Ongsa sólo había salido de su habitación para ir por un poco de comida.
¿Cómo terminó en una llamada con su novia mientras escuchaban detrás de la puerta de Alpha?
― Ongsa, deja de moverte. ― La alta hizo caso rápidamente, pero continuó quejándose por el dolor de sus rodillas.
― Ya no se escucha nada, ¿Por qué seguimos aquí? ―
― Déjame escuchar. ―
― Pero me duelen mi rodillitas. ―
― Ongsa. ―
― ¡Estoy herida! ―
― Sólo cállate un minuto. ―
― ¡Pero estoy herida, Sun! ―
― Bien. ― Iba a seguir quejándose de no ser porque notó que la llamada había finalizado.
― Ah, genial. ― Se levantó y fue a su habitación nuevamente, quizá mañana planearía como disculparse con la chismosa que tenía por novia. Se tiró en su cama, ignorando que a solo unos metros de ella habían unas chicas sin saber cómo confesarse.
― ¿Ongsa? ― No había pasado ni un minuto y alguien entró a su habitación para interrumpir su sueño. Genial.
― ¿Uh? ―
― ¿Ya estabas durmiendo, cariño? ―
― Uhm. ―
― Bueno, sólo venía a avisarte que Sun está aquí. ―
― ¿Qué? ―
― Sí, acaba de llegar. Está hablando con tu madre. ― Saltó de su cama y bajó corriendo al primer piso.
¿Cómo fue que ese lindo ser de metro y medio llegó tan rápido a su casa? ¿Por qué llegó en primer lugar?
Sun estaba en la sala junto a su madre, no pudo anunciar su presencia porque la bajita volvió a tomar la palabra.
― Sí, de hecho vine a ver a P'Alpha. ― ¿A su hermana?
― Ella está ocupada ahora, no creo que pueda atenderte. ―
― Oh, no, no, vengo porque P'Alpha también me dará tutorías. ― Casi se cae de espaldas.
¿Hasta donde era capaz de llegar con tal de recibir toda la información completa?
― ¿A ti también te dará tutorías? ¡Mi hija es tan considerada! ― Y su madre... Bueno, ella seguía pensando que sus hijas eran las mejores. ― Iré a llamarla. ―
Cuando su madre abandonó la sala, Ongsa pudo ver la sonrisita triunfadora plasmada en los labios de Sun.
― ¿Qué? A ti te dolían las rodillas. ― La chiquita se encogió de hombros ante la mirada acusadora de la más alta.
― ¡Perdóname! ―
― ¡Auch! ― Charoen cayó al suelo por el empujón. Su cabeza había sido la primera en recibir el impacto.
― ¡Mejor vete con Mawin! ―
Si bien se habían quedado en la misma posición durante varios minutos, algo hizo click en la cabeza de la presidenta.
Charoen no era suya.
Y la respuesta más lógica que encontró fue correr a la menor de su casa, y tirarla de la cama también.
― Pero, P'Alpha- ―
― ¡Y ya no vengas! ― Alpha se escondió entre sus sábanas rápidamente, su rostro ardiendo debido a la vergüenza.
― P'Alpha. ―
― ¡No fui yo! ¡Fue...! ―
― ¡P'Alpha! ―
― ¡Eso! ¡Fue omega! ―
― ¿Qué? ― Carajo.
Alpha estaba rogando que su cama se la tragara y la lanzara a un lugar donde no exista la sal. De esa forma podría hacer un negocio. Sal gratis.
― P'Alpha, no me sentí incómoda si es lo que está pensando. ―
Eso, Charoen. Cumple el papel de buena chica. No, espera-
Sacudió su cabeza con un poco de fuerza, quizá ver a Alpha en ese estado era contagioso.
― ¡A lo que voy es que no debe sentirse mal ni correrme de su casa, es grosero! ― La verdad era muy distinta a lo que se pintaba.
Charoen tenía miedo de que la persona que amaba solo estuviese jugando porque también la veía como una niña pequeña.
― ¿P'Alpha? ― Su voz tembló. Ella no quería ilusionarse por una reacción. ― ¡Ya basta! ¡No seas cobarde! ― Tenía miedo pero no paciencia.
Comenzó a tirar de las sábanas, peleando con Alpha porque no las soltaba.
― ¡No puedes hacerme sentir como una adolescente desesperada y luego esconderte! ―
― ¡Eso no es ser adolescente! ¡Es ser sumisa! ―
― ¡Encima me ofendes! ― Cuando logró hacer que la mayor se volteara, aprovechó la oportunidad para subirse a su regazo.
Sus rostros estaban demasiado cerca, corazones acelerados y una Alpha sin posibilidad de escapar porque estaba enredada entre las sábanas.
― No seas cobarde y hazle honor a tu nombre, ¿Puedes hacerlo o yo tengo que tomar las riendas de esto? ― Esta vez fue Alpha quién casi se cae de la cama.
Charoen tenía una mirada decisiva, sus manos se aferran a sus hombros, y Alpha ya comenzaba a sentir el ardor por las uñas contrarias clavándose en esa zona.
― Yo- ―
― Sí, tú. ― Charoen tomó su rostro entre sus manos, acercándolo al suyo. ― No puedes hacerme sentir que estoy en la cima porque puedo tenerte y luego esconder tu rostro entre tus almohadas para no mirarme. ― ¿Hiperventilar era parte de los síntomas del diálogo de Charoen o sólo era ella? ― Escucha, Alpha- ― ¡La estaba tuteando!
― ¡Alpha, llegó Sun! Dijo que- ¡¿Qué hacen?! ― Charoen se debía ir acostumbrando a ser lanzaba de la cama por su futura chica.
― Pues... Casi ni se nota. ― El chico trataba de animar a su amiga. ― Piensa que es una marca de guerra. ―
― Tinh, mi hermana la tiró de la cama y ese chinchón es más grande que el océano pacífico, ¿Qué marca de guerra? ―
― Que feo que seas así y no sepas ser amable con tu cuñada. ― El chico la miró feo, buscando que la alta se sienta culpable y deje de orinarse de la risa.
― Mínimo ya no necesitarás lentes. ―
― No siento confianza. Me acostumbré mucho a mis lentes, usar estas cosas me hace sentir extraña. ― Charoen se miraba al espejo como si una desconocida estuviese ahí y no ella.
Sus lentes chocaron con la mesita de noche de Alpha, logrando romperse sin posibilidad de arreglarlos. Por ello tuvo que ir a media noche a quitarle el sueño a su óptica de confianza para que le haga unos nuevos.
La buena noticia era que tendría unos lentes nuevos y bonitos que le quedarían mejor que los anteriores, la mala era que tendría que usar lentes de contacto hasta que los suyos estén listos.
― ¿Y si te amarras el cabello? ―
― No, Ongsa. Tú definitivamente no sabes nada, por eso es Sun quien tiene que vestirte. ―
― ¡Oye! ―
― ¡Chaer! ― La chica lo miró por el espejo. ― ¡Es hora de que conquistes a media escuela y te tengan como dueña de sus úteros! ― ¿Por qué tenían que romperse un fin de semana? ― Y de sus chilitos también. ― Ay, Jesús.
Dejó que su amigo buscara entre todas las cosas que había traído, y sonrió cuando vio que el único hombre presente también sonreía con un pequeño brillo en sus ojos.
Volvió su atención a su reflejo, pensando en lo que había sucedido la noche anterior.
La razón por la que había llorado.
― Alpha no hablaba en serio, Chaer. ― Ongsa la tomó por los hombros, haciendo ligeros masajes. ― Estaba nerviosa, ella no quiso decirlo. ―
― Hay maneras más lindas de decirme que no. ―
― Ella no quería rechazarte. ―
― ¿Entonces qué quería? ¿Matarme de un empujón? ―
― Chaer... ― La mencionada ignoró a sus amigos, saliendo de su habitación y corriendo a esconderse en el baño. Realmente dolía.
― ¡Pero yo bromeaba, mamá! ¡Charoen ni siquiera me gusta! ¡Es más, sería la última persona con la que saldría! ―
Cerró la puerta rápidamente, rescostandose sobre ella mientras sus lágrimas volvían a salir.
― No me gustan las niñas que juegan a las escondidas cuando se aburren, mamá. Prefiero alguien con quien sí pueda tener una conversación formal y no hablar de caricaturas. ―
Bien, eso realmente había dolido, pero tal vez fue culpa suya por presionar demasiado.
Aunque sí era sincera consigo misma, ¿En qué parte de la conversación presionó demasiado? Lo único que hizo fue tratar de tomar la mano de Alpha, y ella terminó reaccionando de la peor forma ante las bromas de su madre.
Fue directo al espejo nuevamente.
Su reflejo le daba asco, quizá por las burlas que recibió en el pasado y que habían decidido despertar otra vez.
― Uhm, yo elijo a Molk. Es más bonita e inteligente. Charoen tiene que ser anciana para cumplir mínimo con la inteligencia. ―
― Si te mueves Charoen te besará. ―
― Ew, ya entiendo porque siempre estás sola. Eres rara. ―
― Haznos un favor y ya no salgas de tu casa, ¿O te pagan por asustarnos? ―
― Hola, tonta, ¿Qué trajiste hoy? ¿Fealdad mezclada con rareza? ―
¿Acaso no eran muy pequeños para ser tan crueles?
― ¡Charoen abre la puerta ahora mismo! ― Parpadeó otra vez, buscando que las lágrimas se alejen de ella, aunque no logró mucho. ― Chaer, hablo en serio. ―
― Charoen, ya hablé con Sun para que arregle esto. ―
― ¿Tu chihuahua es parte de la mafia o qué? ―
― ¡Que Sun no es un chihuahua! ― Ignoró a los dos adolescentes que estaban por matarse y lavó su rostro. El agua fría la hizo temblar ligeramente, como si tratase de regresarla a la realidad. Ella realmente estaba agradecida por ello, porque no sabía en qué momento los monstruos del pasado volverían a atacar.
― Dejen de pelear o los corro de mi casa. ― Abrió la puerta cuando escuchó un pequeño golpe. ― ¿Por qué carajos estás a nada de tirarle mi ventilador? ―
― ¡Ongsa empezó! ―
Bueeeeh, espero que se hayan divertido mucho con los capítulos de comedia. Ahora viene la parte difícil. 🤗