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┊╰► capítulo ocho ༉
harry.
Cada día me sentía más en paz. Lo que había empezado siendo una verdadera tortura y un reto, se estaba volviendo poco a poco mas suave y normal de lo que nunca me hubiera parecido.
—¡Didi! —gritó Hermione—, siéntate con nosotros —la llamo.
—¿Qué tal? —preguntó justo al sentarse frente mío, al lado de Hermione— ¿Ya saben lo que dice el huevo? —lanzó otra pregunta.
—No —contestó Hermione—, aún no tenemos nada— pero estamos investigando todo lo posible.
—Espero que lo encuentren pronto —dijo comprensiva—, igual durante las vacaciones de navidad podrán averiguar algo —explicó.
—¿Tú que harás durante las vacaciones? —pregunté.
—Pues aún no lo se —contestó dudosa—, al principio pensaba en quedarme en Hogwarts y así, pero papá quiere verme.
—Nosotros aún no sabemos que haremos, —se unió Ron a la conversación— Harry y Hermione son básicamente parte de mi familia, entonces normalmente se unen a los planes familiares —explicó, que Ron se expresará así de nosotros me hacía sentir reconfortado.
—Pues si al final no tienen nada que hacer, pueden venir a mi casa, con mi padre y conmigo.
Parecía una buena idea, pero luego recordé que era familia de los Malfoy, y que probablemente vayan a pasar las navidades juntos.
—¡Suena bien! —contestó Hermione al instante.
—Yo no estoy seguro de eso —Didi frunció el ceño—, me refiero, eres familia de los Malfoy, no creo que seamos muy bienvenidos —terminó de explicar.
—¿Y que? —contestó de mala gana—, ustedes serian mis invitados, en mi casa, con mi padre —recalcó—. Los Malfoy son mi familia, y lo mejor haremos algo con ellos, pero eso no implica que por eso ustedes no vayan a ser bienvenidos o juzgados por mi parte o la de mi padre.
—Es cierto Ron —Hermione se puso de su parte.
—Entonces yo no lo veo mal —añadí—, estaría bien conocer mejor a tu padre, ya que el conoció a los míos —expliqué, Didi asintió.
—Bueno —arrastró la voz Ron—, entonces si al final vamos a ti casa, que tu padre le escriba una carta al mío, con antelación, que si no mamá se volverá loca.
—No te preocupes Ron —aseguró ella.
—Se nos hace tarde —Hermione se limpió rápidamente la boca con una servilleta—, vamos Didi, llegaremos tarde.
—Pero si aún no he terminado de comer —se quejó Didi—, espera —se levantó y de un trago se terminó su vaso de zumo de calabaza.
—¡Vamos!, ¡vamos! —Hermione se la llevó casi arrastrada del brazo.
Ron y yo no teníamos tanta prisa, Hermione de por sí le gustaba estar cinco minutos antes en cada clase, no le gustaba la impuntualidad. Yo terminaba mi bol de cereales, al igual que Ron, pero alguien se sentó frente nuestra.
—Malfoy —dijo Ron con asco—, ¿qué haces aquí? —Draco le dio una mirada juzgadora.
—No quiero que estén cerca de mi prima —habló—, me dan asco, y si se sigue juntando con ustedes la van a pudrir.
—¿Y contigo no se va a pudrir?
—Te lo advierto Potter —se acercó por encima pegando un manotazo a la mesa—, mi prima me importa mucho, más que a nada, como le pase algo por estar cerca de ti —subió el tono de voz—, te mato —amenazó.
—Es ella la que quiere estar cerca de nosotros —contesté—, ¿y sabes que? —me levanté—, a lo mejor vamos como invitados a tu cena familiar, Deborah nos ha invitado —en el rostro pálido de Malfoy se plasmó una mueca de confusión con indignación.
Agarré a Ron del hombro y me lo llevé de allí. Voltee a ver si Malfoy nos seguía, pero todo su grupo de amigos se acercaron a hablar con él, incluso alguno se reía de él.
—¿Pero quien se cree? —se quejó Ron.
—No lo entiendo, a él que le importa que nos acerquemos a ella.
—Yo lo que no logro entender es cómo ella no es igual que él —lo miré confundido—, me refiero, toda su familia es horrible —explicó—, no me sorprendería si ella acabara siendo igual que ellos, ósea, también va a Slytherin y es amiga de todo el grupo de Malfoy.
—No lo creo, ella no es así —la defendí.
—Por Dios Harry, apenas la conoces.
Y era cierto, apenas la conocíamos hace unos meses, pero ¿por qué sentía que la conocía desde antes?, ¿por qué sentía que ella no sería capaz de hacernos nada?, ¿por qué?
Durante lo largo del día me mantuve esa variedad de preguntas dentro mi cabeza, una y otra vez, como un disco rayado, no paraba de pensar. La miraba en clase y no lograba entender nada; fue entonces cuando me di cuenta de algo.
Deborah se movió el cabello detrás de la oreja, entonces la vi, vi su cicatriz, en forma de rayo igual que la mía, ¿por qué la tendría? ¿habría visto bien?
No paraba de mirar su cicatriz, con la túnica limpié múltiples veces mis lentes, creía que estaba desvariando, allí me miró.
—Sr. Potter —la voz de Snape hizo eco en el aula— , ¿se puede saber que es lo que le tiene tan atontado hoy? —preguntó sarcástico— ¿o quien? —luego de esto los de Slytherin comenzaron a reír, todos menos ella.
—Nada señor. —contesté nervioso.
Snape me analizó con la mirada, se dio la vuelta y siguió dando la clase. No sabia cómo sentirme. Al acabar la clase me dirigiría a ella a preguntarle sobre su cicatriz.
—Quiero para el lunes un informe completo con ejemplos sobre las pociones y venenos del tema tres —todos suspiraron con pesadez mientras recogían sus cosas.
—¡Didi! —la llame al ver que estaba a punto de salir, al parecer tenía prisa.
—¿Todo bien Harry? —preguntó con una sonrisa— Oye Harry, no quiero que suene mal ni nada, pero creo que por navidad es mejor que no se vengan a mi casa, papá me ha dicho que la tía Cissy nos ha invitado a su casa y no creo que sea bueno para ustedes estar allí —explicó apenada.
—No importa —le reste importancia—. Te quería decir... pues que... me he fijado en que tenías una... —dude en preguntar—, una cicatriz, detrás de la oreja —señale—, justo igual que la mía —su rostro se tiñó de carmesí, no sabía contestarme.
—Pues es que verás —comenzó—, yo... —Malfoy la agarró del brazo.
—Nos vamos —ella me miró con pena pero se dejó llevar por Malfoy—, ella no tiene nada que hablar contigo.
—Lo siento Harry, luego nos veremos —justo después se alejó con Malfoy, Matthew, Theodore y Blaise comenzaron a caminar detrás de ella, pero a la vez volteaban a mirarme de mala gana, yo me quedé en blanco.
—Te lo dije —se acercó Ron—, no te sorprendas cuando comience a pasar de nosotros.
Hermione que estaba detrás de nosotros de un largo suspiro, cogía su libro con ambas manos y golpeó con fuerza a Ron en el hombro.
—¡Hombres! —espetó molesta—, siempre quieren tener la razón —y sin más se fue a paso pesado.
—¿Y ahora que le habrá picado? —Ron se acariciaba el hombro y lo movía para recuperarse del golpe.
—No lo sé.