Billie: Cuando te dije que Austin estaba de viaje, me dijiste que él no cambiaba, ¿por qué?
Pau: Ah, es que el día que firmó el contrato con Amber yo fui a la cena y estuvieron hablando de negocios toda la noche y mencionó que viajaba mucho y luego Amber me ha contado que le llama y siempre está en juntas, por eso lo dije, ¿pensaste que yo y él nos veíamos clandestinamente?
Billie: No, para nada, no te creo capaz de engañar a Amber - dije para ver su reacción.
Pau: Jamás lo haría, la adoro - aseguró.
Amber: Buenos días, señoritas - exclamó entrando a la cocina.
Pau: Hola bebé, buenos días - respondió ella y la abrazó efusivamente.
Yo no respondí y le corrí la mirada con enfado, que amigas tan cariñosas eran, alguna de las dos me estaba mintiendo y dudaba que Pau tuviera alguna razón para hacerlo. Abrí La nevera para no mirarlas y escuché que Austin las saludaba, me abrazó por la cintura, yo volteé y nos dimos un beso en los labios. Amber carraspeó y nos sugirió ir a desayunar a un pequeño restaurante que estaba a un par de calles. Todos estuvimos de acuerdo y salimos los cuatro.
Austin y yo íbamos tomados de la mano y Pau sostenía del brazo a Amber, después ella la cargó sobre sus hombros y tuve ganas de golpearla y de paso yo darme de topes en un árbol, ¿cómo era posible que me dejara envolver por esa embaucadora de oficio? Sólo era una hermosa mentirosa, como dice una canción y, muy a mi pesar, me tenía vuelta loca sin remedio, jamás me imaginé perder así la cabeza por alguien, quizá debía recurrir a la ayuda de un psiquiatra.
Llegamos al restaurante y nos sentamos en una pequeña mesa, Pau frente a Austin y Amber frente a mí. La camarera nos llevó los menús, la verdad yo no tenía mucha hambre, así que sólo ordené un zumo de naranja y fruta con yogurt, en un recipiente por separado. Pau me miró de forma extraña y Austin empezó a explicarle lo rara que soy para comer mientras ella se reía, luego se pusieron a intercambiar anécdotas curiosas.
Yo sentía las miradas de Poché y trataba de evitarlas lo más posible. Minutos después nos dejaron los platillos y al llevarme un pedazo de piña a la boca sentí que Amber puso su pie sobre el mío y lo subió un poco. Yo retiré el mío bruscamente mientras la miré frunciendo el ceño, ella sonrió divertida, miré a Austin, nerviosa y seguía hablando animadamente con Pau, al parecer ninguno de los dos se había dado cuenta. Amber lo notó y siguió con su jueguito, yo ya no sabía para donde moverme y tuve que ir al baño para tranquilizarme, esa mujer quería destrozarme de los nervios. Al regresar ya habían pedido la cuenta y suspiré aliviada.
Pau propuso ir a algún casino de Las Vegas a jugar un poco y de paso ver algún espectáculo, así que regresamos a la casa y Amber sacó del garaje un auto que había alquilado. Austin y yo nos subimos en la parte de atrás y Pau encendió la radio después de subir. Austin me abrazó y noté la mirada seria de Amber através del espejo retrovisor, pero me volteé y recargue mi cabeza en el hombro de Austin no sé porque Amber ponía esas miradas cuando ella jugaba con Pau en los altos.
Llegamos a un hermoso casino y entramos, ellos se fueron a una mesa de póker y Pau y yo a unas máquinas de esas que si te sale tres veces la misma figura ganas, pero con mi suerte lo único que logré fue perder cien dólares, en cambio ella ganó 250. Después Austin me abrazó emocionado, me cargó y me dio vueltas porque ganó dos mil, cuando me dejó en el suelo, Amber nos miraba con el ceño fruncido, pero yo la ignore y tomé a mi novio de la mano.
Comimos en el restaurante del casino y ahora opté por sentarme frente a Pau, lo cual provocó que Amber se riera divertida, nuevamente. Al terminar, compramos las entradas para un espectáculo musical y mientras esperábamos recorrimos las tiendas de suvenir y me sorprendió que Austin comprara un oso de peluche que en la camisa decía I love Las Vegas, me dijo que era para la sobrina de su jefe que iba a cumplir años próximamente, no recordaba que él tuviera una sobrina y Austin me explicó que era hija de un primo que acababa de mudarse a Nueva Jersey y que también trabajaba en la casa de bolsa.
Regresamos a la casa pasadas las once de la noche. Austin se puso de inmediato la pijama y se metió a la cama, yo decidí darme una ducha, me sentía muy cansada y esperaba que él se durmiera para evitar que se pusiera "romántico", no lo hacía por Amber, sino por mí, aunque estuviera engañando a mi novio, tampoco era una cualquiera que se iba a revolcar con él y Amber en la misma casa.
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