RUNAWAY, harry potter

By LuxRhee

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๐‘๐”๐๐€๐–๐€๐˜ || Milan Lupin desde muy pequeรฑa siempre ha sido buena metiendosรฉ en lios, le encanta vivir nu... More

introducciรณn
vol 1. โ”€โ”€ goblet of fire
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿญ | piloto
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฎ | when i'm losing my control
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฏ | believe me, Milan
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฐ | "punishment"
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฑ | little wolf
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฒ| until the end
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿณ | cream cookies
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿด | Dear Milan
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿต | heather. ..
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฌ | milan's child
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿญ | screaming, crying, perfect storms
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฎ | forgiveness?
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฏ | Mihrimah
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฐ | I can't save us
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฑ | That crow!
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฒ | the night was full of terrors
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿณ | the night was full terrors II
vol. two โ–ฌโ–ฌ the orden of the phoenix
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿด | the future
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿต | golden hair girl
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฌ | you will regret...
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿญ | fantasy
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฎ | you won't kiss me
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฏ | "little sister"
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฐ | by my side
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฑ | Looking at the stars
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฒ | Did you say "yes"?
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿณ | snitch
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿด | the lake
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿต | midnight kiss
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿฌ | โ›She decided to become a mother after fifteen yearsโœ
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿญ | Milan's bracelets
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿฎ | I will never go to a party again!
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿฏ | always and forever
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿฐ | take my hand, please
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿฑ | This voice
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿฒ | The wedding of broken dreams
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿณ | with love mom, dear daughter, sorry dad
vol. three โ–ฌโ–ฌ The Half-Blood Prince
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿด | don't break your promise
๐Ÿฌ๐Ÿฏ๐Ÿต | Good morning, miss Grey
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿฌ | midnight kisses
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿญ | painting, chocolate and flowers
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿฎ | Milan's fall
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿฏ | Malfoy
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿฐ | I think
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿฑ | the end of day
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿฒ | christmas with a smell of death, part one
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿณ | christmas with a smell of death, part two
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿด | the red thread
๐Ÿฌ๐Ÿฐ๐Ÿต | reconciliations
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿฌ | beautiful normality
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿญ | grandfather's news
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿฎ | One minute? One hour? One year?
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿฏ | refuge
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿฐ | an unbreakable team
vol. four โ–ฌโ–ฌ The Deathly Hallows
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿฑ | wedding, hate, death . . .
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿฒ | What else do you want to take away, Mom?
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿณ | the wedding
๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿต | goodbye dad, goodbye daughter

๐Ÿฌ๐Ÿฑ๐Ÿด | hide

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By LuxRhee

058. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗜𝗙𝗧𝗬- 𝗘𝗜𝗚𝗛𝗧 ──

❛ 𝗁𝗂𝖽𝖾 ❜

Sin pensarlo mucho, me había terminado separando de Harry. Él ya no estaba a mi lado, y eso me aterraba, no solo el hecho porque era mi novio, si no porque con la nueva noticia de la caída del ministerio él estaba en peligro. Sin embargo, tuve que dejar mis miedos de lado y tomar mi varita para comenzar a sortear maldiciones de protección para mí misma, o hechizos defensivos para poder avanzar. Aunque es difícil avanzar con personas corriendo de un lado al otro, encima no lograba dar con nadie conocido; claro, terminé viendo a los gemelos, pero seguían muy lejos de mí.

Los hechizos protectores de La Madriguera se habían roto, era más que obvio.

─ ¡Hermione! ¡Ron! ─comenzé a gritar mientras me protegía a mí misma de las maldiciones, porque juro que he visto a mi hermana entre los mortifagos que comenzaban a llegar ─ ¡Harry!

Seguí llamando a mis amigos, pero no obtenía señal de ellos. De todas formas, mi atención fue robada por Gabrielle Delacour, que estaba tratando de escapar, por lo visto no llevaba su varita consigo.

─ ¡Detrás mío! ─tome su mano, avanzando con ella como podía, usando el encantamiento protego para llevarla conmigo.

Cuando pude, la empujé hasta Fleur. Luego de eso seguí con mi búsqueda, mientras ayudaba a las personas, claro. Pero cuando vi a... mi madre, lo único que quise fue enfrentarme a ella. Usar una maldición imperdonable y acabar con su miserable existencia. Así que mi rumbo cambió, intente ir hacia ella, y digo intente, porque antes que pudiera hacerlo, alguien rode mi cintura con sus brazos, evitando que siga con mi plan.

─ ¡Milan, no!

─ ¡Dejame!

─ ¡Tienes que salir de aquí!

─ ¡Papá! ¡Tengo que...!

─ ¡Ve con Hermione, Milan! ─me gritó ─. ¡Ahora!

Luego de aquella orden, me empujo con todas sus fuerzas hacia el lado contrario, y lo vi luchar con mi mamá. Luces de hechizos iban y venían, pero seguí sus ordenes; fui por casi todo el lugar buscando a mis amigos, pero ellos no estaban por ningún lado. Al menos había logrado salir de aquella carpa de boda, que ahora estaba manchada de sangre.

Me preocupaba no verlos. No sabía si se habían ido o no, y en caso que escaparan, yo tengo la bolsita extensible con las cosas que necesitamos.

─ Bingo.

Cerré mis ojos y comencé a pensar en aquel lugar que Hermione me contó. Ella era la única de los tres que ya sabía aparecerse, así que si fue a un lugar, debió ser ahí. Así que poco a poco, las cosas a mi alrededor comenzaron a girar; La Madriguera quedó atrás, al igual que los mortifagos.

Mi precisión no era la mejor, así que cuando aparecí tuve que correr hacia atrás rápidamente, porque sino hubiera sido atropellada por un auto. Me sujeté a la varilla detrás mío, recobrando el aliento y rehusándome a soltar la bolsita con las cosas.

Fui a la acera, avanzando mientras miraba a los lados, notando como la mayoría de las tiendas ya estaban cerradas, y la poca gente que quedaba parecía estar borracha o muy alegre. Incluso uno de ellos me soltó un intento de piropo, y un tipo en un bus se me quedó viendo. Raro.

─ Merlin. ─solté un suspiro de alivio cuando vi un trio de chicos caminando rápidamente adelante mío.

Comencé a correr, y solo pare cuando llegue a su lado. Toque el hombro de Harry.

─ Hola, guapo, ¿Una cita?

Lo veo reír ante mi broma, y luego se lanzo a mis brazos. Me abrazó como nunca antes, y también sentí como sacó todo el aire que tenía retenido, como si todo este tiempo hubiera estado tan preocupado que le costaba respirar.

─ Necesitamos un sitio donde se cambien. ─señala Hermione, luego de darme un abrazo.

─ Está bien, ¿una cafetería? Aunque no hay muchas por ahí ─digo, luego de ver rápidamente el lugar.

─ No tenemos nada que ponernos, Milan. ─dijo Ron.

─ ¡Qué descuido no haber traído la capa invisible! ─se lamentó Harry ─. El año pasado la llevaba siempre conmigo, y...

─ Empaque tu capa, amor ─digo, mientras seguimos caminando, incluso corriendo por algunos tramos ─. De hecho, Herms y yo lo hicimos. También ropa para los dos.

─ Procuren disimular hasta que... sí, ahí mismo.

Ella nos guía por un callejón.

─ Dices que tienes la capa y ropa, pero... ─musitó Harry, mirando ceñudo a Hermione.

─ Milan lo tiene.

─ Milan solo trae ese bolso.

─ Es la clave del éxito, genio ─señalo, comenzando a rebuscar en él, metiendo mi mano hasta el fondo y sacando un vaquero, calcetines, camiseta, una sudadera (para mí), y por último, la capa invisible.

─ Pero ¿cómo diantre...?

─ Encantamiento de extensión indetectable ─recitó Hermione, quien le pedía el bolsito a Milan ─. Dificilillo, pero creo que lo hicimos bien. Haley nos ayudó a Milan y a mí con la teoría. Bueno, el caso es que conseguimos meter aquí dentro todo lo que necesitábamos. ─Y le dio una pequeña sacudida al bolsito, de aspecto frágil; varios objetos pesados rodaron en su interior y se oyó un eco, como el que habría resonado en la bodega de un carguero ─. ¡Ay, porras! Eso son los libros ─musitó mirando dentro─, y los había ordenado todos por temas. Bueno... Harry, será mejor que cojas la capa invisible. Ron, date prisa y cámbiate.

Yo me puse la sudadera, asegurandome de colocarme la capucha.

─ Tú pasas normal, Mily. ─señala Ron.

─ No con las cicatrices.

─ ¿Cuándo han hecho todo esto? ─preguntó Harry, por una parte lo hizo para satisfacer su curiosidad, y por otra para cambiar de tema, sabía lo sensible que era yo con respecto a las cicatrices.

─ Luego de recibir el crucio y de la muerte de Sookie, nadie me daba tareas. Así que una gran parte la hice yo, claro, teniendo a Hermione de mente maestra.

─ Nadie la molestaba a ella porque pensaban que estaba triste.

─ Y lo estaba, pero quería ayudar.

─ Son increíbles. ─dijo Ron, pero claro, no me miró a mí cuando lo dijo; miró a su querida Hermione.

─ Ahora, amor, ponte la capa. ─ordene.

Él se echó la capa invisible sobre los hombros, se tapó la cabeza y desapareció al instante. Apenas empezaba a entender qué había pasado.

─ Pero los demás... toda la gente que estaba en la boda...

─ Ahora no podemos preocuparnos por ellos ─susurró Hermione ─. Es a ti a quien buscan, Harry, y si volvemos, lo único que conseguiremos será exponerlos aún más al peligro.

─ Los miembros de la Orden sabrán arreglarse, Harry. Ahora necesitamos que tú estés a salvo, o nada valdrá la pena.

─ Milan tiene razón. ─añade Ron.

─ Está bien, de acuerdo.

Esboce una pequeña sonrisa, y luego de eso tuvimos que ponernos en marcha una vez más. También tuvimos que contestar las preguntas de Ron sobre porque Hermione eligió este lugar, aunque la verdad es que fue coincidencia. Hace unas semanas bromeamos sobre este lugar, Tottenham Court Road, que vendríamos aquí si se acaba el mundo. Claro, en ese momento creíamos que era mentira, pero felizmente esa mínima conversación hizo que nos reunamos aquí. De otra forma no me encontraría con ellos.

─ ¿No hay otro lugar? ─pregunto cuando Hermione nos dice que entremos a aquella cafetería.

Era una pequeña y cochambrosa cafetería que permanecía abierta por la noche. Una fina capa de grasa cubría todas las mesas de tablero de formica, pero al menos el local estaba vacío. Los cuatros nos sentamos en una mesa.

─ Pues el Caldero Chorreante no queda muy lejos. Está en Charing Cross. ─dijo Ron luego de un rato de solo estar en silencio, pero ni eso hizo que yo despegara mi vista de las ventanas del lugar.

─ ¡No podemos ir, Ron! ─saltó Hermione.

─ No propongo que nos quedemos allí, sólo que vayamos para enterarnos de qué está pasando.

─ ¡Ya sabemos qué está pasando! Voldemort se ha apoderado del ministerio, ¿qué más necesitamos que nos digan?

─ Ambos, tranquilos ─pedí, cuando vi a un par de de fornidos obreros entrar a la cafetería ─. Hablen más bajo.

Hermione bajó la voz y dijo: ─Propongo que busquemos un sitio tranquilo donde desaparecernos y nos vayamos al campo. Entonces podremos enviarle un mensaje a la orden.

─ Pero ¿tú sabes hacer eso del patronus que habla? ─preguntó Ron.

─ Mi lobo es un patronus corporeo, ya sé hacer que envié mensajes ─susurre ─. Y más tarde hablaré con Hazel por los espejos, para ver como van las cosas.

─ Bueno, mientras eso no les cause problemas...Aunque quizá ya los hayan detenido. Vaya, esto es asqueroso. ─masculló Ron tras beber un sorbo de aquel café espumoso y grisáceo.

La camarera, que lo oyó, le lanzó una mirada de reprobación y fue a atender la otra mesa, pero el obrero más corpulento ─rubio y muy musculoso─ le hizo un ademán para que se marchara. La camarera se quedó mirándolo fijamente, ofendida.

─¿Por qué no nos vamos? No quiero beberme esta porquería ─dijo Ron ─. ¿Tienes dinero muggle para pagar, Hermione?

─ Tengo todos mis ahorros. ─metió una de sus manos al bolsillo y sacó unas cuantas monedas.

─ Vamonos. ─sentenció, mientras Hermione cuenta el dinero ─. Ahora.

Aquellos obreros que habían entrado me hacían recordar a personas que había visto antes, lo cual era muy extraño. Afortunadamente, mi radar de peligro tuvo razón, aunque no fue tan rápido.

De un momento al otro, ya teníamos las varitas fuera. Lancé un desmaius a uno de esos hombres, mientras Ron se lanzó contra Hermione para tumbarla al piso y evitar que ella sea presa de algún hechizo. Bien por ellos, mal por mí. Por evitar que aquel mortifago se acercara a Harry (que aún estaba con la capa invisible), no me di cuenta que el muro detrás mío colapsó, y algunos escombros cayeron en todo mi brazo.

Segundos después, me agache, ignorando el dolor (por ahora), de mi brazo derecho.

Supongo que Harry era quien lanzaba algunos hechizos, pues iban de lugar donde no había nadie. Aunque nuestros mortifagos no eran tontos, probablemente sospechaban que aquel lugar de donde provenían los hechizos era Harry Potter usando la capa, así que nos ignoraron por breves segundos para lanzar un millón de maldiciones en esa dirección.

¡Petrifus totalus! ─grité desde mi lugar, y una vez vi al mortifago caer, yo también pude hacerlo, sujetándome el brazo adolorido.

Mi sudadera estaba con pequeños cortes, además de llena de polvo por los pedazos de pared que le habían caído.

Harry se quitó la capa y vino a mí, sujetándome del brazo bueno para levantarme del suelo. Luego plantó un beso en mis labios y uno último en la frente; me pregunté sobre mi brazo, pero aseguré que estaba bien.

─ Debí reconocer a ese mortifago. Lo hice, de hecho, pero ya era tarde. ─murmure, señalando al rubio.

─ Éste es Dolohov ─dijo Ron ─. Vi su fotografía en unos antiguos carteles de busca y captura que difundió el Ministerio. Creo que el otro es Thorfinn Rowle.

─ ¡Qué más da cómo se llamen! ─chilló Hermione ─. Lo que importa es cómo nos han encontrado y qué vamos a hacer ahora.

─ Echa el cerrojo de la puerta ─ordenó ─. Y tú, Ron, apaga las luces.

Harry miró al paralizado Dolohov mientras Hermione cerraba la puerta y Ron utilizaba el desiluminador que le dejó Dumbledore para dejar la cafetería a oscuras. En la calle, oyó a los hombres que poco antes se habían metido conmigo, ahora molestando a otra chica.

─ ¿Qué hacemos con ellos? ─le susurró Ron en la oscuridad y, bajando más la voz, agregó ─: ¿Matarlos? Ellos nos matarían si pudieran; casi lo consiguen.

─ No los mataremos, ¿o sí? ─pregunté.

Estremeciéndose, Hermione dio un paso atrás y Harry negó con la cabeza.

─ Les borraremos la memoria ─decidió ─. Eso es lo mejor; así nos perderán el rastro. Si los matamos, quedará claro que hemos estado aquí.

─ Tú mandas ─aceptó Ron con alivio ─. Pero yo nunca he hecho un encantamiento desmemorizante...

─ Yo tampoco ─terció Hermione ─, pero sé la teoría. Inspiró hondo para tranquilizarse, apuntó a la frente de Dolohov con la varita y dijo: ─: ¡Obliviate!

Mientras ellos terminaban de discutir, o más bien Hermione les explicaba que debían de dejar la cafetería como estaba, yo apuntaba mi varita hacia mi brazo, usando un hechizo que me calmara el dolor por un rato al menos.

Los chicos ya habían arreglado la cafetería, así que solo los ayude a que pongamos a los mortigafos en las mesas donde se habían sentado, justo uno frente al otro.

─¿Cómo nos habrán encontrado? ─preguntó Hermione contemplando a los dos individuos inconscientes─. ¿Quién les dijo que estábamos aquí? ─. Y mirando a Harry, añadió ─: No será que todavía llevas el Detector, ¿verdad?

─ No, no puede ser ─intervino Ron ─. El detector se desactiva cuando cumples diecisiete años. Lo prescribe la ley mágica: no se lo pueden poner a un adulto. Aunque...

─ Escupelo. ─pidió Harry.

─ ¿Y si es culpa de Milan? ─respondió el pelirrojo ─. Falta aún para su cumpleaños, y ese collar que embrujaron tal vez no sirve y...

Deje de escucharlo, porque mi corazón de inmediato fue invadido por un sentimiento de culpa. Mis manos comenzaron a temblar sin que yo pueda controlarlo. Es cierto, mi collar solo es magia experimental, aunque yo confiaba mucho en Haley, en Hermione y todo lo que habíamos leído en los libros de magia oscura... quizá por mí ocurrió esto. Así que evito mirar a Harry, incluso cuando escucho que me llama. Solo salgo de mis pensamientos cuando mi novio toma mi rostro con sus manos, pero antes que pueda decirme algo, lo interrumpo:

─ Me tengo que ir.

─ No, Milan. El collar funciona; Hayley hizo que lo comprobaran, ¿recuerdas? ─asegura Hermione.

─ ¡Por mi culpa pueden estar en peligro!

─ ¡Ron! ¡Milan no tiene la culpa! ─señala Harry.

─ Si yo no puedo emplear la magia, y ustedes tampoco si están cerca de mí, sin que delatemos nuestra posición... ─musite.

─ ¡No vamos a separarnos! ─le espetó Hermione.

─ Necesitamos un sitio seguro donde escondernos ─dijo Ron ─. Déjanos pensar

─ Grimmauld Place. ─propuso Harry.

─ De hecho no es mala idea. ─dije, quitando los pensamientos referentes a mi posible culpa sobre todo lo que pasó.

─ Genial, se volvió loca. ─soltó Ron, mientras Hermione nos veía horrorizadas por la opción.

─ El padre de Ron dijo que han hecho embrujos contra Snape. Y aunque haya logrado burlarlos ─insistió Harry, vista la vehemencia con que Hermione había rechazado nuestra propuesta ─, ¿qué importa? ¡Les juro que me encantaría encontrármelo!

─ Pero...

─ No tenemos otro sitio. Y creeme, los llevaría al refugio de tía Haley, pero aún no terminando los hechizos protectores ─murmure ─. Así que arreglemos hasta el último detalle de esto, y vámonos.

Entonces Harry contó hasta tres, y anularon los hechizos que les habían hecho a sus víctimas, y antes de que la camarera o los mortífagos se recuperaran de su sopor, los tres jóvenes se sumieron de nuevo en una opresiva oscuridad. Pasados unos segundos, por fin llegamos a una pequeña placita bastante fea, aunque muy familiar. Rodeados de casas altas y descuidadas, distinguieron el número 12, porque Dumbledore ─el Guardián de los Secretos─ les había revelado su existencia; corrieron hacia allí comprobando cada poco que nadie los perseguía ni observaba.

Subimos a toda prisa los escalones de piedra y Harry golpeó la puerta una sola vez con la varita. Enseguida oímos una serie de sonidos metalitos y el ruido de cadenas. Entonces la puerta se abrió de par en par con un chirrido, y los tres amigos traspusieron el umbral.

─ Parece que alguien ha estado aquí. ─murmuré, una vez entramos y cerramos la puerta justo detrás de nosotros.

─ Quizá se quedó así cuando la Orden se marchó. ─contestó Ron.

─ ¿Y dónde están esos embrujos que pusieron contra Snape? ─preguntó Harry.

─ Quizá solo funcionan cuando él está aquí.

A pesar de eso, los cuatro teníamos miedo de entrar. Solo nos quedamos en el felpudo de la entrada, a espaldas de la puerta. Sin atrevernos a adentrarnos más en la casa.

─ Somos de gryffindor ─murmuré ─. No somos unas gallinas. Hemos estado aquí, no debería darnos miedo...

Aunque sí daba.

─ Bueno, no podemos quedarnos aquí para siempre. ─decidió Harry, y avanzó un paso.

─ ¿Severus Snape?

Se escuchó la voz de Ojoloco Moody, haciendo que retrocedamos asustados los cuatro. Fue muy impactante...

─ ¡No somos Snape! ─replicó Harry con voz ronca, y de pronto una especie de corriente de aire le pasó zumbando por encima de la cabeza y la lengua se le enrolló, impidiéndole hablar.

De hecho, a nosotros nos pasó lo mismo, aunque al instante regresamos a la normalidad.

─ ¡Eso ha de... debido de ser la ma... maldición lengua atada que Ojoloco puso contra Snape!

Harry dio un paso más, y juro que después de esto no lo dejaré avanzar más. Porque apenas lo hizo, una figura alta, grisacea y terrible surgió de la alfombra.

Yo era la que estaba más cerca, y retrocedí tan rápido que terminé cayendo al suelo, cubriendome la boca para no soltar un grito. La que sí no pudo aguantarse fue Hermione, que, junto con el cuadro de la señora Black, soltaron un chillido. Y no las culpo, porque aquella figura gris tenía un aspecto horrible que me haría tener pesadillas por unos meses. Era un rostro espantosamente familiar, aunque alterado de forma grotesca. La criatura levantó un consumido brazo y señaló a Harry

─ ¡No! ─escuche gritar a Harry, pero no tengo ni idea de donde estaba, porque con una de mis manos cubría mi boca y con la otra mis ojos ─. ¡No, no! ¡No fuimos nosotros! ¡Nosotros no lo matamos!

Levanté un poquito mi mirada, viendo a ver si esa figura seguía ahí. Afortunadamente, no.

─ Ven aquí, cariño, ya paso. ─murmuró Harry, tomando mis manos que estaban temblando de miedo. Me ayudo a levantarme.

─ E-ese era... ¿Dumbledore?

─ Sí, Milan... eso creo ─me respondió ─. Supongo que un truco para asustar a Snape.

Comprobamos con un hechizo que solo estemos nosotros cuatro en esta casa. Por fin subimos al salón del primer piso. Al llegar, Harry y yo nos sentamos; hacía mucho frío, así que pasó uno de sus brazos por mis hombros, atrayéndome a él. Y no me puedo quejar, porque incluso en medio de todo esto, él sigue siendo cariñoso y atento conmigo.

Espero que eso no le cobre factura.

─ Nadie nos siguió, creo que Milan está limpia. ─dice Ron por la ventana.

De pronto, me espanté cuando Harry me soltó (y no es por lo dramática que soy), sino porque Harry soltó un gritito de dolor mientras se sujetaba la frente, así que era más que obvio que la cicatriz tenía algo que ver.

─¿Qué era? ─preguntó Ron acercándose a él ─. ¿Lo has visto en mi casa?

─ No; sólo he sentido su cólera. Está furioso...

─ Pero podría estar en La Madriguera ─insistió Ron, preocupado ─. ¿Y qué más? ¿No has visto nada? ¿Has visto si atacaba a alguien?

─ No, no; sólo he notado la rabia que siente. No sabría decir...

Harry estaba fastidiado y confuso, y Hermione no lo ayudó mucho cuando dijo con voz de susto:

─ ¿Otra vez la cicatriz? Pero ¿qué está pasando? ¡¡Creía que esa conexión se había cerrado!

─ Hermione, basta. ─pedí muy seria.

─ ¡Pues él tiene que cerrar la mente! ─chilló Hermione, histérica ─. ¡Dumbledore no quería que usaras esa conexión, quería que la cerraras, por eso te hizo estudiar Oclumancia! ¡Si no, Voldemort puede ponerte imágenes falsas en la mente, acuérdate...!

─ ¡Hermione! ─esta vez mi voz salió firme.

Antes que pueda decirle otra cosa, o ir a ver cómo estaba Harry luego que se girara para evitar ver a sus amigos, un patronus plateado apareció, entrando por la ventana del salón y posándose en el suelo delante de nosotros, donde se solidifico y adoptó la forma de una comadreja, que hablaba con la voz del padre de Ron.

Familia a salvo, no contestes, nos vigilan.

Acto seguido, el patronus se disolvió por completo. Ron emitió un sonido entre gimoteo y gruñido y se dejó caer en el sofá; Hermione se sentó a su lado y le cogió un brazo.

─ ¡Tranquilo, Ron, están bien! ─susurró, y él la abrazó, casi riendo de alivio.

─ Harry ─quiso disculparse Ron por encima del hombro de Hermione ─, yo...

─ Tranquilo, no te preocupes ─repuso Harry, mareado por el dolor de la frente ─. Se trata de tu familia; es lógico que estés inquieto por ellos. A mí me pasaría lo mismo.

Nos quedamos en silencio por un segundo, y luego de eso, la primera en hablar fue Hermione.

─ No quiero estar sola. ¿Podemos dormir aquí en los sofás?

Ron y yo dijimos que sí. Harry, por su lado, primero asintió y luego dijo:

─ Voy al lavabo. ─musitó, y salió del salón tan deprisa como pudo, aunque sin correr.

Vi como se iba, y no quería hostigarlo en este momento, así que me fuí a una habitación solo para ponerme algo más cómodo, ya que seguía con el vestido y mi sudadera. Me quedé un rato en esa habitación, pensando en mi padre, en Tonks... en Haley, en todos, en realidad, espero que se encuentren bien.

Sé que el señor Weasley dijo que estaba todo bien, pero quizá solo lo dijo para que no estemos inquietos y con ganas de volver.

Esperé un buen tiempo, y al final salí. Me dirigí al baño donde estaba Harry y toqué un par de veces la puerta, Harry fue quien me abrió.

─ ¿Estas bien?

─ ¿Tu estás bien?

─ Tan bien como puedo estarlo ─sonrió, estirando mi mano para que él la tome ─. Vamos, no hagamos mucho ruido y descansemos un rato.

Al llegar, Ron se había acostado encima de unas cobijas en el suelo, y había hecho una cama provisional al lado. Cada una de estas estaba cerca de los sofás, los cuales amablemente habían dejado para nosotras. Así que me acomode en mi lugar correspondiente, mirando a mi novio, quien, a pesar de que sería una posición incómoda en la que dormirá, decidió no soltar mi mano.

─ Buenas noches, Milan.

─ Buenas noches, Harry.

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