Capítulo 24.
Niall.
¿Que porqué acepte pasar estas festividades con Ava? La respuesta es simple, quería hacerla feliz. Ya no puedo engañarme a mí mismo y tratar de fingir que nada me ocurre cuando la tengo cerca. Desde aquel día en el estudio de Zayn cuando nos vio con Ginny, supe que no podía ignorar esa necesidad de verla bien, de hacerle saber que nada estaba pasando, y que sus celos en esta ocasión estaban mal enfocados.
En otra etapa de mi vida, me habría dado lo mismo. No soy de los que corren detrás de una mujer para explicarle del porqué de mis acciones, pero ese día, tenía que hacerlo. Y al saberlo, lo entendí todo.
Aún no puedo comprender bien los sentimientos que me embargan cuando estoy con ella, son nuevos y extraños, deseo verla o saber de ella la mayor parte del tiempo, y si no es así... la echo de menos. Supongo que, ese fue el motivo por el cuál acepte su invitación. Para verla, y hacerla feliz.
La cena con sus padres y hermano transcurrió tranquila y cómoda. Sabía que enfrentarme a los hombres que conforman su familia sería difícil por los motivos obvios, pero me he llevado la enorme sorpresa de que tenemos más cosas en común de las que creí posible. Fue un gran factor para que pudiéramos charlar y no vivir esos silencios incómodos.
—Te agradezco que hayas venido, Niall —Me dice Liam cuando finaliza la cena y estamos solos en el comedor —Debo admitir que fue una sorpresa saber que mi hija tenía novio.
—Ella estaba esperando el momento adecuado para decírselo, y bueno, escogió esta noche.
Liam se ríe.
—Así es mi niña, siempre nos sorprende. Me dijo que te quedarías.
—¿Eso dijo? —Me río —Bueno, la verdad es que no puedo quedarme, pero agradezco la invitación. Ahora se lo haré saber.
—Oh, entiendo. Ten cuidado, las calles están congeladas —Me sugiere —Aunque ya sabes, puedes quedarte, ninguno de nosotros está en contra de eso.
—Gracias, pero realmente no puedo. Quizás en otra ocasión... —Digo, dejando la promesa en el aire.
Él asiente y yo vuelvo al salón, donde Ava esta esperándome. Bien, aquí vamos.
—Mi hermano dijo que tenía un montón de pijamas nuevos, y que te regalaría uno, para que puedas cambiarte de ropa y estar más cómodo —Me dice, con demasiada alegría. Por alguna razón, se me encoge el corazón.
—Ava, lo agradezco mucho, pero no voy a quedarme —Digo suavemente, mientras acaricio su mentón con los nudillos, sé que puede aliviar su decepción —Pero podemos vernos mañana ¿Te parece bien?
Todo rastro de felicidad abandona su semblante. No me hace feliz, no cuando mi propósito es verla sonriendo siempre. Pero necesito un momento para digerir todo lo que he vivido este último tiempo, sobre todo la pérdida de mi madre. Estar aquí ha sido una enorme distracción, una muy buena distracción, pero no puedo escapar de lo inevitable. La primera navidad sin ella. Escapar de eso solo haría que en un momento dado, el dolor se transformara mucho más grande y doloroso.
—¿Porqué? ¿Es por Kyle? ¿Por mis padres? —Pregunta confundida.
—No —Le sonrío para calmarla —Ellos han sido muy simpáticos y buenos conmigo, pero es hora de ir a casa. Ya mañana te lo explicaré. Confía en mí, por favor.
—Sí... bueno... —Ella suspira, claramente con tristeza.
Tomo su rostro entre mis manos y la beso. Un beso demasiado dulce, de esos que rara vez suelo dar.
—Te prometo que te lo diré mañana. Será navidad y quiero pasar el día contigo.
—Está bien. Te echaré de menos.
Sonrío.
—Gracias por todo. Te llamaré cuando llegue a casa.
Ella vuelve asentir, y aunque sonríe, sé que no está feliz. Ojalá pudiera hacer más por ella, pero necesito hacer esto, necesito vivirlo. Kyle también se sorprende cuando escucha que me marcho, pero lo comprende. Me invita a volver pronto, al igual que sus padres. Cuando me dejan a solas con Ava, vuelvo a besarla y recordarle que todo está bien con su familia, y que nos veremos muy pronto.
Al salir, me encuentro con calles vacías y un frío que puede colarse perfectamente en mi abrigo hasta llegar a mis huesos. Me subo al coche y tras encender la calefacción, me marcho rumbo a casa. Mi mente está llena de pensamientos confusos, sonrío por momentos al recordar las charlas con Kyle y Colin.O también el momento caliente con Ava en aquella habitación para ver películas y partidos de fútbol.
Pero también predomina el pensamiento de mi madre, y en como amaba estas fechas. En como solía decorar la casa con cientos de figuras navideñas.
Ahora eso no es más que el pasado. Un pasado doloroso y difícil de sobrellevar. Mi madre murió, la casa se vendió, y todos los recuerdos ahora solo existen en fotografías y memorias que quedarán en mi cabeza.
Cuando llego a mi apartamento todo parece demasiado desolado. Al principio no lo entiendo, porque desde que me mudé aquí, ha sido así. ¿Porqué ahora se siente diferente? ¿Será que la calidez del hogar de Ava me ha hecho comprender que este lugar se siente como un panteón? ¿Qué se siente demasiado fría y vacía? ¿O será la ausencia de figuras navideñas las que me hacen sentir así?
Cuelgo mi abrigo en el perchero y me quito los zapatos. Enciendo la televisión solo para llenar el silencio con algún ruido de fondo. El reloj de pared marcan las once y cincuenta de la noche. Ojalá tuviera sueño, ojalá pudiera dormirme apenas mi cabeza tocara la almohada, pero sé que no pasará. Me dejo caer en el sofá y alcanzo un almohadón, el cuál pongo sobre mi cabeza. El vino me ha pasado un poco la cuenta, pero ni siquiera eso logrará hacerme dormir.
Por un rato divago por momentos felices de mi infancia, donde todo era demasiado perfecto. Risas y conversaciones que aún yacen almacenadas en mis mejores vivencias. Lo peor de todo y aunque me cueste reconocerlo, mi padre también forma parte ellas. Él era mi ejemplo a seguir, era lo que yo deseaba ser cuando grande, era mi superhéroe en un mundo de mierda.
Jamás creí que ese superhéroe terminaría siendo el villano. El villano en la historia de mi madre. Ella estaría viva si no fuera por su culpa, ella estaría aquí esta navidad, la casa olería a panecillos y chocolate caliente.
Un estúpido nudo se forma en mi garganta. Odio cuando sucede, no me gusta llorar. Lo hice por demasiado tiempo, luego me prometí que no volvería hacerlo, ya que las cosas no cambiarían en absoluto. Por una breve fracción de segundos, me siento arrepentido de haberme ido de la casa de Ava. Quizás fue una decisión tomada con impulsividad y no fue acertada. Mamá no querría que estuviera solo, ella no hubiera aprobado esto, sé que no. Mierda, lamentablemente no puedo volver atrás.
Alcanzando mi móvil, noto los mensajes y las llamadas perdidas de Bobby. Si piensa por un segundo que responderé está muy equivocado. A quién únicamente me interesa hacerle sabe que he llegado bien, es a Ava. Comienzo a escribirle, a explicarle de alguna manera del porqué decidí marcharme, no es un texto demasiado largo, pero sé que ella lo entenderá. Cuando estoy a punto de enviarlo, escucho el timbre.
—No me jodas.
No me lo creo. No puede ser tan descarado como para venir a joderme esta noche. Se supone que ya había regresado a Dublín. Camino por el salon dando enorme zancadas. Abro la puerta mirando al frente, para encontrarme directamente con su mirada y hacerle saber que puede irse a la mierda, pero no ocurre eso. Debo bajar la vista varios centímetros para encontrarme con esos ojos castaños y redondos.
—Antes que digas cualquier cosa, dejame decirte que no podía y no quería pasar esta noche sin ti. Kyle me trajo, y me dijo que estaba loca, pero que él también lo hubiera hecho si tuviera a alguien por quién sentirse así —Dice rápidamente, casi tropezado con las palabras —No te enfades, por favor. No sé el motivo por el cuál no querías estar acompañado, pero sea lo que sea, no lo vivas solo. no si me tienes a mí.
Maldita sea. ¿Cómo es posible que su presencia se sienta como llegar a la orilla después de haber estado luchando por horas contra el mar? Alcanzo su mano y tiro de ella para estrecharla contra mi cuerpo. Toda ella se siente demasiado pequeña mientras la envuelvo en un abrazo casi asfixiante, pero ella no se queja. La escucho respirar profundamente contra mi pecho y eso por algún motivo me hace sonreír.
—Kyle tiene razón, estás loca. Pero me gustas así de loca —Le digo, mientras la arrastro adentro de la casa después de cerrar la puerta —¿Tus padres lo saben? ¿Saben que estas aquí?
—Sí —Murmura, aferrada a mi cuerpo.
Debo soltar el agarre de su bolso entre sus dedos para ponernos más cómodos en el sofá. La siento en mi regazo, y vuelvo abrazarla por la cintura.
—¿No se han enfadado?
—No —Ella se aleja un poco para mirarme —Bueno, mi madre no estaba tan convencida, pero papá dijo que yo debía estar donde me sintiera feliz. Quizás... notó que algo pasaba.
—Ava...—Comienzo a decir con un poco de dificultad, ya que es difícil para mí expresar mis emociones, pero ella coloca su mano sobre mis labios.
—Esta bien, no tienes que decírmelo —Me pide— Solo quiero estar contigo, y cuidarte —Cuidarme. ¿Cuando fue la última vez que alguien cuidó de mí? Sí, cuando ella estaba viva, cuando le importaba a alguien —Vamos, ven conmigo.
—¿Adónde? —Pregunto confundido.
—Voy a cuidar de ti —Ava me sonríe. Ella me regala la sonrisa más dulce que he visto jamás, y no puedo decirle que no.
Bajo la guardia completamente mientras dejo que me guíe por mi propio apartamento. Sus dedos se aferran a los míos y me hace entrar en la habitación. Maldita sea, me siento tan vulnerable justo ahora.
Ella suelta mi mano para acercarse a la cama. La observo abrir las mantas y acomodar las almohadas.
—Siéntate —Me pide suavemente.
Y como un niño consentido que recibirá mimos, le hago caso. Ella se acerca y se agacha frente a mí, para quitarme un calcetín y luego el otro.
—Puedo hacerlo yo —Murmuro en voz baja.
—Por supuesto que lo sé —Ella me sonríe —Pero ahora lo estoy haciendo yo.
Mi sonrisa es inmediata. Joder ¿Cómo puede hacerme olvidar todo lo malo? Ava me ayuda con mi camisa, abriendo botón por botón mientras la observo. Todavía lleva el maquillaje, puedo ver los brillos plateados en sus párpados, y sus mejillas sonrojadas. Es realmente hermosa, con o sin maquillaje. Y esta aquí, conmigo.
—Alza los brazos —Me pide, cuando llega a la mitad de mi camisa desabrochada.
—Sí, señora —La complazco.
Ella me quita la camisa y luego continúa con la camisa interior. Tanto ella como yo, sabemos perfectamente que es algo que puedo hacer yo mismo, pero en este mismo, se siente bien que alguien cuide de mí.
—Esto lo hago yo —Sonrío quitándome el pantalón y dejándolo junto a la pila de ropa que yace en la alfombra.
—Bien, ahora acuéstate —Me pide. Y por supuesto que lo hago. Dejo que ella me arrope y acomode las almohadas a mi alrededor —Ahora esperame aquí, tardaré 5 minutos, no te muevas.
—No lo haré, lo prometo.
—Bien —Recibo un fugaz beso en los labios antes de verla salir de la habitación.
Vuelvo a sonreír. Supongo que es inevitable después de todo lo que está pasando y como estoy actuando delante de Ava. Ni en mis peores sueños hubiera imaginado verme en este estado de vulnerabilidad, pero increíblemente, no puedo sentirme mal por ello. Que ella esté aquí conmigo es todo lo que realmente necesitaba para sentirme mejor. Y aceptarlo y reconocerlo era algo que debía hacer.
Aquel sentimiento de volver a la orilla después de nadar contra la corriente, o sentir que te ahogas en el fondo del mar, es algo que jamás me había pasado con nadie. La felicidad que experimentó mi corazón por verla allí parada en la puerta, es algo que no tiene explicación. O quizás... sí la tiene. Y es hora de aceptarlo, de asumir que las cosas han cambiado, que alguien más llegó a mi vida, y que todo lo que siento tiene un nombre, y que escapar de ello no tiene sentido, no cuando me persigue, incluso hasta en mis sueños.