exploró un poco buscando a Giyuu quien por lo que se veía estaba leyendo un libro cerca de la ventana de su habitación sentando sobre su futón bastante concentrado para darse cuenta de la presencia del pilar del viento. Sanemi discretamente se sentó detrás de él y rodeo la cintura del chico apoyando su mentón en el hombro del contrario.
─ ¿No piensas saludarme como corresponde? ─Aquello hizo que el menor riera bajo y dejó el libro a un lado volteando a ver al peliblanco con una pequeña sonrisa.
─ Bienvenido ─Dejó un corto beso en los labios del mayor. Con el paso de los días su vergüenza por mostrarse cariñoso con Sanemi iba desapareciendo y poco a poco iba tomando iniciativa.─ ¿Entrenaste con alguien? Tienes algunos raspones en el rostro ─Acarició aquella zona con cuidado.
─ Con Tokito, ese mocoso cada vez se hace más fuerte, llega a dar miedo ─Bufó y miro hacia todos lados.─ ¿Esa bola de pelos del diablo se fue?.
─ No le digas así a Sato, y no, no se fue, hace unos cinco minutos lo ví jugando en el jardín. ─Y se dió la vuelta nuevamente para seguir con su libro apoyando el peso de su cuerpo en el del contrario quien lo rodeo con sus brazos.
─ Ese gato me odia Giyuu, y yo lo odio a él, el desgraciado cada vez que me ve me rasguña, como si quisiera desperdiciar mi sangre con él ─Habló ofendido volviendo a hacer reír al menor quien negó. Después de todo tanto su gato como su acompañante eran idénticos, cada vez le daba más la razón al Shinazugawa menor.─ ¿Ya terminaste tus deberes o aún tienes otras cosas que hacer?.
─ Ya termine, no era mucho pero no podía posponerlo por más tiempo ─Paso la hoja del libro. Algo que el pelinegro se había dado cuenta es que si no le daba la atención suficiente al mayor éste haria de todo para que indirectamente Giyuu se diera cuenta y lo mimara.
Sanemi empezó a dejar besos cortos en el cuello del contrario provocando que al menor se le erizará la piel, aún no estaba acostumbrado a esto pero sabía que el peliblanco quería avanzar a otras cosas más que solo besos, y eso lo ponía muy nervioso, a tal punto que solo de pensarlo se ponía rojo como tomate, no es que fuera inseguro de su cuerpo, Giyuu era conciente que poseía un buen físico, pero el hecho de no tener experiencia lo hacía desconfiar ¿Y si defraudaba a Sanemi? Cada vez que llegaban a este punto esa pregunta lo atormentaba.
El mayor no era tonto por lo que paro inmediatamente al ver la incomodidad de su pareja y deshizo su abrazo.
─ ¿Estás bien? Si quieres que no vuelva a hacer eso solo dímelo, no me enfadare ─Giyuu lo volteó a ver y se sentó en el regazo del peliblanco para quedar frente a frente.
─ Si quiero, me refiero a... Mm... ─Desvió su mirada avergonzado y soltó un suspiro.─ Yo... Quisiera que avancemos... Tu sabes ─Bajó su cabeza sin saber comp expresar lo que quería decir pero antes de que pudiera hablar Sanemi posicionó su mano bajo el mentón del pelinegro y levanto su rostro para que lo viera.
─ Giyuu, si no estás listo no te voy a obligar, las relaciones no siempre necesitan de sexo para poder funcionar, no quiero te sientas presionado, de verdad ─Acarició la mejilla del menor.
─ Pero yo si estoy listo, solo... Me asusta que te puedas llegar a decepcionar, yo nunca he... Dios que vergonzoso ─Cubrió su rostro con su mano y el mayor rió por lo tierno que su pareja se veía, apartó la mano del contrario y apegó su cuerpo al ajeno mirando al pelinegro a los ojos.
─ Si se trata de ti nunca me decepcionaría por nada, deja de atormentarte ─Y sin más Giyuu se abalanzó contra el peliblanco quedando encima de él y lo besó desesperadamente por lo que el mayor correspondió sosteniendolo de las caderas.
Sanemi nunca lo admitiría pero para él también era su primera vez, y claro, le daba miedo el poder lastimar al menor por su inexperiencia, si le llegaba a hacer daño no se lo perdonaría.
Mordió ligeramente el labio inferior del pelinegro a lo que éste se quejó y él aprovechó de meter su lengua explorando la cavidad bucal del contrario quien soltaba suaves gimoteos intentando seguir al mayor. De forma rápida pero sin separarse de aquel sucio beso, el peliblanco invirtió las posiciones quedando arriba de Giyuu, entremedio de sus piernas y al separarse ambos se observaron con la respiración agitada, Sanemi bajó su mirada empezando a atacar el cuello del contrario succionando algunas partes de su piel dejando pequeños hematomas que después quedarían de un color morado y mordiendo débilmente pero aún así dejando rastros de sus dientes, como si quisiera marcar territorio y dejar en claro lo que era suyo. A pesar de que los gemidos del pelinegro eran casi inaudibles no podía evitar avergonzarse por lo que cubrió su boca con su mano tratando de callarse pero el mayor no lo permitiría, tomó su mano entrelazando sus dedos y dejó cortos besos en el rostro del contrario.
─ No te contengas, me gusta oírte ─Sonrió levemente y se dispuso a desaboronar el uniforme del más bajo. Es cierto que en otras ocasiones el peliblanco a podido apreciar el cuerpo semi-desnudo del menor y no le provocaba nada, pero ahora era distinto, ahora que Giyuu realmente le gustaba ver a detalle cada parte de éste lo hacía sentir nervioso y excitado, lo cual era justificable, el pelinegro tenía el físico ideal para un pilar varón, además de que su silueta era voluptuosa haciéndolo aún más atractivo. Sanemi no se quedaba atrás, poseía un cuerpo corpulento y musculoso, y las cicatrices solo lo hacían ver más llamativo según Giyuu.
El mayor no perdió el tiempo y al tener la parte del pecho y abdomen descubierta del pelinegro acercó su rostro a la zona del pecho y comenzó a lamer y succionar un pezón mientras que con su mano libre estimulaba el otro sintiendo como el menor se retorcía por el placer.
─ Shi-Shinazugawa... No hagas eso ─Enredó sus dedos en los cabellos blanquecinos del otro y gimió bajo por las diferentes sensaciones. Sanemi al notar que el pezón que había estado tratando ya estaba visiblemente hinchado prosiguió con el otro a lo que Giyuu arqueó su espalda.
Luego de varios minutos de estimulación el peliblanco se deshizo de sus ropas como las del contrario quedando ambos completamente desnudos, el mayor intentaba observar cada detalle del pelinegro como cicatrices, lunares y marcas a lo que el menor de cubría avergonzado.
─ No mires así tan descaradamente ─Susurró claramente sonrojado.
─ ¿Qué acaso no puedo apreciar la belleza de mi novio? ─Se acercó y besó varias veces la mejilla del pelinegro a lo cual este negó.
─ No soy tu novio, no estamos casados ni tampoco comprometidos ─Sanemi dejó de besarlo y lo miró a los ojos con una expresión seria.
─ Entonces casemonos, se mi esposo cuando todo esto acabe Giyuu ─Los colores en el rostro del menor desaparecieron y abrió su boca sorprendido.
─ No podemos... Nosotros somos hombres, las personas nos mirarían con asco y-... ─El mayor lo silencio con un beso y al separarse sonrió.
─ No importa un carajo lo que los demás imbéciles piensen, si están de acuerdo o no por mi que se jodan, solo me importas tú, cásate conmigo cuando derrotemos a Kibutsuji y eliminemos a todos esos insectos, prometo amarte por la eternidad ─Los ojos del menor se cristalizaron ante la impresión e hizo que cambiarán de posición quedando arriba del peliblanco sentado en su entrepierna provocando un leve roce que hizo estremecer a ambos.
─ Si nos casamos... Después no puedes arrepentirte ─Apoyo una de sus manos en el pecho del contrario y con la otra sostuvo el miembro de éste posicionándolo en su trasero tembloroso.
─ Jamás me arrepentiría ─Aclaró y soltó un ligero suspiro antes el tacto del menor. Giyuu empezó a adentrar el glande del pene ajeno con lentitud y Sanemi lo detuvo al ver sus lágrimas.─ No te apresures, debí prepararte antes.
─ E-Estoy bien, he tenido ciento de heridas, esto no de-debería de doler ─El mayor lo sujeto de las caderas para ayudarlo soltando un gruñido al sentir como las paredes del pilar apretaban su longitud, tanto que llegaba a ser incómodo, no quería ni pensar el dolor que estaba sintiendo Giyuu en ese instante, con solo ver su rostro empapado en lágrimas podía asimilarlo por lo que hizo que le menor se recostara encima suyo y besó su rostro mientras acariciaba su espalda baja para poder relajarlo.
Cuando sintió que el cuerpo del pelinegro se destensaba movió lentamente su cadera hacia adelante y atrás generando embestidas cuidadosas pero profundas. Giyuu quien no era capaz de contener sus gemidos sentía todo su interior arder de una forma placentera en cierto sentido, necesitaba que el mayor fuera más rápido pero podía sufrir de un desgarre y explicarle a Shinobu sería demasiado vergonzoso.
Abrazó al peliblanco por los hombros enterrando sus uñas y empezó a dejar mordidas muy marcadas en las partes de la clavícula y cuello soltando quejas y gemidos cerca del oído del mayor lo cual lo excitaba mucho más e incentivaba a ser cada vez más rápido, ambos eran un desastre cubiertos de sudor por todo el cuerpo y líquido preseminal en la parte del abdomen.
Sanemi decidió invertir los roles quedando él arriba del menor, se sentó sobre sus rodillas adentrando nuevamente su pene en el interior del contrario y levanto sus piernas dejándolas apoyadas en sus hombros, la vista que obtenía del pelinegro, ante sus ojos, era preciosa y jodidamente caliente.
Mientras los embestía dejaba cortos besos y contuciones en sus piernas y con una de sus manos atendía al menor masturbandolo. Giyuu era un desastre y estaba en el punto máximo de satisfacción, nunca pensó que un acto tan impropio sería tan disfrutable.
─ Shinazugawa... Mhg... Más rápido... ─Pidió entre gimoteos mientras sujetaba fuertemente la manta del futón.
─ Lo haré si me llamas por mi nombre, solo una vez te he escuchado decirlo ─Dió una fuerte estocada haciendo que el menor lloriqueara y el peliblanco gruñera.─ Creo que hoy es una ocasión especial ─Acercó su cuerpo al del pelinegro aún con las piernas del contrario en sus hombros dándole mucho más espacio y lo besó apasionadamente moviendo su cadera despacio.
─ Aah... Sanemi... Por favor, más rápido... ─El nombrado sonrió y obedeció a las peticiones de su ahora comprometido. Sonidos húmedos, además de jadeos y gemidos se podían escuchar por toda la habitación, ambos agradecían que la finca del menor quedará un tanto lejos de la de los demás, les daba mucha más privacidad.
Al pasar unos minutos el pelinegro no pudo aguantar más y se corrió derramando aquel pegajoso líquido en su abdomen y seguido el mayor tuvo su esperado orgasmo dentro de Giyuu quien sufría pequeños espasmos ante la conmoción.
Sanemi salió de su interior y llenó su rostro de besos para tranquilizarlo sonriéndole en el proceso, el menor correspondió a su sonrisa y lo abrazó cayendo dormido a los pocos segundos lo cual dejó sorprendido al peliblanco preguntándose si debía llevarlo a qué lo revisaran o no, al escuchar los suaves ronquidos supo que solo estaba cansado por lo que se encargó de limpiar a Giyuu y a él mismo, mientras dejaba al pelinegro descansando en uno de los sofas que habían en la sala de estar, él se encargaba de acomodar un futón limpió y dejar su ropa sucia en el cesto correspondiente, mañana se encargaría de lavarla. Afortunadamente como ya habían varias veces dónde se quedaba con el pelinegro tenía varias mudas de ropa en su hogar guardadas a pesar de que casi compartía la misma talla que el menor, decidía llevar su propia ropa, si algún pilar o cazador reconociera que la vestimenta que llevaba no era suya sino de Giyuu sería un caos, suficiente tuvo con los chismes que divulgaron hace varias semanas.
Finalmente recostó al pelinegro en el futón arropandolo y se lo quedó viendo por varios minutos hasta que el cansancio de igual forma le ganó y se durmió a un lado de éste abrazándolo.
Aclaraciones:
Antiguamente el término "novio/novia" se usaba para relaciones demasiado formales, no como ahora que se usa sin un compromiso legal, por así decirlo, así que en esta historia si le daré un peso importante a ese denotativo, y para las relaciones "informales" los dejaré con el término de "acompañante* o "pareja", para que lo tengan en cuenta y no hayan confusiones ♡.