El olor a sexo es más que obvio en la habitación pero eso no es lo que me importa. Los recuerdos de ayer me caen de golpe. Estoy en el borde de la cama y me niego a voltearme por el miedo de que Lahiam siga ahí.
Muevo mi brazo para poder tocar al otro lado, pero al sentir vacío volteo a ver y si, no está. Me levanto de la cama y sin cubrirme camino al baño con la esperanza que este ahí. Pero no, no está. La decepción se instala en mi pecho.
Camino de nuevo hacia la cama para buscar mi ropa he irme al hotel. Una vez vestida intento acomodar mi cabello.
—Mierda —musito al darme cuenta que no tengo un arete.
Busco por todos lados y lo encuentro en la mesita de noche... Al lado de un papel.
Lo siento blondinka tuve que irme por un inconveniente, pero prometo despertar contigo la próxima vez.
Te vez preciosa durmiendo.
Mi corazón empieza a latir deprisa, la decepción es cambiada por una emoción que no sabría como describir.
Lahiam me ha dejado una nota para explicarme el porqué no está aquí cuando no tenía ningún motivo o deber por hacerlo.
—Ayer no te volví ver —dice Bastian mientras bajamos las escaleras.
Ya son las 12p.m. luego de irme de la habitación donde me había quedado con Lahiam, me bañé y vine directo a la oficina de Bastian para terminar el proyecto. Ahora ambos vamos camino a un restaurante lo cual agradezco porque ni siquiera he desayunado.
Desde que llegué a las ocho, no hemos hablado más que de la exposición que es la otra semana, algo que agradezco es que Bastian no ha insistido en saber donde se encuentra Lahiam, quien no ha aparecido ni dado señales de hacerlo.
—Me fui temprano —miento—. Estaba un poco cansada por el viaje y una fiesta que no fue en el mejor momento.
—Tienes razón, pero en ese caso... —hace una pausa mientras pasan dos de sus empleados—, dejame pedirte que descanses bien, quiero llevarte a una fiesta el sábado. Bueno, no es una fiesta, es más una... reunión, pero al salir de ahí podemos ir a uno de los clubs qué conozco.
—Te lo agradezco, Bastian, pero para el sábado ya tengo planes.
—¿Ah si? No sabía que tenías novio —dice mientras abre la puerta de su auto dejándome subir para luego rodear lo y subir él.
—Oh no, no me malinterpretes, es con una amiga.
—Entiendo... ¿Y el domingo? Podemos salir y si quieres para que no estés tan cansada puedes tomarte el lunes libre, yo luego me encargo de los Ivanovich.
Muerdo mi labio inferior mientras veo la ciudad a través de la ventana. No sé si debería decirle que no, hay algo en mí que me dice que lo haga pero, realmente no tengo ningún motivo para decir que no.
Es decir Jackie dedica los domingos a pasar el día con Kai, su novia y bueno... no conozco a nadie más aquí. Eso es lo malo de estar en una ciudad desconocida, no me quejo, siempre he pensado que mi mejor compañía soy yo misma y puedo hacerme un plan para el domingo y...
—Vale, el domingo entonces —digo finalmente.
Una sonrisa aparece en su cara sin disimular, voltea a verme y le devuelvo la sonrisa aunque no tan entusiasta como la suya.
—Perfecto, ¿algún lugar en especifico al que quieras ir?
—Sorprendeme.
Llegamos al restaurante y él le da su nombre al mesero, nos guía entre las mesas y me detengo en seco al notar la presencia de Lahiam con...
—¿Estas bien? —cuestiona Bastian al ver que ya no los estoy sintiendo.
Desvío mi vista de la mesa donde yacen los dos para voltear a ver a Bastian.
—Sí, solo... me dio un ligero mareo, nada importante —miento mientras le doy una sonrisa tensa.
Para mi desgracia el mesero nos guía a la mesa continua de donde está Lahiam, Bastian mueve un poco la silla para que me siente y él se sienta justo al frente de mi. Voltea a verme con una sonrisa pero se desvanece al ver detrás de mi.
—¿Lahiam? —cuestiona levantando la voz para que él escuche—. ¿Que haces aquí? Te estuve llamando para que habláramos del proyecto.
Bastian me voltea a ver pero no me muevo ni volteo a ver a Lahiam, puedo ver por los ojos de él que sabe que yo tampoco esperaba verlo ahí.
—Luego lo hablaremos —responde con voz tensa.
Escucho una silla moverse segundos después la chica que estaba con Lahiam pasa a nuestro lado, la digo con la vista hasta que la veo entra al baño.
—¿Estas bien? —me pregunta de nuevo Bastian—. Te ves nerviosa.
—Si es solo que no he comido nada desde ayer —y no es mentira—. Tengo hambre es todo.
Él levanta la mano y llama al mesero para que traiga el menú. Noto una sombra a la par mia y cuando creía que era el mesero veo a Lahiam arrastrar una silla para quedar al lado de Bastian y yo.
Levanto mi vista a él y puedo ver en su cara que él tampoco esperaba verme aquí.
—¿Puedo sentarme? —inquiere viéndome, aunque ya tiene la silla listo para sentarse.
En mi caso, dirijo mi vista a Bastian quien le responde on otra pregunta.
—¿Tu pareja no estaba en el baño?
—Si, pero puede traer una silla para ella también —responde encogiendose de hombros—. No se le va a caer una uña por eso.
El mesero trae tres cartas lo cual me hace saber que ellos tampoco han comido, supongo que vienen llegando.
—Pensé que ya habían comido —murmura Bastian.
—Y yo pensé que ustedes estarían en la oficina —replica Lahiam con un tono de molestia.
—Lahiam... pensé que comeríamos solo tu y yo —dice la chica al volver del baño—. ¿Zulema? ¿Que haces aquí? —cuestiona volteando a ver a Lahiam—. ¿Que hace ella aquí, Lahiam?
—Cállate y siéntate —le ordena.
—¡No, estoy cansada de esto! —grita, tomo el vaso de agua que el mesero nos trajo y bebo un poco—. Con ella fue ¿cierto? ¡Con ella follaste ayer!
Me atraganto un poco con el agua y empiezo a tocer. ¿Que ha dicho? La mirada e Bastian pasa de Lahiam, a la chica para después mirarme a mi, como si buscará respuestas.
Volteo a ver a Lahiam rogando que niegue lo que ella acaba de decir pero no lo hace, guarda silencio.
Mierda, Lahiam ¡Di algo!
» ¡Respondeme! —le exige.