—Es hora de irnos, los vendaré de los ojos y cuando estemos en los túneles se los quitaré.
Pasaron unos minutos hasta que llegaron a los túneles y seis hombres a parte de ellos mismos se encontraban en el lugar.
—Es hora de irnos.
El lugar no era muy grande, pero una persona cabía sin problemas; había mucha humedad y eso provocaba que todos en el interior sudaran continuamente y con ello la sed empezaba a hacerse presente, por suerte sus escoltas estaban al tanto de ese problema e iban muy bien equipados para la ocasión.
Pasado un tiempo el calor empezaba a ser más insoportable, así que decidieron acelerar el paso.
—Ya casi estamos en la salida, aceleremos la marcha.
Un par de minutos después la puerta yacía frente a ellos, rápidamente los escoltas abrieron la puerta, pero no sin antes vendar a los hermanos una última vez.
Varios metros después los destaparon y se despidieron de ellos.
—Será mejor que cumplan su misión o nuestro jefe hará hasta lo imposible para que jamás lo olviden.
Tras esas últimas palabras tanto Han como Rein se dispusieron a seguir su camino a través de su territorio.
—¿Qué haremos al llegar? ¿Seguiremos todo al pie de la letra?
—Aún no lo sé, Han tu nos metiste en esto, así que hay que idear un plan infalible, no quiero averiguar qué es lo que ese hombre es capaz de hacer o si quiera que tan corrompido esté nuestro reino si es que tratamos de buscar ayuda.
Ambos se quedaron callados por un buen rato hasta que llegaron al lugar donde se encontraba su campamento, como era de esperarse ya no había nada, pero decidieron quedarse un momento a descansar en los alrededores.
Algunas horas después de su llegada notaron un silencio demasiado incómodo y fue entonces que notaron la presencia de alguien a los alrededores, rápidamente se pusieron de pie y se escondieron detrás de unos árboles, no pasaron mucho tiempo ahí cuando vislumbraron a un hombre en la lejanía.
Cuando Rein se preparaba para acercarse sigilosamente al sujeto, Han lo detuvo y lo miró a los ojos antes de mencionarle que la persona que se encontraba en aquel lugar era su compañero Lucius Vanheim.
—Será mejor que vayamos con el antes de que haga alguna otra cosa estúpida.
—¿Olvidaste lo que te dijimos o qué? Bueno no importa, ahora que estás aquí no te queda de otra que acompañarnos a la ciudad, no queremos ninguna pregunta, cuando sea el momento sabrás lo necesario ¿entendido?
Sin siquiera poder hablar, el joven Lucius asintió con la cabeza y se dispuso a seguir con ellos su camino.
A menos de cien metros de llegar a la entrada de la ciudad ambos hermanos pararon en seco y llamaron a su acompañante. Fue entonces que todo lo que los llevaría a los hechos que sucederían unas décadas más adelante daría inicio.
—Escucha con atención, no podemos hablar demás, sin embargo, queremos que nos sigas al lugar que nos dirigimos con sumo cuidado, no dejes que absolutamente nadie te vea, ni siquiera nosotros sabemos lo que nos podría llegar a pasar, no obstante, en caso de que las cosas se salgan de control no confíes en nadie de los altos mandos.
Lucius sumamente confundido y con muchas preguntas que realizar les contesta.
—¿Qué diablos sucede? ¿A caso hemos sido traicionados?
Han, toco su hombro derecho y cerró los ojos por un par de segundos antes de contestar.
—No lo sé, solo sé que tenemos que realizar este encargo, a y una última cosa, en caso de que algo me suceda quiero que vayas con mi prometida y la protejas a toda costa, tengo un mal presentimiento.
—Está bien, confió en tus palabras, a pesar de no estar seguro del porqué de sus acciones siento que no me están mintiendo, así que, pase lo que pase, estaré del lado de ambos.
Cinco minutos después los hermanos se dirigieron a la puerta sur y entraron sin problema alguno, al observar por un breve momento a su alrededor siguieron su camino hacia el distrito dos.
—Tengo que admitir que se siente bien volver a nuestro territorio, sin embargo, temo que las cosas no salgan bien, mi prometida estará preocupada, tanto tiempo sin verme y yo... yo estoy igual.
Rein volteo a ver a su hermano y le sonrió, su gesto hizo que se calmara un poco y que se enfocara en lo que sea que estuviera por pasar.
—No sé qué haría sin tu compañía, después de todo, yo fui quien nos metió en este lio.
Veinte minutos después ambos vislumbraban la entrada al distrito cuatro, el lugar al debían dirigirse se encontraba cerca de esa entrada a unos cuantos metros a la izquierda justo en la frontera entre ambos distritos. Poco a poco el día seguía su curso y el clima empezaba a cambiar, el cielo empezaba a oscurecerse debido a grandes nubes que poco a poco taparon la luz del sol.
—Se avecina una tormenta.
Justo en la entrada de aquella casa tan lujosa a pesar de no estar en el distrito central yacían unos hombres resguardando la entrada de aquel lugar tan amplio.
—Terminemos con esto, Rein.
Antes de acercarse a la entrada ambos voltearon de reojo hacia atrás y a lo lejos alcanzaron a ver a su compañero, asintieron demostrándole que su objetivo se encontraba justo ahí.
Al acercarse a la entrada del recinto ambos hombres que resguardaban el lugar simplemente los dejaron pasar sin siquiera decir palabra alguna, los hermanos se vieron a los ojos mostrando un poco de inquietud ante la situación, no obstante, siguieron su camino hacia la entrada principal de la casa.
Momentos antes de llegar a su objetivo alguien salió por la puerta y les dio la bienvenida.
—Me alegro de que llegaran sanos y salvos, me disculpo si toda esta misión les causo molestias y dudas sobre la lealtad de su comandante hacia nuestro reino, sin embargo, todo esto tan solo es un encargo de sumo secreto que nuestros aliados dentro de Gilbrar realizaron y que ustedes terminaron.
Tanto Rein como Han, no creían ninguna de sus palabras, pero no tenían más remedio que mantenerse calmados ante cualquier posible represalia de su anfitrión.
—No hay problema, aunque de haber tenido más detalles sobre la misma no hubiera habido tantos malentendidos.
Antes de que alguien más mencionara algo, el cielo empezó a retumbar y la lluvia se hizo presente, la tormenta había comenzado.
—De nuevo, me disculpo con toda sinceridad, dejando de lado ese tema, ¿Lo traen consigo? ¿La reliquia?
—No nos mencionaron lo que era y jamás abrimos la caja para observar su contenido.
Rein saco de un bolso un objeto envuelto en un pañuelo blanco, lo desenvolvió y una caja de madera hizo su aparición.
—Su misión ha sido todo un éxito, serán recompensados como se debe más adelante, pueden retirarse por el momento.
Han a pesar de que todo había salido bien sentía que algo estaba mal, todo se resolvió muy fácil, o al menos eso es lo que pensó.
—Disculpe, sé que no me incumbe para nada en absoluto y sé que no tiene la obligación de responderme, pero hay algo que me intriga, ¿Cuál es el propósito de esa reliquia?
—Es un total misterio joven, tan solo existen rumores de su función, sin embargo, a lo largo de la historia ha habido diferentes reliquias que han sido encontradas alrededor del continente y según las leyendas muchas de ellas son algún tipo de sello, así pues, dicho esto se dice que los mismo pueden darle a su portador una fuerza sobrehumana, por eso la importancia que se le dio a esta misión, no debía estar en manos del enemigo.
Aun cuando recibió una respuesta más sincera de lo que pensaba no se quedó totalmente a gusto, no obstante, antes de darle las gracias por responder a sus preguntas, los guardias de la puerta empezaron a caer uno por uno.
—¿Qué diablos está pasando menciono el anfitrión? ¿A caso nos han traicionado? Ustedes, me han tendido una trampa.
—Le juramos que nos hemos sido nosotros.
Tras unos cuantos intercambios de golpes y enfrentamientos de espadas, ambos hermanos acabaron con los atacantes, pero en cambio su anfitrión se encontraba molesto y llamo a los demás guardias para que los pusieran bajo arresto.
—No tolerare esta falta de respeto, han intentado acabar con mi vida y estoy seguro de que ustedes son los culpables, han querido quedar bien montando este teatro, pero hasta aquí llegaron.
Rein se arrodillo en el suelo decepcionado y triste, pero Han se quedó de pie observando a aquel hombre.
—No importa lo que pienses, está claro que te han traicionado los sujetos de Gilbrar o quizás el mismo comandante, supongo que lo que quieren es deshacerse de nosotros.
Golpeo a uno de los guardias en la mandíbula y rápidamente tomo una de las espadas que se encontraban en el suelo, hirió de gravedad a otro de los mismos y se abalanzo sobre el portador de la reliquia, sin embargo, antes de llegar a asestarle una estocada, su hermano se interpuso entre los dos y recibió el golpe.
—¿Que mierda haces? ¿A caso no entiendes la situación? Somos su chivo expiatorio, quieren acabar con nosotros por lo que sabemos.
—No hagas nada de lo que puedas arrepentirte más adelante...
Rein cayó al suelo muy lastimado, pero aún con vida.
—Ja ja ja ja ja ja, es demasiado bueno para este mundo, pero tú, tú eres todo lo contrario tú vas contracorriente, aunque déjame decirte que eso jamás te será suficiente, al final los tipos como tu jamás consiguen sus objetivos y antes de que hagas alguna otra cosa estúpida será mejor de que vayas a casa, puede que alguien te esté esperando con muchas ansias o tal vez ya no.
—¿De qué rayos hablas? ¿Qué mierda has hecho? —"¿Dónde se encontrará Lucius?" —pensó.
—Si te preguntas donde se encuentra su otro compañero, me temo que lo atrapamos antes de que actuara, pero tranquilo no le hemos hecho daño, al fin y al cabo, él no sabe nada de esto.
Han, que irradiaba una ira tan descomunal que su cuerpo irradiaba un aura asesina, tomo su espada con ambas manos y sin pensar le amputo ambos brazos a aquel hombre, después tomo la reliquia y huyo rápidamente.
—Diablos, diablos, debo correr más rápido, espero que se encuentre bien, no sé qué haría si algo malo le pasara.
Tras cada paso que realizaba el clima empeoraba más y más, la lluvia empezaba a caer de manera tan exagerada que incluso podía llegar a lastimar a las personas.
Unos cuantos minutos después llego a la puerta de su hogar y rápidamente se adentró a ella, lo que encontró en ese lugar marcaria para siempre su vida y el de muchas otras personas en el futuro.
—No, no, no, no, no puede estar pasando esto, por favor dios no, no me hagas esto, ¿Por qué a mí? ¿Por qué?!! Noooooooooooooooooooooo!!!
Justo en las escaleras que daban a la segunda planta se encontraba el cuerpo sin vida de su prometida en un gran charco de sangre, Han corrió hacia ella y la abrazo mientras soltaba lagrimas sin parar.
—Mi amor, no me hagas esto, lo siento, lo siento tanto, siento no haber estado aquí para ti, siento no ser el hombre que te merecías. Te amo, te amo tanto mi vida, siempre te amare, por toda la eternidad, hasta el final de mis días, sin embargo, no descansare hasta que los que te hicieron esto paguen por sus crímenes y tras terminar, me encargare de encontrar una manera en que vivas la vida que tanto te mereces, ese será mi deseo. Se que jamás me perdonaras todo lo que estoy a punto de hacer, pero si con eso te daré la vida que nos vas a poder tener en estos momentos, hare lo que sea necesario, cueste lo que cueste.
El tiempo paso y Han se quedó con ella por mucho tiempo, hasta que llegada la noche, tanto Rein como Lucius se hicieron presente en el lugar.
—Lo siento tanto hermano, yo.
—No digas ni una sola palabra, tu tomaste tu decisión y yo ya tome la mía, así que, no te metas en mis asuntos, de ahora en adelante trabajare por mi cuenta.
Al fondo Lucius simplemente cayo rendido al suelo sin decir palabra alguna, se sentía demasiado culpable como para siquiera mostrar sus condolencias.
Luego de la acalorada platica la guardia del distrito central se hizo presente o al menos eso era lo que creían, entre ellos el hombre al que le tenían que dar la reliquia se encontraba entre ellos.
—No me has dejado otra opción muchacho, ahora has pagado las consecuencias de tus actos, no obstante, si me das la reliquia ahora mismo le perdonare la vida a tus demás familiares.
Han coloco con sumo cuidado el cuerpo de su amada en el suelo y se puso de pie, saco la reliquia de uno de sus bolsos y cerró los ojos antes de tomar su espada con la mano derecha.
—Probaras en carne propia si lo que decías de este objeto era real.
Al abrir la caja una luz emergió de ella e irradio una gran cantidad de energía que envolvió el cuerpo de su usuario haciéndolo sentir como su cuerpo ganaba una cantidad de fuerza descomunal.
—"Técnica de Espada Divina Omnipresencia".
Con una velocidad tan abrumadora que ni siquiera el ojo más entrenado podría distinguir, el joven acabo con todos y cada uno de los guardias en el lugar, aunque al no estar acostumbrado a ese tremendo poder y a esa técnica de espada que acababa de aprender gracias a la reliquia, sufrió algunos daños en su cuerpo, pero no los suficientes como para caer rendido al suelo.
Frente a frente del principal culpable por todo lo que había ocurrido, respiro profundo por una última ocasión y apunto su espada al cuello de su enemigo.
—Nuestras decisiones nos marcan de por vida, tanto las buenas como las malas, por lo tanto hay que vivir con las consecuencias de nuestras acciones, las tuyas te llevaron hasta este mismo instante y las mías me llevaran por un camino lleno de sangre del cual probablemente jamás tenga una redención, pero como mencione, todo es parte del ciclo de la vida, así que, si con ello consigo mis objetivos, bienvenida sea mi entrada al infierno.
Sin pensarlo ni un solo segundo, degolló de un solo tajo y sumamente limpio al hombre frente a él.
—No pediré perdón por todo lo que hare hermano, si quieres que pague por mis pecados entonces tendrás que trabajar para lograrlo, toma esto, será mejor que lo mantengas en un lugar seguro, hasta luego.
Tras los sucesos anteriores, Han, unas semanas después del asesinato de su prometida, mataría a sangre fría al comandante de Prima Tellus y se convertiría en el hombre más buscado del reino, eso solo sería el comienzo de una infinidad de crímenes guiados por su sed de venganza y la esperanza de cumplir su más grande deseo.