Taehyung POV.
"Yo soy Kim Tae-hyung."
"Soy, Kim Tae-hyung."
"Tae-hyung."
"Kim."
"V."
Las luces del escenario se encendían gradualmente, dejando a oscuras a quienes antes brillaban. Las siluetas de la audiencia se movían mientras los murmullos y el tintinear de las copas llenas y vacías llenaban el ambiente. En ese momento, anhelaba un sorbo de aquel licor rojo vivo.
Mis dedos acariciaban el saxofón con una melancolía palpable. Mi mente divagaba en recuerdos que solo existían en mi cabeza.
Una señal al otro lado del salón me llamó. Tomé una bocanada de aire y comencé a tocar, dejando que mi corazón se expresara a través del saxofón. La guitarra, la pandereta y la batería se unieron, creando una melodía envolvente, mi canción.
Cerré los ojos, dejándome llevar por la música, permitiendo que mis emociones se manifestaran. Cuando terminé, el público estalló en aplausos.
El presentador hizo presencia y amablemente me cedió el micrófono.
— Muchas gracias.
Hice una reverencia y sonreí.
— Con ustedes, V.
Agradecí y me despedí del escenario. Mis compañeros me felicitaron mientras me dirigía al camerino.
— Lo hiciste increíble Taetae —dijo Jackson, palmeando mi hombro y ofreciéndome otra oportunidad la próxima semana, esta vez con remuneración.
— ¿Tu crees? Digo, se que lo hice bien pero —solté una risita nerviosa— Siento que pude hacerlo mejor.
— Tae, lo hiciste increíblemente bien —me pasa el estuche de mi saxofón— incluso me encantaría que vinieras la siguiente semana, a otra presentación. Y está vez te pagaré.
— ¿Pagarme? —tome el estuche y acomodé el saxofón dentro— Jack, mucho haces con dejarme tocar aquí. No sabes lo agradecido que estoy.
— Lo sé Tae, y creeme cuando te digo que lo hiciste perfecto. ¿Viste como la gente te aplaudió? —el sonreía eufóricamente— Estoy seguro que vendrían otra vez a verte.
Cerré el escuche y me tiré en sus brazos abrazandolo con cariño para luego mirarlo sosteniendo sus hombros.
— Gracias por ayudarme a conseguir esta oportunidad Jack, no sabes lo bien que me siento —lo miré— cumplí uno de mis sueños.
— Y los que faltan Taetae —sonrió.
— Así que por favor, déjame tocar sin que me pagues. Por agradecimiento.
— Amigo, sabes que quiero ayudarte.
— Y lo haces, déjame agradecerte ahora por esta oportunidad —tome su mano, besando esta para luego mirarlo. Jugueteó con mi cabello y asintió.
— Ve a casa a descansar.
Me dí la vuelta y tome mi estuche acomodando mi cabello, no sin darle un abrazo más antes de irme.
— Y Tae...
Acarició mi mejilla con un eje de preocupación en sus ojos.
— Ya no llores por alguien que no merece tus sentimientos. Tu vales mucho más que eso.
Asentí cerrando la puerta después de salir.
(♡)
En el bullicio de la noche, algunas personas charlaban y fumaban en la calle, dotándola de una atmósfera animada pero serena.
Avanzaba tranquilamente por la acera, sintiendo la brisa nocturna. Mi departamento estaba a una distancia cómoda para caminar, y en ese momento necesitaba despejar la mente. Al acercarme al semáforo, vi que estaba en rojo, y al comprobar que no había tráfico, me dispuse a cruzar con calma.
De repente, un auto dobló la esquina a toda velocidad hacia mí. Quedé petrificado ante las luces que se acercaban, sintiendo el golpe en mis piernas y abdomen. Un zumbido ensordecedor en mi oído se mezclaba con el estruendo del rock a todo volumen.
— ¿¡Qué demonios te pasa!? —escuché gritar al conductor cuando bajó del vehículo— ¿Quieres morir, idiota?
Me sentía abrumado por la vergüenza y la culpa. Mis mejillas ardían mientras luchaba por levantarme del suelo. Finalmente, con su ayuda, logré ponerme de pie.
— ¿Estás bien? —preguntó, con un dejo de preocupación en su voz.
— Por suerte sí, estoy bien —respondí, intentando recomponerme y limpiar mi ropa.
— A ver si tienes más cuidado la próxima vez, estúpido —me empujó bruscamente antes de darse la vuelta para regresar a su auto.
Recogí mi saxofón del suelo y traté de sacudir el polvo del estuche mientras él se marchaba.
— Jódete —murmuré entre dientes.
— ¿Qué has dicho? —se volteó para mirarme.
— Que te jodas, el estúpido eres tú por venir tan rápido sin fijarte si alguien cruzaba.
— ¿Y quién pasó el semáforo en rojo? —replicó, señalándome— Deberías estar agradecido de seguir vivo.
— ¿Qué ocurre, Jungkook? —intervino una voz desde el copiloto— Vámonos, deja al chico en paz.
A pesar de su mirada intimidante, opté por cortar el contacto visual y seguir mi camino, dejando atrás su actitud hostil.
Arikook—🌷🩷.