Advertencia:
• Escena+18
• BDSM
• Mujer dominante
Que luego se me olvida poner advertencias...
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Yamaiko caminaba por la mansión con una preocupación en mente, su conversación con Luy no fue lo que esperaba, en lugar de alejar las preocupaciones sólo logró agregar nuevas a la lista, el laurel de cerezo es una planta con semillas tóxicas, si eso era verdad se preguntaba por qué Yiara estaba consumiendo esto, la respuesta más obvia es que ella no estaba conciente de que las consumía.
Luke era el único que había presentado anteriormente su disgusto por la presencia de la sirvienta, sin embargo Yamaiko no quería apuntar a un culpable sin ninguna prueba, intencionalmente llegó a la cocina de la mansión en dónde se encontró con Ukaru quién limpiaba exhaustivamente varios utensilios.
—Pareces muy ocupado —comentó provocando que el menor se sobresaltara.
—¡Oh, señorita! ¡Me asustó! —exclamó con una sonrisa nerviosa.
—Lo lamento Ukaru —rió levemente ante la expresión del rubio antes de acercarse más a él -En realidad quería hacerte unas preguntas.
—Claro ama, pregunté lo que quiera —Ukaru limpió sus manos con el mantel que tenía puesto y ofreció una silla a la noble.
—Gracias, toma asiento también por favor. —pidió observando al esclavo dudar antes de sentarse también, se veía algo incómodo. —Ukaru... ¿Yiara ha estado bebiendo té, últimamente?.
Ukaru ladeó la cabeza a un lado —¡Por supuesto!.. bueno, ha estado tomando té de canela después del almuerzo, le gusta bastante... Ah ¿Hice algo mal?...
El esclavo se removía incómodo, nunca le habían permitido sentarse junto a su amo, aún que Ukaru sabía que Yamaiko era una maestra compasiva eso no significa que el podía sobrepasar los límites.
—No, por supuesto que no hiciste nada malo, solo quería saber cómo haces el té... —una mentira por supuesto, se sentía mal tener que hacerle este tipo de preguntas a Ukaru, quién para Yamaiko no tenía nada de culpabilidad.
—¡Oh es eso!, hervir el té es la parte más importante, debe estar a la temperatura correcta y dejar que la canela se mezcle de manera lenta... Mnm.. ¿Acaso desea cambiar de té?
—No es eso Ukaru, estoy tratando de averiguar algo importante, así que dime qué es exactamente lo que haces después.
El rubio le dió una mirada de desconcierto, sin embargo tal y como le ordenó su ama, comenzó a relatar todo el procedimiento y su rutina con el té.
—Una vez que el té está listo lo dejo preparado para que Yiara pueda tomarlo, después me voy a ordenar la dispensa como todos los días... También tomó mi descanso como usted ordenó, sigo con mi deber más tarde y.. huh.. eso es todo después de la mañana.. —el esclavo miraba a Yamaiko en busca de alguna expresión de enojo, pues aún que su señorita le afirmó que no estaba en problemas no es algo que Ukaru este acostumbrado a creer.
—Esta bien es lo que necesitaba saber, gracias por decírmelo. —la noble se levantó de su asiento antes de mirar al esclavo con algo de duda, sin embargo Yamaiko dejo a un lado su vacilación y decidió hablar —Ukaru, cierra los ojos.
La orden fue algo inusual, el rubio no podía dejar de pensar en que su señorita estaba actuando un poco extraña, aún así y algo temeroso obedeció, cerró sus parpados mientras sentía las manos de su ama tocar su cuello, un escalofrío lo recorrió mientras trataba de alejar pensamientos negativos de su cabeza, su ama.. nunca le haría daño...
Un click hizo eco por las paredes de la cocina, el sirviente no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa, la cadena de su cuello cayó al suelo.
—¿¡S-señorita?! —Se alarmó, tocando su propio cuello aún sin creerlo —¡N-no deberí-
—Quiero hacerlo —dijo plenamente —Lo he pensado bien y no quiero que ustedes sigan siendo esclavos, todo lo que pasaron estuvo completamente mal y lo que más quiero es que sean libres.
—¡Pero.. ama no quiero! —pequeñas lágrimas se filtraron de sus ojos cristalinos —¡No sé que hacer sin usted!
—Ukaru... —la noble acarició el cabello del varón —Nunca me alejaré de ti y siempre tendrás un lugar en mi hogar, solamente quiero que seas feliz.
El varón se quedó sin palabras, finalmente las lágrimas rodaron por sus mejillas, sintió el calor de su señorita acariciar sus pómulos y con sus dedos secar todo rastro de tristeza, "libertad" es un concepto que Ukaru llegó incluso a considerar ajeno, pero ahora...
—La señorita es la única maestra que aprecio realmente y agradezco que me de mi libertad... —su voz aún sonaba quebrantada y no hay nada que Ukaru odiara más que sonar infantil... Debido a su inseguridad las palabras se quedaron atoradas en su garganta.
—Dime Ukaru, ¿Que es lo que deseas hacer?, cualquier cosa que decidas yo estaré de acuerdo y te apoyaré, por qué también eres alguien apreciado para mí —Al notar esos amables ojos púrpura, entendió que en realidad no existía nada amenazante en ellos.
—¡Quiero quedarme contigo, Yamaiko! —Las palabras salieron rápidamente sin que pudiera procesarlas, el nombre de su ama era algo que el esclavo siempre quiso pronunciar, ser igual... Era su deseo.
—Si es lo que quieres, quédate conmigo Ukaru —Yamaiko noto los ojos abiertos del varón, la noble extendió sus brazos.
Ukaru temía de todo, aún tenía miedo, pero por una vez se permitió confiar.
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No podía soportarlo...
Ese rastrero sentimiento de culpa y vergüenza inundando su corazón, era insoportable... Pero.
"¡Se.. se siente tan bien!"
Su rostro se hundía en la almohada en un vano intento de retener sus lujuriosos gemidos.
-Haces los sonidos más adorables - dijo una voz juguetona cerca de su oído para después morder el lóbulo de su oreja.
Las manos de su ama se desplazaron hasta llegar a sus caderas, ella sacó lentamente el juguete de su interior, solamente para volverlo a introducirlo con rudeza.
—¡Mnah~! —Emitió mientras su cuerpo se retorcía debajo de la fémina.
Lady Alicia había adquirido juguetes nuevos y como siempre debía usarlos con su esclavo favorito.
La noble jaló el cabello del esclavo obligándolo a despegarse de la almohada.
—Quiero oírte aún más, Zeth~ —la albina le dió la vuelta a su amante, acercándose al cuello, mordiendo y dejando marcas.
Los ojos de Zeth se entrecerraron debido al placer, sus caderas se movían desesperadamente hacia su maestra, no le gustaba hacerlo de frente... Pero si eso significaba no tener que soportar más quemaduras y cortes entonces podía con eso.
Sus piernas fueron separadas provocando un sobresalto en el varón, el juguete se hundió con más profundidad tocando la próstata del esclavo. Todo su cuerpo tembló debido al repentino placer que lo abrumaba, su espalda se arqueó dejando caer la cabeza hacia atrás.
—¡Ahh!~ ¡Ah! —no existía forma de que pudiera retener sus gemidos está vez, su visión se volvía borrosa, saliva escurría por su barbilla y cada vez que el juguete golpeaba ese lugar en específico todo su ser convulsionaba, podía olvidarse del por qué y del quién por unos minutos.
—Buen chico —alabó —me encanta cuando eres tan obediente, te estás portando muy bien... Continúa así, cariño.
Las dulces palabras de la albina provocaban un extraño sentimiento de alegría en el esclavo, las caricias y los halagos lo estremecían con un delicioso placer.
—¡Ama! ¡Más fuerte! ¡Ama! —estaba tan arruinado, necesitaba más de ese reconfortante sentimiento y ya no le importaba lo que tenía que hacer para conseguirlo.
—Zeth... Di mi nombre —ordenó con un tono seductor jalando el bonito collar de plata que ella compró especialmente para el.
—¡Ahh! ¡Ali-cia! ¡Alicia!~ —el calor de su cuerpo subió, la lengua de su ama recorría sus pezones... Le encantaba cuando ella los mordía solo para provocarlo.
Los movimientos se intensificaron, la cadena que conectaba al cuello del esclavo no paraba de tintinear, las manos de la noble se aferraban fuertemente a las caderas del varón, la vista del chico con lágrimas de placer en los ojos era exquisita, una de sus manos de movió, bajando lentamente hasta llegar a las firmes y redondas nalgas del peliverde, apretó una con fuerza para luego proporcionar una estruendosa nalgada.
—¡Nghh! —grito, sintiendo su cara arder.
Una sonrisa apareció en el rostro de la noble, continúo con los pequeños golpes hasta que marcas visiblemente rojas aparecieron en la piel contraria, el peliverde soltó un grito de placer de lo más profundo de su garganta, la calidez burbujeante de su estómago finalmente se disparó a través de su miembro, sintió como el semen salió de él manchando las sábana y su propio estómago.
Zeth se estremeció para después desplomarse sin fuerzas sobre el colchón, su respiración era agitada, una risita de parte de su ama fue suficiente para hacerlo sentir mal.
—Mírate —se burló, pasando uno de sus dedos por el semen del varón, la noble acercó el viscoso líquido a los labios del contrario —Eres irreconocible, siendo sincera ahora no eres diferente a los demás esclavos, ¿Quién diablos eres?.
"¿Por qué?... ¿¡Por qué tienes que arruinarlo?!"
Pensó el esclavo con desprecio, los halagos y las suaves caricias se desvanecieron en un instante, sólo quedó nuevamente el remordimiento.
Sin poder evitarlo las lágrimas caen de sus ojos, quería seguir fingiendo, Zeth apretó los dientes con frustración, optó por no decir nada.
Las risas hacían eco por la habitación, la albina se acercó a su esclavo y dió un lindo beso en la mejilla enrojecida.
—Te amo... —soltó con ternura, nuevamente sólo estaba mintiendo.
El peliverde volteó a verla ligeramente frunciendo el ceño, estaba fingiendo como siempre para engañarlo solo que está vez era más que evidente.
—.... También te amo —correspondió con obvia falsedad.
Aún así la noble sonrió.
El momento fue interrumpido por el toque de puerta, la noble se levantó de la cama y se apresuró a taparse con una bata. —Adelante.
Una sirvienta de largos cabellos verdes entró con un visible nerviosismo —S-señorita, tiene una carta importante...
Aria miró de reojo a su hermano tendido en aquella cama, sus ojos se cristalizaron pero no pudo permitirse llorar, Zeth inmediatamente le dió la espalda cubriendo su cuerpo con las sábanas.
La carta en su mano le fue arrebatada, Alicia inmediatamente la abrió y leyó el contenido, su sonrisa se agrandó. —Llamá inmediatamente a mi modista —ordenó
—Si, señorita... Huh.. ¿Paso algo bueno? —preguntó forzandose a sonreír.
—Así es, habrá un baile —dijo divertida —Muchos nobles de alta clase asistirán, por qué... El principe va a comprometerse.
—Son muy buenas noticias. —Aria hizo una reverencia —Avisaré a la modista de inmediato.
Con esto, la sirvienta salió rápidamente de aquella habitación.
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Yamaiko acariciaba la cabeza del pequeño Kei quién dormía plácidamente en sus piernas, una carta con el sello real era sin duda algo importante, Soei estaba a su lado mientras apartaba sutilmente a su hermano menor para después arroparlo.
—¿Ama? ¿Que es lo que dice la carta? —preguntó curioso por la expresión de su maestra.
—¡Son buenas noticias!, Estoy invitada al baile que se realizará en honor al príncipe heredero, parece que finalmente se va a comprometer.
—Seguramente se hará un revuelo con las modistas, señorita usted también debería apresúrarse —comentó el peliazul.
—Si, tienes razón... Además, este parece una buena oportunidad para hacer un movimiento —Yamaiko sonrió, debía aprovechar la situación.
—Dile a Yiara que ajende una cita en Élégance tracée, compraremos varias cosas —dijo con un tono de emoción.
—Me alegra que tenga ánimo —sonrió el peliazul.
La noble miró con cariño la sonrisa del varón, ahora el puede sonreír más libremente, Yamaiko se levantó de la cama acariciando por última vez el alborotado cabello de Kei, camino hacia el esclavo y lo tomo de la nuca acercándolo hacia ella y depositando un beso en los labios contrarios.
—Mnm..~ —Soei aceptó el gesto de inmediato colocado sus manos en la cintura de la noble, solamente para tenerla un poco más cerca.
Era agradable y cálido.
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¡Otro capítulo más, espero y sea de su agrado!
¡No tengo ni idea si soy buena en el +18, así que pueden dejarme comentarios constructivos al respecto!
Muchas gracias por leer y perdonen cualquier posible falta de ortografía, etc.
Próxima actualización: Jueves
Hasta entonces, los quiere, K.
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