Normalmente, Wonwoo era una persona mañanera. Sin embargo, después de pasar la mitad de la noche despierto, dando vueltas, realmente no apreciaba ser groseramente despertado por una llamada telefónica de su agente.
—...vamos, levántate...
—Espera, ¿qué? —dijo Wonwoo con ojos legañosos, frotándoselos.
Zoe suspiró.
—¿Escuchaste una palabra de lo que dije? El rodaje de "Gentleman's Gentleman" se inicia en cuatro horas. ¿Te has olvidado de la sesión de fotos? Espero que hayas estado manteniéndote en forma y comiendo en forma saludable.
Wonwoo pensó culpablemente en el helado que había comido el día anterior mientras echaba humo por las palabras de Mingyu.
—Por supuesto —mintió. Había sabido que tenía la sesión de fotos muy pronto, pero la fecha se había deslizado de su mente con toda la emoción de los últimos días.
—Bueno —dijo Zoe—. A pesar de que no queremos que te veas demasiado perfecto. Ya sabes a "Gentleman's Gentleman" le gusta un aspecto más auténtico y natural. Van a hacer el rodaje de la primera parte de la sesión de fotos en otra ciudad recuerdas eso, ¿verdad?
Wonwoo bostezó, tratando de despertar por completo y falló.
—Seguro —dijo. Lo recordaba. Aquella revista pisaba la línea fina entre la moda y el arte. A los editores le gustaba cuando sus sesiones de fotos contaban una historia coherente o al menos enviaban un mensaje significativo; les gustaba utilizar la historia personal del modelo de inspiración. Era muy diferente de los márgenes habituales de Wonwoo en las revistas de moda.
Había estado un poco indeciso sobre aceptar el trabajo al principio. No estaba seguro de que quisiera compartir con el mundo lo perdedor que había sido en su juventud. Fue Zoe quien lo había convencido de que además de los beneficios financieros, una extensión de este tipo también enviaría un poderoso mensaje a todos los que luchan, los adolescentes deprimidos por ahí: que alguien en la parte inferior de la escala social podría llegar a tener gran éxito como adulto. Eso finalmente había convencido a Wonwoo de hacer el show.
—¡Muy bien, entonces! —dijo Zoe—. Sólo una cosa más, amor: necesitarás un guardaespaldas. El ataque que sufriste está en todas las noticias. No puedes ser visto en público desprotegido, eso daría una mala imagen a la agencia. Hemos encontrado a alguien para ti, y debe estar allí para recogerte en media hora.
—Bien —dijo Wonwoo con un suspiro.
—Buena suerte.
—Gracias —dijo Wonwoo y colgaron.
Miró el reloj. Esperaba que la agencia fuera capaz de encontrar un guardaespaldas decente en tan poco tiempo. Wonwoo no era ni estúpido ni descuidado. La sesión de fotos era de conocimiento público. Sería al aire libre durante la mayor parte de ella. Era una oportunidad perfecta para atacarlo.
Tratando de sacudirse el nudo de aprensión en su intestino, Wonwoo se levantó de la cama.
Después de terminar su rutina de la mañana y vestirse, Wonwoo salió de su habitación. Tenía que decirle a Seungkwan que saldría por el día.
Seungkwan estaba en la cocina. No estaba solo.
Wonwoo no dejó que sus pasos vacilaran cuando vio a Mingyu enfrascado en una conversación con Seungkwan. Ambos lo miraron cuando entró en la cocina.
—Buenos días —dijo Wonwoo, sirviéndose una taza de té.
—¿Vas a salir? —dijo Seungkwan.
—Sí, para una sesión de fotos en otra ciudad.
—Cancélalo —dijo Mingyu.
Wonwoo, quien hasta ese momento había estado ignorando con éxito a Mingyu, se volvió hacia él.
—¿Disculpa?
Había esperado que Mingyu evitara sus ojos después de lo que había sucedido la noche anterior, pero encontró con su mirada muerta a Wonwoo.
—Cancélalo —repitió—. Mi contacto en la policía acaba de llamar. Uno de los detenidos habló. Aparentemente, sus amigos están planeando algo grande para el día de hoy.
Wonwoo frunció el ceño.
—¿Por qué hoy?
—Es el Día Para Salir del Armario, Won —Seungkwan le recordó.
—Oh —Wonwoo dijo en voz baja—. Eso se escapó por completo de mi mente —miró a Mingyu—. ¿El tipo dijo exactamente lo que esos locos estaban planeando?
Mingyu sacudió la cabeza.
—Sólo sabe que van a atacar a dos figuras públicas LGBT hoy. Luego que el ataque hacia ti falló, tú eres una elección obvia. Ese tipo de cultos tienden a obsesionarse en las cosas.
—¿Cuánta gente sabe que tienes una sesión de fotos hoy? — dijo Seungkwan.
Wonwoo apretó los labios.
—Es de conocimiento público. No hay ningún punto en mantenerlo en secreto de todos modos, porque la mayoría de las sesiones se hace en lugares públicos.
—Vas a tener que cancelarlo —dijo Seungkwan con el ceño fruncido.
—No puedo —dijo Wonwoo.
Mingyu se burló.
—Deja de ser un pequeño idiota obstinado...
—Realmente no puedo— dijo Wonwoo, mirándolo—. Firmé un contrato. La revista no retrasará el rodaje. Ellos tienen que cumplir —miró a Seungkwan—. No te preocupes, la agencia va a enviar un guardaespaldas para mí.
El intercomunicador zumbó.
—Ese es probablemente él —dijo Wonwoo, y fue a abrir
Tardó unos diez minutos antes de que la seguridad de la planta baja de Seungkwan diera todo por despejado y permitiera al guardaespaldas pasar al departamento.
—¿Sabes si es bueno? —Mingyu dijo repentinamente mientras todos esperaban en la sala de estar.
Sorprendido de que Mingyu se preocupara en absoluto, Wonwoo se encogió de hombros.
—Nunca me reuní con él.
Mingyu le dio una mirada dura.
—Permíteme aclarar esto: estás confiando en un hombre que nunca antes has visto en tu vida, un hombre del que ni siquiera conoces sus credenciales. ¿Sabes cuántos aficionados se convierten en guardaespaldas para hacer dinero rápido?
Sintiendo su cara caliente otra vez, Wonwoo lo fulminó con la mirada. ¿Cómo Mingyu siempre se las arreglaba para hacerlo sentirse estúpido con tanta facilidad?
—La agencia no contrataría a un aficionado —dijo rígidamente.
—Bien —dijo Mingyu—. Vamos a comprobarlo —Vestido de negro, como de costumbre, se dirigió al ascensor y adoptó una posición al lado de él.
Como se esperaba, unos momentos después, las puertas del ascensor se abrieron.
Al segundo que el guardaespaldas cruzó el umbral, Mingyu lo tenía en una llave de presa con su arma presionando violentamente en la sien del hombre. El tipo era incluso más grande que Mingyu, pero no pareció ayudarle en absoluto, y Mingyu lo empujó lejos.
—¿Ese es tu guardaespaldas profesional? —dijo Mingyu con disgusto.
Wonwoo frunció el ceño al desconocido.
—Yo te alentaba —le dijo de mal humor—. Ahora tengo que aguantar el regodeo de aquel tipo.
—Wonwoo, parece que Mingyu tiene razón —Seungkwan dijo de mala gana—. Este sujeto no es claramente muy bueno. Sin ánimo de ofender —agregó con una mirada al desconocido, que parecía estar desgarrado entre verse avergonzado y molesto.
Wonwoo suspiró.
—¿Qué sugieres que haga? No tengo tiempo para encontrar otro guardaespaldas.
Seungkwan sonrió disculpándose.
—Siempre esta Mingyu.
—No —dijeron Wonwoo y Mingyu juntos antes de mirarse uno al otro.
Seungkwan fue al sillón, recogió el libro que había dejado tirado, y dijo,
—Mingyu, te estoy prestando a Wonwoo. Y antes de que protestes, Hansol me dio permiso para prestarte, siempre y cuando yo me quede en casa, y no tengo ninguna intención de moverme de este sofá en cualquier momento pronto. Si tienes algún problema con eso, discútelo con Hansol —Seungkwan sonrió serenamente antes de volver a su libro.
Wonwoo no sabía si reír o llorar. Obviamente, Seungkwan pensó que le estaba haciendo un favor, y Wonwoo no podía decirle exactamente por qué era todo lo contrario.
Con un suspiro, despidió al guardaespaldas que la agencia había enviado, recogió las llaves del coche y se dirigió hacia el ascensor.
Wonwoo sintió más que oyó a Mingyu seguirlo, el cuerpo grande de Mingyu poniéndolo en el borde en lugar de hacerlo sentirse seguro. Su piel todavía se sentía demasiado caliente, sus músculos nerviosos, y sus pensamientos más nebulosos de lo que le habría gustado.
Dios, esto iba a ser un día largo.