Carson city, Nevada
Veinte horas, un par de vuelos y un par de kilómetros en un auto rentado después Charles llegó a Carson City.
El lugar parecía salido de una de las series comunes de adolescentes americanas. No era muy moderno pero tenía lo suficiente. Aunque para ser la capital de un estado era bastante chico.
Se registró en su hotel y tras pedir un par de indicaciones y comprar un mapa de la ciudad fue a buscar la dirección que le habían dado sus amigos.
Se tardó un poco en acostumbrarse a manejar pues había un par de diferencias en las reglas de manejo pero nada que no pudiera manejar. Era un muy buen piloto.
En uno de los altos vio una florería chica y colorida. Se dio cuenta que no podía llegar con las manos vacías así que se estacionó cerca para comprar un ramo de claveles blancos. Pensó en comprar algo más pero no quería perder más tiempo y fue hacia la dirección.
Llegó a un vecindario tranquilo con casas parecidas, chicas pero hogareñas. Buscó el número 16 que es donde vivía y se acercó a con nerviosismo. Pasó por la pequeña cerca hacia la puerta y antes buscar donde tocar el timbre se peinó un poco.
Iba vestido con un pantalón blanco y una playera color crema. Combinaba con las flores a decir verdad.
Como no encontró un timbre sino la manija que estaba en medio de la puerta asignada para tocar. Inmediatamente después de tocar se escuchó que un hombre decía que esperara, seguido de unos pasos y unos segundos después la puerta se abrió mostrando a un hombre con rasgos asiáticos que lo miró extrañado y al ver las flores lo vio con aún peor gesto lo cual lo puso aun más nervioso pero supuso era el nuevo padrastro de Anne.
— ¿Qué buscabas?
Aclaró su garganta para empezar pero fue interrumpido — Cariño, ¿quién es? — una señora de unos treinta se acercó al que supone sería su esposo, el cual estaba igual de confundido que ella pero sin dejar de ver las flores.
La señora no tenía ni un solo rasgo de Anne, cosa que hizo Charles se empezara a preguntar si habían anotado bien la dirección.
— Oh, disculpen. Creo que me equivoqué, estoy buscando a Anne. — Volteó a ver las demás casas y ver su papel— de casualidad ¿no sabrán cuál es su casa? es que me dieron esta dirección
Les mostró el papel pero ambos negaron con extrañes
— No. Mira esa dirección es literalmente esta casa pero no hay nadie llamada Anne aquí— el hombre ya más tranquilo respondió viendo el papel que Charles le mostraba — pero si te somos sinceros nosotros nos acabamos de mudar hace solo un par de meses. {
— Ah, sí — La señora pareció recordar algo — Antes vivían me parece dos mujeres, una madre con su hija pero no logro recordar el apellido
— ¿Stoddart?
— Sí, exactamente
Un rayo de esperanza surgió en la cabeza de Charles — ¿saben a donde se mudaron?
— No, hijo. Lo siento
Y ahí desaparecía el rayo
— Lo entiendo. Gracias.
Antes de irse se le ocurrió intentar una última idea — Ya se que los molesté mucho pero sabrán donde encontrar esta universidad...
La universidad en cuestión no fue difícil de encontrar. Lo difícil fue convencer en las personas en la administración que buscaba a una ex alumna por razones no perversas o extrañas.
Comenzaban a verlo como si fuera un acosador, y eso que no habían visto lo que la había buscado solo por la identificación.
Afortunadamente un joven había escuchado cuando mencioné a Lando y le anotó la dirección de su nueva casa.
Fue a la misma y para su suerte encontró a los padres de Lando que aunque al principio no lo reconocieron eventualmente lo hicieron. Era justo, él tampoco los reconoció a la primera pues habían pasado varios años.
Después de platicar un par de recuerdos y que le invitaran a comer le dijeron que Lando estaba viviendo ahora en Londres en una pequeña editorial. Eso explicaba por qué se habían encontrado. y el que pensaba estaban de visita
Preguntó por Anne tratando de no levantar mucha sospecha, ellos algo extrañados mencionaron se había ido a otro estado pero no lograban recordar el nombre. Dijeron le preguntarían a Lando pero pidió no lo hicieran nada pues él sabía que Lando se enojaría no solo por estar ahí rastreando a su amiga sino por incluir a sus padres.
Como no pudieron hacer más se tuvo que retirar algo desilusionado.
— Charles, espera. Había olvidado que tenía la dirección de su nueva casa aquí — Charles le dio un gran beso en la mejilla a la mamá de Lando y le tomó una foto a lo que parecía una invitación de boda con tonos crema y verde olivo.
Como ya era tarde para ir a verla decidió lo mas prudente era regresar al otro día, así que se fue a su hotel a dormir.
Al otro día después de desayunar en el restaurante del hotel se dirigió a casa de Anne.
Lo primero que pudo notar era que la casa en cuestión era más grande que la que había visitado anteriormente. Tenía una pequeña resbaladilla en el patio delantero y un par de juguetes y triciclos.
Tocó el timbre un par de veces tratando de ver el interior de la casa. Pero nadie respondió suponía habían salido, así que se decidió quedar ahí a esperar que regresaran.
Pasaron cerca de dos horas pero nadie abrió ni se acercó, y si la mamá de Lando tenía razón sobre que Anne se había mudado de estado quizá la habían ido a visitar, puesto que aun era periodo vacacional.
Regresó dos días después a buscar y tocar el timbre pero nadie respondió. Aún así esperaba un par de horas a ver si llegaban.
Al tercer día confirmó sus sospechas con una señora de unos ochenta años que le dijo habían ido a visitar a la hija mayor pero no sabía a dónde solo que trabajaba en una importante editorial.
¿A caso la ubicación de Anne era un secreto de estado? No, eso sería más fácil que encontrarla. Y si ¿era el universo diciéndole algo que no quería escuchar?
Esa tarde se fue frustrado a uno de los bares cercanos a su hotel. Molesto con la vida y situación por no saber qué hacer o dónde buscar
Llevaba ya cuatro días sin ningún progreso
Un grupo de jóvenes se reía muy fuerte a su derecha a unos cinco metros. Al principio no le tomó importancia pero al darse cuenta que era por él se comenzó a desesperar. Solo quería tranquilidad en lo que decidía que hacer. Sabía era sobre él porque no dejaban de verlo así que llamó a su hermano a pesar de que eran las dos de la madrugada.
Con voz somnolienta le preguntó que pasaba.
— Estoy frustrado Art. No sé donde más buscarla
— ¿No las has encontrado?
— No. Ya no sé dónde más hacerlo o siquiera si debería hacerlo
— ¿A qué te refieres Charlie? No estarás pensando en rendirte ¿verdad? — su silencio lo hizo entender —Charles, si te rindes ahora te arrepentirás. Yo te conozco
—Lo sé Art, es solo que no hay garantía que ella quiera verme
— No, no la hay. Pero tienes que explicarle la razón de por qué te comportaste como un idiota
— No es necesario seguir diciendo lo de idiota, el punto ya ha quedado claro.
—Sí que es necesario y yo creo no ha quedado claro el punto y tu amigo Lando lo apoyaría.
— Qué gracioso eres cuando estás dormido. Ya ve a dormir, lo siento Art, hablamos luego. Y gracias.
—No hay de qué Charles, nos vemos.
Al colgar la llamada una de las jóvenes del grupo ruidoso de la mesa alejada se había acercado. Era una joven de unos veintitantos con cabellos castaño oscuro y sonrisa coqueta. Observaba a Charles como si una presa se tratase y después de haberlo escuchado hablar en lo que creía era francés se atrevió a acercarse a hablar.
— Así que no eres de por aquí. —Inició con un tono coqueto
— No
Era obvio
— ¿De dónde eres?
La observó y estuvo a punto de mandarla a volar cuando pensó que podría sacar algo de información de una local. A fin y al cabo no perdía nada
Sacó su sonrisa galante y coqueta e inmediatamente vio a la joven suspirar, sería fácil obtener información
— Mónaco en realidad
— Oh, Europa
Obviamente pensó pero siguió con el acto de interés en ella — Tú eres de por aquí
— Si, toda mi vida
— Oh — bingo — de casualidad ¿no conocerás a un tal Lando Norris?
— Ah si, íbamos a la misma universidad
Doble bingo. Trató de mantener la compostura
— Entonces conoces a Anne — ya no pudo disimular pero completó —O a Cara
Trató de hacer un poco más desinteresado en las mencionadas pero parecía imposible, aunque ella no parecía notar cambio. Solo lo veía a los ojos incomodándolo.
— Solo por las noticias. Oye qué bonito color de ojos tienes...
— Si, gracias — la cortó — ¿noticias?
— Si ya sabes. Lo del prometido de Anne, el hermano de Cara, ¿no escuchaste?
¿Hermano? — ah sí
Había pasado por alto ese detalle. El famoso George, prometido de Anne, era hermano de Cara, por eso a ella le había costado tanto explicar lo ocurrido y por eso Lando era tan protector de ambas con la situación, lo más seguro era que también se habían vuelto amigos y al perder a George no solo lo había perdido su prometida, sino su hermana y un amigo.
Los tres lo perdieron y los tres salían adelante juntos haciéndose más unidos en el camino. Ese lazo no se rompía tan fácil y ellos se protegerían entre sí por siempre.
Charles se sentía aún mas idiota si es que eso fuera posible. Si existía un idiotómetro seguro que él lo encendería como luces en navidad.
Hasta había olvidado que la joven seguía ahí hablando con él
— ¿Las conoces de hace mucho?
La pregunta lo hizo regresar a ella y pensó en la identificación que encontró hace años y se rio internamente, no mentiría al menos — Solo un par de años.
Aunque solo fuera técnicamente pero eran detalles.
Era el momento de preguntar lo principal.
— Sabes, de hecho tiene mucho tiempo que no escucho nada de ellas, sé que Cara se mudó a Londres con Lando pero de Anne ya no supe nada. — Preguntó con despreocupación tratando de sonar desinteresado. —Sabrás de casualidad qué hizo de su vida o a donde fue, dicen que se mudó
—Mmm si... —parecía algo desilusionada en el rumbo de la conversación pero ya no podía alargarlo más — sí ella se fue a otro lugar, no recuerdo si era Seattle o Nueva York a decir verdad, creo era Seattle
— ¿Seattle?
—Sí...
— Bueno, gracias me debo ir. — Ya no podía perder más tiempo y se levantó de la barra
—Espera —la joven pareció comprender todo. Lo observó un par de segundos como tratando de tomar una decisión pero no parecía enojada, inclusive parecía algo más divertida —¿ella era la razón por la cual tomabas estresado?
— ¿Es tan obvio mi estrés?
— Solo un poco —suspiró sonriendo —Espera un segundo, deja pregunto a... ¡ LOGAN !
Un joven rubio apareció de detrás de unas puertas que suponía era la administración, le parecía conocido pero no sabía de dónde. Sin embargo él pareció conocerlo a él llamando su atención
— Tú
— ¿ Yo ?
— ¿Ustedes se conocen?— preguntó la pelinegra
— ¿Lo hacemos? —Charles preguntó confundido
— Algo así —el tal Logan se acercó alegre al lugar— Yo iba en el grupo de Anne, Anne Stoddart. En Italia. Tú nos acompañaste varias veces en las excursiones, hasta pensé que te gustaba ella o algo. Oye pero ¿qué haces aquí? y ¿qué pasó con Anne? y ¿cómo es que se conocen ustedes dos?
— Logan, no es un interrogatorio.
— Perdón, ¿qué pasó o para qué me buscaban?
— Yo — un aturdido Charles comenzó — Estoy buscándola, a Anne. Verás yo cometí un error y no la quiero volver a perder pero...
— ¿Volver? —ambos le preguntaron confundidos pero Charles lo ignoró y siguió
—... todos me dicen se fue a otro estado y no sé si debería buscarla en realidad porque no sé si ella me quiera ver después de lo que le hice pero necesito darle mi versión. — aprovechó sin darse cuenta a sacar todo lo que traía —Llevo cuatro días en este lugar y nadie sabe nada, no sé si es una señal de que la deje en paz o es una clase de prueba del destino para que no vuelva a cometer tanta idiotez.
Ambos lo veían con algo de ternura y gracia mientras que las jóvenes de la mesa de donde venía la pelinegra estaban calladas escuchando. Logan lo llevó a la mesa donde estaban los demás para poder hablar bien. Pidió un par de bebidas y comenzó a explicar una versión resumida de los hecho.
Cuando terminó el relato toda la mesa que había estado en silencio escuchando comenzaron a hacer preguntas. Charles había comenzado algo incómodo de hablar de todo con ellos pero necesitaba hablar con alguien, despejar su mente y también los necesitaba a ellos para que le dieran respuestas.
— ... Por eso estoy aquí, quiero explicarle todo pero Lando por obvias razones no me dirá dónde está. Son mi última esperanza y si es cierto que ella está en Seattle allá iré. Iría hasta el centro de la tierra si fuese necesario.
Logan volteo a ver a los demás integrantes de la mesa, entre todos dieron su veredicto y Logan le dio un par de palmadas en la espalda.
— No está en Seattle —Charles levantó la cabeza de la mesa con el corazón latiendo a mil por hora — Está en Nueva York, no conozco la dirección de donde se queden pero sé que era cerca de la editorial. Es todo lo que te puedo dar, espero la encuentres.
Charles se levantó emocionado y le dio dos besos en las mejillas haciendo reír a todos en la mesa y dejando a Logan algo aturdido. —Gracias, gracias chicos. De verdad. Me tengo que ir pero siempre recordaré esto
— Suerte Charles — la pelinegra que se le había acercado a un principio y que ahora sabía se llamaba Charlotte le sonrió y Charles le agradeció con el corazón y un abrazo, sin su ayuda se hubiese ido a Italia quizá. — Y ya no seas un idiota.
Eso los hizo reír a todos. Definitivamente sería recordado en el mundo por eso.
Esa misma noche compró boletos a Nueva York sin saber bien por donde empezar. No sabía si era correcto buscarla en la editorial pues le podía ocasionar problemas así que en el aeropuerto se puso a buscar por lugares y departamentos ubicados cerca de donde estaba la editorial.
Así decidió que aún no se podía rendir e hizo un mapa con de todos los lugares a ver, y buscarla. Fue a cada departamento y cuarto en los edificios cercanos, fue preguntando a todo el que podía, fuese en la calle o en los edificios. No tenía una foto más que la identificación y una que había impreso de Lando donde estaban en su graduación. No era mucho pero era lo único que tenía.
Habló, preguntó e investigó pero en cada lugar, en cada persona y en cada pista solo encontró decepción y más dudas.
Ya habían pasado tres días y la búsqueda no daba resultados así que aunque corriera riesgo fue a la editorial pero resultó no hallaron ninguna Anne Stoddart. Pensó en que quizá Logan lo había engañado, quizá debió ir a Seattle pero no parecía posible. Por alguna razón Logan no le daba esa idea.
Ese día por la noche se dio por vencido. No estaba dando resultados la búsqueda y el trabajo se le juntaba en Italia. Había hecho lo que podía pero lo que había podido no era suficiente. Tendría que hacer que Lando le dijera dónde estaba.
Volvería al plan inicial cada día le llamaría y cada día le dejaría mensajes hasta que algún día le respondiera.
Así, al otro día tomó un vuelo de regreso a Italia.
Tenía mucho que hacer, no se rendiría con la búsqueda pero tampoco podía dejar de lado sus deberes.
Roma, Italia
Al regresar a Italia habló de todo lo ocurrido en su corta aventura por el nuevo mundo con sus amigos y familia.
Frustrado y abatido inclusive contó de su breve sesión terapéutica con ese grupo de extraños que sin saber se volverían su salvación pues le darían una última ayuda sin saberlo si quiera ellos, pero harían que el estresado Charles se reencontrara con Anne.
Solo le quedaba esperar, seguir insistiendo a Lando e investigando lo que podía.
Los días se volvieron semanas y las semanas en meses. Las cosas no cambiaron mucho. Las pistas eran inexistentes.
Lando no contestaba las llamadas de Charles.
Pero Charles no se rendía. Sentía que debía seguir intentando, que un día contestaría y lo ayudaría. Rogaba por ello cada noche.
Siempre se iba a dormir pidiendo poder volver a Anne y se despertaba con su sonrisa.
...
Sin darse cuenta ya había pasado diez meses de su pequeña excursión. Noviembre había iniciado trayendo consigo un acogedor frío y un par de respuestas inesperadas.
Charles había logrado estabilizar su segundo restaurante con éxito y debido a los resultados de ambos y una muy llamativa inversionista logró abrir una tercera sucursal pero esta vez en su natal Mónaco.
Abrir ese restaurante había sido todo un reto pero su madre facilitó todo como si de un sencillo trabajo del colegio se tratase.
Estaba muy orgulloso de lo que había logrado y ahora tenía un pedacito de su vida en Mónaco.
La inauguración fue un completo éxito. Su hermano fue a acompañarlo esta vez junto con sus dos mejores amigos Joris y Lorenzo que no le dirían que no a un viaje gratis a el ostentoso Mónaco.
Todo era perfecto pero le hacía falta una sola cosa para ser feliz.
Como cada noche antes de irse a dormir comenzó a llamar a Lando un par de veces y dejar un mensaje pidiéndole su ayuda para encontrar a Anne.
Al no obtener respuesta como cada noche se fue a bañar y prepararse a dormir.
Al salir del baño más relajado se acostó en su cama cuando sonó un mensaje de su teléfono. Seguramente eran Lorenzo y Arthur tratando que volviera con ellos para salir a divertirse.
Cuando vio el mensaje supo que ambos ya estaban más que entrados pues los mensajes no se entendían del todo, así que solo les puso que prefería descansar cuando otro mensaje llegó.
Su corazón se detuvo al momento pues de todos los posibles remitentes ese era quizá el que menos esperaba, y ciertamente su contenido fue aun más imposible de creer.
¿Sería posible?
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