— ¿Puedo ayudarte con la salsa? — preguntó la pequeña subida en un taburete mientras cocinabamos.
— De ninguna manera — contesté riendo — Puedes quemarte.
Hizo un puchero — ¿Y qué hago?
Pensé un segundo, era muy difícil mantener entretenida a Ruby. El timbre de la casa sonó, alcé la vista y sonreí mirando a mi hija.
—¿Por qué no vas a abrir? Estoy segura que es la tía Alana.
Ella salió corriendo y negué varias veces. Escuché como abrió la puerta y hubo un pequeño silencio, ella volvió corriendo con el ceño fruncido.
— Mami, es un señor, te está buscando.
Apagué la salsa, caminé hasta mi hija y la alcé en mis brazos. Ambas fuimos hasta la sala, me sorprendió ver a Will parado ahí, tenía una media sonrisa mientras nos miraba.
— ¡Will!
— Lamento venir sin avisar — dijo — Estuve con Alana durante la tarde y ella me dió la dirección de tu casa.
— Estamos a mano — dije haciendo referencia a mi visita sorpresa.
Ruby se escabulló de mis brazos y se escondió detrás de mi pierna mirando al desconocido.
— Ruby, cariño, él es Will. Es un gran amigo mío.
Will se agachó a la altura de Ruby y la miró a los ojos — No tengas miedo pequeña, si quieres podemos ser amigos también.
Me agaché también y le susurré a mi hija — Will tiene muchos perritos, que a ti te gustan.
Sus pequeños ojos se iluminaron, ambos sonreímos con suficiencia.
—¿En serio?
— Te prometo que te los voy a presentar algún día — prometió Will, ganándose la confianza de Ruby enseguida.
—¿Cuando? — preguntó ansiosa.
Solté una carcajada — No seas descortés cariño, no tiene que ser todo ya.
Ella río avergonzada y sus ojos no sé despegaron de Will.
— ¿Querés ir a jugar un rato antes de cenar mientras yo hablo con Will?
Ella asintió y corrió a su habitación, invite a Will a sentarse en el sofá.
— Con que ella es la famosa Ruby, eh. — mencionó — Es igual a su padre, aunque se que no quieres escuchar eso.
Agaché la cabeza — Heredó muchas cosas de él, y no solamente físicas. Le gusta dibujar, cocinar y muchas aficiones que solo me recuerdan a Hannibal.
— Ella es como la parte buena de él, lo único, quizás.
Me acomodé sobre el sofá — ¿Por qué decidiste volver? Estabas muy convencido de que no lo harías. No me malinterpretes, me alegra que hayas vuelto, pero no puedo evitar desear que no estuvieras aquí.
Hizo un silencio — Molly me convenció, me pidió que no aparte mis ambiciones por ellos. Pero no vine por una ambición personal, vine porque se trata de un asesino que mata familias. Y nosotros somos una familia, no puedo imaginarme como me sentiría si algo les..— hizo una pausa— si algo les pasa.
Acaricié su hombro con cariño, lo entendía. Este asesino tocaba una fibra sensible para todos los que teníamos una familia.
— Te prometo que atraparemos a este asesino rápido, y podremos volver a nuestras vidas.
Asintió mirándome — Hoy lo fui a ver.
Sabía a qué se refería, fue a visitar a Hannibal. Un nudo se instauró en mi garganta.
—¿Y como se sintió?
— Como si.. Hannibal mirase a través de mi cráneo. Era como tener una mosca aleteando en mi nunca. — bajó la mirada — Tuve la absurda sensación de que él salía de allí conmigo — negó varias veces — tuve que parar junto a la puerta y echar una ojeada para asegurarme de que estaba solo.
— Conozco esa sensación. Por mucho tiempo sentí que me perseguía, incluso cuando sabía que estaba tras las rejas — miré hacia la dirección donde Ruby se había ido minutos antes — muchas veces sentí que venía pero ella. Que sabía que tenía a su hija aquí.
— Alana dice que Hannibal tiene la sensación de que dejó algo afuera — agregó — y no creo que se refiera precisamente a nosotros.
Y tenía razón, Hannibal podía no saber de la existencia de nuestra hija, pero sospechaba que había algo mal. Y supongo que estaba en el hecho de que Alana no lo haya llevado antes a una cárcel ordinaria, sin tratos especiales.
— Fui a verlo para pedirle ayuda con este caso — admitió.
— ¿Por qué te ayudaría?
— Siempre sostuve la postura que entre asesinos se entienden, Hannibal vive bajo las amenazas de Chilton y Alana, puede ayudarnos a encontrar a este tal.. — hizo una pausa — Dragon, asi se hace llamar el nuevo asesino.
El gran dragón rojo, ataca de noche, parece tener una fascinación por la pintura de William Blake, lo tiene tatuado en la espalda. Es la pista más cerca que consiguió el FBI.
Sus crímenes son atroces y como ya sabemos, ataca a familias.
— Si, quizás si — lo medité por un segundo. Decidí cambiar de tema— ¿Quieres quedarte a cenar con nosotras?
— No quisiera molestar.
— Por favor, sabes que no me molestas. Ruby estará más encantada de que le hables sobre tus perros.
El sonrió — Entonces supongo que les haré compañía.