Eliot presentó su renuncia como director del bufete unos días después, junto a su renuncia encontré en mi escritorio una nota que decia:
"Querida Ana, me voy porque no quiero causarte mas problemas con Piero, prometo desaparecer de tu vida, solo quiero que seas feliz pequeña.
Con amor, Eliot"
No se por qué esas palabras provocaron de nuevo el llanto en mi, saber que ya no lo vería de nuevo me rompió el corazón otra vez, «que tonta!», pero debía ser fuerte y mantener la cabeza en alto por respeto a mi esposo y nuestra relación.
A partir de ese momento, los días se me pasaban finjiendo ser una esposa perfecta y dedicada, trataba de no llevarle la contraria a Piero y de ser servicial con él, sin embargo muchas de estas conductas e intentos por estar bien con él eran en vano.
En realidad Piero se había vuelto posesivo y celoso a más no poder, no toleraba que un hombre se acercara a mí y eso provocó que discutiremos bastante en casa, aunque al salir de ella éramos la pareja ideal para el mundo.
Piero no me dejaba un minuto sola, no podía salir con mis amigas o visitar a mis padres sin él, empecé a alejarme de todo y de todos para evitar las interminables peleas con mi esposo.
Por su lado él me invitaba a toda clase de lugares lujosos, me llevaba flores al trabajo o a casa, se volvió más detallista, su comportamiento me abrumaba demasiado y fue peor cuando dijo que creía que necesitábamos tener un hijo; a ese punto yo no quería tener un hijo con él, aunque añoraba ser madre, no creía que un hijo seria la salvación de nuestro matrimonio pues en el fondo sabía que Piero había insistido en eso sólo para garantizar que me quede a su lado.
Su actitud contrasta te entre ser el mejor esposo o sus celos y enojo irracionales me tenían al borde, cada vez más agotada de intentar salvar aquella relación.
Esa fue mi vida por unos meses, donde todo se volvió tormentoso, donde Piero era el más romántico de los hombres y a la vez el más controlador, donde yo ya no me sentía bien, quería salvar mi matrimonio y había aceptado casi todo lo que Piero exigía para hacerlo feliz (salvo tener un hijo), mis esfuerzos habían dado algunos frutos y empezaba a recuperar algo de la paz que tenía antes estando con él.
Si, no estábamos en nuestro mejor momento pero al menos después de tanto tiempo y tantas peleas, habíamos logrado algo de paz y llevarnos bien nuevamente.
Incluso llegué a pensar en que si salíamos de esta, podríamos volver a ser un matrimonio feliz.
Todo cambio un miércoles, cuando llegué a la oficina y me dirigí al despacho de Piero pero su secretaria me informo que estaba en una reunión con una señora, no quería interrumpir así que regrese a mi oficina y solo le deje un recado.
Me entretuve entre archivos y pendientes de trabajo hasta que las puertas de mi despacho se abrieron de un golpe, resonando en toda la habitación y arrancando e un susto por la sorpresiva acción.
Levante mi vista y vi que quien las habia empujado era Maitte Vernon, su apariencia ya denota a un poco el paso de los años, pese a que seguía viéndose bien.
-¿Quien te crees para entrar de esa forma aquí ? - dije levantando la voz
La rubia tiró sobre mi escritorio un sobre.
-Ábrelo, abrelo- ordenaba la mujer
-Ana ignorala- interrumpió Piero pasando agitado a mi despacho
Enfurecida pregunte -¿ que es todo este escándalo? -
-Abre el sobre y date cuenta - dijo Maitte
-No lo hagas - intervino Piero nuevamente con nerviosismo
Invadida por la duda al notar la curiosa reacción de mi esposo, abrí el sobre, eran los resultados de unos laboratorios, al leer más y con detenimiento vi que era una prueba de embarazo positiva.
-¿Es tuyo? - pregunté mirando directamente a Piero, comprendiendo la razón de su comportamiento
-Si, es de él - contestó lo rubia
-¿Cuando? ¿Cuando paso esto? - trate de sonar tranquila aunque mi voz delata a la ira
-Lo concebimos en Madrid- dijo con cinismo Maitte
-Vete- le dije mirándola con asco
-Amore puedo explicarlo - habló por fin Piero
-Déjame e tender algo, hiciste todo ese espectáculo por mi pasado con Eliot, cuando te habías acostado con esta mujer? - cuestione con ira
-Deja que te explique bella - volvió a decir Piero
-Largo de mi oficina, los dos! - ordene en voz alta.
Piero tomó el brazo de Maitte y se la llevó de mi despacho.
Al rato salí del bufete y conduje por la ciudad tratando de calmarme.
Pasadas las horas, tome rumbo hasta mi casa, ahí se encontraba Piero esperándome, al verme se levantó del sillón.
-Por qué te acostaste con esa mujer? - pregunté directa
-Porque me contó todo lo que hubo entre Eliot y tu, me contó que dañaste su matrimonio mientras tu ya estabas casada conmigo y quise vengarme- se justificó
-Pero que dices! Como voy a dañar un matrimonio si en ese momento vivíamos en Madrid lejos de todo este drama- reclamé
-Dices que se divorciaron antes de que abrieramos el bufete en Portland! - preguntó confundido
-Claro que si, yo no tuve nada que ver con eso!!!- respondí
-Maitte es una infeliz y una descarada, también tu, son tal para cual- continúe discutiendo
-Amore podemos resolverlo- sujeto mi brazo cuando me disponía a salir
-No me llames Amore, cretino!!! Soporte todas tus actitudes durante meses, por la culpa que me hiciste sentir al no decirte quien era Eliot, cedí a todos tus caprichos y exigencias por este matrimonio, mientras tu habías roto nuestro juramento de la peor forma y con esa mujer- reclame
-Me vas a decir que no pasó nada con él mientras yo no estaba? - contra atacó
-No, aunque hubiese podido volver a su cama, escogí respetarte!!! - grite
-Y los besos? - indagó
-Ojalá hubiera pasado más! - respondí con descaro
Me fui de casa ese día para no discutir más, alquile una suit en un hotel precioso y me dispuse a descansar ignorando las llamadas de Piero.