El cuerpo de su esposo se veía tan radiante, adoraba verlo al despertar. Los tenues rayos del sol que se asomaban por las lejanas montañas y que se colaban por las persianas de la habitación, se proyectaban en su rostro, su piel desnuda era tan perfecta. Sus pestañas, su nariz tan perfecta, sus labios y sus suspiros, le mataban.
Era jodidamente hermoso. Pero tan malvado a la vez.
Después de admirar su rostro durante unos cuantos minutos, se levantó de la cama, se vistió y procedió a preparar el desayuno para su esposo. Lamentablemente no iba a poder tomarlo con él, tenía cosas que hacer y lo que más le importaba era atender a su esposo. Dejo el desayuno listo para meter al microondas, además de su café exageradamente cargado. Se dispuso a escribir una nota en un lindo post-it con estampado de flores bonitas que su esposo había comprado en una de esas tiendas de "todo a un dólar".
"Taehyun necesitaba ayuda para elegir su traje. Lo acompañé, regresaré temprano, lo prometo. Te dejé el desayuno en el microondas y tu café listo, come bien por favor. Te amo (灬º‿º灬)♡"
Colocó la nota en el cristal del comedor, empacó su termo de café en su bolso y descolgó su saco del perchero. Estaba listo para irse.
Tenía dos planes el día de hoy. Primero, iría a su galería a llorar y a sentirse abrazado por su arte, además de escribir una nota que más tarde iría a entregarle a Minkyuk. Todo tenía que salir al margen de su plan, estaba cometiendo una locura, pero ya no importaba nada más que su propio bienestar. Mal hizo al priorizar a un hombre abandonado, sin autoestima que lo hizo mierda.
Sin embargo, le perdonaría hasta el más grotesco pecado. Porque en el fondo, Hueningkai seguía siendo aquel joven veinteañero del que se enamoró profundamente, que lo hizo sentirse amado.
Condujó hasta su galería, su lugar seguro después de los brazos de su hombre. Abrió y contempló sus paredes adornadas con los cuadros que él mismo había hecho, su arte era tan bonito, le enorgullecía bastante hacer cosas geniales como todo eso. Sacó su bolso del maletero del auto, quería disfrutar de su café mientras pensaba, mientras planeaba, mientras observaba. La gente recién empezaba a hacerse presente en la calle, el tráfico, los autos pasando, la gente caminando, los niños yendo al colegio, era un ambiente agradable. Aunque para ser sincero, le gustaban más los paisajes naturales, su sueño siempre fue vivir en un pueblo pequeño, llenó de naturaleza, animales para criar, amar y cuidar. Lamentablemente por el trabajo de su esposo y el de él, jamás pudieron hacerlo. Aunque Kai le haya prometido que comprarían una casita para vacacionar. Ese detalle jamás llegó. Le daba nostalgia recordar como era su relación con Hueningkai antes de todo, antes de sus amantes, antes de su ausencia, antes de su infidelidad. Antes de Yeonjun.
Su esposo tenía razón al decirle que uno mismo no elige de quien enamorarse, pero, ¿cómo puedes tener corazón para dos personas?
Cuando era niño, recordaba que había olimpiadas escolares de la materia de matemáticas, y como siempre, él quedaba en segundo lugar para todo. Y lo reconocía, aunque él fuera muy bueno en matemáticas, siempre había alguien mejor. No puede haber dos personas mejores, en la misma posición. Una siempre tiene que destacar más que la otra.
Soobin era el que menos brillaba en las opciones de Hueningkai. Lo único que buscaba de él, era la comprensión, el cariño y la atención. Su esposo también elogiaba su personalidad.
Lo odiaba. Odiaba que elogiaran su personalidad. Hueningkai siempre señalaba que lo que le enamoró de Soobin, fue su sencillez, su sentido del humor y lo cariñoso que era. Para Soobin era valioso que alguien elogiara su físico, en el super mercado siempre había adultos mayores que le decían que era guapo. En la calle, las niñas de secundaria babeaban por él. En sus exposiciones, siempre elogiaban lo guapo y atractivo que era.
Pero su esposo jamás. Al contrario, siempre negó gustar de él. Siempre lo presionó para que cambiará algo. Y así fue. Cambio drásticamente, su vida dió vueltas durante tanto tiempo. Su personalidad ahora era una mezcla de todo lo que aprendió stalkeando a los amantes de su esposo. Su estilo de ropa. Sus expresiones. Sus gustos. Su físico. Incluso sus sueños y aspiraciones. Siempre quiso igualarse a todos esos hombres, tanto, que llegó a perderse entre tantas cosas que se obligaba a que le gustarán.
Y se sentía tan culpable.
Antes de que terminara de beber su café, alguien se apareció frente a él. Volvió a verla después de tanto tiempo, y temía, a su esposo no le gustaría esa idea.
—hola, ¿en serio tienes trabajo a esta hora?— Eunbi apareció, saludando amablemente.
—no en realidad, sólo vine por algunas cosas. Sabes, estoy pensando en rentarle este lugar a alguien más. Voy a divorciarme.
—¿y eso?, oye.. ¿fue por lo de esa vez..?— se mostró nerviosa al recordar la situación tan indiferente que vivió al conocer al esposo de su ex pareja. Temía que ella haya sido la razón de esta nueva noticia. —en lo absoluto, simplemente, no es lo mismo ya.
—entiendo, pero no es motivo para que cierres este lugar, es bonito, y tienes cosas lindas para ofrecer. No dejes que tus sueños se apaguen por un hombre, te casaste y elegiste mal, en el futuro puedes volver a rehacer tu vida amorosa.
—supongo..
—haré una reunión el próximo domingo, ¿quieres venir?, sólo estaremos mis hijos, mis padres y hermanos, además de otros amigos, me haría mucha ilusión que vinieras.
Soobin sonrió entusiasmado. Tal vez sí haya modo de volver a rehacer su vida.
•
"Pensé bien las cosas y realmente no quiero seguir en tu vida. Sé que te prometí tanto y que vivimos tanto en tan poco tiempo, te agradezco por todo lo que hiciste por mí y espero estés contento por lo que yo hice por ti. Quiero que sepas, no te usé, no te quise solamente para sexo ni porque tu trabajo fuera bueno. Realmente te amé, y lo sigo haciendo, sin embargo, necesito un tiempo. No volveré con él, estoy en proceso de divorcio. Pero quiero que entiendas, necesito un descanso de todo esto, necesito convivir más conmigo mismo y olvidarme un poco más del amor, empezar a priorizarme a mí mismo. Tal vez, en lo que el trámite finaliza.
¿Sabes algo?, me enteré de que él volvió con su ex novia. Los encontré en la galería y claro que está en todo su derecho de rehacer su vida. Es por eso que tomé esta decisión, de alejarme, de ti, de él, hasta que finalmente estemos divorciados por completo. Prometo que te buscaré, quédate en el departamento, por favor, es tu hogar. Nuestro hogar.
Dame tiempo, Jun mi amor. Te conté lo de Soobin para que no sobrepienses, jamás he sido deshonesto contigo. Creo que, después de esto, podré estar contigo, sólo necesito que tengas paciencia y me esperes, volveré a llamarte en cualquier momento. Me quedaré contigo. Y nos casaremos.
Por favor, abstente de escribirme. Sí lo hacemos de esta forma, quizá duela menos.
Cuidate, te amo Choi Yeonjun.
Atte: Hueningkai."
Horas después de conversar con Eunbi, una fuerte lluvia hizo que saliera despavorida de su local y se fuera de ahí. Mientras, aprovecho para poder escribir.
Sintió tanta repulsión al escribir esa jodida carta, al fingir ser su mismísimo esposo y escribirle a Yeonjun, de verdad se metió en el papel. Y eso le horrorizaba, le daba asco tener que escribir algo tan lindo para él. Pero tenía que hacerlo, Yeonjun no tenía que tener sospechas, Yeonjun no tenía que saber que está era una despedida definitiva, Yeonjun tenía que morir con la esperanza de que Hueningkai iba a volver, cuando no sería así ni de chiste.
Hueningkai estaría con él. En su hogar, con Soobin, su esposo. Esperaba que con esa carta, pudiera ahuyentar por lo menos un rato a Yeonjun. Trató de hacerla exactamente a como Hueningkai las haría, como él se expresaría.
Conocía tan bien a Hueningkai que incluso podía hacerse pasar por él.
¿No era eso lo que hacían las almas gemelas?
•