Sus dedos golpearon levemente su volante. Empezaba a cansarse.. ¿esa chica no salía nunca?
Busco la cajetilla de sus cigarros y sacó uno, poniéndolo en sus labios. Lo encendió y dió una calada, intentando relajarse. Aunque, la verdad es que hace mucho estaba demasiado relajado.
Las nuevas órdenes de su jefe eran observar, sólo eso. Se sintió algo así como un detective de cuarta. Sacar unas fotos aquí, unas fotos allá y ver a la linda Hinata Hyuga moverse con libertad, pero siempre seguida por su seguridad.
Abrió un poco la ventana, dejando salir el humo de su cigarrillo. Se pasó la mano libre por el cabello y se rascó la cabeza. Por lo menos lo intentó, la peluca de cabello largo y rubio ya empezaba a molestar.
No entendía cuál era la obsesión de su jefe con la niña. Pero, una vez más, la paga era muy buena y su jefe nunca dudaba de darle unos billetes de más. Él tenía una compañera, ella más que nada observaba durante el día, cuando él iba a dormir.
Extendió la mano y encendió la radio, buscando una buena sintonía. Pero la apagó de inmediato cuando su teléfono sonó. Sabía quién era..
— Jefe—, saludo en un murmullo, soltando humo por la nariz.
— Desastre de su seguridad. No lo mates, sólo sácalo de la escena.
Alzó una ceja, pero asintió.
— Bueno—, dijo cuando se dió cuenta que su jefe no lo veía.
El teléfono se cortó sin una respuesta por parte de su superior y soltó un suspiro. Llevó el cigarrillo a sus labios, aspirando y mirando hacia el enorme edificio.
Mientras lanzaba el humo por la boca, por la pequeña apertura de la ventana, pensó:
"Sólo hay que esperar que ella salga de allí"
Hinata sabía que estaba siendo cobarde. Pero ya no podía, estar sólo con Naruto le están haciendo daño. Cada vez que él la tocaba, la hacía sentir sucia, ya que estaba segura que él la había usado como un herramienta y no tenía sentimientos por ella.
Últimamente, estaba discutiendo por cualquier cosa, y él ya no bromeaba tanto como antes.
Sus ojos picaban mientras agarraba el bolso y lo ponía en su hombro. No llevaba mucho, algunas prendas y su laptop, donde estaban las pruebas de que se había sacado un boleto en efectivo para irse de Konoha.
Ella miró la habitación, sintiendo que su corazón se apretaba y más lágrimas subían a sus ojos.
Había sido muy feliz allí, después de una época donde sólo había sentido desprecio y un sentimiento de estar completamente sola, estar con Naruto le había dado algo de esperanza. Tomó aire entre sus sollozos, porque otra vez estaría sola. Pero no por mucho, pensó mientras apoyaba la mano en su vientre.
En estos días que tuvo para pensar, decidió que le diría a Naruto sobre el embarazo.. sólo que esperaría unos meses. Ya cuando el bebé estuviera seguro en su vientre, para que si él salía con un aborto, ella le diría que jamás lo haría. Y jamás dejaría que la obligarán.
Sólo estaba siendo precavida, se dijo. Él había estado de un humor extraño, con él ceño fruncido y su voz no había sido como siempre. Sólo volvía a ser como antes cuando quería tocarla, y Hinata se negaba. Entonces, él volvía a ser más gruñón. Hinata sabía que no podía seguir con la excusa de su periodo, él comenzaría a sospechar si duraba mas de unos cinco dias.
Su tiempo libre ya llegaba a su fin, y ya no podía retrasar el escape. Debía aprovechar que él había tenido que salir de Konoha hacia la Niebla, en una vieja de improviso. Él volvería en dos días, pero ella no esperaría hasta el último momento.
Sus pies se negaban a moverse mientras miraba a la cama fijamente. Imágenes de ella con Naruto asaltaron su memoria, cómo él podía hacerle perder la noción del tiempo y el espacio con sus habilidosas manos y su codiciosa boca. Pero, eso sólo le hizo doler el corazón, sabiendo que no tendría eso más.
Él jamás la perdonaría, tal vez hasta se sentiría liberado cuando ella haya desaparecido de su vida. Empezaba a sentirse una carga, aún recordaba cómo él se había enojado porque no quería comer. Ella había tenido náuseas, sintiéndose miserable y él la regaño como si fuera una niña mimada que no quería compartir la cena con él. Esa había sido su última discusión y él impulso que necesitaba para salir de su vida.
Él la había ayudado, y ¿qué habia recibido a cambio? Un embarazo no planeado y, por lo tanto no deseado, por su descuido.
Hinata se obligó a moverse, si no lo hacía en ese momento, se tiraría a la cama a llorar como magdalena y no se iría. Agarró la vicera, para tapar sus ojos llorosos, y salió de la casa. Era tarde, la calle estaba despierta y esperaba que Asuma estuviera durmiendo y no la viera salir a la madrugada del edificio.
Ya había pedido un Uber por su teléfono, que estaba totalmente astillado. Había pensando en comprarse uno nuevo, pero lo haría una vez que llegará a su destino. Cambiaría el número, se lamento por no tener contactos para hasta cambiarse de identidad. Pero, sería facil mientras no usará su tarjeta. Ese medio día había sacado todo su dinero, y se manejaría con efectivo. Cuando cobrará el próximo mes su pensión, sacaría de nuevo y se iría a otro estado. Debería estar en constante movimiento si no quería ser atrapada antes de que su embarazo avanzará lo suficiente.
Salió por la puerta del edificio y se dirigió al auto estacionado, que era el que ella había pedido.
—¿Hinata Hyuga?— preguntó el hombre. Ella asintió mientras subía, él la observó, desde sus piernas con un vaquero y su suéter negro, luego sonrió —. Al aeropuerto, ¿Verdad?
— Por favor—, pidió suavemente.
Naruto tenía una opresión en el estómago, así que era normal que su sonrisa no llegara a sus ojos. Miró sin escuchar al fiscal de la Niebla, asintiendo cuando parecía que tenía que hacerlo.
No quería estar allí...
Si bien su departamento, hacia días no era una fuente de tranquilidad por como iban las cosas con Hinata, prefería mil veces verla enojada que no hacerlo. Ni siquiera había podido besarle como despedida, ya que tuvo que salir rápidamente. La Niebla era el lugar donde su madre tenía más negocios, y al ser reconocida como la monarca de una familia peligrosa, ella no podía asistir a estas reuniones, donde había más policías y jueces. Ese trabajo se encargaba Naruto, y siempre lo había hecho de buen grado. Pero en ese momento, odiaba hacerlo.
Naruto levantó su copa con vino y le dió un sorbo, manteniendo su expresión interesada, aunque ni sabía lo que decía. Él supo que estaba en aprietos cuando el hombre le preguntó:
— ¿Usted qué cree, Naruto?
Él parpadeó y luego sonrió.
— Bueno..—, su teléfono sonó, salvando su trasero de decir algo sin sentido que no llegaba a nada—. Lo siento, debo contestar— dijo cuando vió el remitente.
No espero respuesta y comenzó a caminar, alejándose de la gente y sólo contestó cuando llegó a la pared más apartada del gentío.
—¿Qué sucede?— preguntó como saludo.
Su ceño se frunció al escuchar alarmas de autos fuertes del otro lado de la línea. Hizo una mueca mientras apretaba su otra oreja para escuchar mejor.
—¿Naruto?— escuchó la voz fuerte y grave de Asuma.
—¿Dónde carajos estás? ¿Qué es ese desastre de ruido?
— Malas noticias —, gruñó Asuma.
Naruto se puso en alerta enseguida. Él sonoro escándalo de los autos bajo mientras parecía que Asuma se movía rápidamente.
— Hinata ha salido del edificio —, siguió Asuma, parecía estar corriendo—. La seguí, pero un auto me chocó de atrás, luego dispararon al auto.
Naruto apretó los dientes, la necesidad de correr nació, pero no se movió.
—¿Estás herido?
— No, sólo dispararon a las ruedas—, él parecía haberse detenido, respiraba algo agitado—. La perdí.
Naruto cerró los ojos, sintiendo que su mundo se silenciaba por un segundo.
— Ve al departamento—, ordenó cuando el sonido volvió —. Busca alguna señal de adónde podría haberse ido... También manda alguien a Otsutsuki—, su rostro se retorció al pensar eso—. Tal vez sólo fue a ver a su ex.
— De acuerdo.
— Mantenme informado —, dijo antes de cortar.
Tomó aire, intentando calmarse. Se quedó con la mirada fija en la pared, sintiendo como el enojo subía.
"Mátalo.. si él no está más en el mundo, ella ya no lo verá.." murmuraron.
Sus dedos se apretaron tanto, que parpadeó al notar que la copa se rompía en su mano. Se volvió al escuchar un jadeó y sonrió, mostrando una mueca
— Lo siento —, dijo mientras daba un paso a la mesa que había a un lado y tomaba varias servilletas de papel.
Mientras levantaba los vidrios rotos, hizo otra mueca. Porque la idea parecía demasiado tentadora.
Continuará...