Centellante cena real
-♡-
«Taehyung no es agradable enojado».
Las palabras que MinHee, advertidamente pronunció hacía dos días, resonaron en la cabeza del joven príncipe. Y tenía razón, se lo daba. El futuro monarca lucía todo menos agradable estando enojado.
Dirigió una mirada de soslayo al hombre que yacía tensamente a su lado derecho. Su cuerpo se encontraba enfundado en un oscuro y apretado traje, hecho a la medida de tal forma que, fácilmente podía apreciarse el tamaño de sus fuertes brazos y la rigidez en ellos. Su mirada ascendió, su filosa y ligeramente rectangular mandíbula se mantenía apretada, haciendo a la misma resaltar. Prominente. Subiendo un poco más, pudo notar que, su pétreo e ilegible rostro estaba crispado, tirante.
Se estaba conteniendo. HoSeok sonrió, complacido.
Y no había requerido de mucho para hacer que su "perfecto" prometido terminara de esa forma. Simplemente necesitó de unas casuales y certeras intervenciones a la conversación que se estaba llevando en el amplio salón de la Casa Real.
Y vamos, cuando su madre le informó que la reina los había invitado a cenar, Hoseok se encontró muy dispuesto a replicar como a declinar la oferta. Primeramente porque no quería ver al futuro monarca. Segundo, aún estaba enojado con éste.
Además, nunca antes habían sido invitados para cenar. No de manera casual y sin fines políticos en el medio. Como si sólo fuera una amena reunión entre dos familias que celebraban el compromiso de sus respectivos hijos entre sí. Ignorando que llevaba existiendo hace años. Se podría decir que en teoría eso era pero, no se sentía de dicha forma. En lo absoluto.
Vamos, que su compromiso había sido anunciado en las familias hacía cuatro años y oficializado a los medios hacía tres. Actualmente, era una molestia innecesaria por parte de la reina.
Sacudió su cabeza y a pesar de los motivos que atravesaron su mente, válidos todos como para no ir. La simple idea de fastidiar al príncipe heredero, precavidamente ante sus padres, los reyes. Fue suficiente como para aceptar.
Y allí estaba, sentado en una mesa amplia, cuidadosamente ordenada mientras cenaba y esperaba los momentos oportunos para soltar sus "inocentes" comentarios y fastidiar al hombre a su derecha.
Alzó sus ojos y le dirigió una mirada a MinHee, sentada frente a él y con la mirada entornada. Desaprobando su actitud. «No lo provoques», gesticuló con sus delgados labios. Lenta y concisa.
El pequeño príncipe sonrió, divertido. Por supuesto que la contraria frente a él lo notaria, si bien estaba siendo lo más cauto posible con sus sañosas palabras, MinHee lo conocía y asimismo, conocía lo poco armoniosa y cortés que su relación era con el príncipe heredero.
Tarareó para sí y se dedicó a comer de su jugosa carne en el plato, le daría un respiro al hombre simplemente porque la conversación había girado entorno a política exterior. De lo que él no tenía idea y tampoco le interesaba tenerla.
-Joven príncipe- llamó la reina e inmediatamente, HoSeok alzó su mirada. La mujer yacía al lado de su hijo mayor pero en la punta de la mesa. Seriamente serena-, según su madre no es un apasionado de la política de ningún tipo.
-Es aún un niño, madre.- respondió Taehyung, calmado y cortando diestramente, la carne de su plato-. No me asombraría verlo desinflarse como un globo del aburrimiento.
Todos rieron y el hijo de los Jung se tensó.
-Creo que tu futuro consorte hace ya mucho ha dejado de verse como un niño.- objetó la reina, empleando un tono afable-. Es todo un hombre, decente y sano. Aunque no sea mayor de edad aún, eso es sólo un detalle.
-¿Un hombre?- el futuro gobernante murmuró, enarcó una ceja y miró a su izquierda. Sus oscuros ojos analizaron a ese bajo chico y sus labios se estiraron, socarrones-. Hay ciertos y pequeños vestigios de infantilidad en su rostro. No parece haber madurado en su totalidad.- agregó plano, una vez su escrutinio cesó-. Podría decir lo mismo de su personalidad, tal vez. No lo sé aún.
«Bastardo desgraciado».
-Sus rasgos podrían mantenerse de esa forma.- señaló el consorte de la reina YangMi-. Poco definidos, suaves y cándidos. Aún así, seguirá siendo un hombre y uno encantador.- el joven de blanca tez irguió ligeramente su mentón. No adoraba ser el centro de atención en una conversación, pero si lo halagaban y contradecían al de hebras café, adelante-. Lo importante no es su rostro, sino sus cualidades y que sea un buen hombre.
El de bronceada tez asintió con sutileza, viendo a su padre frente a él y junto a la reina-. Indudablemente.
La expresión de HoSeok se iluminó, aquella era su oportunidad para expresar con fingida dulzura y distracción, cuán buen hombre le parecía su prometido. Pero apenas sus rosados labios se separaron, la mano grande de Taehyung, discretamente cayó sobre su muslo. Abrupto, viró su rostro y con sus castaños orbes entrecerrados le miró.
«Tu lengua», articuló el mayor, sus ilegibles y filosos ojos relampagueaban. Furia contenida y fría advertencia podía leerse en ellos. El joven príncipe no se dejó intimidar y volteó su rostro, separó sus labios y segundos después, los cerró. Ahogó un quejido y su expresión se crispó, dolorido. Taehyung había apretado su muslo firmemente, clavando sus largos dedos en su cubierta carne con saña y rudeza. Su piel ardió.
-No juegues conmigo.- masculló el de oscuras hebras, cerrando aún más su agarre en aquella tierna carne-. Compórtate como el adulto maduro que los reyes aseguran que eres.
-¿No deberías hacer lo mismo?- replicó entre dientes, sus claros orbes chispeando.
-Murmurar con más personas presentes no es educado.- pronunció el consorte de la reina JiYeon, apacible y ligeramente divertido.
HoSeok miró a su padre e intentó no torcer sus labios en una mueca, Kim todavía le sujetaba brutamente.
-Nada de eso, simplemente preguntaba por el baño.- mintió al forzar una sonrisa convincente y de labios apretados-. El poco vino que probé me hizo olvidar su ubicación.
Taehyung lo soltó y él suspiró aliviado. Masajeó su adolorido muslo con discreción y le miró levantarse con indiferente gracia. Su rostro inescrutable pero sus rasgados orbes ardiendo en una furia gélida.
-Lo guiaré.
Y antes de que alguien dijera algo o que Yoon se encargara de guiar al tenso príncipe, el futuro monarca se colocó tras su asiento y corrió su silla. Se hizo a un lado y con su mano izquierda, señaló hacia la salida de aquel salón. Tragando en seco, HoSeok se levantó y caminó.
Sus pasos eran torpes y vacilantes, mientras sus manos temblaban. Salió del salón y se permitió relajarse, creyendo que el príncipe de Seúl realmente lo estaba guiando a uno de los tantos baños en la Casa Real. Ese casi infinito pasillo le era familiar, al girar había una puerta que, su tumultuosa mente le recordó, daba a un pequeño y ordenado baño.
Antes de que su pequeña mano alcanzara el picaporte, una más fuerte y grande le tomó por su codo izquierdo y le dio vuelta con brusquedad. Sus orbes se expandieron con algo de sorpresa y sus labios se torcieron en una fea mueca. Su espalda chocó con la puerta sin gracia o cuidado alguno.
Taehyung no era agradable enojado. No. Era una embravecida bestia de mirada fríamente letal. La mente del chico con hebras tenuemente rosas, grabó dicho aporte en su lóbulo temporal, empleando barras de hierro hirviendo. Así se encargaría de no olvidarlo.
Hoseok se encogió ante aquella severa y perforante mirada de ojos negros.
—Te lo repetiré una vez más por si aquella vez en mi estudio no te quedó claro.— vociferó el moreno entre dientes y con su tenso rostro a varios centímetros del otro afligido—. No soy indulgente con absolutamente nadie y no estoy para juegos ¿entendido?— el de blanca tez apretó su mandíbula, «respeto por respeto», pensó tercamente para sus adentros—. Estás en la Casa Real, compórtate y no me provoques.
—Si su alteza no va a mostrar respeto por mi persona, su futuro consorte real, no espere recibir eso mismo de mi parte.— aseveró con rigidez. Su brazo comenzaba a doler también.
Las aletas nasales de Taehyung se expandieron, sus pulmones cogieron aire con profundidad y su severa mirada se endureció aún más.
—Deja esa actitud terca y compórtate.
Hoseok resopló y mandó sus modales por un caño—. No sé qué tengas en mi contra pero jamás, su alteza, jamás nunca he hecho nada como para recibir tan nefasto trato.— exclamó ferozmente, entrecerrando sus ojos y apuñalando el firme pecho contrario con su índice derecho. Enfático—. Deja de volcar todo tu asqueroso resentimiento en mi persona. Tómame en serio, imbécil.
—¿Tomarte en serio?— Taehyung entornó su mirada y una emoción surcó, fugazmente sus ojos. Kim no supo etiquetarla—. ¿Cómo lo tomaría en serio, príncipe? ¿Cómo podría?— inquirió con aguda ironía—. Tan despreocupado de alguna de sus obligaciones, de su apariencia y con el cabello teñido a rosa.— pronunció cada "defecto" o "fallo" con grave frialdad. Censurante—. Por favor.— exclamó sin gracia alguna, seco.
—Al menos no tengo un maldito palo atravesado en el culo.
Sí, sus padres habían ido demasiado elegantes. Portando sus mejores prendas y trajes, los reyes igual o incluso aún más. Hasta Taehyung y MinHee. Pero mierda, él tenía sólo veinte años, no le gustan mucho los trajes y las excesivas formalidades.
Aunque fuera un príncipe, maldita sea. Un tejano oscuro y apretado junto con una buena camisa de algodón y las zapatillas correctas, le harían lucir bien. Perfectamente presentable para una cena con los reyes en la Casa Real.
Le gustaba, estaba cómodo y reiterando, se veía bien.
—No te advertiré una cuarta vez con respecto a tu lengua.— murmuró, su rostro intimidantemente cerca y tirante.
—Predica con la palabra.
—Tú...
HoSeok dijo que no olvidaría su expresión furiosa y su actitud ruda, eso no significaba que se dejaría intimidar o algo parecido. Él no era así.
—Bésame el culo, idiota.— interrumpió entre dientes.
—Ustedes dos, ya basta.— HoSeok volteó su rostro con asombro, MinHee caminaba hacia ellos con urgencia y nerviosismo—. Esas no son formas de tratarse.— expresó con incomodidad cuando se detuvo a tres pasos.
—Te dije que tu hermano perfecto era un perfecto imbécil.— el de claras hebras sacudió sus hombros, y se arrepintió de decirlo tan pronto sintió los dedos del aludido clavarse en la blanda piel de su brazo. Aún no lo había soltado.
—Hermano le estás haciendo daño.— MinHee arrugó su ceño, el quejido del menor allí no fue desapercibido para ninguno—. Suéltalo, Taehyung.— ordenó en un tono vigoroso.
El nombrado congeló su expresión completa y de forma adusta soltó al menor. Como si ya no fuera lo suficientemente alto e intimidante, se irguió en todo el esplendor de su monstruosa y envidiable altura. MinHee no hizo otra cosa más que encogerse unos centímetros, apabullada por lo imponente que su hermano mayor era.
—No me ordenes.— increpó al acomodar su traje, perforando los medianos ojos de su hermana menor. Como si no fuera nadie—. ¿Qué hacías escuchando?
La regañada cambió el peso de una pierna para la otra, avergonzada—. Dejaron la mesa hace diez minutos, la reina comenzaba a inquietarse.— informó por lo bajo, compungida.
—Adelántate, MinHee.— la aludida separó sus labios, replicaría—. A ti sí no te lo repetiré dos veces.— interrumpió con brusquedad. La menor de los Kim asintió y se inclinó con profundidad. Disculpándose se giró sobre sus talones y comenzó a alejarse—. Con respecto a ti....
—¡¿Cómo puedes tratar a tu hermana de esa forma?!— inquirió el príncipe más joven con fiereza. Incrédulo e indignado. Taehyung arrugó su entrecejo—. Es tu hermana menor, por Dios, un princesa y...
—¿Dejarás tu actitud contrariada delante de mis padres?— cortó con seques.
—¿Dejarás de volcar tu resentimiento en mi maldita persona?— replicó en su lugar al cruzar los brazos, desafiante y obstinado. Taehyung gruñó y apretó sus puños. Al parecer ambos perdían los estribos con facilidad, divagó el joven príncipe con fugacidad—. Creo que es un no de ambas partes.
—No quieres verme jodidamente furioso, Hoseok.— alertó el mayor de ojos negros, animoso—. Deja de provocarme y camina.
El joven se estremeció cuando el contrario le dio la espalda, ¿no estaba ya jodidamente enojado?. Sacudió su cabeza y tras exhalar con profundidad, caminó. Daba igual, él no se intimidaría con sencillez.
Tenía fallas, y su terqueza como mal genio formaban parte de dichas fallas. Le mostraría qué clase de pequeña bestia podría ser gracias a ellas. Y la línea de pensamientos maliciosos y vengativos que su mente estaba teniendo, se vieron interrumpidos por la suave pero recriminadora voz de MinHee.
—Te dije que no lo provocaras.— murmuró la rubia una vez llegó a su lado, HoSeok resopló—. Hos....
—No.— interrumpió tras alzar su mano, pidiendo silencio—. Creo que le he dado mucho poder estos años.— aseguró con seques, fijando sus orbes en aquella amplia espalda frente a ellos y a unos seis pasos de distancia—. Estoy harto.
—Serás su consorte...
—Y no parece importarle demasiado.— replicó con rapidez—. Te quiero MinHee, pero cada intento que haces por defenderlo es patético y sabes que no es tan bueno como te empeñas en demostrar.
La aludida arrugó sus labios, callando sus palabras. Hoseok suspiró, él realmente quería a esa chica, era una buena amiga pero no era para nada ecuánime. Todo lo contrario, cuando se trataba de su maldito y arrogante hermano mayor, MinHee era jodidamente parcial. Defendiéndolo con uñas y dientes. Eso le irritaba de sobremanera.
Taehyung no merecía un hermana como ella.
—Alegra esa cara.— musitó el más joven y bajo allí, la menor de los Kim le miró—. Te ves más linda sonriendo, anda. Sigue mi ejemplo.— pronunció antes de curvar sus labios en una enorme sonrisa. MinHee terminó riendo—. Esto está mejor.
—Eres asombroso.— aseguró la rubia mientras meneaba su cabeza con incredulidad.
—No todos piensan igual.— susurró al fijarse en los tensos músculos cubiertos de Taehyung.
Antes de que MinHee dijera algo, el mayor entre ellos se detuvo, por lo que ella y Hoseok se detuvieron también. A unos pocos pasos se encontraba el umbral que daba hacia el salón, los cubiertos y las serenas voces podían percibirse con clara nitidez.
—Al frente, MinHee.— el joven príncipe no evitó rodar sus ojos ante la autoritaria voz del futuro gobernante. Y cuando éste se acercó a él, involuntariamente gruñó y cruzó sus brazos—. No debo recordarle dónde se encuentra, ¿o sí príncipe?
—Alguien necesita renovar ese maldito protocolo.— farfulló para sí, descruzando sus brazos y enderezando su postura. Taehyung se mantuvo impasible, elegantemente erguido a su lado—. No necesita hacerlo, su alteza.— masculló ante la insistente y perforante mirada en su perfil.
—Bien. Camina.
«¡Imbécil!».
Una vez dentro del salón, la reina los miró. Analítica. Hoseok desvió su mirada y evitó resoplar cuando Taehyung fue hasta su asiento y apartó la silla para que la ocupara.
Quería golpearlo y quitarle esa máscara bien puesta de su estúpido rostro.
—Gracias, su alteza.
Y como se lo imaginaba, no obtuvo una respuesta. Simplemente le brindó un ligero ademán con su cabeza. Sin dudas ese hombre era frustrante.
꧁℘꧂