La Belleza De Volver A Encont...

By ShelsDmc

2.3K 453 797

Un amor de la infancia que no pudo hacerse realidad, vuelve a su rumbo cinco años después, cuando Jacob y Luc... More

Introducción.
Capitulo 1: ¿Quién eres?
Capitulo 2: Primeras Palabras.
Capitulo 3: Mr. Loverman
Capítulo 4: Primera Historia.
Capítulo 5: Make you mine.
Capítulo 6: De Nuevo Al Principio.
Capitulo 7: IDK you get.
Capitulo 9: Constelaciones a tu nombre.
Capitulo 10: Jake es por Jacob.
Capitulo 11: Lemon Meringue Pie.
Capitulo 12: De Luca, con amor.
Capítulo 13: Becario.
Capítulo 14: Debates.

Capitulo 8: Reencuentro.

116 26 58
By ShelsDmc

—¿Se conocen? — preguntó Kara, frunciendo el ceño al notar la tensión en el ambiente.

—¿N-Nos conocemos? — secundó el pelinegro, perdido en los ojos del chico frente a él.

Jacob, por su parte, se encontraba paralizado, con la mente totalmente en blanco.

Volvió a sentir ese leve dolor en su pecho, ese nudo en su garganta y esa tormenta de recuerdos.

—No, —carraspeó su garganta, levantándose de su asiento. —creo.

—¿Te irás tan rápido? — la chica detuvo que se fuera tomándolo del brazo. —Pensaba que podíamos ir a alguna parte los tres.

—Tengo que entrenar. — respondió este.

—Entonces te acompañamos, no será cosa nueva mirarte mientras sudas. — dijo con una sonrisa inocente.

—¿Qué?

—Nada.

Sin saber qué decir, Jacob alternó su vista entre los dos adolescentes que tenía en frente.

—Vamos.

. . .

—¿Seguro que no se conocen ustedes dos? — interrogó la castaña, que se encontraba en las gradas de la cancha con su amigo mientras observaban a Jacob hacer flexiones y correr por el lugar.

—Sus ojos se me hacen familiares, nada más. — respondió Luca, sin apartar su vista del ojiazul.

—Tal vez lo viste alguna vez por la escuela, es muy popular.

—Tal vez.

El pecoso escuchaba los gritos de las fans del chico, le causaba molestia.

«¿Cómo puede existir gente tan insoportable?» Se preguntaba mientras intentaba no prestar atención al grupo de locas detrás de él.

Kara se dio cuenta del rostro de inconformidad de su amigo, riendo suavemente.

—Esto es normal, generalmente son peores. — comunicó.

—Parecen muy posesivas.

—Lo son.

—¿Y él es tu novio? — preguntó el pelinegro.

—¿Quién? ¿Jacob? — Luca asintió. —Creo que nos podemos hacer amigos, no quiere nada conmigo y así me mantendré con él. Antes me gustaba, —la chica rió —luego comencé a conocerlo y simplemente sentía la necesidad de tener su atención porque era popular. 

—Ya veo…

En un momento fugaz sus ojos y los del castaño se encontraron.

¿Por qué se sentía tan raro, pero a la vez tan común?

—Al parecer se dejó ayer con su novia. — habló Kara. —Deberías acercarte, quién sabe.

—Kara, soy gay, no una prostituta.

—¡NO HABLO DE ESE TIPO DE ACERCAMIENTO! — la chica golpeó el brazo del menor, haciendo que este perdiera la concentración en Jacob. —Hablo de que los tres podemos ser amigos.

—Okay. —hizo una pequeña pausa, pensando un poco. —¿Me das su número? — pidió, haciendo que la chica se emocionara.

—¿Esto es real?

—Sí, es real, quiero saber si realmente lo conozco.

—No tengo su número.

—¿Pero no son amigos? — preguntó Luca, observándola.

—A penas notó mi existencia hoy, no quiero parecer lanzada como ayer, fue muy vergonzoso.

—Comprendo.

El pelinegro volvió a centrar su vista en la cancha, pero ya no encontró al castaño.

A penas pudo divisarlo mientras se alejaba, dirigiéndose a un lugar apartado.

—Iré a fumar, — le dijo a su amiga. —no te vayas tarde.

—Está bien. — respondió esta. —Intentaré conseguir su número.

—Gracias.

Y con esto, Luca se alejó y siguió el rastro del ojiazul hacia la parte trasera de la cancha.

. . .

¿Era posible que existiera una persona más nerviosa que Jacob?

Probablemente no.

—¿Qué mierda hice? ¿Por qué no pude hablar más que eso? ¿Por qué me sudan las putas manos? Esto es una estupidez. — Musitó el castaño, golpeando su frente contra un muro detrás de los baños a donde se había dirigido

—¿Qué es una estupidez? — preguntó una voz que pensó que era producto de su cabeza. 

—Todo esto… Todo me está saliendo mal. — se lamentó, dando otro golpe.

—Las novias van y vienen, ya conseguirás algo mejor. — dijo aquella persona.

Dejó de chocar contra la pared, volteándose.

«Mierda.» Se lamentó.

Sus ojos se abrieron con sorpresa al notar la figura masculina que había en frente de él.

—¿Qué haces aquí? — preguntó.

—Vine a fumar. — Luca se alzó de hombros, sacando una cajetilla y un encendedor.

El castaño lo observó de arriba hacia abajo.

—Fumar es asqueroso. — dijo.

—Probablemente ni siquiera lo has probado, tus pulmones se denigrarán y no podrás seguir jugando futbol, que triste — restándole importancia, encendió el cigarro que hace poco tiempo había puesto en su boca.

—No quiero parecer cenicero.

—¿Yo lo parezco? — preguntó.

—Luca, eres un año menor que yo y fumas, pareces típico chico malo que al final del día termina o con un romance adolescente o en una camilla con cáncer de pulmón.

«Y esperemos que el romance adolescente sea conmigo.»

Jacob intentaba que desaparecieran aquellos pensamientos que le nublaban la vista, pero fue en vano.

Se sentía impuro.

Antes de los veinte dicen que se vale tener delirios de delincuente. —el pelinegro alzó nuevamente sus hombros. —Pero dime, ¿cómo sabes que soy menor que tú?

—Te vi con los de segundo año. — mintió.

—Entiendo, ahora cuéntame ¿Qué haces aquí?

El pelinegro inhaló humo del rodillo de papel, expulsándolo lentamente sobre la cara del opuesto.

Al notar el rostro molesto de Jacob, comenzó a reír.

—Vine porque me cansé de toda esta mierda, creo que voy a morir. — confesó, expandiendo con la mano el humo que había en frente de él mientras tosía.

Luca elevó su cigarrillo, haciendo que el castaño lo observara.

—Te mueres si fumas esto, — mostró el compuesto de nicotina. —no porque tu pareja te dejó.

—No es eso. — dijo el ojiazul.

—¿No? ¿Y qué es? — preguntó el otro, sentándose en un pequeño banco que se encontraba cerca.

—Son muchas cosas. — comunicó, tomando el lugar libre del mismo asiento.

—¿Sufres de insomnio?

—¿Por qué lo dices?

—Tus ojeras. — señaló Luca.

—Ah, pues, un poco. — respondió el muchacho. —¿Y tú?

—Actualmente no tanto. — se acomodaba en su asiento mientras explicaba su situación. —Me está gustando mucho dormir.

Jacob rio, mirando el rostro lleno de pecas de su compañero.

—Eres dormilón. — concluyó.

—No lo diría así. — Luca le devolvió la mirada. —Yo diría que dormidos nos reencontramos con lo que más queremos.

Se quedaron observándose durante algunos segundos que parecieron años.

El menor tenía un punto, un muy buen punto.

Y Jacob lo sabía.

—¿Qué hacen aquí? — preguntó una tercera voz. 

Ambos chicos desviaron su mirada, observando como Kara estaba delante de ellos con los brazos cruzados.

—¿Tú que haces aquí? —contraatacó el pecoso.

—Es una larga historia, debemos irnos. — se apresuró en decir.

—¿Qué? ¿Por qué? — interrogó Luca.

—¡Paren a esa chica! — gritó el entrenador de Jacob, que corría hacia ellos.

—Mierda. — musitó la castaña, auxiliándose en los dos jóvenes en frente de ella.

—No pienso volver a entrenar durante las próximas dos horas. — se levantó Jacob, tomando la muñeca de la joven. —Tú, mocoso, si te quedas ahí fumando terminarás con el reporte de tu vida.

Luca alternó su vista entre el ojiazul y su cigarro, dejando caer el último al suelo.

—Corramos.

Y así echaron a correr, cruzando posteriormente el muro de la escuela.

—Kara, procura tener una buena razón por la que hicimos todo esto. —amenazó el pelinegro, que se lamentaba por haber desechado su cigarrillo.

—Fui a hacer lo que me dijiste. — la chica señaló disimuladamente a Jacob, que se encontraba haciendo quién sabe qué. —Y sucedieron cosas.

El pecoso observó a la chica, quien mostraba una sonrisa inocente, para luego ambos recostarse en el lugar.

—No puedo creer que volví a cruzar un muro. — musitó el chico no lo suficiente bajo como para que Jacob lo escuchara.

—¿Cruzaste un muro antes? — intrigado, el mayor se acercó, sentándose junto a ellos.

—No un muro exactamente, sino las barreras del acuario, ¿lo conoces no? — confesó, haciendo que los ojos del opuesto se abrieran de sorpresa. —Un amigo me había obligado a ir en la noche, al final tuvimos que huir de un guardia de seguridad.

Kara observaba la situación desde su lugar, mientras reía con sonoridad.

—Desde ese día Luca es gay. — explicó la castaña, robando una expresión confusa del ojiazul.

—Tonta, siempre hablas demás. — Luca le dio un pequeño golpe haciendo que esta se quejara, para luego voltearse y observar al mayor. —Soy gay, — confirmó. —pero tranquilo, no me gusta todo el mundo.

La chica se atragantó con su propia saliva, soltando una gran carcajada.

—Ni el mismo se lo cree. — soltó entre risas.

Jacob apenas pudo reír, se encontraba en una especie de shock.

—Yo… creo que soy bisexual. — dijo, haciendo que los otros dos lo observaran con curiosidad.

—¿Lo crees? — preguntó Kara.

—Sí, lo creo.

—Si lo crees es porque actualmente te atrae algún chico.

—Más o menos.

La castaña dio un leve pellizco en el brazo de su amigo, como diciéndole indirectamente un “ponte las pilas”, haciendo que este se sobresaltara.

—Creo que sería mejor que vayamos a algún lugar. — se levantó esta, siendo observada por los adolescentes desde abajo.

—Estoy de acuerdo, —afirmó el pelinegro, poniéndose también de pie. —¿pero a dónde vamos?

—Conozco un lugar donde las parejas hacen pícnics.

—Kara, no somos una familia poli amorosa. — advirtió el castaño, que se puso de pie siguiendo a los demás.

—Por eso yo solo iré a trabajar, — habló la chica. —y ustedes harán lo que quieran.

—Parece entretenido, podemos ir. — Luca pasó un brazo alrededor del cuello de la joven.

Anduvieron caminando juntos, hablando de cualquier tema que se les venía a la mente.

Jacob se sentía en casa, aparte de poder reencontrarse con el chico que alguna vez amó, podía notar el ambiente que ambos jóvenes le transmitían.

No tardaron mucho en llegar, se encontraban en una especie de feria donde muchas personas se sentaban en el césped frente a un precioso lago.

—Yo estaré en ese local. — señaló Kara un pequeño lugar donde habían personas esperando a ser atendidas. —Hacemos limonadas y vendemos cosas muy bonitas, pásense por allí al rato.

La chica se alejó, dejando a los dos jóvenes solos.

—Se suponía que vendríamos los tres y nos abandona. — Jacob hablaba mientras veía a sus alrededores.

—No importa, tenemos más tiempo para conocernos.

«Como si fuéramos desconocidos.» Refutó el castaño mentalmente.

—¿Qué haremos? — preguntó este, luego de unos segundos.

—Escuché que cerca había una noria. —Luca observaba hacia los lados, intentando encontrarla.

—¿Hay una? — confundido, el chico intentaba buscar aquella atracción.

—Desde aquí se ve. — el pelinegro señalaba el lugar donde se encontraba. —No parece estar tan lejos.

—Entonces podremos ir.

Comenzaron a andar, de vez en cuando los ojos de ambos se encontraban, haciendo que se sonrojaran.

—Escuché que eres bueno en arte. — habló Jacob, mientras rememoraba los momentos donde hojeaba el cuaderno del pecoso. —¿Participarás en el concurso del viernes?

—Tengo pensado ir, —confesó el menor. —pero seguramente no gane.

—Estoy seguro de que ganaras.

—Gracias por el apoyo.

De nuevo silencio.

Se le hacía muy difícil poder sacarle conversación, los temas eran muy banales, ya no eran solo unos niños que hablaban de dinosaurios.

—Oye, —llamó Luca. —tengo el pequeño presentimiento de que te conozco.

Jacob rio ante la confesión repentina del pelinegro.

—Tal vez nos conocimos en otra vida.

—Creo que incluso en otra vida reconocería tus ojos.

—Qué poético.

—Soy artista.

—Y ese chico… el del acuario. ¿No lo volviste a ver?

Luca se volteó a observar al castaño, negando con la cabeza antes de hablar.

—No y ya lo estoy superando, aunque debo decir que ese es el chico que estará tatuado en mi alma hasta que muera, y aún así, él será la rosa que florezca de mi tumba.

—Te marcó mucho. — comentó el ojiazul.

—Lo suficiente como para esperarlo aunque me haga el fuerte.

—¿Entonces no le has dado una oportunidad a más nadie de entrar a tu corazón?

El pelinegro rio tímidamente, volviendo a concentrarse en el camino.

—Por supuesto que sí, no pienso estancarme en un amor de la infancia, pero solo han llegado personas que me hicieron daño. —confesó el chico.

—Las relaciones hoy en día son difíciles. — susurró el castaño.

—No hace falta ni decirlo. — Luca le regaló una sonrisa triste. —La última relación en la que estuve fue la peor de todas. El bastardo me pidió que me sintiera cómodo con él y le conté mis problemas, pero fue tan hipócrita que se molestó cuando le hablé de mis metas y de lo que me gustaba. Me pedía muchas fotos sugerentes y cuando me negaba se molestaba, él quería que me desnudara y yo desnudé mi alma. Increíble. ¿Cierto?

—Aún eres un niño…

—Él me decía que era muy maduro para mi edad. — confesó mientras negaba nuevamente.

Llegaron ambos a la rueda de la fortuna, desde abajo se veía gigante, haciendo que se impresionaran.

—Esto es enorme. — dijo Luca.

—Entremos de una, no hay una larga fila.

Pagaron los boletos y se subieron a la atracción, apreciando como veían poco a poco el mundo más pequeño.

—Parecen hormigas. — Jacob puso ambas manos en el cristal de la pequeña cabina, observando hacia abajo a todos los de la feria.

—Si te das cuenta, todos desde determinada altura nos convertimos en cosas insignificantes para el mundo. —dijo Luca, quien se encontraba sentado.

—Hoy te levantaste poeta. — bromeó el castaño.

—Hoy recordé la existencia de muchas personas.

—¿Hablas del eres muy maduro para tu edad? 

—Hablo de mi primer amor.

—¿El chico?

—Sí, fue mi único y gran amor.

Jacob se quedó sorprendido, no sabía que tanto había marcado al pelinegro.

Era consciente de que el primer amor no se olvida, que el primer amor te quemaba hasta que una parte de ti muere por él.

Alguien puede enamorarse un millón de veces, pero solo a una persona recordará con nostalgia como aquella que lo enseñó a amar.

—¿Y no recuerdas su nombre? —interrogó el mayor.

—Un día me lo dijo por accidente, —rio mientras recordaba ese día en la cafetería donde había una biblioteca de mangas. —y lo repetí tantas veces en mi cabeza que terminé olvidándolo, solo me queda esa canción.

—¿Esa? 

—Mr. Loverman. — confesó.

—La del pedido de hoy, fui a averiguar quién la había encomendado y me dijeron que habías sido tú.

—Le dije a esas tontas que no dijeran mi nombre.

—No es su culpa, yo y Kara ejercimos presión. — confesó, omitiendo la parte donde le dieron el nombre del chico a la primera.

—¿Y por qué querían saber quién la había pedido?

—Me pareció buena canción, —mintió. —¿tú por qué la pediste?

—Porque quería saber si él al escucharla volvería.

—¿Y lo hizo?

—No, pero me pareció verlo hace unos días, me está obligando a olvidarlo por segunda vez. —sonrió desganado.

Apreciaron estar en la cima de todo el lugar por algunos segundos, notando el espectáculo de un atardecer que cubría el cielo de tonalidades anaranjadas y rosas.

—Fue buena experiencia. —hablaba Luca en cuanto bajaron.

—Sí, lo fue. —el castaño sonrió. —Deberíamos ir a donde Kara, tengo algo de sed.

Emprendieron su camino de regreso, observando a las parejas felices que en ocasiones venían con sus hijos.

—¿Quisieras tener una criatura? — preguntó el menor mientras observaba como dos hermanos gemelos peleaban por un balón de futbol.

—No lo sé, eso de embarazar a alguien a veces me aterra. —respondió el opuesto, que concentraba su vista en el camino.

—Estoy seguro de que serías un buen padre. —dijo, reconfortante.

—No tengo dudas de que tú, también. Llenarías a tu hijo de frases motivadoras, aunque me da miedo que lo dejes con depresión.

—Dudo que algún día pueda preñar a un hombre.

Ambos rieron y siguieron hablando, ahora ya no tenían nada que los hiciera callar, habían tomado la suficiente confianza.

—Hola de nuevo chicos, —saludó Kara al verlos llegar. —¿vienen a por algo?

—Sí, necesitamos limonadas, me muero de sed. — pidió el menor, que rápidamente las pagó.

Jacob se encontraba observando todos los artículos que vendían en el pequeño lugar.

Llaveros, aretes, bolsas, gorras, mochilas, colgantes y alguna que otra cosa más.

—¿Cuánto cuesta este? — le preguntó el castaño a una trabajadora del lugar, señalando un objeto.

—Puedes llevártelo gratis, —respondió esta. —espero que se lo regales a una persona que aprecies mucho.

—Eso haré. — Jacob extendió su mano donde ahora descansaba un pequeño colgante de delfín.

“—Cuando nos volvamos a ver te regalaré algo que tenga que ver con los delfines”

Y lo cumplió, vaya que lo hizo.

—Oye, Luca. — llamó al chico que se encontraba tomando el líquido de su vaso.

—Sí, dime, aquí tienes tu limonada.

—Gracias. — agradeció Jacob, que tomó el recipiente que le ofrecía el pelinegro. —Ten esto. — le mostró el colgante.

—¿Me lo estás regalando?

—Sí, quiero recordar el día en que te conocí. — sonrió el mayor.

—Entonces esto merece una foto. — interfirió Kara, que se encontraba con una cámara instantánea en sus manos.

Los tres se tomaron varias fotos, donde se veían las luces que adornaban el lugar ya que había oscurecido con rapidez.

Escribieron por detrás de las fotos mensajes y frases que se les ocurrían en el momento, para luego llevárselas a sus respectivos hogares.

“Y sin embargo seguimos aquí,
intentándonos, amándonos en cada rincón de la vida.” Escribió el castaño por detrás de su foto.

. . .

—Oye, no te vi en todo el día. —hablaba Stanley en cuanto vio a su amigo entrar al apartamento.

—Me fugué de la escuela. — contestó entonces.

El rubio enarcó una ceja.

—Hubieses invitado. —dijo.

—Muchas ganas de invitarte no tengo.

—Oh, por favor, ya pedí perdón. ¿Qué más tengo que hacer?

—Esperar a que se me baje el carácter.

—Comprendo.

Jacob se acomodó en el sofá, mientras buscaba en los canales de la televisión algo entretenido.

De repente su teléfono vibró dando señal de un mensaje, haciendo que el chico lo sacara de su bolsillo.

Número desconocido:
Holaaa, soy Luca, perdón la hora, quería agradecerte por el colgante, no lo hice en su momento.

Podía notar como su corazón se agitaba, para luego recibir una foto del pelinegro con el colgante puesto, donde no se apreciaba su rostro completo, pero sí gran parte de su cuello y mandíbula.

El mayor tragó saliva, apreciando la foto por última vez antes de redactar su mensaje de respuesta.

Jacob:
No es nada, se te ve muy bien, sabía que era perfecto para ti.

Luego de esto, se limitó a agendarlo en su libreta de contactos bajo el nombre de “Mocoso”.

Dejó su teléfono a un lado, pero volvió a sonar, haciendo que el chico volviera a tomarlo.

Mocoso:
¿El viernes te apetecería ser mi musa en el concurso?

Jacob:
¿Es una cita?

Mocoso:
No creo que después de dos horas en una silla lo sigas considerando cita.

Jacob:
No importa, para mí lo es.

Mocoso:
¿Entonces nos vemos el viernes?

Jacob:
Nos vemos el viernes.

—¿Con quién hablas? — preguntó Stanley, que se acercaba con varias bolsas de patatas, observando como el chico sonreía a la pantalla de su celular.

—¿Y a ti te importa? — atacó este, lanzando su móvil lejos de él.

—Uy, perdón por entrometerme en la vida del señor.

Stan se dio media vuelta para irse, pero el chico interrumpió su paso.

—¿Quieres ver una película? — propuso, ofreciéndole un lado del asiento a su compañero.

—¿Cuál quieres ver?

—¿Dragon Ball?

—Ni siquiera te has visto el anime. — refutó el rubio.

—¿Y el anime no es una película?

—No tonto, el anime es como una serie.

—¿Crees que podamos terminarlo hoy? — preguntó. —Es urgente.

Stanley soltó una carcajada.

—Lo dudo, pero puedes verte un resumen.

—Un resumen será aburrido, tendré que verla desde el principio.

—Suerte en eso, muchacho.

Stan se alejó y se encerró en su habitación, dejando solo al ojiazul.

Más tarde, luego de arduos minutos intentando buscar donde ver aquel anime, el timbre del departamento sonó, algo que hizo que Jacob se preguntaba quién podría ser a estas horas.

A penas quería levantarse de su asiento, pero el individuo que se encontraba afuera era muy exigente, por lo que el chico se resignó y decidió ir a atender.

—Pensé que no abrirías. — habló la persona del otro lado de la puerta.

—Que quieres. — el chico mostró un semblante molesto.

—Necesito hablar contigo de algo urgente.



Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado.💗


Manténganse con vida, nos leemos luego. <3

Continue Reading

You'll Also Like

10K 826 23
Después del siempre felices para siempre en Fé&Fidelidad, Gabriel y Renato hacían un nuevo capítulo de sus vidas -dentro de su habitación y fuera de...
59.9M 1.9M 24
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
6.8M 331K 93
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
1M 55.8K 37
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...