● Recuerdos en Daegu. Pt.2
Después de pasar una noche tranquila, la pareja se preparaba para asistir a la gran boda de GeumJae, mientras compartían una plática animada sobre lo que les gustaría visitar en su estancia en Daegu.
YoonGi se sentía emocionado por mostrarle lugares que para él eran importantes en su vida, quería que YeonJi conociera parte de su pasado, no el doloroso, sino donde se sentía pleno y feliz.
Al pasar un rato, la pareja estaba lista para dirigirse al gran salón de fiestas, donde la boda sería llevada a cabo.
—¿Cómo me veo? —Preguntó la joven saliendo del baño, lucía un Hanbok color azul marino, a petición de SooWon, la prometida.
Su cabello corto estaba suelto, con un solo mechón trenzado a un lado, su maquillaje era natural, lo suficientemente para qué resaltará su belleza natural.
YoonGi observó a YeonJi con una sonrisa en sus delgados labios. Ella simplemente se veía preciosa. Se acercó a YeonJi con pasos lentos y al estar lo suficientemente cerca, pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja y dejó un beso en su mejilla.
—Te ves muy tierna.
Sin quererlo, YeonJi se sonrojó y dejo salir una risita nerviosa.
Observó el atuendo de su pareja y sonrió con suficiencia. YoonGi llevaba puesto un traje negro con camisa blanca, lo que lo hacía ver joven y elegante, al mismo tiempo que resaltaba su piel pálida y la dejaba ver cómo la pura porcelana. El cabello oscuro que lo caracterizaba estaba un poco más largo y lo había peinado justo a la perfección para verse como un hombre muy atractivo.
Las manos de YeonJi subieron para acomodar un poco el traje, sonrió y con el dedo índice dio un toquecito en la nariz de botón de YoonGi mientras decía:—Tú te ves muy guapo.
Se sonrieron por unos segundos y después, dejándose llevar por su instinto, ambos se acercaron lo suficiente para que sus labios se rozaran, la boca de YeonJi se abrió con anhelo, lo que hizo sonreír al pálido.
Después de unos segundos de estar jugando con la desesperación de YeonJi, YoonGi por fin juntó sus labios en un beso apasionado. Los brazos del pálido se enredaron en la cintura de la joven para acercarla más a su cuerpo, mientras las manos de YeonJi subieron a las mejillas de YoonGi para acercar más su boca a la suya.
Unos cuantos besos después, la joven pareja ya se encontraba en la recepción del salón para dejar el regalo en efectivo para los novios. Al terminar de hacerlo, pudieron entrar al salón para ser partícipes en la ceremonia.
El salón estaba decorado con una abundancia de flores, entre ellas lirios, rosas, peonías y tulipanes que lo hacían ver un lugar sofisticado y muy romántico. Las luces eran cálidas dando un contraste perfecto con la luz de las velas que adornaban el camino donde pasarían los futuros esposos.
—Todo está muy lindo, los novios tiene buen gusto.—Exclamó YeonJi con la mirada en las hermosas flores en las paredes.
YoonGi sonrió.—El buen gusto es de SooWon, bueno ni tanto, se está casando con mi hermano.—Bromeó con humor elevando los hombros.
La ceremonia comenzó después de unos minutos de espera, fue totalmente hermosa y emotiva para los invitados, en especial para YeonJi quien nunca había asistido a una boda. En un momento, donde la familia de la pareja daban sus deseos para los recién casados fue donde derramó una que otra lágrima.
Al ser turno de YoonGi, este subió al escenario con una sonrisa y dio sus buenos deseos para los novios.
—Primero tengo que agradecer a mi hyung por haberme apoyado en mis sueños desde un inicio. Y de todo corazón deseo que ustedes dos vivan felices para siempre. —Finalizó con una sonrisa y se acercó a abrazar a su hermano.
—Espero asistir a tu boda pronto, hermanito. —Susurro Jae al oído de YoonGi, quien de inmediato se puso tenso.
GeumJae se carcajeó por la cara que puso su hermano. YoonGi sintió una oleada de calor expandirse por todo su cuerpo, en especial en su rostro que también se llenó de un color rosita. Su vista se enfocó en la mujer en una de las mesas, quién limpiaba sus hermosos ojos de media luna con una servilleta, pues las lágrimas rebeldes salían de ellos.
YeonJi era tan tierna ante los ojos enamorados de Min YoonGi.
Después de aquel abrazo tan emotivo, YoonGi regresó a su mesa.
—¿Qué te pareció mi discurso?—Preguntó tomando una de las manos de la joven con suavidad y una sonrisa en sus labios.
—Todo fue muy bonito.—Más lágrimas salieron sin autorización de los ojos de la castaña, mientras observaba con ojos cristalizados al hombre de piel pálida.
De verdad, asistir a la boda la había puesto muy sensible.
—¿por qué lloras? —Dijo YoonGi con una sonrisa enternecida, sus manos se acercaron a las mejillas regordetas de YeonJi para limpiar las lágrimas que resbalaban por ellas.
—Es que todo es tan bonito, nunca había asistido a una boda y todo es tan... —Antes de que pudiera terminar su frase, YoonGi la interrumpió con un dulce beso.
—Ven, dame un abrazo.—YeonJi no se negó y de inmediato se acercó a los brazos de su amado y aprovechando el acercamiento, de nuevo le robo un beso dulce que hizo sonreír a los dos.
La fiesta comenzó después de unos minutos, los invitados reían y felicitaban a los novios, mientras YeonJi y YoonGi platicaban entre ellos y de vez en cuando se unían a la plática de algunos conocidos que también fueron sentados en la misma mesa que ellos.
Eran unos ancianos, abuelos de la novia, que tenían miles de anécdotas sobre su historia de amor desde los inicios. YeonJi se mantenía atenta a la voz de la mujer quien con adoración contaba su historia.
La música comenzó a sonar y muchas parejas se levantaron para danzar al ritmo de las melodías románticas que sonaban. La joven pareja se quedó sentada disfrutando de su compañía y algunas copas de vino.
De un momento a otro, la mirada de la joven se enfocó en un invitado quien sonreía al saludar al novio, llevaba puesto un traje gris hecho a la medida, destacando a la perfección el porte elegante y la estatura del hombre, lo que lo hacía fácil distinguirlo entre la multitud, lo que nunca se imaginó es que lo volvería a ver de esa forma.
La mirada de YeonJi recorrió toda la anatomía del hombre, en especial su rostro, que en ese momento se veía amable y alegre, enseñando su bonita sonrisa de hoyuelos perfectos. Su mirada destellaba aquel brillo que mantenían en común cuando eran niños, ese brillo que había heredado de su madre. Un hueco se le formó en el estómago mientras los latidos de su corazón comenzaban a alterarse, el túnel de su garganta dolió cuando pasó tanta saliva junta, su mandíbula se tensó y una de sus manos formó un puño perfecto.
Su cuerpo dio un brinco cuando su mirada se encontró con la de NamJoon, la sorpresa era visible en ambas miradas. La boca de YeonJi se sintió seca de repente y un sabor amargo destacó en ella, su corazón comenzó a doler cuando su memoria la traicionó recordando los momentos amargos que compartió con Kim.
De un solo trago terminó su copa de vino, limpió sus labios y se levantó del la silla de forma brusca, alertando a YoonGi.
—¿Qué pasa, Yeon?, ¿te sientes bien?, tu piel está más pálida.—YoonGi también se levantó con visible preocupación, quiso poner el dorso de su mano en la frente de la castaña, pero con rapidez YeonJi se alejó.
—Yo... — Su voz tembló.—Yo tengo que ir al baño—Y tan rápido como pudo salió del salón con la respiración alterada, casi sofocándose.
Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas cuando la voz de su madre resonó en su cabeza. 《Nada fue tu culpa, mi niña.》-
El cuerpo de YoonGi se movió con rapidez y quiso seguir a la castaña, sin embargo, su hermano llegó hasta él con una sonrisa y un hombre a su lado.
—hermano, quiero presentarte a alguien. Es un viejo amigo que conocí en mis tiempos de universidad.—Explicó Jae con una sonrisa acercando al hombre moreno a su lado.—Él es Kim NamJoon, uno de los mejores abogados en el país.
—¿NamJoon?—Exclamó YoonGi con sorpresa.
《Hola, Yeonnie. Soy NamJoon.》- recordó aquel mensaje que escuchó en el departamento de YeonJi. Su mente comenzó a divagar al recordar la expresión de la castaña en ese momento, la misma que puso cuando se levantó tan bruscamente de la silla.
Su mirada recorrió el cuerpo de NamJoon, observado que el hombre moreno no le tomaba atención a él, si no, por donde YeonJi había salido corriendo hace unos segundos.
YoonGi aclaró su garganta tratando de llamar la atención del hombre al frente de él. NamJoon centro su mirada en hombre pálido con una mirada seria, extendió su mano y con fuerza se estrecharon las manos.
El pálido sentía su cuerpo tensarse conforme su imaginación volaba, ¿NamJoon forma parte del pasado de YeonJi?
Los dos hombres se quedaron en silencio con las miradas conectadas en una batalla silenciosa, cada uno sentía la necesidad de interrogar al otro. Sus miradas eran serias y sus rostros no mostraba emoción alguna.
NamJoon permaneció sin decir una sola palabra, su expresión neutral pero con el brillo de determinación en su mirada. Ambos hombres sentía la oleada de tensión en sus cuerpos y en la escena que los rodeaba, cada uno con sus propios pensamientos y emociones revoloteando en sus mentes con sus manos aun estrechadas.
La tensión en el aire era palpable, ambos hombres se miraban fijamente, tratando de leer las intenciones del otro. YoonGi sentía como su corazón latía con fuerza en su pecho, la preocupación por YeonJi lo invadía y no podía evitar sentir una punzada de celos al imaginar escenario en su cabeza donde NamJoon terminaba por ser alguien importante en el corazón de YeonJi.
Gracias a un carraspeo por parte del hermano mayor de Min, los hombres fueron capaces de liberar sus manos, pero la batalla de miradas no se detuvo.
—Gusto en conocerte, Min YoonGi.—Exclamó con seriedad el moreno.
NamJoon se mantuvo impasible, sin dar muestra de nerviosismo ante la mirada penetrante de YoonGi.
—El gusto es mío.—Respondió YoonGi realizando una leve reverencia de educación.—Pero si me disculpan, tengo que ir con mi novia. —Recalcó la palabra "novia" con posesividad.
Y sin esperar respuesta de ninguno de los dos hombres que lo rodeaban, se volteó y se dirigió por el pasillo donde había salido YeonJi. Con los nervios de punta comenzó a buscar con rapidez.
El pasillo estaba poco iluminado y el eco de sus propios zapatos aceleraba su corazón en preocupación, deseaba encontrar lo antes posible a YeonJi. Con rapidez esquivaba a las pocas personas que estaban en medio del pasillo.
La ansiedad comenzaba a afectar su cuerpo, sus manos comenzaron a temblar con fuerza al no encontrar a YeonJi por ninguna parte, intento llamarla, pero recordó que el celular de la castaña lo tenía él. Sus pasos eran rápidos y con urgencia, su mirada buscaba con desesperación a la joven de piel pálida, quería ver sus ojos, abrazarla. Necesitaba tenerla cerca.
Después de unos minutos la encontró a fuera del salón, recargada en una pared con los ojos cerrados y la respiración entre cortada. Con pasos lentos se acercó a ella, casi tímido de molestarla, en cambio su corazón dio un vuelco de alivio cuando más se acercaba a ella.
—Yeonnie.—Susurró.
YeonJi abrió los ojos de repente, mostrando el color sangre en ellos, lágrimas secas interrumpían su vista, por lo cual tomó un poco de tela de vestido y limpio sus ojos con cuidado.
—Perdón por salir de esa forma.—Su voz se pudo apreciar más ronca.
Sin poder evitarlo, YoonGi tomó la cara de YeonJi entre sus manos, plantando un beso posesivo en sus labios. Suspiró aliviado al sentir los labios de la joven responder a su beso. Sus brazos se aferraron a la cintura de la castaña con fuerza, acercando sus cuerpos con necesidad.
Sus corazones latían con fuerza. Los pequeños dientes de YoonGi comenzaron a morder y succionar con fuerza los labios de YeonJi con deseo. La joven castaña no pudo evitar sentir el calor creciente en su vientre bajo, pero no podía dejarse llevar en medio de la calle, poco a poco comenzaron a separar sus labios, para al final juntar sus frentes con las respiraciones agitadas.
—¿Quieres caminar conmigo? —Propuso Min con suavidad.
YeonJi asintió dejando salir un suspiro pesado, entrelazo su pequeña mano con la mano pálida de YoonGi, y juntos comenzaron a caminar, dejándose llevar por la noche que los rodeaba y el cómodo silencio que se formaba entre ellos.
Dejando que las estrellas y la luna iluminaran su camino caminaron por unos minutos hasta llegar a una pequeña plaza solitaria, donde se sentaron en una banca.
YeonJi acomodo el Hanbok con cuidado, tratando de no maltratarlo. Sus manos seguían entrelazadas, recibiendo el calor de uno con el otro. Con un poco de cansancio, YeonJi recargó su cabeza en el hombro del pálido y cerró sus ojos.
—En esta plaza fue donde comencé a dar a conocer mi música. —Comenzó YoonGi, acariciando la mano de YeonJi con cariño.