All I Ask - Max Verstappen-+18

By HannaShakur

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En medio del glamoroso mundo de la Fórmula 1, la relación entre Max y ___ se ve ensombrecida por la posesivid... More

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By HannaShakur

Desde el momento en que conocí a Max , supe que había algo especial en él. Su sonrisa contagiosa, su pasión por las carreras y su increíble habilidad en la pista me cautivaron desde el principio. Nosotros dos éramos inseparables, una pareja que parecía destinada a conquistar el mundo juntos. Y, para mi fortuna, mi padre, Christian, también lo veía así.
Max y yo éramos una linda pareja, eso no podía negarse. Nos apoyábamos mutuamente en todo momento, tanto dentro como fuera de las pistas. La prensa nos adoraba, los aficionados nos idolatraban, éramos la pareja ideal de la Fórmula 1. Sin embargo, todo eso cambió cuando los celos comenzaron a consumir a Max.

Al principio, los celos de Max eran apenas perceptibles. Pequeños comentarios sarcásticos sobre otros pilotos que se acercaban demasiado a mí, miradas de desconfianza cuando hablaba con algún miembro del equipo. Yo intentaba calmar sus preocupaciones, asegurándole una y otra vez que solo tenía ojos para él. Pero nada parecía ser suficiente para apaciguar su creciente inseguridad.

Con el tiempo, los celos de Max se convirtieron en una tormenta incontrolable. Comenzó a cuestionar cada movimiento que hacía, cada palabra que decía. Las discusiones se volvieron más frecuentes y más intensas. Ya no éramos esa pareja feliz que todos admiraban, éramos dos extraños atrapados en un ciclo de desconfianza y resentimiento.

Mi corazón se rompía cada vez que veía cómo la persona que amaba se consumía por los celos. Intenté hablar con él, intenté hacerle ver que sus miedos eran infundados, pero nada parecía llegar a su corazón. Max se había vuelto un prisionero de sus propias inseguridades, y yo me sentía atrapada a su lado, incapaz de encontrar una salida.


Flashback:

Estábamos en el paddock después de una emocionante carrera. El ambiente debería haber sido de celebración, pero en cambio, la tensión flotaba en el aire como una nube oscura. Max y yo caminábamos juntos hacia nuestro motorhome, pero su rostro estaba ensombrecido por una expresión que yo conocía demasiado bien: celos.

- (con la mandíbula tensa y la mirada fija en el suelo) ¿Qué estabas hablando con Daniel Ricciardo?-

- Solo estábamos hablando sobre la carrera. No hay nada de qué preocuparse, Max-

- ¿Qué te dijo? ¿Por qué estabas tan cerca de él?-

- Max, por favor, no empieces con esto de nuevo. Daniel es mi amigo, eso es todo-

- ¿Y desde cuándo eres tan cercana a tus "amigos" en el paddock?-

La tensión entre nosotros era palpable, y podía sentir cómo la ira de Max crecía con cada palabra que pronunciaba. Intenté explicarle una vez más que no había nada entre Daniel y yo más que una amistad, pero él se negaba a escuchar razón.

- Max, esto es ridículo. No puedo creer que estés celoso de Daniel, ¡es absurdo!-

- ¡Absurdo es que estés tan ciega como para no darte cuenta de lo que está pasando aquí! ¡No puedo soportar verte hablando con otros pilotos como si nada!-

Sus palabras resonaron en el aire como un golpe directo a mi corazón. La mirada de Max estaba llena de una mezcla de rabia y dolor, y me di cuenta de que no importaba cuánto intentara tranquilizarlo, sus celos seguirían destrozando nuestra relación.

- No puedo hacer esto más, Max. No puedo vivir en medio de tus celos enfermizos.-

Con esas palabras, di la vuelta y me alejé, dejando a Max 

FIN DE FLASHBACK

Finalmente, llegó el día en que tuve que enfrentar la dolorosa verdad: nuestra relación no podía seguir así. A pesar de todo el amor que aún sentía por Max, sabía que no podía seguir viviendo en medio de sus celos enfermizos. Con el corazón roto, tomé la difícil decisión de poner fin a nuestra relación.

Fue una decisión que me costó lágrimas y noches de insomnio, pero también fue liberadora. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí libre de la sombra de los celos de Max. Aunque aún quedaban muchas preguntas sin respuesta y cicatrices por sanar, sabía que había tomado la decisión correcta para mí.

Tres meses habían pasado desde que puse fin a mi relación con Max, y aunque el dolor aún estaba fresco en mi corazón, sabía que era hora de seguir adelante. Con el apoyo de mi padre, Christian, me dirigí hacia el circuito de Mónaco, lista para enfrentar lo que fuera que el destino tuviera reservado para mí.

-¿Estás segura de que quieres hacer esto, cariño?-

-Sí, papá. Han pasado tres meses, ya es hora de volver.-

-Bueno, si tú lo dices. Estaré contigo en todo momento.-

Entramos juntos al paddock de Mónaco, y de inmediato me sentí abrumada por la familiaridad del lugar. Saludé a algunos amigos del equipo y pilotos, entre ellos Sergio, quien me recibió con una mirada preocupada.

- ¿En serio te fuiste a Los Ángeles?-

-Necesitaba un tiempo fuera, Sergio. Todo estaba demasiado complicado.-

-Ojalá tu presencia calme todo. Está como loco... ya verás.-

Sus palabras resonaron en mi mente mientras continuábamos nuestro camino hacia nuestro motorhome. Sabía que enfrentar a Max después de tanto tiempo no sería fácil, pero estaba decidida a no dejar que sus celos dictaran mi vida.

Después de saludar a Sergio, me dirigí hacia el garage de Ferrari, donde fui recibida con sonrisas cálidas por parte de Carlos y Charles.

- ¡Hola chicos! ¿Cómo están?-

- ¡Hola ______! Nos alegra verte de vuelta en el paddock.-

- Sí, realmente te extrañábamos por aquí.-

Después de un breve intercambio, me despedí de ellos y me dirigí hacia el garage de Mercedes. Al entrar, fui recibida con igual entusiasmo por parte de George y Lewis.

-¿Cómo van las cosas por aquí?-

- ¡Hola ______! Todo bien, preparándonos para la carrera.-

- Sí, estamos listos para darlo todo en la pista.-

Después de un agradable intercambio de palabras, me despedí de ellos y regresé al garage de Red Bull, donde sabía que me esperaba un encuentro inevitable con Max.

Al llegar, me encontré cara a cara con Max, quien parecía sorprendido al verme allí.

- ______, ¿qué haces aquí?-

- Vine a apoyar al equipo, Max. Como siempre.-

La tensión entre nosotros era palpable, y sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que estallara una discusión.

-No deberías estar aquí. Este no es tu lugar.-

- No me digas dónde puedo y no puedo estar, Max. Tengo tanto derecho como tú a estar en este paddock.-

(..........)

La emoción se palpaba en el aire mientras la carrera daba inicio. Con el equipo de Red Bull, me encontraba observando cada movimiento en la pista, sintiendo la adrenalina correr por mis venas a medida que los autos rugían alrededor.

El corazón me latía con fuerza cuando vi a Max cruzar la línea de meta en primera posición, seguido de cerca por Checo en el segundo lugar. A pesar de la alegría del equipo por la victoria, mi atención estaba completamente enfocada en Checo. Cuando la celebración estalló en el paddock y en el podio, me dirigí directamente hacia él, abrazándolo y felicitándolo efusivamente.

Después del frenesí de la celebración en el podio, nos encontramos de vuelta en el garaje. Pero mientras Checo y yo compartíamos risas y felicitaciones, la mirada de Max no podía ocultar su incomodidad.
Terminada la celebración formal, me quedé en el garaje sola todos ya estaba en los motorhome,yo me quede  revisando algunos papeles, cuando de repente sentí las manos de Max en mi cintura, acorralándome contra la pared.

-¿Crees que fue divertido solo festejar a Checo?-

- ¿Vas a empezar, Max?-

-No me retes, ______. No me gusta verte cerca de él ni de nadie. Y al llegar, te paseaste por todos lados.-

- Son mis amigos, Max.-

Max se colocó entre mis piernas, sujetándome aún más fuerte de la cintura.

-Yo también era tu amigo. Y aun así, recuerdo todas las veces que acabé dentro de ti justo aquí.-

Mis manos temblaban ligeramente mientras intentaba procesar las palabras de Max. La tensión entre nosotros era palpable, y el miedo comenzaba a apoderarse de mí.

-Estás loco, Max.-

-Tú me pones así... Ahora vamonos, no quiero que te quedes aquí. Ya no hay nadie.-

Sus palabras resonaron en mi mente, y su tono amenazante me hizo temblar. Sin decir una palabra más, Max me tomó de la mano y me guió fuera del garaje. Mientras caminábamos por el paddock, una sensación de opresión se apoderaba de mí, y su presencia se sentía más como una jaula que como un refugio.

El silencio entre nosotros era abrumador mientras nos dirigíamos hacia el motorhome. Sabía que la noche sería larga y llena de tensiones, pero por el momento, solo quería alejarme de esa atmósfera cargada.
Al llegar al motorhome, me sentí aliviada de estar lejos del garaje y de la mirada penetrante de Max. Sin embargo, sabía que las sombras de los celos aún acechaban en la oscuridad, esperando el momento oportuno para volver a atacar.

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